Stephen R. Shalom: ¡Esta ha sido una semana extraordinaria!
Gilbert Achcar: Incluso se podría decir que un fin de semana extraordinario.
SRS: Efectivamente.
Permítame comenzar preguntando por el papel de Israel y Estados Unidos.
En los últimos días, hemos visto a tropas israelíes cruzar la frontera desde el Golán ocupado y apoderarse de más territorio sirio. Esto ha llevado a algunos analistas a decir que esto demuestra que Israel —y su principal respaldo, Estados Unidos— fueron los principales impulsores de lo que ha sucedido en Siria en las últimas dos semanas.
GA: Esa es una interpretación muy sesgada de las cosas, ya que si algo demuestra es que Israel es muy cauto con lo que está ocurriendo. Si se está apoderando por la fuerza de la zona amortiguadora que se creó en 1974 como resultado de la guerra de 1973, es para impedir que esas nuevas fuerzas que ahora están saliendo a la palestra en Siria se acerquen a la frontera del territorio sirio anexionado, la parte de los Altos del Golán que fue ocupada por Israel en 1967. Este territorio fue anexionado formalmente por Israel en 1981, una anexión que Donald Trump, durante su primer mandato, reconoció oficialmente por primera vez entre los presidente estadounidenses. Así que eso es lo que están haciendo los israelíes.
También están bombardeando las capacidades militares del antiguo régimen, algunas aparentemente relacionadas con la producción de armas químicas, para impedir que los rebeldes se apoderen de ellas. Al comportarse así, Israel está creando realmente unas condiciones que no favorecen las buenas relaciones con ningún futuro gobierno en Siria, si es que alguna vez existió esa posibilidad.
En cuanto a Estados Unidos, Washington ha estado observando y siguiendo los acontecimientos con cautela. Al igual que Israel, están contentos de que Irán haya recibido un duro golpe, con la caída del régimen de Assad. Pero, como todo el mundo, tienen una gran interrogante sobre lo que vendrá después. Les preocupa cómo se comportará la principal fuerza rebelde, Hay’at Tahrir al Sham (HTS), si consigue controlar esta gran franja de territorio que cayó en sus manos. E incluso les preocupa que el ISIS (Estado Islámico de Iraq y Siria) pueda aprovechar la oportunidad para lanzar una nueva ofensiva en el noreste de Siria.
SRS: Pero sin duda Irán, Hezbolá y Rusia —fuerzas fuera de hay poco terreno para el optimismo, actores externos— jugaron un gran papel en el colapso de Assad.
GA: Por supuesto. Eso está fuera de toda duda. Y es una poderosa refutación a todos aquellos que durante tantos años afirmaron que Assad era un verdadero líder popular, que la población siria apoyaba mucho al régimen de la familia Assad, y que por eso ese régimen logró sobrevivir. Pues bien, ahora tenemos pruebas de que el régimen de Assad debió plenamente su supervivencia en primer lugar a la intervención de Irán, que impidió su colapso en 2013; fue entonces cuando Hezbolá entró en Siria a instancias de Irán, enviando miles de combatientes para apuntalar el régimen. E incluso con el apoyo de Irán, el régimen estuvo de nuevo al borde del colapso dos años después, lo que llevó a Moscú a intervenir en septiembre de 2015. Rusia añadió drásticamente una superioridad clave que el régimen ya tenía, a saber, el monopolio de los cielos. Se benefició de este monopolio por cortesía del gobierno estadounidense, que bajo Barack Obama vetó cualquier entrega de armas antiaéreas a la oposición siria. Por eso nunca se oyó hablar siquiera de helicópteros derrumbados, por no hablar de aviones de combate.
La oposición fue incapaz siquiera de contrarrestar los helicópteros. El régimen utilizó ampliamente su flota de helicópteros para lanzar bombas de barril, ataques muy bárbaros e indiscriminados en zonas urbanas que mataron a un gran número de personas, y los combatientes de la oposición siria no pudieron hacer nada. No tenían armas antiaéreas; no tenían MANPADs, es decir, armas antiaéreas portátiles. Estados Unidos no les proporcionó ninguna y a ninguno de los países vecinos de Siria que eran aliados de Estados Unidos se les permitió enviar ese tipo de armas. Esto incluye a Turquía, que de hecho produce esas armas. ¿Recuerdan los famosos misiles Stinger que Estados Unidos proporcionó a los muyahidines afganos cuando luchaban contra la ocupación soviética? Se producen en Turquía bajo licencia estadounidense, pero Turquía no tenía derecho a entregar ni un solo artefacto a la oposición siria.
