Para el peronismo las decisiones del líder no están sometidas a la prueba del error, son axiomas

APU Stream, el programa de la Agencia Paco Urondo que sale los sábados de 11 a 13 hs por el canal de Youtube y Twitch de Gelatina, dialogó con Artemio López, titular de la consultora Equis, sobre la definición de las listas de cara a las PASO en agosto. Además, también participó del debate Tatiana Scorciapino, periodista de Tiempo Argentino.

Artemio López: “Creo que Unión por la Patria tiene muchas chances de triunfo”

Agencia Paco Urondo: ¿Cuál es su lectura sobre la fórmula Massa-Rossi?

Artemio López: Lo primero que me gustaría decir es un homenaje a Wado de Pedro, en el sentido de que ha construido una figura pública muy importante y se ha instalado de una manera muy interesante en la opinión pública, con relativamente poco recorrido, con lo cual está instalado a futuro. En efecto, ha penetrado en el sentimiento de una parte importante del electorado de este espacio y eso no se lo va a quitar nadie.

APU: Además, se ha instalado como “buen tipo”.

AL: De acuerdo. Sí con una intención de voto que, según el nivel de conocimiento que tenía, iba al techo de este espacio, con lo cual era una figura absolutamente consistente para llevar adelante el desafío de una elección. Esta vez no pudo, él tiene una línea de tiempo muy extendida para lograrlo. Wado no perdió nada, Wado ganó.

APU: ¿Y con respecto a la fórmula? 

AL: Me parece que va a ser competitiva. Vamos a ser una elección polarizada nuevamente, como lo es desde que Néstor inauguró el proyecto que reconcilió al peronismo con su tradición popular democrática. Desde la muerte de Perón fue el partido del ajuste conservador, hasta que él interrumpió un cuarto de siglo de hegemonía liberal en el país y en el peronismo.

Hubo dos renovaciones, la primera temprana terminó con Menem y la segunda tardía, vía Frepaso, con De la Rúa, los dos trajeron a Cavallo. Néstor interrumpe ese ciclo y además inaugura un proyecto político transformador y un dispositivo electoral muy eficaz. Ganaron todas las elecciones donde se presentaron, salvo la de medio término en 2009, donde habría que reflexionar que ganar no necesariamente siempre es construir espacios de poder político.

En ese escenario, la fórmula es muy competitiva. El escenario electoral hoy es muy abierto y está claro que el fenómeno Milei ya no constituye un tercio, de hecho tiende a decrecer cada vez más.

APU: ¿Usted dice que hay una continuidad entre la unidad política forjada en 2003 y la candidatura de ahora?

AL: Sí. Massa fue el que inauguró la vía del centro en Argentina, con eficacia porque ganó en 2013 una elección muy importante en la provincia de Buenos Aires. Tuvo además la inteligencia de observar que esa vía en nuestro país y en la región decrecía hasta extinguirse, por lo que se incorpora a uno de los polos de la contradicción central. Bajo la conducción de Cristina, lo que está fuera de discusión -cuando ocurrió tuvimos problemas políticos y de gestión, que creo que con Massa no va a suceder-, y en ese sentido va a expresar, también con sus matices, modalidades y formatos, el despliegue en esta etapa del proyecto que Néstor y profundizó Cristina.

Es una etapa muy diferente del país, entre otras cosas porque Néstor nos sacó del FMI y Mauricio Macri nos volvió a poner bajo su tutela. Hablamos del organismo central de la política exterior estadounidense en un momento de discusión de su hegemonía a nivel internacional. Esa es la gran restricción que tiene el país hoy y Massa siempre se mostró muy crítico del acuerdo, tanto el de Macri como el de este gobierno, al hacerlo pasar por el Congreso. Eso también distingue la figura de Massa de una gran variedad de sectores políticos. Junto a Máximo Kirchner fue de los que más lo criticaron.

APU: ¿Hay un sector del voto kirchnerista por izquierda o progresista que se resiste a acompañar esta fórmula?

AL: Es un momento complejo, hay que aceptar que la gente tenga dudas y se exprese. Me parece que al final se va a sintetizar esa opinión detrás de la candidatura que determinó Cristina. Para el peronismo las decisiones del líder no están sometidas a la prueba del error, son axiomas. Es una forma organizativa totalmente distinta a los partidos tradicionales.

