Cuando Milei habla de venta de órganos o sobre "un mercado más", no hace más (ni menos) que legitimar localmente un fenómeno de larga data y creciente, como todas las calamidades. Entre el 5% y 10% de los trasplantes se realizan mediante tráfico de órganos, según un informe de la Organización Mundial de la Salud de 2007.
En Argentina, la venta de órganos está prohibida y, gracias a una ley sancionada en 2018, toda persona mayor de 18 años es posible donante de órganos o tejidos, salvo que haya dejado constancia expresa de lo contrario. Además, existe una lista de espera única en todo el país para cada tipo de órgano, controlada y fiscalizada por el Instituto Nacional Central Único Coordinador de Ablación e Implante (Incucai), y la distribución y asignación de órganos y tejidos se realiza mediante un sistema informático basado en criterios médicos preestablecidos que tienen en cuenta, principalmente, la gravedad del paciente, la compatibilidad entre donante y receptor y el tiempo en lista de espera.
Según las estadísticas del Incucai, actualmente hay más de 7.000 personas en la lista de espera de un órgano y 2.800 para córneas. En 2022, la cantidad de trasplantes creció un 24% respecto de 2021 y Argentina volvió a los niveles previos a la pandemia: 4.024 pacientes en lista de espera recibieron un trasplante de órganos y córneas. Asimismo, a partir de la implementación del Plan Nacional de Córneas, los trasplantes de córneas aumentaron un 42% en 2022 con respecto al año anterior, y todos los pacientes pediátricos que se encontraban en lista de espera de córneas recibieron un trasplante.
Sine embargo en el años 2022, Milei le dijo a Lanata que la venta de órganos era “un mercado más” y cuestionó “por qué todo tiene que estar regulado por el Estado. Cómo voy a estar yo disponiendo sobre el cuerpo de otra persona, cómo voy a estar yo decidiendo qué puede o no hacer. El que decidió venderte el órgano, ¿en qué afectó la vida de los demás? ¿En qué afectó la propiedad de los demás? ¿En qué afectó la libertad de los demás?”
Luego, en mayo de 2023, volvió sobre el tema, y aunque evitó pronunciarse a favor de la venta de órganos, sostuvo: “Hay algo que no está funcionando bien”, porque hay “más de 350.000 potenciales donantes por la ley” y “7.500 personas que están esperando los trasplantes”. Entonces, su propuesta fue “busquemos mecanismos de mercado para resolver estos problemas”, porque “no hay peor solución que la que implica la garra del Estado”.
Como en economía replica el viejo paradigma neoliberal adaptado a la coyuntura, en materia de venta de órganos tampoco dijo nada demasiado nuevo, nada que no suceda desde hace tiempo ya.
Las guerras y sus víctimas, son también una gran proveedor de órganos a los países centrales. Los hallazgos encontrados en los hospitales de Gaza, que horrorizan a las conductoras del video de apertura no se conocene en totalidad y permanecerán convenientemente silenciados.
Nos informa Bruno Sgarzini que «La serie de Netflix Pálpito habla sobre el asesinato de una mujer para trasplantarle el corazón a una «poderosa millonaria». Uno de los mitos urbanos más grandes habla sobre la existencia de una red mundial de tráfico de órganos. ¿Es tan así? ¿Qué dice Interpol?
En total se llevan a cabo 159 mil trasplantes ilegales según el Observatorio Global de Donación y Trasplantes. Para Interpol una de las razones que explican este comercio ilegal en el norte y este de África es la escasez mundial de órganos.
«La mayoría de las veces los receptores se registran en listas de espera de órganos en su propio país antes de dedicarse al turismo de trasplantes”.
En algunos países, como Argentina, la falta de donantes han generado propuestas de legalizar un mercado de órganos por parte de Javier Milei, el candidato presidencial libertario. Algo inhumano pero no muy lejos de otro fenómeno; el «alquiler de vientres».
El único líder global que se manifiesta contra el genocidio de niñas y niños.
Enorme orgullo de que sea argentino. pic.twitter.com/WeflLhbn9w— Periodistán (@periodistan_) December 22, 2024
Una de las formas de tráfico de órganos más registrada es la de «turismo de trasplantes» según Interpol. Un receptor viaja a un tercer país, junto a su donante, y simula una relación familiar para que la intervención suceda.
Un caso que lo ejemplifica es el del senador nigeriano Ike Ekweremadu quien pagó a un joven comerciante de Lagos para que viajara a Londres y donara un riñón a su hija con una insuficiencia renal.
Las autoridades se dieron cuenta y el senador junto a su esposa fueron condenados Egipto, Pakistán e India son algunos de los países donde más viajan personas necesitadas de trasplantes de EEUU y algunos países ricos, como Arabia Saudí.
Según Interpol, en Egipto las operaciones se hacen en clínicas habilitadas para trasplantes. En Este y Centro de África, Interpol encontró que existen personas dedicadas a captar gente necesitada, a través de plataformas sociales, para que donen sus órganos.
Luego unos «corredores» unen estos donantes con receptores.
El gran peligro de la maniobra son los riesgos de incompatibilidad entre los donantes y receptores».
Sin embargo la serie, como es obvio, suspende el tráfico en el ámbito privado, pero se trata de un fenómeno social, extendido y en crecimiento exponencial. Los poderosos deben vivir.