Rima Hassan, eurodiputada de La France Insoumise, respondió a las preguntas del periodista Filippo Ortona, del diario il manifiesto, en Estrasburgo, adonde regresó tras una semana repleta de acontecimientos. Junto con Greta Thunberg y una docena de voluntarios, la activista franco-palestina se embarcó en la Flotilla de la Libertad y fue detenida en aguas internacionales frente a las costas de Gaza por el ejército israelí. Tras cuatro noches detenida, fue finalmente liberada el jueves 12 de junio y deportada a París.
Rima Hassan
La noche del 8 al 9 de junio, el ejército israelí detuvo a la Flotilla de la Libertad. ¿Cómo se desarrolló la operación?
Israel nos bloqueó en aguas internacionales. El ejército intervino con varios equipos de comandos; decenas de soldados participaron en la operación. Nos obligaron a pasar unas 20 horas a bordo del barco antes de llegar al puerto de Ashdod. Una vez allí, nos recibieron policías y soldados con perros, que nos registraron y nos obligaron a desnudarnos. Nos quitaron hasta las suelas de los zapatos para comprobar que no llevábamos nada encima, y luego nos encerraron en un centro de detención cercano al aeropuerto.
Fue en este primer centro de detención donde las autoridades israelíes le pidieron que firmara un documento para poder deportarla. ¿Qué decía?
En este documento se nos culpaba de todo lo ocurrido. Era una declaración en la que reconocíamos haber entrado voluntariamente en territorio israelí de forma ilegal y que se llevaría a cabo un procedimiento de deportación contra nosotros. Utilizaron este documento como medio de presión, diciendo que, si queríamos que nos devolvieran rápidamente a nuestros países, tendríamos que firmarlo. Pero cuando leímos el texto -que estaba en inglés- declaramos que no habíamos cometido delito alguno, que nos habían secuestrado en aguas internacionales y llevado por la fuerza a Ashdod. Algunos de nosotros tuvieron que firmar porque necesitaban regresar rápidamente, pero el resto no firmamos y por eso nos enviaron a la prisión de Givon.
¿Cómo reaccionaron las autoridades israelíes ante su negativa a firmar este documento? ¿Recibieron amenazas?
Sí. Un policía me amenazó con darme un puñetazo si no firmaba. Otro me dijo: «Si de mí dependiera, yo te mataba». Creo que se debe a que soy de origen palestino, pero también a que les planté cara: siento un gran desprecio por la policía y el ejército israelíes, así que mantuve la cabeza alta y reaccioné con firmeza. Fueron muy agresivos, pero les plantamos cara.
En un momento dado, le recluyeron en régimen de aislamiento. ¿Por qué?
En la taquilla de la celda donde estaba recluida, encontré un trozo de un blíster de medicamentos, que supongo que se había dejado el detenido que estuvo allí antes que yo. Lo utilicé para escribir «Palestina libre», “Nakba” y «Gaza genocidio» en letras grandes en la pared de la celda. Cuando lo vieron, se enfadaron. Una soldado me agarró la cabeza con ambas manos, me golpeó ligeramente por encima de las orejas y me dijo: «Estás completamente loca». Vinieron a mi celda ocho policías y me ordenaron que lo limpiara. Yo me negué. Entonces me esposaron de pies y manos y me llevaron ante el director de la prisión, que me dijo que me mantendría en régimen de aislamiento durante una semana.
La celda de aislamiento estaba en un estado horrible: minúscula, insalubre, con el retrete lleno de porquería, el colchón empapado y lleno de insectos. Me senté frente a la puerta, porque el único lugar en el que había un poco de aire era el pequeño espacio por donde se meten las manos para esposarte antes de salir. En cuanto me pusieron allí, anuncié que iba a hacer huelga de hambre. Al final, me devolvieron a mi celda esa misma tarde. El cónsul francés ejerció cierta presión, junto con los abogados, para que saliera al día siguiente como estaba previsto. Pero al principio, no estaba nada segura de que me libraría tan fácilmente.
Su detención ha provocado una granmovilización en Francia. ¿Cómo ve la reacción del Parlamento Europeo?
