Lo siento Artemio, pero esto no tiene nada de épico y ninguna trascendencia histórica.
Matar a una persona que ya no tenía importancia por motivos de justificación política interna como es “darse a conocer” una organización nueva, no tiene gollete alguno, es ridículo.
Tendría mucho más sentido si el hecho lo hubiera cometido por venganza personal algún pariente de los asesinados por la dictadura gorila.
Sobre la trampa de la salida institucional de la dictadura que empezó con Onganía y terminó con Lanusse para engrampar al peronismo, eso Perón lo tenía absolutamente claro y nunca se dejó engañar, ni por los militares (Cnel. Cornicelli), ni por los propios (Paladino, etc). No hacía falta matar a Aramburu por eso.
Lo que hizo más grande a Montoneros fue la campaña por el luche y vuelve. A medida que cuestionaban a Perón les iba cada vez peor. Pero vivían en un microclima interior terrible, alejado de la realidad. El que hizo esfuerzos gigantescos por romper ese microclima fue Walsh. Pero no fue escuchado.
El fanatismo político, ideológico, religioso o el que sea, siempre termina mal.
Yo rescato muchos compañeros que participaron en la experiencia de la tendencia e, incluso, en las “formaciones especiales”, pero tenían muchos dirigentes que no estaban a la altura de las circunstancias y que no hicieron ningún esfuerzo por tratar de bajar el mensaje de Perón a las bases.
Perón siempre dio misiones y objetivos para problemas concretos, tanto en la etapa de la resistencia a la dictadura gorila de la primera época, como en la de los gobiernos pseudo constitucionales, como en la dictadura de Onganía (cuyo “desensillar hasta que aclare” duró exactamente 1 mes y 10 días), y en la etapa que se abrió después del Cordobazo (que Perón pronosticó poco tiempo antes que podía ocurrir una insurrección) y en la de la “negociación” con la dictadura de Lanusse por la salida institucional.
Para todas esas etapas Perón fue muy claro. Pero los ideologizados creen que no porque no entienden que Perón veía todo desde el lugar de quien conduce un ejército con muchos sectores para muchas batallas diferentes. Cosa que los ideologizados de derecha o izquierda no pueden captar porque estaban apegados a axiomas y postulados fijos.
Hay que discutir muchísimas cosas para clarificar, querido Artemio, antes de que la generación tuya y mía se extingan. Es lo menos que podemos hacer por las generaciones que vendrán si hay futuro.
No importa si hay que sacrificar ideas, sentimientos y recuerdos en el proceso de clarificación.
Lo único importante es dejar un panorama mucho más claro a los que vendrán, para que se ahorren todos los errores que cometimos nosotros y quienes nos precedieron.
Si queremos de verdad la liberación de la Argentina no queda otra que hacer eso.
AHORA | “Tengo 75 años, viví la época de Videla y esto ya parece lo mismo, nos tiraron gas en los ojos, es tristísimo”: la denuncia de un jubilado en la marcha frente al Congreso.
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— elDiarioAR (@elDiarioAR) August 28, 2024
Este tema hay que seguirlo, Artemio, porque es demasiado importante como para dejarlo pasar.
Se perdió demasiado tiempo y fue utilizado por algunos, me parece, por razones individuales,
Nunca se hizo un balance, porque, para hacer eso, hay que restaurar las concepciones de Perón a la problemática que le corresponde, no reducirlas y decodificarlas a la problemática ideologicista de izquierda.
Por esta última razón no hubo nunca verdadero diálogo entre la izquierda y Perón porque al hacer esa “traducción” se terminaba por dialogar con uno mismo, no con lo que Perón quería significar.
Como ya pasó más de medio siglo y nadie hizo un balance político-histórico que le sirviera a las generaciones que vinieron después ni a las que vienen ahora, decidí yo empezar a hacer uno.
Desde ya planteo que no se puede hacer un balance que sirva si no se producen nuevas ideas que iluminen diferentes facetas de la realidad.
Con las mismas ideologías axiomáticas y sentimientos de aquellos tiempos nada puede fructificar.
El resurgimiento de los planteos que reivindican a los represores y proponen enjuiciar a los militantes de la izquierda peronista o marxista o trotskista, es un síntoma no solo de que siempre hubo un sector social minoritario (quizá un 30% de la población) al que le pareció bien la represión (a pesar de todo lo que se supo después de la dictadura), sino también de que no hubo conexión intergeneracional por ausencia de ese balance político-histórico.
Estamos a muy poco de entrar en una etapa de violencia social y política. En realidad, ya se entró con el intento de asesinato de CFK. Mejor empecemos ahora a producir ideas que encaren ese balance indispensable.