Sangre de cóndor

*Fuente Ministerio de Salud de la Nación

Artemio López

La tasa de fecundidad global en el país ya ha caído 34% y llega a 1,5 hijos por mujer, uno de los más bajos de la historia, niveles de país desarrollado en un país que no lo es.

La caída de la fecundidad esgeneral y traccionada por la fecundidad adolescente, cuyo descenso llega al 55% pero involucra a todos grupos etarios en edad de parir y todos los estratos, salvo el alto.

Nada nuevo. Siempre fue un deseo de las clases dominantes limitar el número de hijes de los sectores populares, hubo incluso campaña de esterilización masivas sobre jóvenes adolescentes pobres muy bien reflejadas en “La Sangre del Cóndor”, una buena película de los años 70 dirigida por Jorge Sanjinés, que pueden ver abajo.

Esta vieja película basada en hechos reales cuenta la historia de una lejana comunidad Quechua, en la que un equipo del Cuerpo de Paz estadounidense se dedica a esterilizar a mujeres indígenas sin su consentimiento. Ignacio, jefe de la Comunidad, descubre el crimen y toma represalias junto a los comuneros.

Más de medio siglo después, aún la derecha e izquierda “progresista” saluda el dato de caída en la tasa de fecundidad como un “avance en los derechos de las mujeres”. Sin embargo, esta caída es un fenómeno global, no obedece a ninguna “conquista de derechos” locales.

 

Complementariamente se solapa con la mayor inequidad distributiva de que tengamos memoria en el planeta y en el país, un proceso de mediana data, global y ahora agravado por la pandemia reciente, con gran impacto en el país. Veamos cifras recientes de OXFAM al respecto:

 

La riqueza de los 10 hombres más ricos se ha duplicado, mientras que los ingresos del 99 % de la humanidad han empeorado a causa de la COVID-19.

Así las cosas, la opción de celebrar la reducción de la fecundidad y para peor y hacerlo en un país tan extenso y de apenas 45.000.000 de habitantes (!) fue y es parte del discurso justificatorio con que las clases acomodadas defienden sus risibles privilegios.

Una herencia más del neoliberalismo que asoló el país desde mediados de los años setenta con la (breve) excepción de los 2 años de kirchnerismo inaugural. Hoy la pobreza afecta al 55% de los niñes entre 0 y 17 años de los cuales el 13,2% son indigentes para el primes trimestre de 2022.

Frente a esta calamidad, hija del impacto combinado del neoliberalismo en los gobiernos de Macri y la gestión de Guzmán al frente del ministerio de economía durante el primer tramo de gobierno del FDT, a nuestra progresía festiva, de izquierda y derecha, no se le ocurre nada mejor que celebrar como un “salto civilizatorio” un ejercicio de “conciencia y libertad individual” la caída en la fecundidad.

¿Qué consentimiento voluntario o peor “consciente” puede dar una mujer atenazada por el olvido y el hambre? ¡Hipócritas!

Se trata de una mirada omnipotente. Ignora además las relaciones sociales que preexisten y la constituyen sujeto y a la misma subjetividad que, sabemos, es de todo menos “consciente” para decidir “libremente”. Un slogan fetiche, a medida del neoliberalismo que lo impulsa. Insostenible.

Por nuestra parte y contra la opinión “progresista bien pensante” de izquierda y derecha (valga la redundancia) lamentamos muchos que nuestros niños -los que ya son y los que no podrán ser-, paguen el precio de la desigualdad y falta de oportunidades de una sociedad que decae al abismo, a tal punto ya de celebrar hasta que sus niñes no nazcan.

Finalmente, y frente a esta derrota conceptual, política y cultural, mejor hacer un mundo donde les niñes nazcan. Como diría el poeta …

mejor hacer otro mundo
yo digo: mejor hacer otro mundo
mejor hagamos un mundo para Alejandra
mejor hagamos un mundo para que Alejandra se quede
oh eternidades débiles perdidas para siempre
y vacas tristes entre la duda y la verdad
y sedas y delicias de la sombra
mejor hagamos un mundo para que Alejandra se quede
Juan Gelman

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Un comentario

  1. Y el SEGURO NACIONAL de SALUD ?
    Saludos a Aldo Neri ( y los siguientes ) y a la Democracia Nacional y Popular.

    Tenemos prepagas que la mandan offshore o tienen fundaciones para comprar arte y no sé qué más …

    Sarasa, Sarasa, Sarasa …

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