Veo en partes lo que tu ves
Quieras o no estas adentro Veo en partes no se si ves Entre lo dicho y lo hechoLas estrategia pensadas desde la metropi no suelen funcionar en otros distritos. El componente metropolitano en el diseño de las campañas, tiene consecuencias. Desde lejos, no se ve.
A la mega crisis de ingreso que siempre señalamos desde acá como muy operativa en el terreno electoral, sumamos la visión de la gente de Nestornautas desde la capital de Santa fe.
“Aclaración preliminar: al subir éste post se llevaban escrutadas el 57,28 % de las mesas, pero con una carga sesgada porque del Departamento La Capital se habían escrutado el 34,92 % de las mesas, y en el Departamento Rosario el 31,47 %. De cualquier modo las cifras son tan claras, que el único interrogante será -al menos en los cargos provinciales- la diferencia final, y la conformación de las listas definitivas en el caso de los diputados.
Si bien se trató de las PASO, es inevitable hacer la sumatoria de los votos de los frentes principales (como si aun hubiera ley de lemas), y con ese cálculo, la cosa parece difícil de revertir para el peronismo y sus aliados de cara a las generales de septiembre: una diferencia abismal a reducir en apenas 56 días de campaña -atravesados además por la elección nacional- no es algo sencillo de resolver.
Como se pasó de una elección de tercios en el 2019 (entre el FDT, Cambiemos y el Frente Progresista), a una polarizada en dos opciones éste año (enseñanza válida para la elección nacional y el desinfle de Milei) la conclusión sería que hay que reversionar la marcha: “los muchachos antiperonistas todos unidos triunfaremos”.
En la derrota del peronismo en la sumatoria de “lemas” en una provincia de una zona del país que le es hostil (la zona centro del núcleo sojero) inciden sin dudas factores nacionales y provinciales vinculados a la gestión de los respectivos gobiernos, pero a condición de que no se pierda de vista lo principal: las dos opciones del antiperonismo divididas sumaron en el 2019 el 57 % de los votos para gobernador, y ellos aprendieron rápidamente la lección: simplemente juntándose, estaban a tiro de ganar.
De cara a las internas de cada frente (que al fin y al cabo de eso se trataba: de una PASO), y dicho lo anterior, resulta claro que la interna de “Unidos para Cambiar Santa Fe” (tal el nombre de la franquicia gorila en la provincia) fue mucho más competitiva que la nuestra (que tuvo cuatro candidatos a gobernador, y ocho listas de diputados provinciales), potenciando al espacio en su conjunto. Habrá que ver cuanto pueden retener de sus votos para las generales, sobre todo considerando la munición gruesa con la que se tiraron Pullaro y Losada en toda la campaña; pero la diferencia acumulada parece darles resto aun para una eventual deserción por esa vía.
Esa interna arrojó el triunfo de Pullaro, por márgenes mucho mayores que los que auguraban muchas encuestas, y acá aparece el primer contrasentido: gana la interna -y se encamina a ganar la general, si no hay fuga de votos del espacio- el candidato más comprometido con denuncias por sus vínculos con el narcotráfico y la corrupción policial (dicho esto por sus propios adversarios internos), en una provincia que es noticia en los medios del país por la violencia y la inseguridad asociadas al narcotráfico. Pero la grieta -la real, la que viene desde 1945- parece más fuerte.
Esa misma interna confirmó la crisis del socialismo -rumbo a transformarse en una fuerza menor y testimonial-, y el escaso volumen del PRO en la bota santafesina: mientras todos miran la elección acá en términos de la disputa entre Bullrich y Larreta, a los amarillos locales, luego de la fugacidad de Miguel Del Sel, apenas les alcanzó para poner los candidatos a vice de Pullaro y Losada (invirtiendo el orden de las fórmulas nacionales de la coalición de derecha), y ni siquiera pudieron poner la cabeza de la lista de diputados provinciales, en ninguna de las que competían en la interna.
Perotti -que no tenía reelección y competía por una banca de diputado- gana la tercera interna al hilo en cuatro años: en el 2019 a María Eugenia Bielsa, en el 2021 al “Chivo” Rossi y ahora a otras 7 listas en la categoría a diputados provinciales, con el 60,22 % de los votos que obtuvo el peronismo en esa categoría. Su candidato a gobernador (o el que se vio forzado a aceptar porque Mirabella no medía), Marcelo Lewandosky, ganó las PASO con el 64,78 % de los votos obtenidos por el peronismo y sus aliados en esa categoría, sacando en su cosecha personal 13.000 votos menos que el actual gobernador que fue el candidato más votado del espacio, sin distinción de categorías; pero ambos obtuvieron menos votos que Losada, la segunda en la interna de la oposición provincial, para gobernador: así de grande fue la derrota.
Moraleja: con todas las críticas que se le han hecho y seguramente se le seguirán haciendo a su gestión de gobierno y su impronta política y personal, Perotti parece ser el “peronismo tolerable” para Santa Fe, o al menos mucho más que cualquier otro dirigente que hoy aparece en el horizonte. Hoy. El tema es que parece que los santafesinos no toleran ni siquiera ese peronismo.
Porque el peronismo en su conjunto pierde una importante cantidad de votos en relación a los conseguidos en la elección provincial del 2019 (posiblemente a manos del voto en blanco y la merma en la concurrencia, más que para otras fuerzas) como consecuencia del combo de los déficits de la gestión provincial, y la nacional. Y si bien no se puede nacionalizar los resultados de ayer, el precedente para las elecciones presidenciales no es auspicioso, ni mucho menos.
Las distintas franquicias kirchneristas -o al menos aquellos que reivindican la experiencia del kirchnerismo, con sus matices- protagonizaron otro estruendoso fracaso, como ocurre cada vez que Cristina no es candidata, y no pueden colgarse de sus votos. Ni unidos ni organizados, era lógica que no florecieran mil flores: sumando los votos de la Cámpora (Cleri), el rossismo de la Corriente Nacional de la Militancia (Busatto) y el Movimiento Evita (Toniolli) apenas llegaron a superar la mitad de los votos de Lewandosky para gobernador, o Perotti para diputado provincial. Otro tanto pasó con Oscar “Cachi” Martínez cuyo partido “100 % Santafesino” forma parte del Frente Renovador de Sergio Massa: al cierre de éstas líneas estaba quinto entre ocho listas que compitieron en la interna.
Suponer que esos números son trasladables sin más a la elección nacional sería un error, aunque el peronismo santafesino -y el nacional- tienen un problema adicional acá: mal que les pese, para mejorar la perfomance necesitarían que el gobernador participe de la campaña, cuando lo “ralearon” prolijamente de la lista de diputados nacionales, que lleva en sus cuatro primeros lugares (podrían entrar dos o tres, máximo) representantes de todos los sectores que derrotó ampliamente en la interna de ayer, y ninguno puesto por él.
Por no mencionar que es la provincia del actual jefe de gabinete y candidato a vicepresidente de “Unión por la Patria”, cuyos candidatos estaban (al momento de cerrar el post) cuarto en una interna de cuatro para gobernador, y sexta entre ocho listas, en la elección de diputados provinciales.”