Es bastante claro que Musk está en medio de un clivaje dentro de las élites. Y en lugar de prestar atención al proceso que lleva a ese clivaje, el sistema ideológico progre presta atención a factores secundarios.
Esto que hago no es una crítica a personas sino a sistemas y modalidades de análisis casi inerciales de los cuales las personas se hacen voceros.
Prácticamente la “crítica a dichos de Musk” se convirtió en un “género periodístico”. Esto es revelador.
El protagonismo y exposición pública de un oligarca debe suscitar interrogantes, no revalidaciones certeras de los axiomas y postulados de sistemas ideológicos, cualesquiera sean.
¿Pero cuando deliraban en el twiter antes de que Musk lo comprara?. ¿Por qué no decían nada?
Por qué no decían nada cuando le suspendieron la cuenta a un Presidente? O cuando lo acusaron a Trump de invadir el Capitolio? O cuando lo acusaron de ser agente de Putin porque lo filmaron con prostitutas en Moscú y Putin lo tenía agarrado por eso?
Twiter era una máquina de difamar a Trump haciendo un gran servicio al complejo militar industrial. Pero no sé decía nada antes de que lo comprara Musk.
¿Se dan cuenta de que no hay coherencia?
Solo saltan cuando los delirios no cuajan con los teoremas, axiomas y postulados progres. Pero cuando los delirios sí les son funcionales, entonces no saltan.
Las primeras líneas del sistema oligárquico suelen ser los que casi no tienen exposición pública o hacen todo lo posible por no tenerla.
Ejemplo: las camarillas que controlan los fondos de inversión que, a su vez, controlan a las empresas del complejo militar-industrial, a saber: The Vanguard Group y Raytheon, para el caso norteamericano o Bae System para el caso británico. Esto es solo un ejemplo entre otros.
Esa camarilla es una camarilla oligárquica (con mucho más poder que Elon Musk) puesto que controlan recursos monetarios y físicos mucho mayores y, en combinación con los resortes mediáticos globales, logra efectos geopolíticos globales contra Rusia y China. Aunque esto no les está saliendo bien.
El sistema oligárquico es un sistema piramidal: a medida que se sube hay cada vez menos espacio.
Haciendo una comparación gráfica de la importancia y el poder de oligarcas: la camarilla que controla The Vanguard es como una Ballena Azul. Musk es un elefante y, pongamos, Macri, Magneto, Roca o Eurnekian, para dar ejemplos locales, son perros chihuahuas.
Entonces, cuando se abstrae la realidad o se la recorta o sesga en función de axiomas y postulados fijos, nos enfocamos, por ej., aquí en Argentina en los perros chihuahuas y los miramos con lupa y creemos que son animales inmensos (comparados con nosotros), porque no vemos o no queremos ver a los demás animales.
Estas cosas llevan a deformaciones y a errores de apreciación, como, por ej., el de creer que el frecuentemente llamado “poder económico local” es todopoderoso, cuando no lo es, porque su poder es transmitido desde afuera por actores que están muy por encima. O que una ballena azul necesita hacer una sociedad con un perro chihuahua. Este tipo de cosas.
La confrontación política a nivel local contra los líderes nacionales y populares está sostenida no por un poder local sino por un sistema oligárquico supranacional que constituye una verdadera férula imperialista.
Si fuera solo por el “poder local”, el peronismo hubiera gobernado en forma ininterrumpida desde 1946 hasta la fecha, pero, no fue así porque intervienen poderes que trascienden en mucho a los poderes locales.
Quiénes serían las primeras líneas?
Las primeras líneas del sistema oligárquico suelen ser los que casi no tienen exposición pública o hacen todo lo posible por no tenerla.
Ejemplo: las camarillas que controlan los fondos de inversión que, a su vez, controlan a las empresas del complejo militar-industrial, a saber: The Vanguard Group y Raytheon, para el caso norteamericano o Bae System para el caso británico. Esto es solo un ejemplo entre otros.
Esa camarilla es una camarilla oligárquica (con mucho más poder que Elon Musk) puesto que controlan recursos monetarios y físicos mucho mayores y, en combinación con los resortes mediáticos globales, logra efectos geopolíticos globales contra Rusia y China. Aunque esto no les está saliendo bien.
El sistema oligárquico es un sistema piramidal: a medida que se sube hay cada vez menos espacio.
