El presente informe analiza la cantidad de personas con trabajo registrado privado en diciembre 2024 y su evolución desde el año 2012. Se observa un crecimiento del desempleo abierto formal en el sector aunque el indicador debe considerarse en un contexto de desempleo público creciente, caída salarial real, creciente informalidad y cuentapropismo precario, para observar la potencia del deterioro laboral y empobrecimiento generalizado que impulsa el gobierno nacional. Recordemos que los esclavos en la antigua Roma eran personas que trabajaban, aunque carecían de derechos y estaban sometidos a la autoridad de sus dueños. Eran considerados propiedad y eran tratados como objetos, el desempleo era muy bajo.
Para su realización, se utilizó una metodología cuantitativa, en base a la información publicada por la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de Nación vinculada a las bases del Sistema Integrado Previsional Argentino (SIPA) en su serie desestacionalizada[1] (ya que esto permite la comparación entre meses no equivalentes).
El informe se divide en cuatro partes. En el primer apartado se indaga acerca de la evolución de las personas con trabajo registrado asalariado en el sector privado en el último mes disponible (diciembre 2024) y la tendencia a mediano plazo desde el año 2012.
En segundo orden, se analiza la caracterización de lo ocurrido en el último mes en términos sectoriales y provinciales, así como su evolución reciente, y su vinculación con el nivel de actividad económica.
En tercer lugar, se aborda la evolución de otras modalidades de trabajo registrado en el mismo período: el empleo público, el empleo en casas particulares y el trabajo independiente bajo monotributo.
Por último, se incorporó un análisis sobre la evolución del salario en términos reales hasta el mes de diciembre de 2024, incluyendo la discusión sobre la metodología de medición actual de la inflación y sus falencias en términos de representatividad.
Finalmente, se detallan las principales conclusiones de la evolución de los indicadores estudiados.
Los datos relevados por la Secretaría de Trabajo, Empleo y Seguridad Social de la Nación muestran que, en el mes de diciembre, se recuperaron 5.885 puestos de trabajo registrados asalariados en el sector privado, lo cual implica un crecimiento de 0,1% con respecto al mes previo. Sin embargo, desde la asunción de Javier Milei, se observa que la pérdida de puestos de trabajo alcanza los 118.019.
Hasta agosto 2023, se registraron 37 meses de crecimiento sostenido del empleo registrado privado que se vieron interrumpidos en septiembre en el contexto de incertidumbre electoral, a partir del cual comenzó un sendero a la baja. Con la asunción del nuevo gobierno, esta tendencia se profundizó, movida por el derrumbe de la actividad económica. Desde agosto de 2024, la tendencia es levemente al alza.
En este marco, volvió a aparecer la amenaza de una crisis de empleo de la mano de un modelo de país que deja de lado el mundo productivo. A su vez, se impulsa una reforma profunda del Estado, pero también del trabajo registrado. El argumento esgrimido para llevar adelante esta reforma es sostenido desde hace varios años: “en Argentina hace 10 años que no se genera empleo privado”. En este informe, nos proponemos poner en cuestión dicha afirmación.
Si realizamos un análisis entre puntas, cabe destacar que, al comparar la cantidad de puestos de trabajo asalariado registrados en el sector privado en noviembre de 2023, último mes del gobierno del Frente de Todos, con los que había en enero de 2012, primer mes de la serie SIPA, el crecimiento es de 304 mil puestos. Ello representa apenas un 5% en 12 años. Sin embargo, resulta menester desagregar los datos y ver qué sucedió al interior del período.
Para poder discutir cualquier tipo de reforma, es necesario preguntarse qué pasó en el medio: ¿acaso el empleo privado se mantuvo constante durante los últimos 12 años? O, por el contrario, ¿hubo momentos muy marcados de caída y crecimiento?
