El giro fascista de Elon Musk no es en absoluto desconcertante. Todo tiene que ver con el trabajo. Todo empezó cuando los trabajadores de Tesla intentaron sindicarse en 2017. Musk se opuso ferozmente al intento de sindicalización, y ganó. Hoy, Tesla es el único fabricante de automóviles no sindicalizado en Estados Unidos. Pero hay otras miradas supremacistas, esta vez sobre el magnate sudafricano, un cabecita con plata, que todo lo complica
La semana que viene, el presidente de Estados Unidos, Joe Biden, termina su mandato y será reemplazado por Donald Trump. Biden habría sido extremadamente popular entre el público estadounidense y probablemente se habría presentado y obtenido un segundo mandato como presidente si el PIB real de Estados Unidos hubiera aumentado entre un 4,5 y un 5,0% en 2024, y si durante todo su período en el cargo desde finales de 2020, el PIB real hubiera aumentado un 23%; y si, según los estadounidenses , el PIB real hubiera aumentado un 26% durante esos cuatro años. Y lo habrían felicitado si la tasa de mortalidad por Covid durante la pandemia de 2020-21 hubiera sido una de las más bajas del mundo y la economía hubiera evitado la caída de la producción provocada por la pandemia.
El INDEC dio a conocer el IPC correspondiente al mes de diciembre de 2024, que alcanzó 2,7% (el Centro de Economía Política Argentina (CEPA) había estimado 2,7%). La inflación interanual, que sumó 117,8% redujo su valor respecto al mes anterior en 48,2 puntos porcentuales (el mes anterior fue de 27,0 puntos).
Ignorando los consejos de luminarias que van desde Sun Tzu, el general y filósofo chino, hasta el Capitán Kirk de Star Trek, que recomendó pasar a la ofensiva como la mejor defensa, Kamala Harris dirigió una campaña presidencial que fue abrumadoramente defensiva, si no una huida del enemigo. Pero no fue solo Kamala.
El nuevo inquilino de Bercy, Éric Lombard, oficialmente Ministro de Economía, Finanzas y Soberanía Industrial y Digital, fue, tras su nombramiento el 23 de diciembre, calificado por la prensa como un hombre de izquierdas o etiquetado a la izquierda. Desde luego, no es la primera vez que los miembros de los gobiernos de Emmanuel Macron heredan esta etiqueta. Pero esta vez hay tres diferencias.
Alejandro Werner fue el encargado de asignar (monitorear) el préstamo delictivo que el FMI asignara al presidente Macri en 2018. Lejos de considerar un acto reprochable el haber otorgado el préstamo, las conclusiones de Werner son otras. Cuando un gobierno enfrenta una coyuntura electoral y, como en el caso del presidente Macri, desarrolla las políticas que el FMI considera “correctas” para sus intereses y el de los acreedores, debe apoyárselo abiertamente y sin entrar tanto en consideraciones políticas sobre el consenso o no que tenga ese gobierno “amigo”. Saquen ustedes conclusiones.
Es un hecho: el neoliberalismo ha fracasado. Los principales ejes de las políticas aplicadas desde los años 80 -globalización, financiarización y represión social- han mostrado sus límites sociales, ecológicos y políticos. Pero este fracaso no significa el fin de la contrarrevolución a favor del capital que comenzó con el neoliberalismo. Al contrario, lo que está surgiendo parece más bien una aceleración de este fenómeno, con la aparición de una alternativa libertaria.
Los orígenes del capitalismo descansan en la transformación de la agricultura inglesa a partir del siglo XVI. Las primeras etapas de este proceso provocaron una enorme oleada de descontento social, iniciando una tradición de resistencia a la dominación de clase que aún perdura.
Para la excepcionalidad permanente que ha rodeado todo lo concerniente a Venezuela en los últimos años, los pasados días han sido de una normalidad –al menos relativa– en el país sudamericano. El “día D” tan anunciado por la oposición volvió a ser una nueva jornada de dilación y espera.
