Con un desplome histórico en la participación de los asalariados en el ingreso nacional y un esquema económico que refuerza la regresividad distributiva, el gobierno de Javier Milei consolida un modelo de ajuste permanente que favorece al capital y anticipa nuevas devaluaciones tras las elecciones y aún mayor regresividad distributiva. Si pueden hacerlo, claro.
Artemio López
Es muy evidente ya que el gobierno nacional busca congelar el patrón distributivo post devaluación de diciembre del año 2023 -el peor en dos décadas- muy probablemente a la espera de otra devaluación post elecciones.
Desde la finalización de la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner y hasta la conclusión del primer año del gobierno de Javier Milei, los trabajadores asalariados perdieron 7,7 puntos en la distribución de los ingresos.
Ese es el objetivo, sostener la regresividad impuesta sobre en la estructura distributiva, y empeorarla tras las elecciones.
Tomemos como indicador proxi de regresividad distributiva en perjuicio de los trabajadores, la evolución salarial desde el año 2017.
En el gráfico que sigue se muestra la participación de los trabajadores sobre el total del ingreso generado en los últimos 9 años.
Una pérdida inédita que, valorizada por FLACSO, representa un total de 164.052 millones de dólares, según el tipo de cambio oficial, o 126.425 millones de dólares si se lo valoriza según el dólar paralelo.
En líneas generales la pérdida de participación de los trabajadores representa el doble del endeudamiento que propició el actual ministro Caputo, el Messi de las finanzas, durante los gobiernos de Toto Caputo que atravesó ya la gestión de Macri y la de los hermanos Milei. Mucha plata, ¿no?
Préstamo trucho asignado con la finalidad de financiar la fuga de capitales de los especuladores financieros amigos del gobierno, pero básicamente para reinstalar al FMI como gendarme de la economía nacional, papel que había sido abolido los Néstor Carlos Kirchner en el año 2005, cuando en un acto soberano, canceló la deuda con el organismo.
Recordemos que el FMI siempre fue un dispositivo de alineamiento clave para con la geopolítica norteamericana en la región, más aún hoy, en tiempos de disputa por la hegemonía con China, disputa en la cual el actual gobierno argentino es un ariete regional.
Volviendo al ámbito doméstico, congelar este patrón distributivo hasta octubre y luego seguir empeorándolo es la tarea que se propone hoy el gobierno de Milei y Caputo. En fin, nada nuevo bajo el sol.