Estados Unidos y la intromisión política en Argentina

La reciente decisión del gobierno de Donald Trump de sancionar a Cristina Fernández de Kirchner y sus hijos con la prohibición de ingreso a Estados Unidos evoca uno de los momentos más icónicos de la historia política argentina: la disputa entre el embajador estadounidense Spruille Braden y Juan Domingo Perón en 1945. Aquella intromisión estadounidense en la política nacional, lejos de debilitar al entonces candidato presidencial, terminó fortaleciendo su figura y consolidando su triunfo en las elecciones de 1946.

DE BRADEN O PERON A RUBIO O CRISTINA

Por José “Pepe” Armaleo

 

Hoy, casi ochenta años después, la historia parece repetirse. El Secretario de Estado Marco Rubio, conocido por su alineamiento con la ultraderecha republicana, anunció la prohibición de ingreso a Estados Unidos de la expresidenta y sus hijos, argumentando presuntos casos de corrupción. La medida se produce en un momento político crítico para el presidente Javier Milei, quien enfrenta una fuerte pérdida de reservas, protestas sociales masivas y un escándalo de criptofraude que lo involucra directamente.

BRADEN, PERON Y LA SOBERANIA NACIONAL
En 1945, Braden se convirtió en el principal opositor de Perón, acusándolo de tener vínculos con el nazismo y promoviendo la candidatura de la Unión Democrática. Perón, lejos de ceder, utilizó la intromisión extranjera como bandera de lucha, sintetizada en el famoso lema «Braden o Perón». Aquella campaña demostró el rechazo del pueblo argentino a la injerencia de Washington en sus asuntos internos y fue clave para el triunfo peronista en 1946.

El paralelismo con la situación actual es ineludible. La decisión de Rubio y Trump se presenta como un intento de influir en la política argentina, al igual que lo hizo Braden en su época. Pero, al igual que en el pasado, esta intervención podría tener un efecto contrario al buscado, fortaleciendo la posición de Cristina Kirchner dentro del escenario político y reavivando un sentimiento de soberanía que atraviesa todas las fuerzas políticas del país.

LOS 18 AÑOS DE EXILIO DE PERON Y LAS SANCIONES A CRISTINA
El exilio de Perón tras el golpe de 1955 fue otra muestra de la influencia extranjera en la política argentina. Durante 18 años, el líder peronista fue proscripto, sus seguidores perseguidos y su partido prohibido. El argumento de la «lucha contra la corrupción» también fue esgrimido en ese entonces para justificar la proscripción del peronismo, como hoy se utiliza para sancionar a Cristina Kirchner.

La intención de Washington no es novedosa: en 1955 apoyaron la Revolución Libertadora, en 1976 respaldaron la dictadura militar y en el presente buscan debilitar a un sector político que, más allá de adhesiones o rechazos, representa una corriente con raíces populares y con peso en la historia argentina.

CRISTINA, MILEI Y LA CRIPTOESTAFA
Las sanciones a la exmandataria llegan en un contexto en el que el presidente Javier Milei enfrenta el escándalo de corrupción: la criptoestafa de la que participaron sus allegados y que perjudicó a inversores norteamericanos, españoles, argentinos, entre otros. Sin embargo, a diferencia de Cristina, sobre quien no pesa ninguna condena firme, Milei no solo no ha sido sancionado, sino que cuenta con el respaldo de la administración Trump.

El paralelismo con la época de Braden y Perón es inevitable: el intervencionismo estadounidense, disfrazado de lucha contra la corrupción, siempre responde a intereses geopolíticos más amplios. Como en el pasado, la estrategia de la Casa Blanca podría fortalecer, en lugar de debilitar, a aquellos que buscan atacar.

CONCLUSION: LA HISTORIA SE REPITE
Desde Braden hasta Rubio, la historia ha demostrado que la injerencia extranjera en la política argentina suele generar el efecto contrario al esperado. Como en 1946, la discusión sobre la soberanía y el rechazo a la influencia de Washington podría terminar consolidando a quienes se busca debilitar.

No es la primera vez que Estados Unidos interviene económicamente en Argentina con un claro favoritismo político. En 2018, el gobierno de Mauricio Macri recibió un préstamo de 57.000 millones de dólares del FMI con el aval de Donald Trump, en un intento por sostener su gobierno y su reelección. Sin embargo, el experimento fracasó: Macri perdió las elecciones de 2019 y dejó al país con una deuda impagable. Ahora, la historia podría repetirse con Javier Milei, quien negocia un nuevo crédito multimillonario con el FMI. ¿Podría este préstamo ser otro intento fallido de sostener un proyecto político que, lejos de fortalecerse, podría terminar debilitado por sus propias contradicciones y el peso de la historia?
La pregunta que queda en el aire es si la historia volverá a repetirse: ¿Será este el nuevo «Braden o Perón» del siglo XXI?.

“La historia no se borra, la memoria no se clausura, la justicia no se negocia y la soberanía no se entrega”.

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José “Pepe” Armaleo: Militante, Abogado, Magister en Derechos Humanos, integrante del Centro de Estudios de la realidad política y social Argentina Arturo Sampay, Zona Norte.

Un comentario

  1. «La decisión de Rubio y Trump se presenta como un intento de influir en la política argentina».

    Pensé que con Milei en la presidencia, Bullrich en seguridad y Caputo en economía, ya era suficiente.

    ¿Además necesitaban una declaración oficial firmada por Rubio?

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