Dadas las características que va asumiendo el proceso electoral, donde la polarización va a ser nuevamente notable en octubre, ese escenario va a llevar a los compañeros que con justos motivos hoy pueden tener dudas y enojos a asumir el acompañamiento a Unión por la Patria. Me imagino una elección donde el otro polo puede estar encabezado por Patricia Bullrich, que en la interna está por encima de Larreta. Frente a un escenario Massa-Bullrich, aún los que tengan más restricciones, van a finalmente ordenarse detrás.

Creo que la coalición de Bullrich cuestionó profundamente el sistema democrático, casi pre-civilizatorio. No lo escuché en oposición alguna, ni siquiera en 2015. Están totalmente girados a un discurso muy complicado y aún los más críticos a la fórmula de Unión por la Patria creo que van a aceptar que eso no puede permitirse en Argentina que puedan acceder al gobierno, pero todavía falta tiempo. En los 70 tuvimos varias de estas disputas con Perón y cuando asumimos un protagonismo indebido no nos fue bien, no es un camino que yo recomiendo a los jóvenes a recorrer. El liderazgo no se discute.

Tatiana Scorciapino: ¿Cómo ve a Daniel Scioli, otro de los heridos en el camino que considerando su edad podría ser ya un ocaso?

AL: Claro, es una generación que se está retirando. No en términos de colaborar, formar parte de una experiencia política mayor, incluso acceder a lugares expectantes en el Poder Ejecutivo, sino para protagonizar. Es por cuestiones etarias pero también políticas, porque una parte del Frente de Todos se constituyó como dirigente bajo la hegemonía menemista y tiene en la cabeza un paradigma que no es el de las generaciones que se constituyeron con Néstor. Ni bien, ni mal. Es evidente que hay un cambio de paradigma que va enlazado con un cambio generacional.

Scioli ha demostrado nuevamente que el atributo de la lealtad funciona en él. Ha tomado una decisión muy sabia, espero que todos los que querían una interna la tomen porque efectivamente la decisión fue tomada por Cristina y en ese sentido lo reivindico. Su gesto contribuyó a que solucionemos ordenada y orgánicamente una coyuntura difícil de la mejor manera.

APU: ¿Se puede ganar con este esquema?

AL: Hay un escenario de paridad entre marcas. Hoy Unión por la Patria tiene que instalarse, pero siendo Frente de Todos y Juntos por el Cambio están en situación de empate técnico a nivel nacional. Tanto Massa como Wado representan cabalmente esa marca, Cristina sigue siendo la política más popular de Argentina y el gobierno tiene la posibilidad de que, involucrándose ella, tracciona electoralmente de una manera notable. Yo digo que si fuera candidata ganaría en primera vuelta.

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La cuestión clave es la situación socioeconómica, que fue la que hizo que en 20221, a pesar de la unidad de la dirigencia, se fracturara la base de representación. Todos hablan de unidad pero sólo cuentan la determinación de la unidad dirigencial. En 2021 estaba sólida pero se partió la base. Cuatro millones de votos perdidos con respecto a 2019 y, dato interesante a futuro, ninguno se lo dio a Macri porque estaba presente la memoria del daño.

No los quieren votar, ahora vos tenes que darle a la gente la posibilidad para que eso se canalice. ¿Cómo? Es un problema fundamentalmente de condiciones materiales de existencia diría Marx, o de ingresos. Hay que modificar la situación de ingresos de un amplio sector de la población, clase media-media baja, que está en estado crítico. El promedio de ingresos formal registrado está en línea con la canasta de pobreza. Eso nunca pasó. Por eso se planteó suma fija, doble aguinaldo y alguna forma de ingreso para los sectores informales.

Seguimos teniendo un índice de pobreza que no se condice con los niveles de desempleo. Se generó mucho laburo pero con un ingreso insatisfactorio. Tenemos un patrón distributivo, que Macri lo destrozó, una catástrofe en cuatro años, pero lamentablemente sigue cayendo la participación de los trabajadores. No pudimos detener la caída. Hay que darle empuje a eso y yo creo que la elección se gana.

APU: En el marco que menciona sobre Cristina, ¿por qué no se presenta ella entonces?