Como puede observarse en el gráfico n°2, el período está lejos de ser homogéneo. En los últimos años, Argentina enfrentó dos grandes crisis de empleo: la primera, iniciada en abril de 2018, producto del colapso del gobierno de Cambiemos y, la segunda, iniciada en marzo de 2020, en el contexto de la pandemia del COVID-19. Mientras que la segunda resultó de una crisis sanitaria que afectó al mundo entero, la primera estuvo asociada a un modelo económico que subestimó el peso del consumo interno en el nivel de actividad y se centró en la atracción de capitales externos especulativos.
A partir de allí, desde agosto de 2020, Argentina comenzó un sendero de crecimiento del empleo que le permitió recuperar no sólo lo perdido durante la pandemia, sino también en el macrismo. Al mes de noviembre de 2023, se habían generado 578,3 mil puestos de trabajo desde el mínimo de la pandemia (julio 2020), superando en 90,6 mil puestos los niveles de empleo registrados en abril de 2018 (máximo del período de Cambiemos).
Es decir, si bien la creación de empleo en el análisis entre puntas muestra resultados más bien magros, no se trató de un período homogéneo, sino que encontramos un claro contraste en la evolución de esta variable en función del modelo económico sostenido. Mientras que en las etapas en las que se puso el foco en lo productivo, se creó empleo, cuando se potenció un esquema de valorización financiera, se destruyeron puestos de trabajo. Ante un nuevo intento de apertura, liberalización y desregulación de la economía, resulta imperioso poner en el centro de la escena esta cuestión.
Entre agosto de 2022 y agosto de 2023, se produjo un fenómeno muy particular: un crecimiento del empleo a la par de un amesetamiento de la actividad (la actividad se mantuvo constante pero se generaron 201 mil puestos de trabajo registrado privado). Sin embargo, a partir de septiembre 2023, la evolución de ambas variables se alinea y comienza a ir en el mismo sentido.
En mayo de 2024, el empleo continuó cayendo mientras que la economía dejó de hacerlo. A partir de agosto, la evolución del empleo y la actividad económica fueron en la misma dirección intermensual: el último dato disponible corresponde a diciembre, en el que la economía creció 0,5% intermensual desestacionalizado.
En términos interanuales acumulados, la actividad registra una caída de 1,8%. Es decir, la economía argentina continúa funcionando a niveles inferiores a los de 2023.
Si analizamos la evolución del empleo en relación con los sectores de actividad, en el mes de diciembre de 2024, siete de los catorce sectores registraron caída en la cantidad de personas trabajadoras. Entre ellos, se destacan Industria Manufacturera (-2.561), Transporte, Almacenamiento y Comunicación (-1.457) y Agricultura, Ganadería, Caza y Silvicultura (-1.200). Por otra parte, los sectores que traccionaron el crecimiento fueron: Construcción (+3.747), Comercio (+2.985) y Actividades Inmobiliarias, Empresariales y de Alquiler (+2.967).
Si analizamos la evolución del empleo desde la asunción de Javier Milei, se observa que la pérdida de puestos de trabajo alcanza los 118.019. De dicho total, 64.401, es decir el 54,6%, son explicados por el sector de la construcción, en el marco de la decisión política de paralizar por completo la obra pública.
En este contexto, se torna necesario incorporar al análisis la composición del empleo privado registrado en la Argentina. La construcción abarca, en diciembre de 2024, como se observa en el gráfico a continuación, un 6,0% de los puestos de trabajo. La principal actividad económica en materia de empleo en el sector privado es el comercio, que reúne a 19,9% del total.
La distribución de los puestos por sector es relevante en el marco de la aprobación en el Congreso de la Nación del Régimen de Incentivo a las Grandes Inversiones (RIGI)[3], con el cual se pretende “dinamizar” el empleo en nuestro país. Dicho Régimen apunta a atraer inversiones que dinamicen determinados sectores de actividad: la minería, la siderurgia y los hidrocarburos. Sin embargo, si analizamos la incidencia que tienen estos sectores sobre el empleo registrado privado, encontramos que su participación es más bien marginal: 6,9% del total.
