Chile: ¿otra gambeta?

Enojado, ingenuo, derrotado, preocupado. Las encuestas señalan a Boric como ganador político del (frustrado) proceso constituyente, y The Economist acaba de elogiar a la economía chilena. Pero el presidente sigue mosqueado. ¿Podrá la izquierda remontarla y aprovechar esta segunda etapa de gobierno como una oportunidad? Las promesas de campaña inconclusas, el peso de la oposición en el Congreso, las nuevas preocupaciones de los chilenos: cuánto oxígeno queda para diagramar una nueva jugada.

A LA ESPERA DE LA SORPRESA

Lo repiten como un mantra en el oficialismo: “El presidente está mosqueado”.

Lo venían diciendo hace días. Todo partió por la fallida inauguración de una plaza, la Plaza Los Juncos de la población Huamachuco III, donde hasta hace unos meses había un narcomausoleo.

A la interna, cuentan que la idea era que fuera algo grande, emblemático, que se viera como un golpe a la delincuencia, esa bestia negra del gobierno que la derecha aprovecha ante todo evento, y también al narco y sus tótems funerarios que copan los matinales. No ahorraron esfuerzos: estarían el Presidente, las ministras Camila Vallejo y Carolina Tohá -las más visibles y con más proyección política del gabinete-, el popular alcalde de Renca, Claudio Castro, además de la delegada presidencial Constanza Martínez y de la subsecretaria de Desarrollo Regional, Francisca Perales.

Para sorpresa de todos, más que hacer hincapié contra la delincuencia, más que mostrar lo importante de ese hito, Boric se salió del libreto y criticó a la prensa:

–Antes de subirme al escenario me di una vuelta rápida en el teléfono por los matinales. Adivinen. ¿Cuántos están transmitiendo esta buena noticia?

Se convirtió en un nuevo round entre Boric y los medios de comunicación. La inauguración de la plaza pasó a un segundo plano.

“El presidente está mosqueado”, repiten en el oficialismo.

Es difícil que no lo esté. Incluso cuando ganó la opción “En Contra” en el plebiscito constitucional, la sensación es de derrota.

En noviembre de 2019, fue justamente Boric quien jugó un papel protagónico en las negociaciones por el acuerdo para llamar a plebiscito por una nueva Constitución. Todos los sectores políticos destacan las conversaciones de pasillo, los argumentos, la búsqueda de una salida a la crisis. Para entonces, ya habían pasado 27 días desde el inicio de la revuelta; 20 personas habían muerto y INDH denunciaba 2.209 heridos, entre ellos 209 personas con traumas oculares.

Boric, que años antes también había promovido el movimiento “marca AC”, firmó el acuerdo a título personal, sin el apoyo de su colectividad -que más tarde suspendió su militancia-. Ese hito, dicen hoy los analistas políticos, fue la génesis de un liderazgo que le permitió lanzar su candidatura presidencial.

Después de eso, ha pasado mucho. Ganó el Rechazo, el gobierno vivió una segunda derrota cuando la ultraderecha arrasó en las elecciones de mayo, y ahora pareciera que la izquierda está en un lugar peor que el que empezó, porque debe aceptar que la Constitución de 1980 nos seguirá rigiendo y por un buen tiempo más.

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Nadie cuestiona cómo se siente el mandatario, que no ha logrado avanzar en las políticas que prometió durante su campaña electoral: en parte porque el proceso constituyente duró más de lo esperado, en parte porque las preocupaciones de los ciudadanos cambiaron, en parte porque no tiene mayoría en el Congreso.

Algunos lo califican de un poco rabioso. Otros acusan candidez e ingenuidad en episodios como los de la plaza en Renca, los cuales atribuyen a su buena fe ante sus adversarios.

–Veo que el ambiente tóxico [del debate político] permea en el ambiente de todos. Él es ser humano y ha demostrado ser muy sensible, y sus sentimientos mandan en su gestión política –comentan en el Frente Amplio fuera de grabadora.

Es difícil que Boric no esté mosqueado. Incluso cuando ganó la opción “En Contra” en el plebiscito constitucional, la sensación es de derrota.

Razones para estar molesto no han faltado tras el plebiscito de salida del domingo 17 de diciembre. Entre que la oposición amenaza con no aprobar la nueva fórmula del gobierno para la reforma previsional, la acusación constitucional impulsada por el Partido Republicano contra el ministro Montes y el caso Democracia Viva -que cobró un nuevo aire gracias a las filtraciones judiciales- Boric no ha tenido un momento de respiro.