AL: Considero que, según los argumentos que dio ella, no le iba a dar el gusto a la oposición de tener a la candidata de la principal fuerza oficialista en una situación de proscripción política. La Corte Suprema es capaz de saltarse todos los tiempos, e involucrarse indebidamente en procesos que no le son propios, ya lo han demostrado más de una vez con gente que le era amigable, como los diputados de San Juan que estuvieron en contra del juicio político. En Tucumán pasó algo parecido.

Sin embargo, impidieron el proceso electoral, lo que prueba que Cristina tiene razón. Esta Corte es capaz de cualquier cosa. Imaginate si hicieron eso para frenar el triunfo en dos distritos que representan el 6% del electoral nacional qué no hubieran hecho para frenar la candidatura de la principal líder en términos políticos y electorales que tiene hoy el país. Esta saña, persecución y persistencia en erosionar su figura por la negativa es que sigue teniendo un potencial electoral temible para ellos.

APU: De todas maneras, en Formosa no se atrevieron a intervenir.

AL: Yo creo que fue porque Gildo Insfran iba a hacer las elecciones igual. No hubiera retrocedido. Frente a lo que era tan evidente y frente a un liderazgo con convicciones se demuestra que cediendo vas para atrás. No negocias, retrocedes. Cuando te plantas tan firmemente abrís incluso una instancia de negociación. Además de que la Constitución de Formosa lo permite, es explícita. Creo que el gesto político de Gildo define la no injerencia.

En situaciones críticas la convicción y la actitud definen mucho, y en ese sentido abono la actitud de Sergio Massa. Se hizo cargo del país cuando nadie quería hacerlo, después de una gestión ruinosa de Martín Guzmán que nos llevó a una elección de medio mandato en medio de un ajuste, como si hubieran querido perder. Massa asumió esa responsabilidad y la está llevando adelante de la mejor manera, por supuesto con dificultades esperables.

APU: ¿Y la situación en Córdoba cómo la ve?

AL: Ya me habían sugerido que iba a ser una elección muy fina, a pesar de las encuestas previas. Una de las causas por las cuales la diferencia se achicó es el coqueteo de Juan Schiaretti con Horacio Rodríguez Larreta, que consolidó el voto duro de Luis Juez. La injerencia de la política nacional en Córdoba no está bien vista por el conjunto del electorado, tanto opositor como oficialista, y eso le puede haber producido un desgaste a la figura de Martín Llaryora.

Es decir, fue producto de la visión política de Schiaretti, que puede ser muy importante en Córdoba, él es bien evaluado en la provincia, pero no acierta con una estrategia nacional. Involucrarse con un líder opositor bastante debilitado, como Larreta, no parece haber sido útil en el impacto que tuvo en la provincia. No se entiende. Se asocia con una figura que está dentro del espacio que confronta internamente y despliega un discurso antikirchnerista, que no le compite absolutamente nada.

APU: Además Córdoba es una provincia muy importante.

AL: Hablamos del segundo distrito después de Buenos Aires a nivel nacional. Cuando Macri ganó le aportó 900 mil votos y ganó por 700 mil. Para Juntos por el Cambio Córdoba es como la tercera sección electoral para el peronismo. Yo no sé si se va a consolidar la alternativa Schiaretti-Randazzo, si termina finalmente de esa forma. A nivel nacional no va a andar, el camino del medio no existe en el país ni en la región.

Ahora, si existiera en Córdoba funcionaría porque está bien evaluado, y probablemente también en provincias como San Luis o la influencia creo que puede llegar hasta Mendoza, y haría un quiebre en un distrito que para la coalición conservadora es clave. Es una situación más difícil de entender cuando el que impidió que ingresara es Macri, con lo cual ya tenemos que pensar que está diseñando otra cosa, con un componente del peronismo que ellos llaman racional, que es el antikirchnerista, que desplace al radicalismo republicano, el cual Macri evidentemente desprecia.

APU: ¿Lo de Massa fortalece la candidatura de Axel Kicillof como gobernador o hubiera sido lo mismo que con Wado?

