Hace casi una semana que algunos medios internacionales se interesan mucho más por Gaza de lo habitual. Me alegra ver que las revistas que rara vez hablan de Gaza se preocupan de repente por lo que está pasando aquí. Ciertamente, no es para dar cuenta de las masacres, las carnicerías y las israelíadas, Sino de algo más importante, a sus ojos, que el genocidio que se está desarrollando en este momento: las manifestaciones contra Hamás. Durante poco más de una semana ha habido algunas manifestaciones en la Franja de Gaza, comenzando por Beit Lahia, donde se pidió a Hamás que cediera el poder.
En el mismo período, hubo varias masacres, en particular el asesinato en Rafah de quince paramédicos de la Media Luna Roja y la Defensa Civil. Fueron ejecutados por los israelíes. Se les encontró en una fosa común, con los pies atados, los cuerpos decapitados, con muchas marcas de balas en la cabeza y el pecho. Por supuesto, los medios de comunicación que emplean a periodistas profesionales han hablado de ello. Pero otros no se molestaron en investigar.
Sé que Israel prohíbe la entrada a la Franja de Gaza a las y los periodistas extranjeros. Pero pueden llamar a la Media Luna Roja para comprobar si no confían en los periodistas palestinos.
Es normal querer el cambio político
Quienes se entusiasman con las manifestaciones anti-Hamás nos acusan de querer ocultarlas. Nada es más falso. Lo he dicho en varios medios francófonos: estos no son los primeros movimientos contra Hamás desde el comienzo de la guerra. También lo he repetido aquí: la popularidad de Hamás en la Franja de Gaza ha disminuido mucho, e incluso es anterior a esta guerra. Desde que tomó el poder en 2007, estamos bajo bloqueo y hemos sufrido varias guerras israelíes. La gente está asfixiada, vivimos en la miseria, el desempleo es masivo y toda una generación nunca ha salido de la Franja de Gaza. En estas condiciones, es normal, como en todos los países, querer un cambio político. También en Cisjordania, donde es Fatah quien está en el poder, la gente ya no lo quiere.
Las manifestaciones contra Hamás comenzaron mucho antes de la guerra. Ha habido muchas. Entonces este movimiento se llamaba Bedna naïch, (“Queremos vivir”). Hamás reprimió estas manifestaciones y continuó gobernando con mano de hierro. Todo el mundo lo sabe, y nadie lo oculta.
Cuando se trata de Hamás, todo el mundo se pone a defender la libertad de expresión
Pero lo cierto es que, según los medios de comunicación que apoyan a Netanyahu, no se puede ser periodista y palestino. Y que incluso si lo intentáramos, de todos modos, estaríamos bloqueados por la censura de Hamás. Como si luchar contra los intentos de censura no fuera el destino de todos los periodistas del mundo. Cuando Israel prohíbe Gaza a los periodistas extranjeros, ¿no es un acto de censura? Cuando el control militar israelí prohíbe a los periodistas hablar de ciertos temas, ¿no es censura?
En Francia basta con hacer una broma sobre Netanyahu para ser despedido. Los actores que hicieron un sketch sobre Israel están en una lista negra. Las campañas denuncian como “antisemitas” a los actores, periodistas, políticos, hombres y mujeres, que denuncian las masacres cometidas por Israel contra las y los palestinos. Esta presión conduce a algo peor que la censura, la autocensura. Muchos actores y periodistas retoman el vocabulario israelí y se niegan a pronunciar la palabra “genocidio”, para no tener problemas. Pero cuando se trata de Hamás presionando a los medios de comunicación, todo el mundo defiende la lucha por la libertad de expresión.
¡Dejen el poder para que Gaza viva!
