¿Quién podrá desfragmentarnos?

Hay buenos augurios para la extrema de derecha gobernante, que comenzó con buen pie el maratón de elecciones provinciales que preludiarán los comicios legislativos nacionales del 26 de octubre. Esa conclusión surge de los resultados que registró ayer en Salta, Chaco, Jujuy y San Luis, lo que suscita una pregunta: ¿hasta qué punto servirán los antecedentes de estas primeras contiendas locales para orientar el voto liberal, conservador y ultra o, más sencillamente, antiperonista en los próximos duelos?

Por: Marcelo Falak.

Karina lo hizo

La carrera, que seguirá este domingo nada menos que en la gran vidriera de la Ciudad de Buenos Aires y, entre otras pujas, desembocará el 7 de septiembre en la Provincia, puede ser una oportunidad para el Gobierno en la medida en que las cosas que vayan bien. Sin embargo, una eventual retahíla de fracasos podría envenenarle el ambiente político y la confianza del mercado financiero en la sustentabilidad política del proceso mileísta, dato sensible que conviene seguir de cerca. Por eso lo que pasó y lo que vendrá es tan importante.

El arranque promisorio del oficialismo tiene valor para La Libertad Avanza» (LLA) por varios motivos:

Por los resultados en sí mismos y por su acceso con bancadas nutridas a legislaturas provinciales.
Por el avance de la instalación de la marca LLA en provincias donde, en 2023, sólo pareció valer el nombre de Javier Milei.
Por su imposición sobre otras expresiones de la derecha, lo que la convierte en la facción dominante de ese sector.

Por el fortalecimiento de la postura de Karina Milei en la interna, dada la discusión que planteó en su momento Santiago Caputo, más proclive a negociar listas conjuntas con gobernadores a cuya influencia habrá que seguir recurriendo en el Congreso mientras el ajuste les sigue complicando la gestión.
Por el hecho de que salir primero en cada escrutinio no es necesariamente una medida de éxito para un partido que realmente viene de la nada. Todo crecimiento es un éxito y una siembra en territorios donde hasta ahora la ultraderecha había estado ausente.
Si lo ocurrido ayer se proyectara en otras provincias, podría ser interpretado como una prolongación de la crisis de los partidos tradicionales, especialmente el peronismo y el PRO, que volvieron a sufrir retracciones en algunos casos severas.

¿El mago perdió la magia?

¿Entonces Karina M. tenía razón y Santiago Caputo, quien gusta verse como El mago del Kremlin de las pampas estaba equivocado? No necesariamente. Como dirá el cartel que alguien colgará alguna vez en la puerta de la Facultad de Ciencias Sociales de la UBA, «es más complejo». Aunque crezca, LLA lo hará a nivel nacional a expensas de otras derechas, lo que dejaría más o menos constante el tercio que le da en la actualidad el virtual interbloque macrista-radical-provincial que la rodea.

La vida sigue, se vienen reformas impopulares exigidas por el Fondo Monetario Internacional (FMI) –laboral, previsional y tributaria– y habrá necesidad de mantener alianzas en el Congreso. ¿Podrá el oficialismo seguir contando con la buena voluntad de los gobernadores a los que hoy les limar poder? El tiempo demostrará si la victoria de hoy es pírrica o no.

Más allá de esto, los oficialismos predominaron, un dato central aunque también natural por haberse tratado de competencias diseñadas y construidas a medida. Sin embargo, lo obvio merece ser destacado: dado el proceso de extinción que parecen haber iniciado los partidos tradicionales, surge la hipótesis del rol que, más allá de los coqueteos de estos años con la ultraderecha, podrían tener las estructuras de poder provinciales en cualquier armado nacional alternativo en 2027. La política es una forma del olvido.

Por otro lado, sea como sea que se interpreten resultados provinciales muchas veces trasladados abusivamente a lo nacional, hubo más premio que castigo a la política de motosierra y licuación que, según sostiene el jefe de Estado, «es popular».

La permanente instigación a la violencia desde el poder y una desinflación en buena medida forzada y dependiente de la variable veleidosa del dólar podrían marcarle límites a futuro, pero es imposible saber hoy si la factura llegará antes o después del 26-O.

Por ahora, la «libertad» avanza, el radicalismo sobrevive como una confederación preideológica de partidos provinciales, el PRO se esfuma y el peronismo –dividido, con poca renovación de nombres y ninguna de ideas– sigue groggy. La «casta» no reacciona.

La Puja Salteña

En Salta, las dos listas del gobernador Gustavo Sáenz se impusieron a nivel provincial –38% sumadas–, aunque un dato saliente de la jornada fue el segundo puesto de los libertarios –25%–, su triunfo en la capital y su ingreso potente en la Legislatura.

Sáenz, de origen peronista y alguna vez estrecho aliado de Sergio Massa que desde el 10 de diciembre de 2023 jugó en el Congreso a favor de Milei en todos los trances legislativos importantes, se hizo con 11 de las 12 senadurías y 22 de las 30 bancas de diputados que estaban en juego.

A nivel provincial LLA quedó segunda y se quedó con un senador y nueve diputados provinciales. Lo dicho: todo avance es ganancia, más cuando es fuerte.