Así pues, la intervención de Rusia en 2015 fue la segunda vez que el régimen fue rescatado por un actor extranjero: primero Irán y luego Rusia. Y sobrevivió con el apoyo combinado de Rusia e Irán. La contribución de Rusia fue principalmente su fuerza aérea, y también algunas tropas. Y la de Irán fueron principalmente tropas del Líbano, de Irak, del propio Irán, incluso tropas afganas con base en Irán. Y así es como sobrevivió el régimen. Durante mucho tiempo, se podía bromear sobre Bashar Assad diciendo que el único territorio sobre el que tenía cierta soberanía era su palacio presidencial. Más allá de su palacio, el territorio del régimen sirio estaba bajo dominio ruso o iraní. Lo que ha ocurrido en los últimos tiempos es que Rusia ha tenido que retirar la mayor parte de su fuerza aérea de Siria. Según fuentes israelíes, sólo quedaban allí unos 15 aviones rusos.
Así que había muy poco disponible para apoyar a Assad, ya que la principal fuerza de Irán en apoyo del régimen sirio, que era Hezbolá, recibió un golpe muy duro en el Líbano. Ya no estaba realmente en condiciones de rescatar al régimen. Y fue entonces cuando HTS decidió aprovechar la oportunidad. Se estaban preparando para ello. Vieron una ventana de oportunidad a la luz de la retirada rusa y del duro revés que Hezbolá estaba experimentando a partir de septiembre. Por tanto, empezaron a prepararse. Y una vez concluido el alto el fuego en el Líbano, atacaron. Por supuesto, no querían atacar mientras se desarrollaba la guerra en el Líbano, porque habría parecido que se unían a Israel en el combate. Así que esperaron a que terminara y atacaron. Al verse privado de apoyo extranjero, el régimen se derrumbó al igual que el régimen títere de Estados Unidos en Afganistán en 2021. Fue exactamente el mismo tipo de colapso.
Estamos en contra tanto del imperialismo estadounidense como del ruso, así como de la intervención reaccionaria de Irán en el extranjero. Y el resultado de la dominación extranjera es siempre similar. Tanto si el titiritero es Rusia como Estados Unidos, los regímenes títeres son regímenes títeres. Y el régimen de Assad se había convertido en uno durante mucho tiempo, salvo que era una marioneta con dos amos que competían entre sí, lo que le daba un poco de espacio. Todo esto se ha derrumbado y se ha acabado.
SRS: Anteriormente, parecía que Israel y Rusia habían llegado a un acuerdo por el que, a pesar del respaldo de Rusia a Siria, permitiría a Israel atacar ciertos objetivos en Siria, sin desplegar sus sistemas antiaéreos contra los aviones israelíes atacantes.
GA: Sí, eso ha estado ocurriendo durante varios años. Israel ha estado bombardeando con bastante frecuencia territorio sirio —más concretamente, concentraciones iraníes o proiraníes, como las fuerzas de Hezbolá, en territorio sirio— sin que Rusia, por supuesto, interceptara ninguno de esos aviones ni disparara ninguno de los misiles antiaéreos que ha desplegado sobre territorio sirio. Obviamente, había un acuerdo entre los dos países, Israel y Rusia. Esto explica también por qué Israel no tomó posición en la guerra de Ucrania. No salió en apoyo de los ucranianos, como el bloque occidental. Israel adoptó una especie de actitud neutral ante la guerra debido a este acuerdo que existía entre Israel y Rusia. Ahora, por supuesto, esto se ha acabado porque la presencia de Rusia en Siria se ha reducido mucho. Moscú ya no está en condiciones de dar luz verde o no a ninguna acción de Israel en territorio sirio. Y yo no apostaría a que Rusia pueda mantener sus dos bases —aérea y naval— en Siria durante mucho tiempo. Si no, sería casi como Guantánamo, donde mantienes una base en un país con el que no tienes relaciones amistosas. La oposición siria no puede tener relaciones amistosas con Moscú, que tiene mucha sangre siria en sus manos. Eso sería bastante incómodo.
SRS: ¿Sigue teniendo físicamente Rusia misiles antiaéreos en Siria?
