Larreta a la deriva: Obscurum per obscurius… a lo oscuro por lo más oscuro.

De la mano de la megaconcentración del ingreso urbi et orbi –y la Argentina no es la excepción, como lo mostramos varias veces en estas mismas columnas–, agoniza la “amplia avenida del medio”, sostenida en su momento en las figuras ya emblemáticas de Bill Clinton en los EE.UU., Tony Blair en Reino Unido, Gerhard Schröder en Alemania, Felipe González en España, François Mitterrand en Francia, Raúl Ricardo Alfonsín en la Argentina, Fernando Henrique Cardoso en Brasil. En ninguna elección regional el "centro político" superó el umbral del simple testimonio. Larreta insiste en su estrategia de campaña orientada a "superar la grieta" y así le va.

 

Dijimos ya que hay una causa aún más notable que explica la caída a pique de la popularidad de Larreta, y es su error conceptual que desconoce la evidencia: haber planteado una campaña capaz de “superar la grieta” y marchar por la amplia avenida del medio, en el exacto momento en que en el país y la región domina la polarización, más allá de la voluntad de los dirigentes.

Como señala Alfredo Serrano Mancilla, de Celag: “El desafío hoy es no caer en la idea de un ‘centro’ como espacio predominante. Porque si se acepta –como lo defienden las ‘usinas fanáticas centristas’, como les llama Stiglitz–, cometeríamos un error epistemológico imperdonable: asumir que se gobierna en un país, pero la gente vive en otro.

”En este sentido, quien no se equivoca es el presidente AMLO en México; logró una histórica votación en 2018 sin acudir al centro y polarizando contra un modelo injusto y caduco. En Bolivia, tanto con Evo como ahora con Luis Arce, lo mismo: el eterno intento de centro de Carlos Mesa siempre quedó lejos de la mayoría. En Perú, las opciones de centro no pasaron a segunda vuelta (ni Guzmán ni Forsyth ni De Soto).

”En Chile tampoco (ni Parisi ni Provoste). En Ecuador, lo mismo (ni Hervás ni Yaku). Y en Colombia, el centro (por la Esperanza) fue el espacio político menos votado en la consulta que tuvo lugar el pasado mes de marzo. Gustavo Petro, por el contrario, sin buscar el centro, logró una votación récord para la izquierda con una clara propuesta y es el presidente de Colombia.

”Este fenómeno podría servir como advertencia para lo que pueda pasar en Brasil –en las elecciones presidenciales de octubre– y también en Argentina, de cara al próximo año. Es decir, caer en la trampa de querer buscar un centro que no existe”. Larreta cayó en la trampa epistemológica, y así le va.

En un intento desesperado por mantener su rumbo errado ensaya una alianza «en busca del centro» con el Gobernador Schiaretti, al que de prosperar, como ya lo hizo con el tercer distrito electoral nacional CABA. aceptando al carismático primo, sacrificará el segundo distrito electoral, Córdoba, que dejará en manos de Martín Llaryola, candidato del peronismo cordobés. Todo para sostener una candidatura cada día mas incierta.

Los errores políticos y en el diseño de campañas electorales siempre tienen en la base un equívoco conceptual. El alcalde porteño es una muestra de esto, algo  bizarra, por supuesto, pues al mismo tiempo que gira al centro decide incorporar a Espert en Buenos Aires. Un verdadero cachivache. 

Rodríguez Larreta sumó el apoyo de Espert, que llamó a "no volver al pasado" en la Ciudad - Política | Diario La Prensa

El colapso de la tercera vía resulta entonces un movimiento general expresado globalmente a nivel electoral con la emergencia de los populismos y la ultraderecha radical, correlacionado con la expansión de la desregulación típica de la actual fase financiera y su crisis a mediados de la década pasada con la fortísima concentración del ingreso que supuso y sobre la que el informe reciente de Oxfam es contundente: la desigualdad extrema en el mundo está alcanzando cotas insoportables.

Actualmente, el 1% más rico de la población mundial posee más riqueza que el 99% restante de las personas del planeta. El poder y los privilegios se están utilizando para manipular el sistema económico y así ampliar la brecha, dejando sin esperanza a cientos de millones de personas pobres. El entramado mundial de paraísos fiscales permite que una minoría privilegiada oculte en ellos 7,6 billones de dólares. Para combatir con éxito la pobreza es ineludible hacer frente a la crisis de desigualdad.

De la mano de la megaconcentración del ingreso urbi et orbi –y la Argentina no es la excepción, como lo mostramos varias veces en estas mismas columnas–, agoniza la “amplia avenida del medio”, sostenida en su momento en las figuras ya emblemáticas de Bill Clinton en los EE.UU., Tony Blair en Reino Unido, Gerhard Schröder en Alemania, Felipe González en España, François Mitterrand en Francia, Raúl Ricardo Alfonsín en la Argentina, Fernando Henrique Cardoso en Brasil.

Néstor Kirchner vio antes que ninguno la necesidad de polarización de la sociedad y su correlato socioeconómico tras su certera lectura de la crisis del año 2001 en el país –anticipatoria de otras crisis planetarias– y desplegó con gran precisión conceptual, política y electoral una experiencia popular democrática continuada por Cristina Kirchner, que nunca sucumbió –en 12 años de gestión y cinco desafíos electorales resueltos exitosamente– a la estrategia de la “moderación” típica de los planteos terceristas.

Sucedía que desde 1983, y por dos décadas, no hubo “grieta”. Los partidos mayoritarios reproducían, todos, el paradigma de organización social y económica neoliberal; la figura emblemática de ese período fue Domingo Felipe Cavallo, ministro de todos los gobiernos y uno de los responsables de la estatización de la deuda privada durante la última dictadura.

En 2003, con la llegada de Néstor Carlos Kirchner y los gobiernos de Cristina Fernández, se cortó ese ciclo de hegemonía neoliberal y entonces aparecieron “la grieta” y el antagonismo entre proyectos de país.

Resolver “la grieta” desde entonces implica la desaparición del kirchnerismo como proyecto popular democrático o asumir el antagonismo que supone y transformarla en “abismo”.

El método de profundizar antagonismos no es nuevo, y tiene historia en la Argentina y el mundo, además de amplio desarrollo conceptual.

Al respecto señalaba Louis Althusser, en referencia a su posición teórica y política: “Jamás pude alcanzar la transparencia. Entonces he practicado como Mallarmè, como Heidegger, el obscurum per obscurius. A lo oscuro por lo más oscuro.

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