¿Qvo vadis? ¡Si lo supiese!

Capitalismo robotizado e inteligencia artificial – Por José Muchnik

ChatGPT (Generative Pre-trained Transformer) irrumpió como tsunami en mentes y mercados. Desde su aparición pública hace cuatro meses ya suma 100 millones de utilizadores. El autor de esta nota sostiene que la revolución digital implicó un cambio de paradigma en la producción y distribución de bienes, pero el sistema de explotación capitalista no cambió, y afirma que la alternativa pasa por construir una democracia participativa ascendente, que se apropie del “progreso tecnológico.

-Por José Muchnik*-

(para La Tecl@ Eñe)

Chat GPT (Generative Pre-trained Transformer)[i], irrumpió como tsunami en mentes y mercados. Desde su aparición pública hace cuatro meses ya suma 100 millones de utilizadores, inscribirse para disfrutar de sus servicios requiere paciencia, las demandas son muchas, pronto habrá una opción paga, reducirá la espera. ¿En qué mundo vivo / vivimos? difícil hacerme una idea. Los cambios tecnológicos se suceden a una velocidad tal, que me cuesta representarme las transformaciones en curso. Corro detrás, soy asmático, trato de agarrarme, de subirme al pescante, no llego… ¿Seré refractario? ¿Será la edad? “Quedé maravillado, como la primera vez que utilicé internet” me dice un amigo. Trato de enterarme, parece realmente maravilloso. Puede redactar notas periodísticas, artículos científicos, dictar clases de idioma, inventar recetas de cocina, escribir novelas, ya son numerosas las que están en venta en Amazon redactadas por ChatGPT, parece que es muy difícil distinguir lo producido por el robot de una producción humana. También produce audiovisuales, compone música y transforma textos en imágenes animadas. En EE.UU ChatGPT ha pasado exámenes en medicina, derecho o economía, con notas superiores al promedio. Son numerosos los estudiantes que comienzan a usar Chat GPT para redactar memorias de grado y tesis doctorales, algunas universidades comienzan a prohibir su uso… Por supuesto, puede también escribir poemas, aprecien el siguiente:

“Rompieron las cuerdas / Las que unen recién nacidos / a la placenta de la tierra / palabras a sus latidos/ ecos a la cordillera.

¿Ahora qué? / ¿Cómo unir? / Cóndores a sus nidos / Ecos a sus campanas / Vírgenes a peregrinos.

Rompieron cuerdas vegetales / Las que tejían / hamacas con ilusiones / ponchos con sombras/ jardines con colibríes.

Cuerdas líquidas /Fluyendo río arriba / hacia la fuente ignorada/ hacia la memoria del agua / hacia huellas primitivas.

Cuerdas aéreas / uniendo nubes / brujas y escobas / danzas y hogueras.

Rompieron copas / apagaron la alegría / orinaron en la mesa / vendieron las espumas.

¿Ahora qué? / ¿Cómo recomenzar? / ¿Se puede todavía?

¡Siempre se puede! / ¡Encontrad el hilo conductor!

Rompieron muñecas / arrancaron cabezas/ dislocaron inocencias / ¡Mamá! ¡Mamá! ¡Mamá!

¿Ahora qué? / ¿A quién preguntar?/ternuras perdidas / semillas olvidadas / cerezas caídas.

¿Cómo encontrar / la ferretería divina? / ¿Comprar otras cuerdas? / ¿Inventar otras vidas?”

Disculpen, era una broma, se trata de un extracto de “Cántico de las Cuerdas”, del libro “Fracaso”[ii]. Antes de continuar, de cuestionarnos sobre las consecuencias, en diversos planos, de esta innovación tecnológica mayor, declaro bajo juramento que esta nota está escrita a mano, hand writed, todo un lujo en los tiempos que corren. El humor me ayuda a resistir, la poesía a existir.

Capitalismo ¡Qué dientes tan grandes tienes! Para comerte mejor responde el sistema a las miles de caperucitas que se traga por segundo. Las técnicas constituyen “un hecho social total”, decía Marcel Mauss, un hecho que concierne el conjunto de la sociedad y sus instituciones.[iii] Así lo confirman las evoluciones técnicas de los humanos a lo largo de su historia, los artefactos y herramientas inventados permiten estudiar sus sociedades desde mucho antes de que la escritura exista. De piedra, de hierro, de bronce… desde el hacha hasta la computadora, las grandes eras de la humanidad están asociadas a cambios tecnológicos, hace ya unas décadas que nos adentramos en la “era digital”. El fuego, la agricultura, el motor a explosión, la electricidad, la informática… han constituido innovaciones mayores que significaron un cambio de paradigma tecnológico, es decir que influyeron en el conjunto de los modos de vida, de producción y de distribución de bienes. Podríamos interrogarnos hoy, si el desarrollo de la robótica y de la inteligencia artificial constituye un nuevo cambio de paradigma.