Sin embargo, los periodistas de Gaza pueden hacer su trabajo. Basta con preguntárselo y te explicarán cómo sucedió: las manifestaciones comenzaron en Beit Lahia, contra el ultimátum de evacuación lanzado por el ejército israelí. Las personas que viven en tiendas de campaña, en la miseria, la humillación y el miedo a los bombardeos, están cansadas de moverse constantemente. Así que todo el mundo salió a la calle a protestar. Luego, frente a las cámaras, las y los manifestantes comenzaron espontáneamente a acusar a Hamás. Nadie podía controlarlos. Se escuchaban frases como:
Sabemos muy bien que el pretexto de Netanyahu so Ustedes. No le deis este pretexto. No le den este pretexto. ¡Dejen el poder para que la gente siga viviendo! ¡Dejen el poder para que Gaza viva! ¡Dejen el poder para que 2,3 millones de personas no sean expulsadas!
Somos un pueblo consciente y educado. Estos manifestantes saben muy bien que el ejército de ocupación utiliza a Hamás como un espantapájaros. Netanyahu lo necesita. En Cisjordania, el espantapájaros es el presidente de la Autoridad Palestina (AP), Mahmoud Abbas. Se opone al uso de armas, la policía de la AP colabora con el ejército israelí y, sin embargo, los ministros de extrema derecha de Netanyahu, Ben Gvir y Smotrich, le tratan de «terrorista» con el que no se puede hacer la paz.
Netanyahu y su gobierno están dando la luz verde para el traslado de 2,3 millones de habitantes de Gaza al extranjero según el plan de Donald Trump. Estas amenazas directas de un líder que promete un “infierno” a toda una población civil no escandalizan a periodistas que solo quieren hablar de Hamás. Para ellos no hay genocidio en Gaza. Todos estamos muriendo, nos quieren erradicar, nos quieren cortarnos de nuestras raíces. Podrían al menos escribir “masacres”.
Lo que les falta es humanidad
Si lo hacen por ideología, bravo, lo han logrado. Si lo hacen por ignorancia, seguimos estando aquí, para ayudar a informaros y entender. Podéis llamarnos, todavía hay conexiones a pesar del caos. Podemos hablaros de todo, de Hamás, de las manifestaciones, de sus razones. Entonces realmente comprenderéis lo que está sucediendo en Gaza. Toda esta sangre que fluye, todos estos niños decapitados, triturados o que llevan en bolsas de plástico los cuerpos de sus padres en pedazos para enterrarlos, que buscan los cadáveres hechos añicos de sus padres bajo los escombros, ¿no osinteresa? ¿No os afecta? En este caso, no es solo vuestra profesionalidad lo que os falta, es humanidad.
Algunos de vuestros colegas israelíes ya no dudan en utilizar la palabra “genocidio”. También hablan de “combatientes de la resistencia y la libertad” al referirse a Hamás. Los manifestantes que piden a Hamás que deje el poder saben que son, en primer lugar, objetivos para el ejército israelí. Saben muy bien que este ejército no busca eliminar precisamente a tal o cual combatiente de Hamás, lo que podría hacer con sus medios tecnológicos. Los israelíes quieren hacer el mayor daño posible entre la población. ¿Y eso no os sorprende? En vuestra opinión, ¿solo existe el “derecho de Israel a defenderse”?
Traducción: Faustino Eguberri para viento sur
* Rami Abou Jamous escribe su diario para Orient XXI. Fundador de GazaPress, una oficina que proporcionaba ayuda y traducción a los periodistas occidentales, tuvo que abandonar su apartamento en Ciudad de Gaza en octubre de 2023 con su esposa Sabah, sus hijos y su hijo Walid, de dos años y medio, bajo la amenaza del ejército israelí. Refugiada desde entonces en Rafah, la familia tuvo que trasladarse a Deir El-Balah y más tarde a Nusseirat, atrapados como tantas familias en este enclave miserable y superpoblado. Un mes y medio después del anuncio del alto el fuego, Rami finalmente está de vuelta en casa con su esposa, Walid y el recién nacido Ramzi. Por este diario de a bordo, Rami recibió el premio de la prensa escrita y el premio Ouest-France en el Premio Bayeux para corresponsales de guerra. Este espacio está dedicado a él (en orientxxi) desde el 28 de febrero de 2024 (en Viento Sur hemos publicado algunas de sus crónicas https://satorzulogorria.org/diario-de-gaza-82/)