La excepcionalidad cordobesa

El empresariado cordobés en clave del “cordobesismo»

Nos interrogamos sobre las (dis)continuidades de la identidad cordobesa en la configuración de los poderes políticos y económicos provinciales.

– EMILIA SCHAIGORODSKY

Los análisis políticos y sociales de coyuntura que involucran “poderes” conllevan  tensiones respecto a las escalas temporales y territoriales de los procesos, junto a los actores que entran en consideración. En línea con el análisis abierto por Nahuel Dragún[1] respecto al federalismo argentino, nos proponemos enriquecer preguntas sobre las continuidades o discontinuidades de la identidad política cordobesa, en términos de cordobesismo, en la dinámica del empresariado provincial. Para ello, caracterizamos brevemente las complejidades de la provincia como territorio excepcional, e introducimos elementos sobre el poder económico cordobés orientados a complejizar su relación con lo político.

En abril de 2019, con un clima electoral palpable, el entonces presidente Mauricio Macri interpeló a los asistentes a un evento empresarial en la ciudad de Córdoba diciendo: “¿Saben cuál es la Barcelona de la Argentina? Ustedes, Córdoba”. La frase, engañosamente simple, enlaza dos ideas que cobran fuerza en los debates políticos y sociales, provinciales y nacionales. Por un lado, que la provincia de Córdoba posee un carácter “excepcional” que la distingue de otros territorios del país. Por el otro, que su peculiaridad radica en lo productivo, en la pujanza y la capacidad de generación de riquezas. La analogía no es inocua y abre interrogantes por la dinámica y actores que participan de la Barcelona de Argentina. ¿Qué elementos configuran el poder cordobés? ¿Es posible delinear una continuidad del “modelo Córdoba”?

De cordobesismo y cordobesismos

La gravitación de la provincia de Córdoba en los planos económico y político a nivel nacional no es una novedad. En un famoso ensayo de finales de la década de 1980 José Aricó afirmó que la ciudad de Córdoba poseía una cultura bipolar, seguida de su marca de origen como frontera del imperio español. Esta, era a la vez una ciudad excéntrica, moderna y laica; y una ciudad mediterránea, tradicional y clerical.

La identidad cordobesa, como bien señala Riorda[1], lejos de ser una esencia, se ha ido construyendo de manera dinámica y a partir de operaciones políticas específicas. Así, el devenir desde el retorno de la democracia en 1983 se sostuvo en construcciones políticas que, a la vez, enfatizaban el carácter distintivo de Córdoba, y extendían el manto de excepcionalidad a todo el territorio provincial. En efecto, con las gobernaciones de Eduardo Angeloz y Ramón Mestre se afianzó el perfil cordobés, y luego, con el triunfo de José Manuel de la Sota se selló la identidad provincial como distintiva, productiva, y con un fuerte rol del Estado provincial.

Diversos analistas, como Reynares, Daín y Chávez Solca, Quirós y Moreyra Slepoy, entre otros, mostraron cómo la identidad política provincial fue construyéndose progresivamente como cordobesismo[2]. Allí se anudarían la territorialidad provincial, un federalismo en disputa que enfrenta al Estado nacional y una racionalidad neoliberal tendiente a que “la estatalidad se delinee tras una ‘forma empresa’” (Reynares, 2017, p.292). Ya a comienzos de la segunda década del siglo XXI, estas articulaciones están en la base de la construcción política del gobernador Juan Schiaretti y la búsqueda de proyección nacional desde el Modelo Córdoba. En él, el carácter productivo de la provincia y los vínculos con el sector privado poseen un rol central[3].

Ahora bien, la comprensión de la identidad cordobesista que vincula actores político-partidarios y el sector privado demanda alejarse de caricaturas en las cuales el Estado es un instrumento al servicio de intereses empresariales homogéneos, o que postulan la imagen de una élite todopoderosa que transita diferentes espacios. A diferencia, lejos de suponer una exterioridad entre el Estado y los actores empresariales, se imponen preguntas por cómo se configura el sector productivo cordobés, qué diferencias y movimientos asume como actor político, y cómo y qué grado de cordobesismo abona.

Cordobesismo empresarial

El Producto Geográfico Bruto de la provincia de Córdoba para el año 2020[1] muestra que los principales sectores económicos, según su participación porcentual (en millones de pesos) son la agricultura, ganadería, caza y silvicultura, con el 24%; el comercio al por mayor y por menor, 17%; la industria manufacturera, que representa el 13,78%; la actividades inmobiliarias, empresariales y de alquiler, 11,08%; y, con una participación bastante menor, el sector de transporte, almacenamiento y comunicaciones, con 8,22% y la construcción, con el 6,32%.

La imagen anterior no es sorpresiva, dado el peso creciente del modelo agroindustrial en la economía del país y la baja progresiva de la industria como eje productivo. Sin embargo, el perfil y organización del empresariado provincial no sigue linealmente el esquema del PGB y posee particularidades.

En primer lugar, una mera “fotografía” de las organizaciones representativas del empresariado evidencia un esquema complejo, donde, entre más de ciento cincuenta organizaciones con diferentes grados de agregación, las principales son las que se reúnen en el llamado “Grupo de Entidades Empresarias de Córdoba” o Grupo de los 6. El G6 provincial reúne a los presidentes de las principales entidades del segundo nivel para la concertación de intereses y la negociación política. De él forman parte la Bolsa de Comercio de Córdoba, la Unión Industrial de Córdoba, la Cámara Argentina de la Construcción Delegación Córdoba, la Cámara de Comercio de Córdoba, la Cámara de Comercio Exterior de Córdoba y la Federación Comercial. A diferencia del G6 a nivel nacional, las organizaciones que congregan actores específicamente agropecuarios no se encuentran presentes. Esto, en apariencia a contramano de la participación económica de cada sector económico, se relaciona con el perfil agroindustrial de los principales grupos del agro cordobés, que participan simultáneamente en varias de las entidades mencionadas.