Te cuento estimado Karl Marx que el Capitalismo sigue gozando de buena salud, es más, se perfeccionó, ganó en poder y complejidad, fue capaz de asimilar las fabulosas innovaciones tecnológicas que se sucedieron en los últimos siglos, los procesos de acumulación del capital se aceleraron y amplificaron. Viste con justeza, pese al “progreso tecnológico” el trabajo alienado continúa en pleno esplendor, mujeres y hombres produciendo mercancías que no les pertenecen, ellos mismos se transforman en mercancías, obligados a vender su fuerza de trabajo en un “mercado laboral”. Como tú lo has dicho, el trabajo alienado no sólo produce objetos para el mercado, también produce al obrero como una mercancía. La esencia del sistema capitalista no cambió.

Actualmente el poder de algunas compañías devino colosal, prefiero llamarlas planetarias, no multinacionales, pues es el planeta en su globalidad que sufre las consecuencias de sus acciones. En tu época, estimado Karl, las consecuencias del capitalismo sobre el medioambiente no eran aún tan evidentes. Así fue, Ellos siguieron detrás de su objetivo central: la maximización de beneficios. En función de ello, no sólo explotaron seres humanos, colonizaron tierras para apoderarse de sus riquezas, también saquearon y destruyeron la casa de todos. Y así cambiamos de milenio, llegamos al siglo XXI con el capitalismo a cuestas, los dejo consultar “El impacto de la minería canadiense en América Latina” (https://www.dplf.org/sites/default/files/informe_canada_resumen_ejecutivo.pdf) o las consecuencias sociales y ambientales de las actividades de la compañía petrolera Total en África (https://reporterre.net/Au-mepris-du-climat-et-des-droits-humains-Total-persiste-dans-son-projet-petrolier-en). El término “multinacionales” esconde que esas compañías planetarias no son tan “multi”, es una nación en particular que ocupa un lugar dominante en dichas compañías, lo podemos constatar en las sólidas alianzas tejidas con las naciones de las cuales son originarias. Es más, los estados de dichos países, a través de sus embajadas, sus servicios diplomáticos, sus giras presidenciales, asumen sin complejo el rol de súper agentes comerciales, la firma de jugosos contratos constituye uno de los resultados de la “real diplomacy”.

La revolución digital implicó un cambio de paradigma en la producción y distribución de bienes, pero el sistema de explotación capitalista no cambió. Diría más, pese a sus apariencias “democráticas” el capitalismo en su etapa digital agudizó sus rasgos despiadados. Cerraron miles de pequeñas empresas, millones de personas tuvieron que cambiar de empleo, alienarse en peores condiciones, el llamado sector terciario concentró la mayoría de trabajadores… El “trabajo informal”, que de informal no tiene nada, permitió una válvula de escape para millones de trabajadores que sobreviven en los intersticios del sistema sin beneficiar de sus derechos: jubilación, asistencia médica, ayudas sociales… Se trata en realidad de “trabajo excluido” pues corresponde a quienes el sistema no reconoce, expulsa de su funcionamiento. Según el “Informe sobre la desigualdad global 2022” [iv] “La mitad más pobre de la población mundial apenas posee el 2% del total de la riqueza”. Tuvimos una pandemia, la del COVID 19, fue terrible, más terrible aún es enterarse de que el 1%, la élite de multimillonarios, aprovechó la desgracia social para aumentar su fortuna individual, mientras el 99% de la población del mundo vio disminuir sus ingresos.

¡Cómo me hubiera gustado, estimado Karl, que veas el espectáculo actual! A la mecanización y automatización que tú conociste, sigue ahora la robotización y la inteligencia artificial. El Capitalismo sigue digiriendo y poniendo a su servicio las innovaciones tecnológicas. El ChatGPT permitirá incrementar productividad y rentabilidad de empresas, beneficios en la gloria, trabajadores descartados sin piedad. Periodistas, traductores, profesores, secretarias, empleados bancarios, de compañías de seguro, dibujantes, programadores… serán reemplazados de manera inexorable. Normal, los robots no se sindicalizan ni hacen huelgas. Será cada vez más difícil encontrar trabajo, vender su alienación, los intersticios del sistema seguirán acogiendo miles de excluidos, pero los intersticios tienen capacidad limitada, se divisan riesgos de explosión descontrolada en horizontes cercanos. Ellos mismo lo afirman, los gurúes digitales, los CEOS de Google, Microsoft y demás gigantes informáticos, estiman que esta vez el impacto será doloroso, los “empleos formales” caerán irremediablemente.

