Aunque nuestros valores, principios y visiones divergen, esta guerra brutal no nos deja otra opción que tolerar a Hamás. Cuando los tanques, aviones y buques de guerra de una potencia ocupante invaden Gaza, matando a más de 14.000 civiles, con el pretexto de erradicar a Hamás, sólo hay un enemigo: la ocupación. A partir de ese momento, es imposible separar a Hamás de la población.