Efectivamente, resultó muy justificada la medida de protesta ya que esta cuarta ola neoliberal, a la destrucción poder adquisitivo de los ingresos familiares vía salarios, jubilaciones, pensiones y otros planes de transferencia de ingresos, se suma la pérdida de empleo galopante, al punto que el índice de desempleo abierto ya perforó los dos dígitos y sigue en ascenso.
El reciente paro con movilización tuvo una contundencia y extensión asombrosas
Más allá del despropósito del DNU y la ley ómnibus donde se muestra que esa etapa descarnada del despliegue neoliberal que encuentra al estado de derecho y las instituciones democráticas un obstáculo a vencer, por fuera del parlamento, la libertad sigue avanzando.
Veamos solo dos indicadores relevantes para observar hacia dónde nos lleva el osito mimoso.
– Jubilación mínima: en mayo de 2023, con un aumento del 20% (fue el último) y con la nueva fórmula de movilidad aplicable a partir de marzo más un aumento proporcional del bono –que pasaría de $ 55 mil a $ 70 mil–, el gráfico de apertura muestra la evolución de la jubilación mínima.
Medida en poder adquisitivo real tomando índice 100 en noviembre de 2015; Macri dejó a la jubilación mínima en 77; Alberto Fernández en 82 y “El pibe motosierra” la bajará a 40.
Esto, en la mínima; el resto, peor.
La gran mordida sucede porque el haber del mes de febrero es aún el del mes de diciembre antes de la devaluación del 118% y la disparada de la inflación al 25% promedio mensual.
Recién en los haberes de marzo dicen desde los cuarteles libertarios que aplicarán la movilidad por inflación, subirán el bono y a partir de entonces congelarán la jubilación mínima en su poder adquisitivo real, insistimos un 40% del registrado cuando Cristina Kirchner dejó el gobierno en diciembre del año 2015.
– Mínimo no imponible: la última canasta de pobreza (CBT) para un hogar tipo de cuatro miembros metropolitano ascendió a $ 495.800. Si adicionalmente sumamos un alquiler de promedio $ 450 mil se totalizan los $ 945.800 mensuales.
Recordemos que la CBT es muy estricta en su valorización. Representa el conjunto de bienes y servicios esenciales que una familia promedio necesita para satisfacer sus necesidades básicas. Incluye alimentos esenciales para una dieta elemental, capaz de satisfacer apenas los requerimientos calóricos y proteicos de sobrevida, vivienda, educación, salud, transporte, indumentaria, entre otros. Esta canasta se elabora con base en los hábitos de consumo y costos promedio.
Retomando el análisis, el nuevo piso fijado por el osito, a partir del cual un trabajador pagará impuesto a las ganancias, será de $ 1.350.000 brutos, o sea, $ 1.080.000 netos mensuales.
Este piso supera la línea de pobreza más el alquiler módico apenas por el 8,74% del valor. y para los criterios del osezno es justo que pague por “ganancias”.
Como se sabe, serán 800 mil trabajadores formales que comenzarán nuevamente a pagar impuesto a las ganancias eliminado por el ministro Sergio Massa, durante su gestión.
Distinto, por ejemplo, es el caso del progresivo impuesto de Bienes Personales, donde el úrsido mimoso piensa en dejar caer la carga fiscal progresivamente hasta que, muy prontamente en el año 2027 durante su último año de llamémosle “gobierno”, todos los patrimonios pagarán una alícuota del 0,5%, si es que sale la ley propuesta por el Poder Ejecutivo.
Con estos dos ejemplos tan representativos que afectan duramente a jubilaciones mínimas y salarios de pobreza…. ¿observan la justeza y masividad del reciente paro nacional ya pispeado “hacia dónde vamos” de la mano del mamífero omnívoro, estimados lectores de PERFIL? ¿O les hago un dibujito?
* Director de Consultora Equis.