POR IVY CÁNGARO
Cuando Bob Woodward y Carl Bernstein investigaban el caso Watergate, su informante, “Garganta Profunda” (William Mark Felt, entonces director asociado del FBI) les dijo: “Sigan el dinero”. Respecto al intento de magnicidio en Argentina, es imprescindible saber quienes financiaron no solo el funcionamiento del grupo liderado por Gabriel Nicolás Carrizo y Brenda Uriarte, hoy presos al igual que Agustina Díaz y el frustrado ejecutor material, Fernando Sabag Montiel.
Si alguna pista podría habernos dado el teléfono que portaba Sabag Montiel, junto a la pistola Bersa, se “autodestruyó en cinco segundos” (afortunadamente parece estar recuperándose parte del contenido) y las otras líneas telefónicas que evidentemente usaba apenas se sabe algo. Sería pertinente, también, que la justicia acepte peritar el chip telefónico que los periodistas de Perycia encontraron al revisar el departamento de Sabag Montiel y que fue ignorado no solo por el personal que efectuó dos allanamientos previos al cuchitril en el que moraba (para una vez concluídos decirle al dueño que podía tirar todo a la basura) sino también por el personal del Juzgado de la doctora ´María Eugenia Capuchetti, que ante la insistencia de los periodistas se negaron a aceptarlo in limine con un escueto “No hace falta”.
A esta altura, tener investigaciones separadas en diferentes juzgados para los ejecutores del plan por un lado; y para Revolución Federal por otro, cuando es evidente la conexión entre unos y otros, es un despropósito: coinciden fechas, lugares, modos, terminología, logística y ahora, una ruta de dinero que si bien sabemos llegó a Revolución Federal, no sabemos qué hicieron Jonathan Morel y sus laderos con esa plata, aunque lo podamos sospechar.
Complicidad. Morel fue uno de los que empuñó el megáfono frente al Instituto Patria para prometerle “horca” a la vicepresidenta. Con la anuencia y salutación del amable oficial de policía que nunca fue identificado.
En septiembre, luego del atentado contra la vicepresidenta, surgió el dato, admitido por el propio Morel, de que había recibido un depósito por 1.780.000 pesos. El argumento fue que una decoradora –cuyo nombre no mentó– lo había contratado para hacer unas mesas de luz para un hotel en Neuquén, cuyo nombre tampoco dijo. Dijo, si, que ese fue el pago por su labor, y se abstuvo de mostrar siquiera una foto de alguna de las supuestas mesitas de luz que dijo haber hecho. Ignoraba también supuestamente Morel, que aquel pago, que dijo provenía de “un fideicomiso” provenía en verdad del holding Caputo Hermanos, dueña o accionista de los siguientes emprendimientos inmobiliarios y empresas de distintos rubros: Nicolás Caputo Sociedad Anónima de Edificación; Caputo Construcciones y Servicios; Madero Plaza; Desarrollos Caballito; Altos del Puerto; SES S.A; Il Tevere; Mirgor S.A; Sadesas, Edesur, Hidroeléctrica Piedra del Águila; Farmacity; Corporaciones Puerto Madero; Dique 3 S.A: El Mirador e Inversiones al Costo.
Con el último, Inversiones al Costo, los hermanos Caputo desarrollan barrios privados como Damasia al Sur; Las Victorias; Pueblos del Plata; San Lucas; Horizontes al Sur; Cruz del Sur; Santo Domingo y Santa Rita; Santa Clara al Sur,y Espacio Añelo.
Pero un grupo así, con construcciones megamillonarias que comprenden desde trabajo de suelo para armar barrios completos hasta su final de obra y comercialización, al parecer no tenía un carpintero de confianza. Y fue a buscarlo una solícita decoradora de la empresa, que aparentemente no es otra que la hermana de los dueños de todo el holding, Rossana Pía Caputo, hasta Boulogne, arrabal de San Isidro donde encontró una carpintería que carece de equipamiento, cuyo dueño, un muchacho recién salido de la adolescencia, dijo haber aprendido carpintería por internet un año antes. La carpintería que inauguró en septiembre de 2021 se llama “Dogo”, queda en la calle Martín Rodríguez 141 de Boulogne, y allí funcionaba –antes de cerrar en la pandemia– un Centro de Jubilados que, oh casualidad, fue visitado por Mauricio Macri en 2016.
Macri hace como que juega a las cartas con un supuesto jubilado joven.
