Indagando ese origen emergen las construcciones simbólicas que lo constituyeron trabajando sinérgicamente en medios tradicionales y en medios digitales. Proponiendo una cultura de apología de una libertad basada en lo individual y criticando por “colectivista” a todo lo conjunto, lo tribal, lo fraterno, lo solidario, lo común, a la vez que lo asocia con lo corrupto representado en “la casta”.

En este mismo ejemplar de ¿Y ahora qué?, Facundo Selfeni explica el devenir del uso de la psicometría y de determinados sesgos cognitivos en base a la filosofía de Steve Banon en “El método Milei y sus alcances”.

En el mismo sentido, en un breve repaso por la vertiginosa transformación de los procesos de producción de subjetividad de la era de internet, diremos que el 87% de la población argentina accede a la red y el 79% utiliza redes sociales. Y agregaremos que si bien hace diez años el 20% de la producción de información global le correspondía a procesos automáticos computacionales y el 80% era de producción humana, hoy estamos al revés. La humanidad solo gesta diariamente el 20% de la información que se produce. Esto no quiere decir que haya disminuido su volumen, al contrario, pero sí evidencia lo exponencial del crecimiento de la producción de información automatizada y la magnitud de la transformación de la que hablamos.

Sigamos pensando cómo fue que se constituyó en esa territorialidad subestimada por la mayoría de los dirigentes populares, que no la ven como un territorio de disputa simbólica-política-ideológica y sensible, el emergente Milei.

En mayo de 2022 las cosas en Youtube estaban así:

*Estudio de Mueve Argentina – Realizado por Giselle Rodríguez

Y en qué canales se producían las narrativas sobre cada uno de estos referentes políticos en aquel primer otoño post-pandemia:

*Estudio de Mueve Argentina – Realizado por Giselle Rodríguez

Los contenidos preponderantes que definían las narrativas sobre los referentes del peronismo eran los de la oposición mediática, los de Macri y Larreta eran de canales en los que eran accionistas y/o invertían pauta, mientras que las narrativas de mayor volumen comunicacional acerca de Milei las producían sus propios equipos en sus propias plataformas, ya en 2022.

Un año más tarde, dos meses antes de las PASO, en mayo de 2023 nos encontramos con este panorama: La suma de todas las publicaciones mediáticas en el territorio digital acerca de Milei generan un total de 3 millones de acciones de la comunidad (reacciones, comentarios, compartidos, visualizaciones).

Casi el mismo volumen de acciones, reúnen las publicaciones en las redes oficiales de Javier Milei durante el mismo mes: un total de 2.9 millones.

Ah, pero en las redes NO OFICIALES del candidato libertario los números son diferentes:

Conclusión: Mientras que en mayo de 2023 Milei lograba un total tres millones de acciones en redes sociales de medios de comunicación, y casi tres millones en sus propias redes oficiales (en las que como todo candidato a presidente tiene que sustentar los protocolos de transparencia de las plataformas digitales globales y declarar cuánto dinero invierte en pauta digital y en qué anuncios), en los videos producidos por sus equipos de comunicación en cuentas no oficiales para Tiktok lograba entre 1 y 20 millones de visualizaciones por cada contenido. Estos videos también tienen su paralelo en Instagram y Youtube (Shorts-videos cortos verticales). Los volúmenes alcanzados por los contenidos de las colectoras digitales de Milei evidencian un nivel de inversión de fondos ilimitados en pauta segmentada, con contenidos también segmentados, que por edición lo convierten no sólo en delgado y sin papada sino también en asertivo discursivamente. Sin los “o sea”, ni los “digamos”.

Para comprender este territorio ¿Cuál es el mapa de uso de las plataformas digitales en la Argentina?

En 2022, el uso de Instagram superó a Facebook y Tiktok a Twitter (ahora X).

Y si se trata de analizar las horas dedicadas mensualmente en promedio a las prácticas comunicacionales en las principales plataformas, en Argentina en enero de 2023 estábamos así:

Comprendiendo esta distribución de los escenarios de sentido que hegemonizan las conversaciones e interés social en el país, el campo popular se encuentra en una histórica y clara desventaja. Esto se puede apreciar en la primera semana de gobierno de Milei, luego de los primeros anuncios del ministro Caputo y del primer comunicado de la CGT.

La magnitud de los “puntos” representa el volumen de comunicación que logran esas cuentas, y las líneas grafican las interacciones. Interacción es vitalidad, en todos los territorios.

Este grafo representa la conversación en X (Twitter), que es una red social caracterizada por una gran politicidad y por unas comunidades hiper-informadas. También por bots y cuentas falsas.

Si en cambio nos vamos a comparar los volúmenes comunicacionales del mismo tema en Instagram, Facebook, X, Youtube y Tiktok, en la semana de los primeros anuncios de Caputo sobre el ajuste y de la primera respuesta de la CGT nos encontramos con esto:

Ahora bien, ¿se trata de que el campo popular no tiene en la Argentina recursos políticos, estéticos, tecnológicos, científicos, sociales y comunicacionales para librar la batalla cultural en este y todos los territorios contra el anarco-capitalismo financiero internacional de los Blackrock de la vida y de los demás fondos buitres representados por Milei?

Acá viene una buena noticia, la primera de este artículo.

Si las áreas de comunicación de todos los colectivos involucrados en el paro y movilización del 24 de enero próximo se articularan y organizaran fijando las principales consignas que originan el rechazo al DNU y a la Ley Ómnibus, la disputa estará planteada.

Se trata de los más de cien gremios de las centrales de trabajadores, que se suman a los movimientos sociales, las comunidades de las 70 universidades nacionales públicas y los 63 institutos universitarios públicos, los clubes, los organismos de Derechos Humanos, los medios comunitarios y los públicos, los centros de jubilados, las multisectoriales contra los tarifazos, las agrupaciones de inquilinos, las organizaciones de pymes, los movimientos indígenas, los ex-combatientes de Malvinas, etc. junto a periodistas comprometidos con el derecho a la comunicación, deportistas, artistas, instituciones y personalidades del pensamiento y la cultura, para acordar una estrategia articulada de comunicación con el fin de disputar el sentido de la movilización. 

Se deberían definir en un acuerdo previo las principales directrices editoriales organizadas en etiquetas (hashtags), convocatoria y cobertura federal, encuadres complementarios fotográficos y droneros, registros audiovisuales, crónicas y entrevistas, transmisiones en vivo, articulación de prensa de medios y agencias nacionales, regionales e internacionales con gacetillas traducidas a varios idiomas más un masivo desembarco en todas las plataformas digitales (canales de video, redes sociales y de mensajería), y en diarios, radios y canales de televisión.

De lo contrario, lo que efectivamente pase puede quedar subsumido a la consciencia y memoria de sus protagonistas, pero no servirá para alimentar la representación de lo ocurrido enfrentando a las estrategias de tergiversación y falsas noticias que hegemonizan la comunicación en el país desde la dictadura cívico militar que finalizó hace 40 años para NUNCA MÁS volver.

La derecha y la ultraderecha saben mucho mejor que las organizaciones que defienden los derechos conquistados, que la fuerza de un pueblo convencido y estratégicamente articulado en todos los territorios, puede mucho más que la inmensa maquinaria que han montado.