Hace dos años Javier Milei ganó con 14,5 millones de votos. Hoy, con el Partido Unitario de la Derecha plenamente consolidado, la guerra cognitiva y digital, el blindaje mediático y la extorsión internacional, apenas le alcanzaron para llegar a 8 millones. La elección pulverizó la llamada “avenida del medio”: Provincias Unidas (United States) quedó reducida a cenizas, sin electorado al cual hablarle ni horizonte político posible.
Mientras tanto, una parte importante de Fuerza Patria está atrapada en una irracional defensa de la institucionalidad rota. Convencidos de la lógica de “no hacer olas”, se obsesionaron tanto con DEFENDERSE que se olvidaron de CONVENCER y de GANAR. El abstencionismo récord no es apatía: es desilusión. Una parte enorme del pueblo percibe a “la política” como una sociedad comercial entre verdugos (ellos, los neoliberales) y gerentes (dicho con dolor: nosotros, los populistas). Está harta de ver cómo el poder financiero, las corporaciones, la Embajada y el sionismo extremo dictan la agenda nacional. La elección expuso con precisión el carácter orgánico de la propuesta política ganadora, apuntalada por el gran capital angloamericano y la oligarquía diversificada.
El economista Cristian Desideri hizo un recuento de lo que «pusieron» en menos de dos meses: U$S 1.000 millones del Tesoro Nacional, U$S 1.155 millones del BCRA, U$S 5.500 millones del campo y U$S 2.100 millones del Tesoro estadounidense. Un total de U$S 9.755 millones sólo para mantener un dólar “barato” a $1.492.
Un modelo humanamente inviable, sostenido por la fuga, la deuda y la entrega, que ahora inicia su segunda fase: la sobre-sobreexplotación de la clase trabajadora, el desguace del patrimonio colectivo, y la desposesión de los recursos naturales. Tras la jornada electoral se acelerará el plan: privatizaciones (YPF, Banco Nación y otros), desregulación total de las economías lícitas e ilícitas, mientras la dirigencia navega entre las ruinas de la impotencia. Pullaro quedó tercero; Schiaretti, jubilado; Macri, reducido al rol de capomafia; Kicillof, debilitado; y CRISTINA ESTÁ PRESA, con un peronismo que finge demencia ante semejante crímen político. Un mapa irreconocible, impensado hace apenas dos años.
Digamos cosas que parecen contradictorias (pero no lo son): «Democracia neofascista» ó «Estado de Derecho de Excepción». Pero, por más que nos pese hoy, sigue habiendo marco para una política popular, e incluso así lo muestran los fríos y dolorosos números electorales. «Toda victoria es relativa, toda derrota es transitoria» (Octavio Paz). Lo que se nos viene exige volver a enamorar al Pueblo, reconstruir la esperanza colectiva y refundar un proyecto de país desde abajo, donde se abra y se promueva un debate generoso, programático.
Porque más temprano que tarde, el grito contenido de la Argentina real se hará escuchar. Y cuando eso ocurra, ni Milei ni el mercado ni Trump podrán acallarlo… «Se hará tronar el escarmiento». #Elecciones2025
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Docente@unahurlingham | Analista de@CLAELAT e@InfoNodal | Publico artículos semanalmente en @eldestapeweb