Tantos mediocres sin clase
Que te arman “el ranking de los elegidos del nunca jamás”
Y ahí caes en la cuenta de que lo que
Cuenta es lo que se siente en la calle en la gente
Y no en los inventos
Los resultados fueron ampliamente favorables para el candidato radical Raúl Alfonsín, que entonces obtuvo la mayoría con el 51,75% de los votos, muchos de los cuales eran tradicionalmente peronistas, contra el 40,16% del candidato Luder, el “número puesto”.
Cuando, tras la crisis del Plan Austral y su sucesor, el Plan Primavera, en agosto de 1988, la hiperinflación desarticuló totalmente el orden social, el candidato “evidente” a reconducir la crisis era el peronista Antonio Cafiero, que previamente a asumir la presidencia debía tramitar una interna con un triunfo ya cantado.
Los resultados de la interna peronista y la elección presidencial fueron en favor de un cuasi ignoto peronista, el inefable Carlos Saúl Menem.
Tras la megacrisis del año 2001, los candidatos evidentes eran muchos, todos peronistas, claro, desde Eduardo Duhalde, que dejó su deseo presidencial en la masacre del puente Avellaneda, hasta Carlos Reutemann, que vio una luz.
Se apuntaba también al lote de “cantados” José Manuel De la Sota, que no despegó nunca del 5% de intención de voto, e incluso el Adolfo Rodríguez Saá, que histriónico nos prometía plantar un millón de árboles y resolver el tema del desempleo galopante.
El que finalmente recondujo magistralmente la crisis de salida del ciclo neoliberal de casi 25 años fue, sabemos, Néstor Carlos Kirchner, hasta ese momento un desconocido gobernador patagónico, cuyo apellido resultaba poco amistoso para amplias franjas populares, que a falta de un mejor “recurso narrativo”, lo llamaban Kissinger.
Tras el cierre del primer ciclo kirchnerista, en el año 2015, el hoy libertario pero entonces peronista Daniel “Pichichi” Scioli (gran amigo de Manu Zunino) era el candidato “evidente”, y desde hacía dos años encabezaba las encuestas e incluso había lanzado su candidatura.
El resultado fue inesperado y, aun perdiendo las PASO con amplitud, Mauricio Macri logró imponerse en segunda ronda.
Tras el desastroso macriato, en medio de una megacrisis de deuda e ingresos familiares y habiendo duplicado el desempleo y la pobreza, el candidato surgido del tuit de Cristina Kirchner solo estaba en los planes del simpático sabueso Dylan y no era “evidente” para nadie, propios o extraños.
Luego del lamentable gobierno del FdT o “Fue De Terror”, el candidato “posta” era el alcalde portuario Horacio Rodríguez Larreta, que billetera en mano ejercía la presidencia, sostenido por la Patria Consultora desde al menos 24 meses antes de octubre de 2023.
No solo (ay) Horacio perdió la interna con una impensada Patricia Bullrich, sino que los candidatos “evidentes” de Juntos por el Cambio y la rebautizada Unión por la Patria resultaron derrotados por, según la revista médica británica BMJ, “el panelista televisivo, asesor sexual y execonomista” Javier Gerardo Miley, el Psycho Killer que hoy engalana el sillón de Rivadavia.
Dante Panzeri es el que mejor definió el reino de la incertidumbre, caracterizando entonces al fútbol como “dinámica de lo impensado”.
“El fútbol, para ser serio, tiene que ser juego”. De esta manera explicaba Panzeri, en 1967, el ocaso de lo lúdico y el establecimiento de la industria futbolística.
Se trataba de una crítica a la modernidad desde dentro del campo.
Por más orden que busquemos, por más “ciencia” que pretendamos invocar, el partido se decidirá por el arte de lo imprevisto.
Pues bien, la asociación de fútbol y política no es nueva, pero en esta dimensión que transitamos acá, estimamos que sí lo es.
En general, pero particularmente tras las crisis recurrentes que vivimos en nuestro país –y hoy nos encaminamos a otra superior–, habrá “candidatos puestos”, encuestas que los sostengan, asesores que dibujen una, dos, mil muecas de ocasión, pautas publicitarias y el tradicional coro que exalten las virtudes del elegido.
Nunca, sin embargo, habrá certeza alguna, la política en general, y en la crisis y su reconducción en particular, también se rige por la dinámica de lo impensado de la que hablaba Panzeri en 1967, porque, como canta Eddie Vedder, en la práctica política nada es como parece.
*Consultora Equis.
(Música que hay que escuchar para leer esta nota).