GA: Sí, por supuesto, aunque sólo sea para proteger sus bases. Supongo que todas sus fuerzas desplegadas en otras partes del territorio han sido redistribuidas o devueltas a las bases que tienen en la zona costera. No veo que mantengan fuerzas aisladas en ningún otro lugar. Del mismo modo, los iraníes retiraron completamente sus tropas a Irak y de Irak a Irán. Los combatientes de Hezbolá que seguían en Siria volvieron al Líbano. Y eso es todo. Muchos artículos en los medios de comunicación han estado explicando que esto es una gran derrota para Irán y su llamado eje de resistencia. Bueno, esa es una descripción exacta de lo que sucedió. No hay duda posible al respecto.
SRS: En cuanto a las fuerzas victoriosas en Siria, aparte de HTS, ¿puedes describir algunos de los actores significativos?
GA: Siria es hoy un mosaico, un completo mosaico político-militar. En primer lugar, hay varias fuerzas extranjeras. Irán retiró sus tropas, pero Rusia sigue allí. Luego están las fuerzas turcas en la frontera norte ocupando partes del territorio sirio. Las fuerzas estadounidenses están desplegadas en el noreste para respaldar a las fuerzas kurdas, que dominan gran parte del país. Es una parte bastante considerable: una cuarta parte del territorio sirio. En el sur, en la frontera con Jordania, hay una zona dominada por fuerzas de la oposición vinculadas a Estados Unidos. Y hay un auténtico levantamiento popular en la zona drusa del sur, Suwayda —la provincia de Suwayda, alrededor de la ciudad de Suwayda— que se unió a las fuerzas locales en la provincia de Daraa.
Y, por supuesto, estaba la región del noroeste bajo control de HTS. Las fuerzas de HTS se han extendido ahora a otras partes del país donde el régimen se derrumbó. Sin embargo, el ejército de HTS no es lo suficientemente grande como para controlar todo el territorio que cayó en sus manos. Lo que ocurrió es que el régimen se derrumbó, exactamente igual que en Afganistán, salvo que HTS no tiene la misma fuerza que tenían los talibanes. Es más pequeño, más débil de lo que eran los talibanes. Y les resultaría difícil imponerse a los kurdos, al igual que les resultaría difícil deshacerse realmente de esas fuerzas de la oposición siria que están completamente dominadas por Turquía, que están en el norte. Del mismo modo, no veo que consigan ejercer realmente un control total sobre Damasco, Alepo, Homs y Hama y todas esas ciudades. Tampoco sobre la zona costera, donde todavía hay fuerzas rusas. HTS no se ha extendido realmente por todas partes, aunque el Estado se ha derrumbado en todas partes.
Hay zonas en las que el Estado se ha derrumbado y se ha creado un vacío. Y esto está relacionado con la naturaleza del Estado. Se trata de un tipo de Estado similar al de Libia o al de Irak bajo el régimen de Sadam Husein, que son Estados gobernados por familias, de propiedad familiar. De hecho, funcionan como monarquías. El aparato estatal está tan vinculado orgánicamente a la familia gobernante que, cuando el régimen se derrumba, no es sólo el régimen, es todo el Estado. Lo que hemos presenciado en los últimos días en Siria no es el colapso de un régimen. Es un colapso del Estado. Todo el Estado se derrumbó, y cualquier idea de que podría haber algún proceso de transición suave es sólo una ilusión.
Es simplemente imposible, dada la situación del país y el número de fuerzas de ocupación en su suelo. Lo peor, por supuesto, es la ocupación israelí. Israel está ahora en una posición muy hegemónica en la región después de lo que hicieron empezando por Gaza, luego Líbano, luego Siria, y ahora están planeando golpear a Irán.
Que quede claro. Comparto plenamente la alegría de las decenas de miles de personas que han sido liberadas de la cárcel, de las cadenas del régimen de Assad. Es un gran alivio que este régimen carcelario haya terminado, que tantas personas puedan regresar a sus ciudades, a sus hogares, que los refugiados puedan volver a su patria. Pero esto no es una revolución. Esto es el colapso de un régimen que no ha sido reemplazado por ninguna forma de organización democrática popular. Y por tanto, desde una perspectiva de izquierdas, también deberíamos estar preocupados por el futuro.
