Sobre el show de la autocrítica y cómo soportarlo

Es muy notorio, algunos "referentes" de cierta fe kirchnerista pretérita, han "visto cosas" en el último año e iniciaron una "profunda autocrítica" poblando los medios en todos los soportes imaginables. Nada nuevo. Pasamos a explicar algunas de las condiciones teóricas de las autocríticas y el por qué hoy, insistimos, hoy, deben ser desestimadas. 

Lenin, Althusser y por qué es tan difícil hoy ser kirchnerista …

Tanto en su “Defensa de tesis en Amiens” del año 1975,  como en otros escritos anteriores y posteriores a la defensa de la Tesis ( Curso de filosofía para científicos Elementos de autocrítica,  La transformación de la filosofía ), Althusser recuperó como parte de su posición teórica y política una notable metáfora leninista.
En ella vamos a limitar esta breve discusión en tiempos turbulentos. Se trata de la metáfora de la curvatura del bastón, que Lenin originariamente empleó en el año 1903, en el II Congreso del Partido Obrero Socialdemócrata de Rusia; durante su “Discurso sobre el programa del Partido”, en sesión celebrada en Londres el 22 de Julio (o 4 de agosto por el calendario occidental). La formulación original de la notable imagen leninista fue la siguiente:
“Sabemos que los economistas (contrarevolucionarios) han doblado el bastón de un lado. Para ponerlo derecho alguien debía doblarlo del otro –y eso es lo que he hecho. Estoy seguro de que la socialdemocracia rusa será capaz siempre de enderezar cualquier bastón que haya sufrido la desviación oportunista, y que nuestro bastón se mantendrá siempre recto y listo para llevar a cabo las acciones oportunas”.
Setenta años después, en su defensa de Amiens, Althusser daba a la expresión el giro siguiente, que creemos pertinente aplica a la coyuntura política e ideológica actual al interior de lo que fue el movimiento popular democrático inaugurado en el año 2003 por Néstor Carlos Kirchner. Decía Althusser:
 Como se sabe, unos años después de ¿Qué hacer?, y para responder a críticas dirigidas contra sus fórmulas, Lenin replicó con la curvatura del bastón.
Cuando un bastón está curvado en el mal sentido, decía Lenin, para enderezarlo (es decir, para que vuelva a estar y se mantenga derecho) primero es necesario curvarlo en el sentido opuesto, infligirle por la fuerza desde la empuñadura una curvatura contraria persistente.

Esta fórmula sencilla contiene, según mi criterio, toda una teoría de la eficacia de lo verdadero, profundamente anclada en la práctica marxista. Al contrario que toda la tradición racionalista, que sólo necesita una idea recta para rectificar una idea curva, el marxismo considera que las ideas sólo tienen existencia histórica en la medida en que están apresadas en la materialidad de las relaciones sociales e incorporadas a éstas. Por detrás de las relaciones entre las meras ideas existen, pues, relaciones de fuerza que determinan el hecho de que tales ideas estén en el poder (esto es lo que, para abreviar, se denomina ideología dominante) y que otras ideas se encuentren sometidas a ellas (esto es lo que se denomina la ideología dominada) hasta que la relación de fuerza cambia.

Como consecuencia de esto, incluso en este dominio aparentemente abstracto que lleva el nombre de filosofía, se trata de cambiar las ideas históricamente existentes; no cabe contentarse con predicar la verdad desnuda y esperar que su evidencia anatómica “ilumine”, como decían nuestros antepasados del siglo XVIII, las mentes; estamos forzados, en la medida en que es necesario forzar al cambio a las ideas, a reconocer la fuerza que las mantiene en estado de curvatura, imponiéndoles, mediante una fuerza contraria que anule la primera, la curvatura contraria que se necesita para enderezarlas.
Ser kirchnerista hoy, con el sistema de medios y las ideologías espontáneas de los “científicos” en general y los economistas en particular ordenadas en y por la narrativa neoliberal dominante en los medios – la más de las veces bajo el fetiche imaginario de la “buena técnica económica” – , supone necesario como estrategia política pero también epistemológica, sostener el bastón curvado en sentido contrario al que intentan imprimir los discusos opositores propios y extraños, sabiendo que se trata de una posición de respuesta a la presión y por tanto, un episodio temporalmente situado, que probablemente genere desviaciones que requerirán corrección futura. (1)
En otra coyuntura Cacho El Kadri refería a la primera resistencia peronista donde su grupo militante desplegaba un “peronismo contumaz” recostado en “el afecto de los compañeros”
En fin, que aún conociendo los límites de la teoría de la curvatura del bastón, es lo que marca el tablero. Frente a la crítica, aplicar la metáfora leninista y rechazarla ejerciendo una defensa mayor en sentido contrario, tal como lo muestra en el video de apertura, el inolvidable compañero Iorio.

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(1) En el caso althusseriano, el sostenimiento de la posición de Lenin supuso curvar el bastón hacia el formalismo, casi la pura combinatoria matemática,  frente a los embates del humanismo marxista, tan en boga en los años sesentas.

Resultado: un dique de contención teórico monumental y sin precedentes en el marxismo a la penetración del humanismo en general y la categoría filosófico-burguesa “hombre” . Rechazo al humanismo teórico muy pertinente por otra parte: ” Mi método no parte del hombre, sino del período social económicamente dado” nos advierte Marx en las Notas sobre Wagner en  El Capital y hasta el mismo Michael Foucault calificó al humanismo como nuestra edad media filosófica .

Como daño colateral típico de la aplicación de la teoría de la “curvatura del bastón” y las posiciones epistemológicas que supuso, ahí está el teoricismo estructuralista, rasgo tan criticado como inevitable de la lectura althusseriana del marxismo.

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