Rosanna Caputo, en nombre de la empresa familiar, encargó ignotos trabajos a Morel. Ya dijimos que el novel carpintero reconoció un pago que él mismo dijo que “no es misssshonario”, aunque lo fue porque superó el millón con creces: 1.780.000 pesos. Ese pago fue en agosto de 2022 y contra todo pronóstico, no fue el primero ni el único, sino el último. Previo a ese pago, hubo otros desde diciembre de 2021, que es cuando parecen haberse iniciado los negocios en común entre los Caputo y Morel, cinco meses antes de que el hasta entonces ignoto grupo “Revolución Federal” aflorara estruendosamente, con escraches, guillotinas, horcas y antorchas bajo el lema “Presos, muertos o exiliados” (kirchneristas y kichnerismo).
Esos pagos comprendidos entre diciembre de 2021 y agosto de 2022 comprenden un total de 8.780.000 pesos. Mucho dinero para unas mesitas de luz que no se sabe dónde están ni si existen. Si se mira la página de Carpintería Dogo, solo aparecen fotos de dos bajomesadas, una mesa para asados, una mesa de arrime, una mesita lateral de sillón y dos barras desayunadoras. Ese es el trabajo que se muestra como realizado en un año. No hay noticias de mesitas de luz. En septiembre de este año Luis “Toto” Caputo negó todo vínculo y pago a este carpintero, pero las transferencias no solo salieron de su fideicomiso, sino que una fue hecha por su hermana, Rosanna Caputo.
Esas transferencias se hicieron mediante Mercado Pago, y se retiró la totalidad del dinero pocas horas después de haber sido girado, por lo que se pierde allí el rastro del dinero. ¿Fueron hechas a nombre de Jonathan Morel? No solamente. Y aquí la trama se abre, pues aparece más gente, lo que invalida el ya risible argumento de los “loquitos sueltos”. Para ser locos y sueltos, aparecen muy juntos y organizados.
Arriba, Evelyn con Jonathan Morel illo tempore; abajo, un autorretrato de hace apenas unos días.
Jonathan Morel tuvo una novia entre 2015 y 2017 con la que aparentemente quedó en muy buena relación. Se criaron en el mismo barrio, se conocen desde siempre, tienen nexos familiares en común. La ex novia tiene 22 años, se llama Evelyn Nataly Balboa, y en las redes sociales aparece como “Lelu Tyrone”. Evelyn “Lelu” Balboa es hija de Carlos y Andrea Laura y tiene cinco hermanos: Andy, Eze, Diego, Melu y Lucas.
Diego Balboa está casado con Ailén Cintia Vallero (ver foro arriba), y el matrimonio tiene dos hijos pequeños. Ailén Vallero es abogada, tiene alrededor de treinta años. Se recibió en 2018 pero al parecer no ejerce la profesión. Lo cierto es que se asoció con Jonathan Morel en la carpintería Dogo desde sus inicios,en septiembre de 2021. Promociona el emprendimiento en su perfil, con las mismas fotos de las barras desayunadoras y las mesas, todas hechas con tablas de ciprés cepilladas y lustradas, las mismas tablas de ciprés que se ven en las fotos que artísticamente le tomaron a Morel para Revista Anfibia; las que se ven detrás de la guillotina y la antorcha encendida con la que prende un pucho.
Los pagos millonarios, salvo el de 1.780.000 pesos que se hizo a nombre de Morel, fueron realizados a nombre de Evelyn Nataly Balboa y de Ailén Cintia Vallero. Ex novia y socia de Morel respectivamente, y cuñadas entre sí.
Las muchachas cobraron en total siete millones de pesos, sin que sepamos para qué.
Evelyn funge como empleada en el Hospital Municipal de San Isidro, se anotó como monotributista categoría B en junio de 2022 bajo el rubro de “carpintería”, y emitió su primera factura, por dos millones y medio de pesos. Un muy buen inicio para alguien que es empleada municipal y jamás tomó una garlopa.
Ailén, la cuñada de Evelyn, abogada, cobró otro tanto con facturas emitidas con números 1 y 2, desde su cuenta de monotributista en servicios de carpintería, inscripta en mayo de 2022 (el mismo mes en que irrumpió en público Revolución Federal).
Una abogada y una empleada municipal, deciden anotarse en la AFIP como carpinteras e inmediatamente reciben pagos millonarios por trabajos que se desconocen. Después dicen que el emprendedurismo es un camino arduo.
¿Este dinero para qué se usó? ¿Aparecerán mas cuentas, mas depósitos, más personas que pagan y cobran?
Es evidente que la mal llamada “Banda de los Copitos” necesitó dinero para sus labores de inteligencia previa y el proyectado alquiler de un departamento sobre avenida Callao. ¿A quién iban a alquilarle ese departamento? ¿Hubo una inmobiliaria de por medio? ¿Habrá sido la de Toribio Achaval que tiene, precisamente, oficinas en la esquina de Juncal y Uruguay, un punto convergente para todos los que hicieron inteligencia previa? Demasiados, lacerantes interrogantes como para seguir conviviendo con ellos.
