Carlos Flanagan
La importancia de la democracia
El pasado 27 de junio se cumplieron 50 años del golpe de estado de corte fascista en Uruguay que instauró una dictadura civil – militar por doce años. Fue uno más de los que el imperialismo estadounidense, con Henry Kissinger como titular del Departamento de Estado, impulsó en el continente (baste recordar la trágica muerte del Presidente Salvador Allende en Chile y el golpe de Videla en la Argentina).
Estos hechos nos hacen recordar con orgullo la ardua lucha durante años de nuestros pueblos de resistencia a la dictadura y por la reconquista de las libertades conculcadas. Recordar la historia nos hace valorar la democracia y reafirmar el compromiso de velar por su plena vigencia en todos los terrrenos.
Pero valorarla altamente no implica en absoluto desconocer o relegar a un segundo plano su esencia identitaria: su condición de dominación de clase. Este no es un aspecto para nada menor; ya que la socialdemocracia y algunos sectores de la izquierda piensan en una “democracia” a secas que nunca existió.
En el devenir histórico, la democracia – proveniente etimológicamente del griego “demos” (pueblo) y “kratia” (gobierno) siempre tuvo “apellidos”.
Las luchas a librar
La obtención de las firmas necesarias para convocar al plebiscito de la nueva ley de seguridad social así como la elección nacional serán dos instancias en las que se pondrá a prueba el resumen de la acumulación de fuerzas por parte del movimiento social y del Frente Amplio en el último quinquenio.
Según los datos de todas las empresas encuestadoras, el FA tiene una intención de voto con un porcentaje que va del 42% al 46%, superando a todos los partidos de la coalición de derecha gobernante sumados. Al no llegar al 50% se iría a una segunda vuelta el último domingo de noviembre.
Un triunfo en esta segunda vuelta como sería lo más probable: ¿es suficiente? A nuestro juicio no lo es. Sería una victoria pírrica, ya que no se obtendrían las mayorías parlamentarias propias, insustituibles para redactar y aprobar leyes necesarias a fin de revertir gran parte de la legislación impuesta por el gobierno saliente, y profundizar los cambios sociales impostergables en el país.
¿Es posible ganar en primera vuelta?
Pero previamente a responder y para los que no son uruguayos, trataremos de explicar en forma breve algo que sabemos es muy difícil de entender: el carácter peculiar del Frente Amplio. Creado el 5 de febrero de 1971, es hoy la experiencia unitaria de izquierda más antigua en el mundo y la única en la historia en la cual conviven desde su fundación el Partido Demócrata Cristiano y el Partido Comunista.
Es la única fuerza política en el mundo que nació con la doble condición de ser al mismo tiempo coalición de grupos políticos y movimiento de militancia organizada en comités de base frenteamplistas (con locales barriales propios en todo el país que no pertenecen a ningún partido). Esta doble condición se refleja en los estatutos y en la composición de todos y cada uno de sus organismos politicos (barriales, departamentales y nacionales, incluyendo al propio Congreso).
Ahora con respecto a la pregunta, la respuesta es sí. La nueva Dirección del FA en los últimos dos años reforzó el componente movimiento, que había decaecido en los últimos tiempos. La preparación del Congreso del FA “Cro. Tabaré Vázquez” que tuvo lugar del 8 al 10 de diciembre pasado fue una instancia de gran participación de toda la militancia frenteamplista.
En el 2022 comenzaron a funcionar 32 unidades temáticas de preparación del documento de programa a ser discutido en el Congreso. En ellas participaron más de 1.000 compañeros aportando en la redacción de los distintos capítulos. Con esos elementos se redactó un documento borrador que circuló en toda la estructura orgánica del FA y a su vez de cada grupo político que lo compone.
Se formularon más de 2.600 propuestas de modificaciones, supresiones, agregados, etc, que fueron aprobados en el ámbito del Congreso. Una comisión tendrá la tarea reformular el documento con todas las modificaciones y agregados aprobados.
Si a su vez se redacta una plataforma programática que contenga 15 o 20 puntos fundamentales del programa de gobierno a ser aplicados; se hace hincapié en la necesidad de ganar sí o sí en primera vuelta para obtener las mayorías parlamentarias propias que lo hagan posible, y se logra entusiasmar a la militancia, no cabe dudas que los frenteamplistas saldrán a golpear puerta a puerta en todo el país para dialogar y obtener ese necesario apoyo popular.
El uso de las mayorías parlamentarias y los medios de comunicación públicos
Son dos aspectos sobre los que entiendo es necesario reflexionar y sobre todo ser autocríticos y enmendar lo actuado en los tres períodos de gobierno anteriores del Frente Amplio (2005 – 2015). Estoy convencido que en política se puede pertenecer a cualquier partido, movimiento o tendencia dentro de ellos; salvo a uno: el de los ingenuos. Y en estos dos asuntos, lamentablemente, lo hemos sido.
El próximo gobierno para el período 2025 – 2030 debería planificar semanalmente en el Consejo de Ministros las leyes a ser aprobadas en la semana en Cámara de Senadores y de Diputados. Y garantizando el derecho de la oposición a manifestarse en la sesión, proceder luego a votarlas, sin caer ingenuamente en posibles maniobras dilatorias.
No es una novedad que en la mayor parte del mundo los medios masivos de comunicación privados responden a los intereses de la derecha. Y nuestro país no es para nada una excepción. Apenas asumió el primer gobierno del FA en el año 2005, los canales de televisión privados en diversas ocasiones, manifestaron a coro en forma sistemática y pertinaz que el gobierno no debía hacer un uso abusivo de la cadena nacional de radio y televisión.
En consecuencia ingenuamente, otra vez, en los hechos les hicimos caso y usamos poco y nada esta herramienta. Conclusión: como hoy autocríticamente se afirma, hemos sido “clandestinos” en nuestro trabajo y logros en el gobierno. No brindamos la información necesaria y por supuesto que los medios de la derecha no lo hicieron en nuestro lugar.
Para nada estamos afirmando que se deba bombardear y saturar a la población con cadenas casi a diario que terminen logrando el fin opuesto al que se prentende: informar y concientizar al pueblo.
Pero sí sería necesario planificar una suerte de “libro blanco” en cada ministerio y empresa pública, detallando en qué situación la dejamos en 2019 y en qué estado la recibimos en marzo de 2025.
Y si para ello hay que emitir una cadena nacional de radio y televisión tres veces a la semana hasta agotar la información, se hace y punto. Luego una vez al año se informa de lo actuado en cada lugar comparándolo con el punto de partida. Eso, ni más ni menos, es parte esencial de nuestra obligación moral y política de rendir cuentas al pueblo.
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*Ex Embajador de Uruguay ante el Estado Plurinacional de Bolivia, exmiembro de la Comisión de Asuntos y Relaciones Internacionales del Frente Amplio, Colaborador del Centro Latinoamericano de Análisis Estratégico (CLAE)