Haciendo una comparación gráfica de la importancia y el poder de oligarcas: la camarilla que controla The Vanguard es como una Ballena Azul. Musk es un elefante y, pongamos, Macri, Magneto, Roca o Eurnekian, para dar ejemplos locales, son perros chihuahuas.
Entonces, cuando se abstrae la realidad o se la recorta o sesga en función de axiomas y postulados fijos, nos enfocamos, por ej., aquí en Argentina en los perros chihuahuas y los miramos con lupa y creemos que son animales inmensos (comparados con nosotros), porque no vemos o no queremos ver a los demás animales.
Estas cosas llevan a deformaciones y a errores de apreciación, como, por ej., el de creer que el frecuentemente llamado «poder económico local» es todopoderoso, cuando no lo es, porque su poder es transmitido desde afuera por actores que están muy por encima. O que una ballena azul necesita hacer una sociedad con un perro chihuahua. Este tipo de cosas.
La confrontación política a nivel local contra los líderes nacionales y populares está sostenida no por un poder local sino por un sistema oligárquico supranacional que constituye una verdadera férula imperialista.
Si fuera solo por el «poder local», el peronismo hubiera gobernado en forma ininterrumpida desde 1946 hasta la fecha, pero, no fue así porque intervienen poderes que trascienden en mucho a los poderes locales.
Artemio, es curioso el «terror» que hay al debate político de ideas en general y dentro de la militancia misma, incluso. Y esto por varias razones.
Primera, porque no es fácil tener ideas propias (que hay que producir y generar) para debatir. La mayoría se posiciona según el sistema axiomático ideológico de su predilección; y confronta o no con otros del mismo sistema axiomático o con otros ajenos.
Segunda, que son generalmente factores ligados a las pasiones o emociones los que predominan en la elección o rechazo de un sistema axiomático determinado.
Tercera, que hay mucha gente que cree que puede haber debate de ideas sin diálogo, sin intercambio y sin interacciones. Cómo si un debate fuera ir a una reunión o una asamblea o a un panel de tv y que cada uno diga lo suyo, lo que tenga muchas ganas de sacarse de encima.
No se puede debatir sin dialogar. Y dialogar no es que uno hable y que el otro luego hable también o viceversa.
El diálogo verdadero se da cuando hay escucha, cuando hay capacidad de interpretar al otro y, esa interpretación produce un efecto en uno mismo y en el otro.
Por lo general, a los individuos les cuesta estar posicionados en forma relajada y libre o porque están a la defensiva, enojados, fanatizados, etc.
Hay demasiada gente militante que está más centrada en sus logros personales (ambiciones políticas grandes, medianas o pequeñas) que en la generación de ideas, tendiendo a subordinar este aspecto de la política a aquellas ambiciones.
A la mayoría le cuesta mucho la comprensión de los procesos históricos y políticos. Estos son motorizados por concepciones y acciones que a la mayoría de la gente se les escapan porque está permanentemente expuesta y estimulada por información basada en títulos, «sustantivos», «cosas», como si todo fuera una «propaganda comercial» sea a favor, sea en contra de un producto determinado.
A esta altura de mi vida me cansa ya un poco ver continuamente gente del propio espacio político dedicada a confirmar sus propios prejuicios y racionalizar sus propias pasiones.
A Cristina hay que facilitarle las cosas para que pueda reorganizar y poner en pie el instrumento de lucha que vamos a utilizar en el futuro cercano.
Este tipo de tareas son, en cuanto a su iniciativa, enteramente subjetivas. No se hacen solas o por el funcionamiento automático de instituciones.
CFK, lamentable o felizmente, según como se vea -porque cómo puede ser que no surja alguien que por lo menos la iguale en sus capacidades?, y porque es, por suerte, la única líder que tenemos, aunque no sea de conducción-, es un activo notable de las clases populares argentinas, aunque muchos no se den cuenta.
Lo que algún periodismo progre se escandaliza por lo que llama la «interna» no es nada más ni nada menos que el primer paso de la toma de conciencia de que tiene que haber una mente con capacidades de concepción y ejecución la que inicie la tarea de reconstrucción y reorganización del frente político que tendrá que prepararse para ofrecer una verdadera esperanza al 60% del pueblo de la argentina, antes de que sea demasiado tarde.