–El presidente está bien preocupado y, además, algo enojado. La declaración en Renca fue un poco porque él siente que le cargan la mata con Democracia Viva –comentan desde el oficialismo.

–La fiscalía hace lo suyo e igual el gobierno tiene que reaccionar con habilidad. Y no sé si eso está pasando. La agenda del presidente no está pensada para los contextos políticos actuales, y eso es un problema importante -señalan desde el socialismo democrático, apuntando también a los equipos cercanos del presidente.

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Algunos sacan buenas cuentas al compararlo con Piñera en sus peores momentos. Con una popularidad que casi siempre ha bordeado el 30%, Boric todavía cuenta con balón de oxígeno. Las encuestas más recientes tras el plebiscito dicen que él es uno de los principales ganadores, mientras que sus principales contrincantes, José Antonio Kast y los Republicanos, los mayores perdedores.

Algunas voces frenteamplistas aseguran que el mandatario ha estado a la altura de las contingencias y que, pese a todo, la figura presidencial no se ha visto horadada.

Analistas políticos incluso mencionan que lo que queda de gobierno debiera ser de menos enfrentamientos, porque todos -tanto el oficialismo como la oposición- estarán preocupados de mostrar trabajo con miras a las elecciones municipales de 2024 y las presidenciales de 2025.

–Parece haber una energía de mirar hacia adelante y cambiar prioridades. Otro capítulo –resume Marcelo Santos, académico de la UDP.

Razones para estar molesto no han faltado tras el plebiscito de salida del domingo 17 de diciembre. Entre que la oposición amenaza con no aprobar la nueva fórmula del gobierno para la reforma previsional, la acusación constitucional impulsada por el Partido Republicano contra el ministro Montes y el caso Democracia Viva -que cobró un nuevo aire gracias a las filtraciones judiciales- Boric no ha tenido un momento de respiro.

Además -comenta, optimista- Boric sigue estando identificado con temas progresistas instalados sobre todo en las generaciones más jóvenes y tiene una personalidad que le permite llegar bien a quienes no son sus opositores más radicales. “Ha pasado de la radicalidad de los libros hasta la negociación de la real politik pasando por la vivencia de la protesta social en su formación”.

–Después de escuchar las palabras de Boric siento más esperanza. Siento que está abogando por la unidad, que está siendo humilde, que sabe que no las tiene todas ganadas… Y eso es bien visto por las personas –sostiene Patricia Miranda, una trabajadora social que se autodefine como opositora al gobierno, a las afueras del Colegio Parroquial de San Miguel, donde vota.

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Queda por ver cómo Boric va a driblar a sus adversarios -y también sus arrebatos, porque está en una posición complicada-.

El Partido Republicano y Chile Vamos presentaron la acusación constitucional contra el ministro Carlos Montes, y otros tantos piden a diestra y siniestra la renuncia de Miguel Crispi. En la coalición de gobierno empiezan a creer que, a estas alturas -y al contrario de las defensas de Boric a los aludidos- es mejor que caiga quien tenga que caer.

–Es hora para el gobierno de presentarse en un segundo momento, no solo para solucionar los problemas de gestión propia, sino que también hay que enfrentar con mayor dureza a una derecha obstruccionista, tanto públicamente como en el Congreso –aseguran en el Frente Amplio.

Entre los ajustes para el nuevo comienzo del gobierno, algunos también apuntan a otro colaborador estrecho de Boric: Mario Marcel.

Queda por ver cómo Boric va a driblar a sus adversarios -y también sus arrebatos, porque está en una posición complicada-.

Fue el mismo Marcel quien, a modo de intérprete de los resultados del plebiscito, apuntó con el dedo a la oposición y su postura con el pacto fiscal que busca impulsar el Gobierno: “me imagino que algo tendrá que cambiar la actitud que ha tenido parte de la derecha hasta ahora”.

–El ministro es un buen economista, pero no hemos logrado ningún avance sustantivo en materia de pacto fiscal. Ahí hay un problema de gestión política –dicen a la interna.

Puede que Boric aún esté por diagramar su jugada política. Al final, aún queda la mitad de su gobierno y hay señales que indican cierto alivio, como la mención que hizo The Economist sobre Chile, donde destacó al país como la séptima economía con mejor desempeño de la OCDE durante el 2023. Y él sabe de sorpresas: basta con recordar que hace 15 años prácticamente nadie sabía quién era el joven que lideraba la toma de la Facultad de Derecho de la Universidad de Chile. Hoy es presidente de Chile.

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