En tanto, fue grave lo del Partido Justicialista –intervenido en lo local por la conducta de los legisladores del gobernador en el Congreso de la nación–, el PRO y la UCR. Todos quedaron muy atrás en el escrutinio y fuera de la Legislatura.

Chaco puede

Chaco fue una excepción a la lex karinae porque los libertarios compitieron allí dentro de la lista del gobernador radical Leandro Zdero –Chaco puede– y no en soledad. Así lo impuso la presencia de un peronismo tenido en la previa por fuerte bajo la autoridad de Jorge Capitanich, cuyo triunfo tenían interés en impedir tanto el oficialismo local como el nacional.

No hubo tal fortaleza. El radical-libertarismo –que se cuidó de no mencionar demasiado a Milei, no tan bien ponderado en la provincia, pero que dio a los ultraderechistas dos de las ocho bancas logradas en la Legislatura, la mitad de las que se renovaban– se impuso con claridad –12 puntos– sobre un peronismo que no termina de unificarse y que, por eso, no logra que las cuentas le den como querría.

En efecto, si las dos listas peronistas hubiesen competido en una sola, se habría producido un virtual empate entre oficialismo y oposición: 45% obtuvo la gente de Zdero y Milei, Capitanich se quedó con poco más de 33% y la lista del peronismo disidente que armó a Magda Ayala –que se puso en segundo lugar y entró– con 11% y algo.

Según escribieron César Pucheta y Juan Pablo Gavazza en Letra P, Capitanich –que se quedó con seis escaños, mientras que la otra lista peronista obtuvo dos– pretende insistir en octubre para ir por una senaduría nacional.

¿Podría revertir el peronismo oficial chaqueño en esa instancia la marea baja que lo afecta? ¿Una eventual unidad, dada más por la necesidad que por el amor, permitiría dar el batacazo? ¿Con Capitanich?

De Jujuy a San Luis

El gobernador radical de Jujuy, Carlos Sadir –delfín de Gerardo Morales–, ganó con holgura –38% a 21%– sobre su principal competencia. Otro punto para el oficialismo nacional, que se quedó con el segundo lugar, relegando mucho –todo un dato– al peronismo a un distante tercer puesto, con menos del 10%, y con la izquierda combativa pisándole los talones.

«A quienes no nos votaron, quiero decirles que vamos a seguir trabajando, a seguir haciendo esfuerzos por esta provincia, por este estado que gobernamos con lo que llamamos el ‘modelo jujeño’, de administración responsable, con equilibrio presupuestario, pero sin olvidarnos de la gente», dijo Sadir.

Tal vez esa ecuación de dos términos pague políticamente. ¿Lección para un peronismo que no termina de abrazar lo primero y no logra lo segundo?

En tanto, San Luis fue toda una peculiaridad. El gobernador Claudio Poggi se afincó en lo local y no buscó ni tuvo padrinos nacionales, mientras que Alberto Rodríguez Saá puso en marcha el «Operativo Retorno» con identidad peronista, pero también desenganchada de referencias extraprovinciales. LLA no estuvo presente en ese territorio.

¿El resultado? Redondeando, 44% para la lista del gobernador, 28 para el peronismo. Una lista libertaria, Viva La Libertad, Carajo, que se referenció por las suyas en Milei, pero que no contó con ninguna bendición desde Buenos Aires, quedó cuarta con 5%.

Noticias porteñas: fetichismo del escrutinio


En la CABA, que votará el domingo su capítulo local, se ha planteado una suerte de fetichismo del escrutinio, en el que a los sectores en pugna les va la vida por presentar la retención de un pedacito de un electorado fragmentado como un certificado de triunfo.

¿Saldrá primero Leandro Santoro o Manuel Adorni? ¿Podrá Silvia Lospennato poner el valor para el PRO el contratiempo –al menos como lectura predominante en la opinión pública– que supuso para el mileísmo la caída de la ficha limpia en el Senado? ¿Le alcanzará eso para superar la escasa instalación de su figura, morderle votos al vocero del Presidente, impedirle el triunfo e incluso bajarlo del segundo lugar? ¿Qué daño le hará al partido amarillo la candidatura solitaria de Horacio Rodríguez Larreta y en qué posición quedará este para cantar Volver en 2027?

Si el nuevo panperonismo camuflado de verde de Santoro llegara primero, cantaría victoria, pero la realidad es que, según lo que marcan las encuestas, no lograría quebrar el techo de cristal del sector en el distrito, donde suele oscilar entre el 25 y el 30%. ¿Podrá ir más allá y realmente sorprender?

Todo en esta elección local, en la que salen a jugar figuras y padrinos del más alto perfil –Milei, Mauricio Macri–, no es más que una previa de lo que sobrevendrá en dos años.

Si de eso se trata, de 2027, más allá del mencionado fetichismo de cuál de los Autos Locos llega primero, segundo, tercero y cuarto, la lectura más completa sería la que agrupe a los competidores en sectores que, en teoría, se podrían sumar para una gesta más amplia: la Jefatura de Gobierno.

A priori, cabe pensar que en un par de semanas las derechas podrían obtener, sumadas, alrededor del 55/60%.

Eso no sería novedad. ¿Habrá alguna?

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