AL: Fortalece en la medida que va a ser competitivo a nivel nacional. Lo que no puede tolerar una candidatura superpuesta en provincia de Buenos Aires, donde no hay ballotage, es una fórmula muy poco potente o débil a nivel nacional. Eso perjudica, te obliga a un corte de boleta descomunal porque Axel va con una sola lista. Lo de Massa no lo complica. Yo creo que entre Axel y la sinergia nacional van a resolver un distrito que es clave para la elección.

APU: ¿Es un escenario bastante optimista entonces?

AL: No quiero fundar un optimismo desmedido, pero no es verdad que Unión por la Patria no pueda resolver exitosamente la elección. Nadie garantiza nada, pero estamos en condiciones. Hay que mejorar ingresos familiares y esa posibilidad se agiganta de manera agigantada. Los mecanismos los dispondrán los técnicos, si es doble aguinaldo, suma fija o algún tipo de IFE novedoso, pero hay que mejorar esta situación de ingresos. Yo creo que la coalición tiene muchas chances de triunfo.

2 comentarios

  1. Estoy de acuerdo que las decisiones del liderazgo son axiomáticas, pero aclarando que lo son para las bases, para los conducidos, pero no para el líder o la líder misma, para quien la decisión es un momento más en la serie del proceso que tiene en mente y la tendrá que evaluar empíricamente y según los resultados.

    Cuando CFK evalúa que haberlo puesto a AF con su decisión de mayo/19 en ese contexto evitó la reelección de MM y la continuación de un desastre cada vez peor, o cuando Boudou dice que el gobierno de AF fue una pendiente en declive pero comparado a un ascensor en caída si hubiera continuado MM en un segundo mandato, se está evaluando por los resultados. No se está diciendo que la decisión fue verdadera por sí.

    Lo que le cuesta entender a mucha militancia y a simpatizantes politizados es que la preocupación permanente del líder es garantizar la continuidad de la lucha en las mejores condiciones posibles para el conjunto. Esto no es un deseo o un capricho. Es algo razonado y pensado.

    Si hubiera reelegido MM estaríamos cuestionando decisiones de CFK o estaríamos yendo a la cárcel de Ezeiza a visitarla?. Se entiende?.

    Cristina quiere que las posibilidades de lucha del conjunto más amplio posible del pueblo y sus dirigentes continúen, no que se cancelen. Está resistiendo para continuar una lucha estratégica, no para sobrevivir a cómo dé lugar.

    Si hoy tenemos la posibilidad de cuestionar sus decisiones es gracias a ella y a sus decisiones anteriores que responden a la idea de larga data que tiene en mente, no son un capricho o una rendición del momento.

    La potencialidad que tiene Gravois como dirigente político (no como referente social) hoy es gracias a ella, a Cristina. Sin Cristina estamos todos a ciegas o queriendo imponer lo poco que vemos desde nuestra propia facción al resto de las facciones y viceversa.

  2. Quiero aclarar una cosa.

    La lucha en la conducción política no es en sí confrontación contra alguien, es por una causa, un objetivo. Cuando la causa es grande la lucha es grande y la confrontación sobreviniente es grande, pero no porque es agradable confrontar sino porque cuando se empieza a crear la obra y el camino que lleva a esa causa empiezan los cascotazos a los ejecutores más eficientes y los que diseñaron y concibieron esa ejecución.

    La confrontación es un efecto de eso, no es una causa, un fin en sí mismo. La o el líder que encara una gran obra (por ej., la independencia económica y la soberanía política para que haya justicia social) sabe que va a suceder eso y tiene que estar preparado ella o él y sus auxiliares para eso, para aguantar los embates y la confrontación.

    El líder o la líder de conducción lo que querría es que los ciudadanos tengan la suficiente cultura política como para darse cuenta de no hacerle el juego a quienes luchan contra una obra de justicia social. Por eso el liderazgo todo el tiempo tiene que enseñar, organizar, hacer comprender el sentido verdadero de las cosas, no el aparente.

    Cualquier conocimiento, doctrina, ideología o teoría que se pueda transmitir, por más verdadera que sea, puede convertirse en un dogma, con lo cual no solo dejaría de ser útil sino que podría ser peligrosa. Los dogmas -sean de izquierda o derecha- pueden satisfacer pasiones o emociones pero no sirven para resolver los problemas que tiene que resolver el liderazgo político, solo sirve su capacidad creativa, la inspiración, la intuición y su capacidad de concepción y de acción.

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