– Pedro Cerruti –
La crisis económica y socio-política de fines de los años ochenta produjo un proceso de transformación de la transición democrática que consolidó un ideario neoconservador que, además de apoyarse en la supuesta necesidad de una modificación radical del modelo económico y de regulación estatal vigente, se apuntalaba en una demanda de restablecimiento del orden frente a las consecuencias sociales del modelo neoliberal. La “inseguridad” como problema público[1]político nace en esa encrucijada como una modalidad de representación en términos delictivos y de gestión policíaca de la conflictividad social producida por los procesos de empobrecimiento y crisis de las modalidades establecidas de lazo social.
Con ello produjo la transformación de un complejo problema social vinculado a violentos procesos de crisis y reforma económica en una cuestión de gobierno del “desorden” a ser resuelto a través del ejercicio de la violencia de Estado; y legitimó una interpretación de las causas de dicha situación focalizando la atención en la violencia intersubjetiva causada por los sectores sociales excluidos por sobre los procesos de cambio estructurales y sus dramáticas consecuencias sociales.
La “inseguridad” constituyó el vórtice de una matriz discursiva que colaboró en consolidar un paradigma neoconservador de gestión de las consecuencias sociales de la reestructuración económica neoliberal y operó por lo tanto como un mecanismo reproductor de la exclusión social. En ese sentido, el modo en que la “inseguridad” ingresó en la agenda política durante la década de los noventa, sin bien no puso en cuestión la legitimidad democrática recientemente conseguida, se orientó en direcciones complejas que abren interrogantes respecto del carácter sustancial de los procesos de democratización ya que, al construirse como un problema social que demanda y justifica medidas de intervención policíaco-represivas urgentes, participó de la redefinición de las opiniones públicas sobre el valor de la regulación estatal y el Estado de derecho, la integración e igualdad sociales, la protección de derechos individuales y sociales e inclusive los Derechos Humanos, que habían sido vitales para la recuperación democrática de 1983.
En el presente trabajo se ha dado cuenta de los modos específicos en los que, durante la segunda mitad de los años noventa y conforme el modelo neoliberal entraba en su crisis terminal, que conduciría finalmente al estallido social de diciembre de 2001, la “inseguridad” así entendida se convertía en uno de los temas dominantes del espacio público-político.
En primer lugar, lo hacía vehiculada por los discursos de los principales medios de comunicación como una matriz discursiva focalizada en la criminalización de la exclusión social; en segundo lugar, impulsada al centro de las disputas político-partidarias por parte de los sectores de la oposición al hacer del estado de la seguridad pública uno de sus principales focos de crítica frente al oficialismo; y, finalmente, por la vía de la incorporación del problema por parte de la administración de Menem como una prioridad en su agenda de gobierno lanzando una campaña político[1]mediática de “combate a la delincuencia” ordenada según los principios de la “tolerancia cero” y la “mano dura”.
A través de esas dinámicas, la “inseguridad” se constituyó en una faceta de particular importancia de un paradigma político que impulsó una concepción represiva de contención de la crisis social, ella misma producto de la violenta implementación de los imperativos económicos neoliberales, formando así parte esencial de un proceso de profunda transformación de la sociedad argentina
Pedro Cerruti (pedrocerruti@gmail.com) es Doctor en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires, Becario Posdoctoral del CONICET en el Centro de Estudios de Historia, Cultura y Memoria, Universidad Nacional de Quilmes, y Docente de la Facultad de Ciencias Sociales UBA.
1 Este artículo es la conclusión de una reelaboración de contenidos que forman parte de la Tesis de doctorado en Ciencias Sociales por la Universidad de Buenos Aires (UBA) titulada Genealogía del victimismo. Violencia, justicia y seguridad en la Argentina posdictatorial (2012). La misma fue el producto de una investigación que se realizó en el marco de las becas de posgrado tipo I y II otorgadas por el Consejo Nacional de Investigaciones
Científicas y Técnicas (CONICET, Argentina). El autor desea agradecer especialmente por ello a la UBA y al CONICET. Se agradece también a los árbitros de la Revista de Sociología e Política por sus correcciones y sugerencias
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