Por el contrario, como señalamos en el informe citado, este Régimen pondría en jaque a la industria manufacturera, que genera el 18,6% del total de los puestos de trabajo, constituyendo la segunda actividad económica más importante en materia de empleo. En el primer año del gobierno de Milei, este sector es el segundo que más ha perdido empleo (-28.749 puestos), con una retracción de 2,4%.
En lo que refiere a la evolución de los puestos de trabajo según las jurisdicciones, en el mes de diciembre de 2024, 10 de 24 perdieron empleo, entre las que se destacan, Río Negro (-594), Chubut (-469), Santa Fe (-168), Misiones (-114) y La Pampa (-111). Entre las 14 jurisdicciones que registraron un incremento del empleo, se destacan CABA (+4.031), Buenos Aires (+1.409), Corrientes (+1.075) y Mendoza (+876).
Sin embargo, la variación del empleo en el primer año del gobierno de Javier Milei muestra mayoritariamente caídas (en el 87,5% de las jurisdicciones), que alcanzan hasta un 10,0% del total de los puestos de trabajo privados registrados de la provincia (como es el caso de Formosa). El mapa número 1 nos permite distinguir tres grupos de jurisdicciones:
Dentro del universo de personas con trabajo registrado se encuentran, además del trabajo asalariado en el sector privado que hemos abordado en los puntos anteriores, el empleo público, en casas particulares y el monotributo.
En los últimos años, se produjo un crecimiento sustancial del monotributo: 57,8% entre enero de 2012 y diciembre 2024. Esta figura de trabajadores independientes permite el acceso a una jubilación en el futuro y a una obra social en el presente, pero no garantiza el acceso a otros derechos laborales como vacaciones, aguinaldo ni licencias (si bien se presentaron proyectos en el Congreso para ampliar las licencias para monotributistas). Sí a asignaciones familiares.
A diciembre de 2024, 2.075.124 personas tienen al monotributo como su modalidad ocupacional principal. En el último mes, se redujeron 1.789 puestos bajo esta modalidad. Sin embargo, desde noviembre 2023, se incorporaron al régimen 37.362 personas, lejos de compensar la pérdida de asalariados privados (118.019).
Con la reforma laboral aprobada en el Congreso (Ley Bases), esta categoría podría adquirir especial relevancia en los próximos años: se crea una figura nueva, que permite que puedan contratarse hasta 3 trabajadores en relación de dependencia pero bajo la categoría de “colaboradores”, es decir, monotributistas. En definitiva, es la negación misma de la relación de dependencia para evadir los aportes y contribuciones, pero también los derechos a ella asociados. ¿Quién va a contratar bajo la modalidad asalariada pudiendo contratar monotributistas?
Por otro lado, en la modalidad empleo en casas particulares, en diciembre 2024, se registraron 445.725 puestos, 1.717 menos que en noviembre. Desde la asunción de Javier Milei, se destruyeron en esta categoría 17.882 empleos.
En diciembre, también es preciso destacar que se produjo una reducción sustancial de monotributistas sociales (-367.796) en el marco de la decisión del Gobierno de aumentar significativamente la cuota e impulsar un reempadronamiento obligatorio que de no realizarse implicaba la baja[4].
En lo que refiere al trabajo registrado en el sector público, a diciembre de 2024, abarca a 3.416.059 personas. En el último mes se destruyeron 1.058 y, desde la asunción del nuevo gobierno, se destruyeron 51.840, incluyendo tanto el nivel nacional como los subnacionales. Esto se suma a los 118.019 puestos perdidos en el sector asalariado privado, totalizando una destrucción de 169.859 empleos asalariados.
A contramano del discurso oficialista, que sostiene que el sector privado absorberá la oferta de trabajo resultante de los despidos masivos en el Estado, la caída es mayor en el sector privado (-1,9%) que en el público (-1,5%).
Las estadísticas del SIPA aportan datos sobre la evolución de la media, que refleja el promedio simple de los salarios del empleo registrado asalariado privado, y sobre la mediana salarial, que representa la línea que divide en mitades la cantidad de trabajadoras y trabajadores.
