El entendimiento, que será sellado con el embajador estadounidense Mark Stanley en el CCK, supondrá la apertura de un nuevo proceso de blanqueo de capitales que se abriría entre 1 de enero y el 30 de septiembre.
No puede minimizarse la importancia del anuncio en un país que tiene más de 250.000 millones de dólares fugados del sistema financiero, dato que ni suele ser tenido en cuenta cuando se habla de desequilibrios macroeconómicos, déficit fiscal y ajuste del gasto público.
En efecto, si se trata de cerrar una brecha fiscal que no da para más y que explica unos cuantos de los dramas nacionales, ¿qué pasaría si la base imponible y, con ella, la recaudación fuera mucho mayor que la que es?
¿No se alinearían las capacidades del Estado con las necesidades de una sociedad que orilla un nivel de pobreza del 40%?”
En teoría, es probable.