¿Qvo vadis? ¡Si lo supiese! Justamente por eso estoy escribiendo esta nota, para estimular una reflexión colectiva, encontrar una luz para salir del túnel antes de que sea tarde. Por ahora todo parece indicar que el Capitalismo seguirá devorando seres y planeta. Por algo Microsoft implementa el ChatGPT en su buscador Bing y prepara una inversión de 10.000 millones de dólares en la empresa Open AI para el desarrollo de esta tecnología. Por algo Google se lanza en la misma carrera con Bard invirtiendo sumas colosales. Es necesario aclarar que la inteligencia artificial nada tiene de artificial, se trata de una herramienta bien real, son humanos que la manejan, “inteligencia digital” inventada por humanos y rentabilizada en el mercado por humanos, que sacan provecho económico y también político. La “IA” no sólo tendrá consecuencias sociales y económicas sobre la cantidad de trabajadores expulsados del sistema, está en juego también (sobre todo) el manejo de los medios de información y comunicación. Tengamos presente que Elon Musk invirtió 44.000 millones de dólares para apoderarse de twitter. ChatGPT eleva a la enésima potencia las posibilidades de inundar las redes con fake-news o de influenciar procesos electorales, como ya lo hizo Cambridge Analytica con el triunfo de Trump en USA o con el Brexit. No olvidemos que estamos en un momento de expansión de la ultraderecha[v], que como su historia lo muestra no dudará en utilizar ChatGPT y todas las herramientas posibles para divulgar falsedades que faciliten la penetración de su veneno.

El temor de que las innovaciones tecnológicas lleven al hombre a cometer transgresiones que se vuelvan en su contra estuvo presente en todos los relatos míticos de las grandes civilizaciones, desde el mito griego en que Prometeo es castigado por Zeus por haber robado el secreto del fuego, hasta el relato bíblico de la expulsión del Paraíso de Adán y Eva por haber probado la manzana del conocimiento. ¿La robótica y la Inteligencia Artificial se retornarán contra sus creadores? La cuestión no es las innovaciones tecnológicas en sí, sino quién se apropia de las mismas, quién las pone a su servicio. Atravesamos un momento clave, las crisis se agudizan en diversos planos: económico, social, ecológico, político… Una nueva “guerra mundial”, que no dice su nombre, está fermentando. El término Policrisis propuesto por Adam Tooze, economista inglés, se puso de moda, no se trata de una suma de crisis individuales, sino de una crisis global del sistema que hay que estudiar como tal (https://www.ft.com/content/498398e7-11b1-494b-9cd3-6d669dc3de33) .

Pero no se trata de paliar una crisis más, se trata de construir una verdadera alternativa al sistema capitalista, a la reducción de los humanos a la condición de mano de obra descartable, a la destrucción de la naturaleza en aras de la optimización de beneficios financieros. Denominar “neoliberalismo” a la forma actual de capitalismo es un sinsentido. El liberalismo, iniciado en el siglo XVII por John Locke[vi], defendía las libertades individuales frente al poder absolutista de los estados monárquicos. Los “neoliberales” del siglo XXI, defienden, por el contrario, el poder absolutista de las grandes compañías multinacionales y sus aliados contra la libertad de los ciudadanos, en consecuencia el “neoliberalismo” actual no tiene nada de liberal. Por el contrario son destructores, destruyen las instituciones del estado, destruyen la enseñanza, la salud, los tejidos sociales… destruyen las economías y culturas locales, las dignidades nacionales, la fraternidad entre los pueblos, también destruyen la naturaleza, contaminan mares, ríos, reservas acuíferas… (https://www.periodicodesdeboedo.com.ar/defender-la-vida/). Parafraseando a los clásicos podríamos decir “destructivismo, fase actual del capitalismo”

La única alternativa de evitar el colapso y un conflicto violento de gran envergadura es organizar un cambio en profundidad y a largo plazo, salir de un capitalismo que nos descapitaliza, “que destruye tanto el capital humano como el capital que recibimos de la naturaleza” (https://lateclaenerevista.com/pandemia-de-odio-por-jose-muchnik/). Esto implica partir de la construcción local de fuerzas organizadas para concebir otra alternativa de vida de los hombres en sociedad, de relación con la tierra, y con los otros seres vivos. Construir una democracia participativa ascendente, que se apropie del “progreso tecnológico”; no habrá democracia política sin democracia tecnológica.

Referencias:

[i] Modelo de lenguaje generativo, en la práctica se trata de un “chat” de inteligencia artificial que ha sido entrenado y diseñado para mantener conversaciones naturales.

[ii] Fracaso, José Muchnik, 2023, Ed. CICCUS (en prensa)

[iii] Marcel Mauss “Essaie sur le don”, 1924.

[iv] Informe sobre la desigualdad globlal 2022 , Lucas Chancel Thomas Piketty Emmanuel Saez Gabriel Zucman, https://wir2022.wid.world/www-site/uploads/2021/12/Summary_WorldInequalityReport2022_Spanish.pdf

[v] Ver nota de José Luis Lanao “Las primeras heces del posfacismo” https://lateclaenerevista.com/las-primeras-heces-del-posfascismo-por-jose-luis-lanao/

[vi] John Locke (1632- 1704) fue un filósofo y médico inglés, considerado como uno de los fundadores del liberalismo.

París, Francia, 8 de marzo de 2023.

Poeta y antropólogo.

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