Uno piensa inmediatamente en la película Wag the Dog (o “Mentiras que matan”, como se tituló en Argentina), aquella en la que Robert De Niro interpreta al “doctor Brean”, un Joseph Goebbels o a un Jaime Durán Barba, pero del centro del imperio, para inventar una historia (y una guerra, en Albania) que distraiga al vulgo de un hecho que puede perjudicar al gobierno local.
El sociólogo, catedrático y doctorado en Ciencia Política por la Universidad de Harvard; Atilio Borón, analizó el crecimiento económico de China en el plano internacional y de las medidas que toma Estados Unidos en consecuencia al “sentirse amenazado” en su hegemonía, amenaza que da contexto al interés histórico pero creciente en los recursos naturales de América Latina, por parte del Estados Unidos, interés recargado con la futura presidencia de Trump.
Con la reelección de Donald Trump, una plutocracia de multimillonarios está a punto de hacerse con el control del Estado estadounidense. Todos ellos, como Elon Musk, son producto del capitalismo rentista surgido tras la crisis financiera de 2008. La confrontación con los intereses privados parece inevitable … y China. Sin embargo, en el patio trasero los conflictos se anestesian, muchos ya se sienten “amigos” de Trump y esperan gestos a la altura de sus deseos. Un “colonialismo aspiracional” ha nacido.
Durante más de dos décadas, Hedges, Sheldon Wolin, Noam Chomsky, Chalmers Johnson, Barbara Ehrenreich y Ralph Nader advirtieron de que la creciente desigualdad social y la constante erosión de las instituciones democráticas, incluidos los medios de comunicación, el Congreso, los sindicatos, el mundo académico y los tribunales, conducirían inevitablemente a un Estado autoritario o fascista. Este es el caso de lo que ocurre en Estados Unidos, un paradigma del retorno del fascismo en esta etapa de concentración de la riqueza inédita y lucha por la hegemonía planetaria.
La experiencia histórica registra que ante los periódicos cracks del capitalismo, con sus secuelas de desocupación y conflictividad social, los mercados de capitales promueven y financian movimientos totalitarios para que se encarguen de ejercer el control social. Esta etapa que no toca vivir, no es la excepción.
En enero de 1918 tuvo lugar en Moscú uno episodio tan poco conocido como bizarro: un proceso judicial contra Dios, que era acusado de crímenes contra la humanidad. La sentencia fue unánime, y se lo condenó a muerte por fusilamiento.
Rocco Carbone propone en este artículo una reflexión en torno a la pregunta por la caracterización del actual experimento libertariano como fascismo, haciendo foco en el modo psicológico o emotivo de ser fascistas.
El regreso de Donald Trump a la Casa Blanca el próximo lunes 20, acompañado por una corte impresionante de tecnoplutócratas , significará una parteaguas en la política global y que nuestro país no quedará precisamente al margen de esa tendencia.
Cada año, informanos sobre las actas anuales de la ASSA, la Alianza de Asociaciones de Ciencias Sociales, organizada por la Asociación Estadounidense de Economía. Es la conferencia de economía más grande del mundo, con más de 13.000 estudiantes y profesores de economía que asisten y cientos de trabajos presentados en sesiones que duran tres días. Y hay discursos de los "grandes y buenos" de la economía convencional, a los que asisten cientos de personas. Pero también hay sesiones organizadas por grupos de economía radical, a las que asisten unos pocos.
En la segunda parte del informe sobre las actas de ASSA 2025, desarrollada en los dás dos y tres de las sesiones, se analizan las sesiones de economía radical organizadas por la Unión de Economía Política Radical. Esta publicación se basa en una revisión de los resúmenes y los artículos presentados.
El multimillonario estadounidense ha publicado un artículo de opinión en el semanario «Welt am Sonntag» apoyando abiertamente a la AfD. Esta injerencia ha sido denunciada por la clase política alemana y revela la estrategia de la futura administración Trump respecto a sus «aliados». Igual les chupa un huevo, hablando mal y pronto.