A fecha de hoy, la presidenta del Parlamento Europeo aún no ha condenado mi arresto y detención, ni la interceptación ilegal en aguas internacionales. Tampoco pidió mi liberación incondicional ni la de los demás voluntarios mientras estuve en prisión. Hace unos meses, China decretó que algunos eurodiputados ya no podrían entrar en el país. Y ello sin que fueran detenidos. O esposados o con grilletes. Y por este motivo el Parlamento de la UE suspendió ciertos acuerdos con Pekín. Ahora bien, a pesar de lo que me ocurrió, la presidenta del Parlamento Europeo no ha hecho ningún llamamiento público para mi liberación, como tampoco lo ha hecho la presidenta de la Comisión Europea, Ursula von der Leyen.
Al mismo tiempo, hubo una gran movilización de grupos progresistas, mucho más allá del grupo de la Izquierda al que pertenezco, y siempre es una gran victoria política poder ir más allá de las filas del propio aparato político por una causa así. Además, recibimos el apoyo de diez relatores especiales de las Naciones Unidas, en un llamamiento que publicaron en la mañana del día de nuestra partida.
¿Cómo valora la reacción de las autoridades francesas?
Evidentemente, llegó tarde. Por supuesto, mientras estuvimos detenidos, el cónsul francés se mostró muy comprensivo y vino a visitarnos en cuanto pudo. Sin embargo, sólo obtuvimos la atención de las autoridades diplomáticas después de que nos detuvieran, cuando realmente queríamos tenerla durante la travesía para garantizar nuestro paso seguro a Gaza. Eso no ocurrió. Al contrario, algunos ministros llegaron a decir que sabíamos dónde nos metíamos, que sabíamos que nos detendrían… Pero que sepamos que Israel viola el Derecho internacional no significa que tengamos que resignarnos. Es como decir, como sabes que el régimen ruso es de cierta naturaleza, entonces deja de resistir y luchar. Nuestro papel como ciudadanos y políticos es luchar contra los regímenes que violan el Derecho internacional, que matan de hambre a los civiles, que cometen genocidio. En lugar de apoyo, recibimos mucho desprecio por parte de los políticos y de los medios de comunicación.
El jueves, tras ser liberada y embarcada en un vuelo a París, se dirigió inmediatamente a la Place de la République, donde le esperaba una multitud de manifestantes para darle la bienvenida. ¿Cuál fue su sensación?
Fue algo que me sorprendió; no me había dado cuenta de hasta qué punto se había movilizado la gente. Hubo gente que durmió, literalmente, en la plaza durante días y días. Fue una bonita sorpresa ver hasta qué punto la gente se identificaba con la iniciativa de la Flotilla. Me caldeó el corazón y me proporcionó un sentimiento de esperanza, comparado con el cansancio que sentí durante todos estos meses, la desilusión tras las declaraciones de los Estados europeos y su complicidad.
La iniciativa fue un gran éxito. ¿Cree que es necesario repetirla, dado el genocidio que se está produciendo en Gaza?
Estoy a disposición de todos los que trabajan por la causa palestina, ya sea aquí en el Parlamento de la UE o a través de la movilización política y cívica. Como dijo el Dr. Raphaël Pitti, que trabajó en Gaza y Rafah, la única respuesta posible al genocidio es la desobediencia civil. El mensaje que tengo para sus lectores es que debemos seguir movilizándonos y no desesperar. Las luchas por la liberación tardan décadas en triunfar, y todo el mundo debe poner de su parte. A veces perteneces a una generación que tiene una misión: hubo una generación que luchó contra el apartheid en Sudáfrica, otra contra la guerra de Vietnam, y hay hoy una generación que debe movilizarse contra el genocidio en Gaza. Tenemos que estar a la altura de las circunstancias.
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Rima Hassan nacida en un campo de refugiados palestino en Siria, fundadora de la ONG Observatorio de Campos de Refugiados y del colectivo Acción Palestina Francia, es diputada en el Parlamento Europeo por La France Insoumise.
Fuente: il manifesto global, 24 de junio de 2025
Es fácil hacer activismo propalestino en un barco de bandera del Reino Unido.
Estas personas no tienen ni idea del padecimiento del pueblo palestino. Solo están centradas en utilizar causas nobles al servicio de su propio narcisismo y egoísmo.