Sobre la capacidad electoral del oficialismo

Apunten contra Kicillof

El panorama electoral nacional continúa abierto y por lo visto habrá que soportar dos PASO para definir candidaturas en las dos coaliciones hasta ayer principales. Más tarde se verá si el ausentismo y la fragmentación electoral previsible mantendrá la estructura actual bipolar.

Respecto a las PASO, es obvio que no hay clima social ni político para activar ese mecanismo de selección de candidatos pero, ¡ay!, la política tiene razones que la razón no comprende.

La fortaleza electoral del oficialismo sigue siendo el volumen electoral de Axel Kicillof, aun más de diez puntos sobre Diego Santilli, el mejor rankeado de la oposición, medido ya con la posible incorporación del ultraderechista José Luis Espert a la coalición también ultraderechista Juntos y a las operaciones de corte pugilístico-criminal que se montan para esmerilar la figura del gobernador bonaerense.

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La muerte parece ser ya un paisaje habitual en la política nacional, una práctica que supusimos terminada con el pacto democrático de 1983. Mala nuestra.

Obviamente, electoral y políticamente se juega mucho en el distrito que aporta el 38% de los votos nacionales y, dado el clivaje social del oficialismo, el 45% de los votos oficialistas. Hay que esmerilar a Kicillof a como dé lugar y la lijadora ya está en marcha y, por supuesto, no se detendrá.

La pata floja del oficialismo es, ya lo dijimos muchas veces desde estas columnas, su política socioeconómica, atada a las auditorías del FMI.

La historia reciente muestra los efectos de las “ideas” que propone el FMI. Solo una muestra: en 1974 sin FMI la pobreza llegaba al 6%; en el año 2001 con FMI trepó al 54%; en el año 2015 sin FMI bajó al 20% y en el año 2022, con FMI, trepó al 39,2% y se encamina a superar el 40%, cómodo.

No solo la incidencia de la pobreza crece, sino que apenas desciende –a pesar de la generación de empleo robusta– la brecha de la pobreza de los hogares, que se ubicó en 36,5%, o sea que para superar la situación de pobreza un hogar tipo de cuatro miembros metropolitano debería recibir un 57,4% más de ingreso que lo que recibe, en el ejemplo de hogar tipo 2 del Indec, $ 48.109 adicionales por mes, ya que la entrada total familiar promedio de los hogares pobres fue de $ 83.758, mientras la CBT promedio del mismo grupo de hogares alcanzó $ 131.807.

De ahí la importancia de otorgar una suma fija salarial que aumente el piso de entradas de los hogares, donde los ingresos laborales representaron el 75,7% de los ingresos totales en el tercer trimestre de 2022 y como se observa están todos por debajo de la inflación y del poder adquisitivo real, un 8% promedio.

Un escenario abierto e inestable

Esta caída salarial se observa incluso respecto del año 2019, año inolvidable, cuando el voto popular le “echó flit” al felino (que, recordemos, deterioró el poder adquisitivo de los salarios un 20% promedio), transformándolo en el primer presidente electo por voto popular que, terminando su primer mandato, no pudo reelegirse, mostrando las virtudes de “trabajar en equipo”, sin personalismos y atentos a las transformaciones y desafíos que plantea el mundo moderno.

Por este motivo, actualizar paritarias mediante los mecanismos de negociación habituales pero sobre una suma fija salarial agregada es ya indispensable; dado que la incidencia de la pobreza y la indigencia resultan de la capacidad de los hogares de acceder a la canasta básica alimentaria (CBA) y a la canasta básica total (CBT) mediante sus ingresos monetarios, se observó que, con respecto al semestre anterior: en promedio, el ingreso total familiar aumentó 37,3%. Pero las canastas regionales promedio aumentaron 43,5% (CBA) y 44,4% (CBT). Los ingresos en el período estudiado aumentaron a un nivel inferior, tanto de la CBA como de la CBT y debe destacarse que ya el salario formal privado y público promedio de $ 162.808 se ubica por debajo del valor de la línea de pobreza para un hogar tipo metropolitano, según datos del Ministerio de Desarrollo Productivo, actualizados al 13 de marzo de 2023.

En este contexto de tanta penuria de ingresos familiares y retraso salarial, rechazar la suma fija es contribuir a mermar la capacidad electoral del oficialismo a límites que no podemos precisar con datos, pero imaginamos por experiencia en estas trabajosas lides del ping-pong electoral, estimados lectores de PERFIL.

*Director de Consultora Equis.

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