Un gobierno que nadie eligió

Las áreas de economía, seguridad e infraestructura del nuevo gobierno argentino podrían quedar en manos del macrismo, una de las facciones de la «casta» que el presidente electo ha prometido combatir. Buques insignia, como la dolarización inmediata, parecen quedar atrás.

Argentina: Macri aumenta la presión para quedarse con áreas clave del gobierno de Milei

Fabian Kovacic

 

Catorce millones de votos depositaron a Javier Milei en la casa de gobierno por los próximos cuatro años, con un discurso en el que sobresalieron las palabras libertad y casta. Una para enamorar a los votantes y la otra para enardecerlos y aglutinarlos contra ese enemigo común: los políticos de todos los partidos que han gobernado Argentina hasta ahora. El domingo 19, apenas conocido el contundente triunfo de Milei sobre Sergio Massa por una diferencia superior a los 3 millones de votos, el obelisco, en plena avenida Corrientes, se inundó de nuevos «descamisados», ahora reconvertidos en «leones». La alegría de esos votantes no reparó en el ingreso en esos momentos de Mauricio Macri y Patricia Bullrich al hotel Libertador, la sede de La Libertad Avanza (LLA). El expresidente fue a felicitar al mandatario electo y a ofrecerle sus equipos técnicos, teniendo en cuenta que hasta el momento LLA es más que nada un club de amigos armado de retazos variopintos y que no cuenta con nombres suficientes para cubrir todas las áreas de gobierno.

«Si me lo ofrecen y me dicen que no hay otra alternativa, bueno, lo acepto», dijo Bullrich al comienzo de esta semana, en una entrevista con el canal TN (Todo Noticias, propiedad del Grupo Clarín: ndr) , acerca de la posibilidad de ser la ministra de Seguridad del gobierno de Milei. En la noche del jueves, al cierre de esta edición, los medios argentinos daban por hecho el nombramiento en ese rol de la presidenta del PRO, excandidata presidencial y ministra de Seguridad de Macri entre 2015 y 2019, citando fuentes de LLA. Bullrich no titubeó luego de la primera vuelta, en la que quedó tercera, por detrás de Milei y Massa, y volcó de inmediato su apoyo al ultraliberal, un paso que resultó clave para su victoria del domingo. Por Bullrich habían votado 6,2 millones de personas.

No es la única figura del macrismo que se perfila para ocupar un cargo de primera línea en el nuevo gobierno. Previamente esta semana, el exdirigente de Cambiemos Guillermo Ferraro, titular de la filial argentina de la multinacional KPMG y miembro del gobierno porteño que encabezó Macri entre 2007 y 2015, había confirmado su designación como ministro de Infraestructura del gobierno electo.

Además, mientras aumentaban las especulaciones sobre áreas clave de su gabinete, Milei elogió este miércoles, en una entrevista televisiva, la «expertise» del economista Luis Caputo y dijo que «es una persona que está en condiciones de estar en el cargo, sin lugar a duda», en referencia a su eventual nombramiento como ministro de Economía. Según Bloomberg, Caputo es quien lidera ahora el equipo de transición económica del presidente electo. Se trata de una persona de extrema confianza de Macri, de quien fue ministro de Finanzas entre 2017 y 2018, cuando también presidió el Banco Central. Macri lo ha llamado «el Messi de las finanzas» y fue uno de los arquitectos del préstamo del Fondo Monetario Internacional (FMI) a Argentina por casi 50.000 millones de dólares. Es primo hermano de Nicolás Caputo, un empresario de la construcción que Macri considera su «hermano del alma» y que fue vicepresidente del PRO. Además, tiene un parentesco con Santiago Caputo, un consultor político que integra el entorno cercano del mandatario electo y que fue parte de su equipo de campaña, a quien el propio Milei ha llamado «gigante» y «verdadero arquitecto» de su victoria.

Al cierre de esta edición, apenas horas después de las declaraciones televisivas de Milei sobre la expertise de Luis Caputo, y a falta de un anuncio oficial, los medios argentinos daban por confirmado el nombramiento de Caputo al frente del área económica del nuevo gobierno.

Esos rumores tuvieron efecto rápidamente y Emilio Ocampo, el primer funcionario designado por Milei para integrar su gestión, en este caso al frente del Banco Central, renunció a esa distinción en protesta por el creciente barullo en torno a Caputo. Siempre según las versiones de prensa, este otro puesto clave para la aplicación de las políticas de dolarización y combate a la inflación prometidas por Milei sería ahora ocupado por Demian Reidel, otro exmiembro del gobierno macrista, que formó parte del directorio del Banco Central entre 2015 y 2018.