En segundo lugar, la base de representación del empresariado cordobés es heterogénea tanto a nivel de escala como de enclave territorial. En efecto, en una especie de federalismo subnacional, y quizás de la mano de la importancia de empresas propias del interior provincial como ARCOR y Aceitera General Deheza, las organizaciones regionales y locales poseen un lugar de importancia en la configuración política empresarial. Evidencia de ello, es la participación en el G6 de la novel FEDECOM, fundada en 1980, que posee la mayor extensión territorial congregando a centros comerciales y de servicios de toda la provincia; y la institucionalización de la participación de organizaciones locales en la representación provincial, como es el caso de la Unión Industrial de Córdoba.

Un tercer señalamiento radica en los vínculos con el estado y la política. Si bien, como dijimos, no se supone una exterioridad, el devenir de los ámbitos institucionales propios al sector ha ido de la mano del fortalecimiento de la identidad cordobesa. Por un lado, a la par de las transformaciones del Estado cordobés, los vínculos han crecido en cantidad y fluidez, reflejado tanto en la participación directa en reparticiones estatales como son las agencias[1], como en iniciativas conjuntas para el trabajo en áreas económicas concretas[2]. Por el otro, se ha fortalecido de modo constante e inadvertido la asunción por parte del empresariado cordobés de un lugar de importancia en la política nacional, precisamente, en tanto que empresariado cordobés. No es novedad que los poderes económicos en la provincia que disputa el segundo lugar de importancia a nivel nacional se organizan e inciden en el plano socio-político. A la par de las organizaciones representativas existe una importante cantidad de entidades técnicas y de trabajo del empresariado provincial. Como es sabido, la Fundación Mediterránea, fundada en 1977, ha sido sitio de formación de cuadros de la gestión económica de la envergadura de Domingo Felipe Cavallo. Sin embargo, en el último lustro, y ante los movimientos de la política nacional, el sector empresarial cordobés ha engrosado su visibilidad política. Muestras de ello son la designación del economista Carlos Melconian como presidente del Instituto de Estudios sobre la Realidad Argentina y Latinoamericana (IERAL) de la Fundación Mediterránea con el expreso propósito de diseñar un plan económico de alcance nacional; y la incorporación de Guido Sandleris, ex presidente del Banco Central de la República Argentina, como asesor de Asuntos Estratégicos de la Bolsa de Comercio de Córdoba. Más allá de los nombres y anécdotas, esto redunda en la visibilidad de personas y espacios desde, y hacia, la realidad productiva cordobesa. En los eventos de las entidades cordobesas es posible reconocer personajes de distintas fuerzas políticas y escalas territoriales disputando visibilidad y voces de la Córdoba productiva.

Aunque no sea posible vislumbrar el rumbo que pueda tomar la contienda política en el año 2023, el cordobesismo seguramente tomará parte en la agenda de temas y actores centrales. Más allá de los armados electorales donde participan quienes formulan el Modelo Córdoba, los principales actores económicos de la excepcionalidad cordobesa, de pujanza y productividad, no menos presente en el imaginario de la población de la provincia, se encuentran posicionados y habilitados a ocupar un lugar de relevancia. El cordobesismo no es ya un slogan sino un lugar desde el cual jugar entre los poderes locales y nacionales, como poderes mediterráneos.


[1] https://revistazoom.com.ar/un-elefante-en-el-bazar-del-federalismo-argentino/

[2] Riorda, M., (2004). Mitos y política: estilos comunicativos de los gobernadores cordobeses (1983-2003). Estudios n°15, Revista del Centro de Estudios Avanzados de la Universidad Nacional de Córdoba, pp. 119-142.

[3]https://panamarevista.com/cordobesismo-la-musica-que-mueve-a-un-pais/https://revistas.unc.edu.ar/index.php/CuadernosConyuntura/article/view/38848https://revistas.unc.edu.ar/index.php/CuadernosConyuntura/article/view/38847; Reynares, J.M., (2017). Neoliberalismo y actores políticos en la Argentina contemporánea. Perfiles Latinoamericanos n°25 (50), pp. 279-299.

[4] https://www.diarioalfil.com.ar/2022/09/27/schiaretti-revelo-el-corazon-del-modelo-cordoba-la-unidad/

[5] Última información disponible de la Dirección General de Estadísticas y Censos de la provincia de Córdoba, https://datosestadistica.cba.gov.ar/dataset/pgb.

[7] Las agencias son áreas de intervención pública en las que se institucionaliza su gestión conjunta por parte de actores públicos y privados. En la actualidad, la provincia de Córdoba posee Agencias en las áreas de: cultura, turismo, innovación y emprendedurismo, juventud, comercio exterior e inversión y financiamiento. [1] Este es el caso del reciente Régimen de Promoción de Economía del Conocimiento. https://legislaturacba.gob.ar/cordoba-ya-tiene-su-regimen-de-promocion-de-la-economia-del-conocimiento/

[7] Este es el caso del reciente Régimen de Promoción de Economía del Conocimiento. https://legislaturacba.gob.ar/cordoba-ya-tiene-su-regimen-de-promocion-de-la-economia-del-conocimiento/

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