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YAPA: Adjuntamos esta nota que acabamos de encontrar en la red, publicada por Noticias La Insuperable. No conozco a sus editores ni puedo responsabilizarme por su contenido, pero juzgo que le interesará mucho a los lectores de Pájaro Rojo.
También tenemos en la cabeza a Nicolás «Nicky» Caputo, «hermano de la vida» de Mauricio, su socio empresario y compañero político (fue vicepresidente del PRO durante casi una década). Además, es cabeza del “Grupo Caputo” con empresas como Caputo Construcciones y Servicios, SES SA, Mirgor SA (donde fue socio con Macri) y Sadesa además de ganador compulsivo de licitaciones de obra pública.
Ahora, la justicia federal que investiga los ataques a Cristina Kirchner nos «sorprende» anunciando que dos fideicomisos vinculados a la firma «Caputo Hermanos» le pagaron cerca de 7 millones de pesos a la «carpintería» de Jonathan Morel por unos trabajos no del todo claros. Carpintería sin antecedentes más allá de que, por su local, había pasado Mauricio Macri a jugar al truco.
¿Y qué es Caputo Hermanos? ¿Está vinculada a los Caputo arriba mencionados? Acá, intentaremos despejar esas dudas.
El matrimonio del empresario Luis Nicolás Caputo, fallecido en 2008, y María Rosa D’Alvia, tuvo seis hijos: dos de ellos, son las cabezas visibles de «Caputo Hermanos»: Hugo Luis Pascual Caputo y Flavio Luis Nicolás Caputo. También presta tareas allí una de ls tres hermanas mujeres, la mencionada Rossana Pía Caputo (la que contrató a Morel).
El otro hermano varón, es, precisamente, «Toto» Caputo, el Champions League del crédito a 100 años.
Las empresas de los Hermanos Caputo son incontables. Sin intención de mencionarlas a todas podemos nombrar, entre ellas, a REBUCRET S.A., ANKER LATINOAMERICA S.A., PAESTO S.A., INCO (Inversiones al costo) y CLUB SOCIAL PUEBLOS DEL PLATA. También los dos fideicomisos apuntados en la causa: «Espacio Añelo«, que apunta a alquileres temporarios para empleados de empresas petroleras en la Patagonia y «Santa Clara al Sur«, un barrio cerrado en la zona de San Vicente.
Los hermanos Caputo (los de la empresa y «Toto»), son a su vez primos hermanos de «Nicky», el mencionado hermano de la vida del expresidente. El mencionado padre de los hermanos, Luis Nicolás Caputo, era hermano de Jorge Octavio Caputo, padre de «Nicky».
Luis Caputo, el exministro, a su vez, integra o integró varias sociedades con reconocidos personajes de la política y el mundo de los negocios. Podemos mencionar, por ejemplo a APL ECONOMÍA S.A. (Alfonso, Pedro y Luis) que no son otros que Prat Gay, Lacoste y Caputo. O sea, se asoció con el ex Ministro de Hacienda y el ex Viceministro. También supo ser presidente del Deutsche Bank junto a Carlos Hernán Planas, con el que luego conformarían el fondo común de inversión Axis, por el que sería denunciado por el delito de negociaciones incompatibles con el ejercicio de la función pública. También es socio de su mujer, Ximena Ruiz Hanglin (la hija de Virginia Hanglin), en LC Advisors S.A. en la que figuran también Alejandro María Aberg Cobo y Fernando Iribarne (los mismos de Axis).
«Toto» y «Nicky», además, son primos de María Paula Caputo, quien se casó con Mauricio Devoto, el ex Secretario de Planificación Estratégica del ministerio de Justicia y Derechos Humanos de Macri y que en esta entrelazada red, supo ser Escribano del Grupo SOCMA (o sea, el Escribano de Macri).
La hermana de Mauricio Devoto es María Edith, la cuñada de Ernesto Fernando Loza, quien en 2014 supo aparecer en las noticias de México a raíz del allanamiento producido en la vivienda del ex Alcalde de Cancún por una “causa por lavado de dinero que inició en su contra la Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP), tras la compra de un campo de 900 hectáreas en Entre Ríos”. En una operación aparentemente irregular “quien hizo de puente para la transacción habría sido el empresario Ernesto Fernando Loza, oriundo de La Paz, dueño de firmas agropecuarias con sede en Capital Federal”.
Por eso, cuando nos preguntemos entonces, quién financió a Revolución Federal, echémosle un vistazo al mapa de redes de abajo antes de contestar…
Sus Majestades Satánicas.
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