Cambios en el gabinete: Analógico por digital

La llegada de Diego Santilli al cargo confirma que el gobierno leyó su triunfo como una victoria del Clan Menem, encarnado en la tríada Karina Milei, su pareja Lule y su operador legislativo Martín. Es decir, una reconfiguración del poder político que combina herencia noventista, oportunismo extremo y “robo para la corona” (3%!). Conceptualmente, la polarización domina los cambios y lo seguirá haciendo sin dudas. Más allá de los cambios de gabinete, las internas y las disputas internas de un gobierno que es apenas un driver de la política regional de Trump, la deuda y la fuga como mecanismo de des-acumulación instaurado por la última dictadura a mediados de los años 70 sigue su curso con una intensidad nunca antes vista: Horacio Rovelli, ya anonadado por lo que observa, lo cuenta en el video de cierre.

Matías Caciabue
@MatiasCac

Varios amigos me han preguntado qué significa la no designación de Santiago Caputo en el Ministerio del Interior. Una primera aproximación puede ser la siguiente:

La llegada de Diego Santilli al cargo confirma que el gobierno leyó su triunfo como una victoria del Clan Menem, encarnado en la tríada Karina Milei, su pareja Lule y su operador legislativo Martín. Es decir, una reconfiguración del poder político que combina herencia noventista, oportunismo extremo y “robo para la corona” (3%!).

Santilli, que nunca trabajó en el sector privado y construyó toda su carrera dentro del Estado, se integra con naturalidad a esa vieja “lumpenpolítica” que ascendió en los noventa, cayó en desgracia durante los años kirchneristas y hoy regresa bajo el ropaje de la experiencia libertariana.

En su recorrido, rompió primero con Macri y luego con Rodríguez Larreta, confirmando su naturaleza de operador errante, sin pertenencia pero con olfato para alinearse allí donde manda el poder.

Su familia figura en los Pandora Papers, con sociedades offshore en Islas Vírgenes Británicas y Florida, creadas para mover activos fuera del país y evadir controles fiscales. Que un político sin experiencia privada acumule este tipo de estructuras financieras es sinónimo de evasión, corrupción y voluntad de escapar a los controles legales sobre personas políticamente expuestas.

A esto se suma un escándalo silenciado: la relación de Santilli con Leonardo Cositorto, fundador de Generación ZOE y condenado por asociación ilícita y estafa. Cositorto declaró que aportó 32.500 dólares a la campaña de Santilli en 2021, a través de intermediarios vinculados a su red, y que también habría contribuido a la campaña de Javier Milei en 2023.

La designación de Santilli consolida un bloque que busca blindar al núcleo de gobierno frente a la interna estratégica, delimitando la exclusión parcial de viejos socios.

Quizás por eso Mauricio Macri, el “capo di mafia” del antiguo Círculo Rojo, felicitó públicamente a Santilli intentando aprovechar su “historia en el PRO” y mantener presencia simbólica en una superestructura institucional donde, en términos reales, manda el Clan Menem.

Sin embargo, tampoco pierde Santiago Caputo: parece haber cumplido su deseo de seguir siendo el hombre en las sombras, aquel que continúa decidiendo en áreas estratégicas del Estado sin necesidad de firmar: todo un ejercicio mafioso del poder.

En síntesis, Santilli expresa a esa facción que tercia entre los dos Círculos Rojos: la facción “analógica” (Eurnekian, Rocca, Macri, Ratazzi) de los viejos lobbies empresariales, debilitada tras la salida de Guillermo Francos, y la “digital” (Galperin, Migoya, Elsztain, Oxenford), de las corporaciones tecnológicas, sostenedoras de la actuación política de Santiago Caputo, el “Rasputín violeta”. Allí, ninguna de esas fracciones discute que el mando real de la economía esté en manos del gran capital transnacional de origen anglo-americano, cuyo delegado local sigue siendo Luis “Toto” Caputo, hombre del JP Morgan.

Es decir: La no designación de Santiago Caputo no fue una derrota, sino una concesión funcional y una disputa en los pasillos de los palacios del poder político.

El diagnóstico que llevó a las designaciones de Santilli (y Adorni) confirma, además, que las pujas estratégicas seguirán dentro de la coalición gobernante.

En otras palabras: asistiremos a una temporada de duras internas, que deberíamos tener la inteligencia colectiva y popular para saber aprovechar.

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PD: Les recomiendo la lectura de @EmiliaTrabucco, realizada antes de la elección, que aborda con gran precisión estas dimensiones de la arquitectura de los núcleos de intereses en el proyecto político hoy en posición de gobierno:

https://nodal.am/2025/09/argentina-el-dia-despues-de-la-derrota-guerras-internas-circulo-rojo-y-reconfiguracion-del-gobierno-de-milei-por-emilia-trabucco/

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