Por Luis Bruschtein*
(para La Tecl@ Eñe)
El enorme agujero negro que representa la fantochada grotesca de Javier Milei arroja una sombra densa sobre los intelectuales y el universo dirigencial que no supieron entender o prevenir esta catástrofe cultural y humanitaria. No hablo de los que lo votaron y, sobre todo, de la clase empresaria que lo respalda, que son cómplices o socios de la estafa. Hablo de las fallas de los que han producido miles de páginas sobre la fenomenalidad política argentina, entre los que también me cuento como periodista.
En lo personal siento desánimo y bronca porque como muchos de los que nos opusimos a este personaje nefasto, advertimos sobre sus propuestas y dimos mil argumentos, es evidente que no entendimos del todo al personaje ni a la forma como encajaba en los dientes de un engranaje que tampoco terminamos de conocer.
Hay quiebres y nuevas configuraciones, hay muchas apariencias, cosas que parecen regresivas y en realidad son nuevas aproximaciones reaccionarias. Son para adelante, no para atrás, pero para un adelante apocalíptico. Suena fuerte decir “apocalíptico”, pero es el final emboscado en el caos que produce la liberación de las bestias brutales de un mercado globalizado y altamente tecnologizado.
En este ámbito que critico y del que formo parte desde el periodismo hay cierta tendencia al lenguaje pomposo y siento que yo también caigo en ese tremendismo que siempre rechacé. Pero no encuentro otra forma de referirme a lo que siento frente a lo que me parece la renuncia más escandalosa de una sociedad a esa riqueza cultural que supo acumular a lo largo de tantos años, esa riqueza que hemos valorado. La elección y el mantenimiento del respaldo masivo a Milei en algunos sectores de la sociedad son representativos de esa renuncia.
Algunos hablan de una decisión desesperada. Otros dicen que hay un vuelco a la derecha en la sociedad, otros que las propuestas del movimiento popular dejan fuera a gran parte de las nuevas formaciones sociales que, a su vez, producen nuevos cuadros simbólicos. Estos se mezclan con los preexistentes y generan un sentido común diferente que tiene la carga del sálvese quien pueda del que no encuentra un proyecto que lo contenga.
La de Milei es una táctica estándar de los estafadores de criptomonedas. Se la conoce como «rug pull»: atraer a compradores ingenuos para que dejen de operar y huyan con su dinero. https://t.co/mo1Win4tpe
— Artemio López (@Lupo55) February 19, 2025
La derecha aparece como revolucionaria porque plantea una construcción sobre las ruinas de la vieja civilización preglobalizada y pretecnológica. Me pregunto si es así, o si es un discurso artificial que es funcional a los proyectos de individualismo y acumulación salvaje. Me pregunto si es cierto que hay una civilización en ruinas, si la transformación real que impusieron los desarrollos tecnológicos y las décadas de hegemonía neoliberal en un mundo unipolar, implicaron la destrucción de la civilización previa junto con la muerte de sus paradigmas, encuadres éticos, morales, identidades y proyectos políticos y desarrollos culturales. Y entonces el voto a Milei habría sido de este engendro naciente, como el de un monstruito en pañales.
Si damos un paso más en este corto tiempo histórico, podría decirse que Milei es el coletazo tardío de una civilización efímera que creció en Occidente y lo está llevando a su decadencia. En poco tiempo, alzó al mundo occidental a su apogeo y luego lo hundió. El viejo hegemón, Estados Unidos, advirtió el descalabro del mundo que lideró y ahora se lanzó a sobrevivir, abandonando al derrumbe al resto de Occidente, Argentina incluida.
Me gustaría pensar que no se trata solamente de las ruinas de la civilización preglobalizada. Y que en poco tiempo también cayó, o está cayendo, aquella que la continuó, la del universo neoliberal que representa el extremismo grotesco de Milei. Quisiera pensar así: ruinas sobre ruinas. Y tengo la sensación de que se fue la fuerza de gravedad de las certezas y que flotamos en una sopa de ideas sueltas, algunas útiles, otras no, regresivas, progresivas. Habrá que romper muchas cosas para empezar de nuevo.
Pero primero habrá que entender cómo se articulan las relaciones en estas nuevas sociedades, cuáles son sus intereses legítimos y cuáles los que surgen de una alienación impresa por las miríadas de ramificaciones sutiles, insidiosas, personales, de los monumentales dispositivos comunicacionales que crecieron monstruosamente en el ciclo anterior.
En definitiva, no podría explicar a ciencia cierta los motivos por los cuales un personaje de esta calaña es presidente de los argentinos. Me resulta difícil entender la caída vertiginosa en la calidad de la información, y los mecanismos de ignorancia y perversión con que algunos de sus protagonistas se relacionan con sus públicos.
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*Periodista.
Hola Luis tal vez la caida no fue tan vertiginosa, sino que creiamos que estabamos mucho mas arriba y ahora cuando se liberan cuando la maldad y la brutalidad son aceptadas «oficialmente» salen todos los que estaban en el closet Abrazo Miguel
El Imperio Fallido se retira de Irak, Siria, Afganistán. Fracasos y desastres humanitarios en cadena.
Derrotado en una guerra por poder, busca desesperadamente la » Paz » en Ucrania, el último límite de expansión de la NATO, dejando a la UE y el » Jardín de Borrell » a la deriva de sus bajos instintos neonazi fascistas.
Distrae en Medio Oriente con la » guerra de Gaza » y los emprendimientos turísticos e inmobiliarios derivados.
Pero lo realmente patético son los nuevos límites que, en retirada, busca establecer : Groenlandia, Canadá, México, el » Golfo de América para los americanos » y el Canal de Panamá.
Ah ! Tan pronto como nos sea posible y sea seguro, estaremos en Marte … Claro, cuando Elon deje de quemar tantos cuetes …
Nosotros ? : Ucranianos !
Hay más sustancia en los comentarios (no en el mío) que en la nota, que resumidamente dice «no me gusta lo que pasa y no entiendo por qué». ¿Eso se paga?
Es un acto de sinceridad que deberían tener muchos. Es el punto de partida para empezar a saber.