Mi querida Fabiola

Esta breve columna no busca en modo alguno discutir “la verdad” del episodio de hasta hoy supuesta violencia de género ocurrido entre Alberto Fernández y Fabiola Yáñez cuando eran presidente y primera dama.

 

Apuntes sobre el grave episodio y su utilización política

Dado el funcionamiento conocido de la “justicia” implicada en desentrañar lo ocurrido, podemos suponer que a “la verdad” sólo la conocerá Dios, si es que hay alguno.

Se trata entonces de dar la disputa por el sentido político del episodio de – aún supuesta – violencia de género, que en cadena nacional virtual puebla la agenda de los medios opositores.

En efecto, el episodio de violencia sobre Fabiola Yáñez es grave, se necesita que la justicia lo pruebe, para eso es necesario primero que el juez Ercolini de enemistad manifiesta con Alberto Fernandez, se aparte de la causa.

La utilización política del episodio para desplazar el foco de la opinión pública de la situación económico social desastrosa que en solo ocho meses el gobierno nacional ha construído, es también evidente y será necesario para dar transparencia lo ocurrido en el grave episodio, que el gobierno y los servicios de inteligencia que le son funcionales (o viceversa), cesen en su acción de utilización distractiva alevosa.

Solo algunos indicadores socioeconómicos que se intentan desplazar nos relevan de mayores comentarios: Pobreza de 55%, indigencia de 20%, cerca de medio millón de puestos de trabajo destruídos, la mayor concentración del ingreso en los últimos 16 años, caída de la actividad que el mismo FMI proyecta en 3,5% para este año.

Licuación de salarios, jubilaciones y pensiones que en el caso de la jubilación mínima y el salario mínimo vital y móvil ya se ubican por debajo de la línea de indigencia para un hogar tipo metropolitano. Un cuadro socioeconómico impresentable e insostenible que debe correrse de la atención ciudadana.

Dicho esto, es real que las consecuencias políticas principales del grave episodio las tendrá , en el caso de resultar culpable, el ex presidente Fernández y la consecuencia derivada impactará sobre el peronismo en general pero muy particularmente estallará el nunca reconocido “Albertismo”, esto es el intento de desplegar un peronismo no kirchnerista, como fue efectivamente la experiencia del gobierno del FDT.

Durante ese gobierno “peronista no kirchnerista” que por ejemplo, entre otros logros, reprodujo la estructura distributiva regresiva heredada del macriato, el entonces presidente Alberto Fernandez desoyó las múltiples advertencias de Cristina Kirchner sobre el rumbo errado de la economía.

Al mismo tiempo, el hoy muy locuaz ministro de economía Martin Guzmán desautorizaba en público a CFK, sosteniendo que no existía el ajuste que la ex presidenta advertía, promoviendo además que el peronismo no kirchnerista sostenga el acuerdo del con el FMI, dándole estatus parlamentario, a pesar de la opinión de Máximo Kirchner en contrario.

Legitimación parlamentaria del acuerdo delictivo que pactará el FMI con Macri, para garantizar la fuga de capitales en el año 2018, y que finalmente obligó a la renuncia de Kirchner a la presidencia del bloque de diputados.

Finalmente y respecto a la centralidad de los servicios de inteligencia en el despliegue de las actuales políticas oficialistas la diputada Julia Strada ofrece datos muy precisos:

“A la fecha 14 de agosto, los gastos reservados de la SIDE se usaron al 78,36%. Esto es: Milei decretó $103.438 millones y ya se devengaron $81.054 millones. Esto pasó antes de que el Congreso llegara a discutirlo! (la sesión es mañana). Mientras tanto, la ejecución a provincias, salud, educación, promedian el 30 o 40%. ¿Las prioridades? Muy obvias.”

Demasiado obvias, no es así estimados lectores?

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