Al analizar dicha evolución, se puede detectar que, en el último mes disponible, diciembre 2024, ambas variables se incrementaron por encima de la inflación de dicho mes (2,7%). La mediana salarial (6,1%) aumentó más que el promedio (3,6%). Así, la mediana salarial registró una recuperación del poder adquisitivo de 3,3%, mientras que, el promedio salarial creció 0,9%.
Así, tanto la mediana como el promedio se ubican por encima del poder adquisitivo de noviembre de 2023: 3,7% y 3,4% respectivamente. En el gráfico 8, se presenta la evolución de ambas variables desde diciembre de 2015.
Sin embargo, vale la pena introducir la discusión sobre la medición de la inflación que venimos dando desde CEPA[5], y que terminó validando el INDEC con el lanzamiento de la “Calculadora” del IPC propio[6]. A través de la misma, las personas pueden, a partir de introducir los datos sobre sus gastos, calcular su propia inflación, es decir, aquella que refleja sus consumos, y no en base a la canasta de gasto de 2004/5 con la que el INDEC continúa midiendo la inflación nacional.
Es decir, el propio organismo reconoce que la canasta utilizada ya no es representativa del gasto de los argentinos. El INDEC realizó una actualización de la composición del consumo de la población en 2017/8 pero ésta aún sigue sin aplicarse. En esta medición, se reflejó el creciente peso de los servicios en la canasta de gasto de los hogares.
Justamente, es el precio de los servicios el que se incrementó sustancialmente desde la asunción de Milei: por ejemplo, a diciembre 2024, el rubro “Comunicación” aumentó 231,1%, “Transporte” 213,1% y “Vivienda, agua, electricidad y otros combustibles” 296,3%, muy por encima del índice general (173,2%). Esto afectó seriamente el porcentaje de gasto que destinamos a los servicios, en detrimento del consumo de otros bienes. Si utilizamos la canasta de 2017/8, la inflación fue superior a la que mide el INDEC: ascendería a 198,7%, es decir, 25,5 puntos porcentuales más.
Esta divergencia en la medición de la inflación promedio explica por qué, pese a que el cálculo del gráfico 8 arroja que los salarios reales recuperaron en diciembre 2024 el nivel de noviembre 2023, esta mejora no se siente en los bolsillos. Si utilizamos la inflación medida con la canasta 2017/8, tanto el promedio como la mediana se ubican 5,2% y 5,5% por debajo de noviembre 2023, respectivamente.
[1] La actualización mensual de dicha serie contiene datos provisorios que se encuentran sujetos a leves ajustes mes a mes.
[2] La sumatoria de todos los sectores no coincide con el total, dado que, según los datos de SIPA, existen 392 puestos creados sin especificación de sector.
[3] Para más información sobre el RIGI, se puede consultar el informe “La política anti industrial del gobierno de Milei: implicancias del Régimen de Incentivos para Grandes Inversiones en la Ley Bases” (CEPA, 2024) disponible en: https://centrocepa.com.ar/informes/508-la-politica-anti-industrial-del-gobierno-de-milei-implicancias-del-regimen-de-incentivos-para-grandes-inversiones-en-la-ley-bases
[4] https://www.argentina.gob.ar/noticias/el-ministerio-de-capital-humano-anuncia-cambios-en-el-regimen-del-monotributo-social
[5] Sobre este tema, el 1° de diciembre de 2024, los directores de CEPA, Julia Strada y Hernán Letcher, publicaron “Todo en su medida: del problema técnico al problema político de la inflación”. Disponible en: https://www.elcohetealaluna.com/todo-en-su-medida/
[6] El 11 de diciembre de 2024, el mismo día que INDEC publicó el dato de inflación de noviembre, lanzó esta herramienta digital, que se puede consultar en https://www.indec.gob.ar/indec/web/Institucional-Indec-mi_propio_IPC
Informe CEPA N° 465, ISSN 2796-7166.
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