El general Perón llenaba plazas, pero la contra revolución que lo destituyó también lo hacía y si se analizan los documentos de época y sobre todo los visuales observamos que es masivo el apoyo a los golpes conservadores, ocurrió en la última dictatura que tuvo amplio apoyo social en sus orígenes e incluso en el reciente atentado a Cristina Kirchner, donde un gran sector de la ciudadanía, opinadores y periodistas, no repudió decididamente el episodio.
Por lo tanto, la existencia de un sector amplio de opinión pública con valores conservadores no es ninguna novedad y no supone un fenómeno típico de la coyuntura. Viene de lejos y hoy las nuevas generaciones conservadoras tienen dos referentes para poder expresar valores y perspectiva de país retrógradas.
Desde luego, también por razones históricas, hay otro amplio sector de la ciudadanía que tiene valores incompatibles con las variantes conservadoras y que ve en la opción de Unión por la Patria la alternativa para poder expresar su visión del país, valores culturales y sentimientos.
Siendo así. está claro que hoy las dos opciones de derecha neoliberal van a terminar solapándose en la competencia y por las características de la PASO, donde lo que hubo fueron diferencias mínimas entre las tres coaliciones, finalmente la primera ronda va a terminar consolidando dos bloques antagónicos que discutan en la segunda vuelta la presidencia 2023.
Uno de los polos lo va encabezar Sergio Massa y el segundo polo de derecha neoliberal tiene ahora con la aparición de La Libertad Avanza una novedad que resulta un plus, dados los resultados electorales del año 2019, donde se patentizó el fracaso del gobierno de Juntos por el Cambio.
No olvidemos que el neoliberalismo se instauró en el año 1976 con la última dictadura militar, continuó durante la recuperación democrática y se profundizó durante el macriato.
La Libertad Avanza encarna una cuarta oleada neoliberal, el modelo socioeconómico que durante casi 25 años fue el dominante, desde el año 1976 al año 2003, cuando Néstor Kirchner terminó con su hegemonía que había transformado al país de una manera muy regresiva.
De 6% de pobreza en 1974 el ciclo neoliberal la dejó en 54% en 2003. De 3% de desempleo en 1976 llegó al 24%.
La distribución del ingreso empeoró notablemente y del 47% de participación de los trabajadores sobre el PIB según la última encuesta permanente de hogares con Perón vivo, cayó a menos de 20% en la crisis neoliberal de 2001.
Lo mismo sucedió la indigencia que pasó de 2% a 27,6% cuando asumió Néstor Kirchner en 2003. En sentido contrario el kirchnerismo mejoró todos los indicadores sociales y productivos, la pobreza bajo del 54 al 20% en 2015.
El desempleo bajó del 24% a 5,9% en 2015 y así todos los indicadores sociales. Adicionalmente, desendeudó al país, puso fin a el monitoreo del FMI sobre economía argentina en el año 2006, pagando la deuda de casi 10.000 millones de dólares que los gobiernos anteriores contrajeron con el organismo.
Estos logros se revirtieron a partir del gobierno de Mauricio Macri que mediante un acuerdo delictivo, volvió endeudar el país y trajo al FMI como gendarme de la política económica, duplicó el desempleo duplicó la pobreza tanto deterioro provocó el macriato que por primera vez un presidente que completa su mandato no pudo ser reelecto.
Los trabajadores participaban con el 51.8% sobre el PBI en el año 2015 y cayeron a 46% a finales del gobierno neoliberal de Macri.
Así las cosas, confrontarán dos modelos antagónicos lo que anula la eventual segunda vuelta entre dos proyectos neoliberales, ese escenario hay que descartarlo.
El ballotage parece bastante consolidado y no podemos anticipar – ni tenemos herramientas- para advertir los resultados de una elección de segunda vuelta que, hay que decirlo, siempre es una elección que comienza de nuevo, nada de lo sucedido en la PASO y la primera vuelta se va a replicar en el escenario ballotage.
Hoy es una incógnita absoluta a menos que se quiera beneficiar con los pronósticos a tal o cual candidato, lo que estaria muy mal, estimados lectores.