Como mínimo, debemos ser muy cautos y no caer en el tipo de euforia que llevó a algunas personas a caracterizar los acontecimientos como la reanudación de la revolución siria. La revolución siria, la que comenzó en 2011, lleva muerta mucho tiempo, por desgracia. La única posibilidad de una reanudación de ese levantamiento, se vio en 2020 en Suwayda, en esta zona drusa controlada por el régimen que he mencionado, donde ahora tienes algún tipo de poder popular. Allí hubo repetidos levantamientos populares contra el régimen desde 2020, renovando las consignas del levantamiento popular de 2011. Se extendieron brevemente a otras partes de Siria, pero no hubo ninguna forma de organización capaz de generalizar este levantamiento popular a todo el país, o al menos a todo el territorio de mayoría árabe de Siria, porque la parte de mayoría kurda pertenece a una categoría política diferente. Así que, por desgracia, el levantamiento de Suwayda no se extendió y el régimen lo reprimió, con bastante dureza, como de costumbre. Pero ahora, con la caída del régimen, han reavivado su movimiento. Pero se limita sólo a una parte, a una provincia de Siria.
Hay progresistas en otras partes del país que están intentando organizar algo a nivel de la sociedad civil, desde abajo, para luchar por los derechos, la democracia y las reivindicaciones sociales. Hasta qué punto conseguirán hacer algo se ve obstaculizado por el hecho de que el régimen ha sido una tiranía tan terrible que queda poco potencial. La mayoría de las personas con mentalidad opositora abandonaron el país. Se ha producido un enorme éxodo de Siria a lo largo de los años. Una cuarta parte de la población ha abandonado el país, si no más. Por no hablar de los desplazados internos, que representan cerca de un tercio.
Me temo que hay poco terreno para el optimismo. Pero aún hay motivos para la esperanza.
Traducido por César Ayala de la versión original en inglés publicada en New Politics (https://newpol.org/the-collapse-of-the-assad-regime-an-interview-on-syria-with-gilbert-achcar/) el 13 de diciembre de 2024.
Es una visión «romantizada» de la cuestión.
Habla de que una vez hubo una «revolución Siria» y de los «combatientes de la oposición».
Es increíble esto. Ignora prácticamente el 80 % de la realidad: la intervención de la CIA, MI 6, entrenamiento militar, provisión de armamentos, robo liso y llano del petróleo, etc., etc., etc.
Durante años intentaron un cambio de régimen que falló utilizando actores locales y extranjeros. Los «combatientes oficialistas», con el apoyo de Irán y Rusia, evitaron el derrocamiento del gobierno de Siria. El costo fue terrible. La destrucción de la infraestructura, la agricultura, las penurias económicas para la mayoría del pueblo sirio, mientras en Idlib los «combatientes de la oposición» (ex al nusra, ex ISIS) se iban rearmando poco a poco, bastante cómodamente, con el apoyo de Israel, Gran Bretaña y Estados Unidos. Comiendo bien, todos los días, con buenos uniformes y armas más sofisticadas.
Pequeños detalles que el buen hombre parece que ignora.
Este es el problema de no entender cómo manipulan las pasiones. Ya creo lo comenté.
El cambio de régimen empieza manipulando pasiones locales (religiosas, políticas o ideológicas, etc).
Luego, se lubrica eso con dinero a algunos de los más astutos. Así nace la «revolución» y los «combatientes de la oposición».
Las pasiones, una vez desatadas, andan solas, no necesitan demasiada intervención externa. Esto es lo que suele confundir a muchos.
Es como las escenas de «revolución federal» en plaza de mayo en 2022, previo al intento de magnicidio de Cristina. Parecían gente muy indignada por la mala situación económica y social y por la corrupción. Muchos habrán creído que eran gente que autónomamente manifestaba su disconformidad.
Luego se descubrió la cocina de ese movimiento «revolución federal»: financiado por intereses financieros de personajes locales que trabajan para el extranjero.
En Siria es lo mismo pero a mayor escala, a muchísima mayor escala.
Si no se entiende esto no se entiende la naturaleza de la geopolítica oligarquica global.
Cuando una sociedad cae en las garras de esa geopolítica, se produce el caos. Si hay un poder que se resiste al caos, se produce una guerra de desgaste. Si esa guerra de desgaste se prolonga mucho se llega a un punto en el que hay que evaluar si el costo de ganar la guerra es mayor al de no pelearla.
Eso es lo que pasó en Siria. Evaluaron que era contraproducente seguir haciendo sacrificios de la población en condiciones de muchas penurias económicas.
Probablemente el futuro de Siria, será parecido al de Libia o Irak. Son películas que ya se vieron mucho, aunque haya muchos distraídos.