Ocampo, un profesor de economía «libertario», ha sido llamado «el gurú de la dolarización» por sus constantes llamados a aplicar una dolarización inmediata apenas comience la presidencia de Milei y es partidario de implementar el viejo sueño ultraliberal de cerrar el Banco Central. Caputo, en cambio, se ha opuesto explícitamente a ambas posturas y se ha mostrado proclive a postergar hasta más avanzado el mandato el lanzamiento de la dolarización y a ofrecer una imagen de estabilidad a los mercados.

Los rumores también generaron la desazón de varios referentes ultraliberales del núcleo duro. Carlos Rodríguez, líder del consejo de asesores económicos de Milei, reconoció a La Nación+ que últimamente no ha podido reunirse con él: «Milei no me da pelota, básicamente», afirmó, y agregó que Caputo «no sirve de ministro». Diego Giacomini, otro economista y profesor «libertario» que fuera socio intelectual de Milei durante 15 años, fue más duro en la red social X: «Sé muy bien que Milei siempre despreció a Caputo porque no sabe nada de economía y solo sabe colocar deuda [endeudar a la ciudadanía] y ganar plata con la timba. O la política cambia mucho a las personas, o el Leoncito sucumbe ante la imposición del GATO», escribió, en alusión al apodo que recibió Macri durante su gobierno.

Milei lleva años predicando la urgencia de dolarizar la economía, cerrar el Banco Central y crear un sistema de prestaciones tercerizadas en educación y salud, junto con el ajuste del Estado. «Todo eso es un paquete que hay que preparar porque el año que viene queremos ir a déficit fiscal cero», señaló en su primera entrevista televisiva del lunes. Esa meta fiscal era reconocida como imposible por Massa, quien pretendía renegociar con el FMI, que reclama un 0,9 de déficit para 2024. Milei ha asegurado, además, que el ajuste que aplicará será de 15 puntos sobre el PBI. Para alcanzar metas tan ambiciosas, sin embargo, el nuevo presidente necesitará un pie fuerte en el Congreso.

Con 53 años recién cumplidos, Milei se convirtió el domingo en el presidente más joven desde el retorno democrático, que este año cumplirá cuatro décadas. Pero también en el de menor apoyo parlamentario en ambas cámaras. Cuenta con una bancada de 38 diputados nacionales sobre un total de 257 y de ocho senadores nacionales sobre un total de 72. Sus principales aliados para instrumentar sus políticas serán los legisladores fieles a Macri (aunque solo con ellos tampoco le alcanzará para tener una mayoría propia).

Durante la campaña electoral, Macri pareció dedicar más tiempo a pronunciarse –por lo general favorablemente– sobre Milei que a apoyar a la que se suponía que era su propia candidata, Patricia Bullrich. De manera inconsulta con su fuerza política, Juntos por el Cambio (JxC), en el balotaje Macri decidió apoyar, junto con Bullrich, al ultraliberal. La movida le valió dos rupturas: por un lado, sus aliados de la Unión Cívica Radical (UCR), así como el sector de Horacio Rodríguez Larreta, decidieron deslindarse de esa estrategia para la segunda vuelta; por otro lado, el bloque parlamentario de JxC se quebró. La Coalición Cívica de Elisa Carrió dio por terminada la aventura junto al macrismo, mientras los radicales y los larretistas se quedaron con el bloque y dieron por emigrado a Macri. El expresidente considera que su integración a una alianza con LLA es parte de una depuración de su propia fuerza política, construida hace una década. Pese a que Milei agradeció los votos macristas que lo llevaron a la Casa Rosada, aún no quiere hablar de una alianza o una coalición formal con Macri. «El gobierno es de LLA», ha dicho a quien quiera escucharlo.

Gabriel Vommaro, doctor en Sociología por la École des Hautes Études en Sciences Sociales y autor de tres libros fundamentales para entender el macrismo: Mundo PRO (2015), La larga marcha de Cambiemos (2017) y El sueño intacto de la centroderecha (2023), este último en coautoría con su colega Mariana Gené, cree que «las segundas y las terceras líneas en muchos ministerios serán probablemente ocupadas por macristas». Mientras que puede esperarse que Milei intente imponer «un liberalismo más duro, teórico y libresco, después vendrá el ejercicio de bajar a tierra y a lo posible ese plan de gobierno», dice Vommaro. «Es prematuro imaginar cómo será ese proceso, pero para eso estarán los factores de poder como los gobernadores, las instituciones, los diferentes actores sociales que constituyen la realidad cotidiana, y ahí habrá que ver qué hace Milei», agrega el profesor de Sociología Política de la Universidad Nacional de San Martín. De confirmarse el nombramiento de Caputo al frente de la economía, este sin duda jugará un rol clave en esa «bajada a tierra».

Para Vommaro, Macri y Milei forman parte de un espectro de la derecha local que tiene sus diferencias internas. «En esta elección, Macri se adelantó a todos sus pares, reconfiguró a su propia creación política, el PRO, y al mismo tiempo logró incidir en LLA. Macri y el PRO tienen una concepción mucho más acabada y sofisticada del Estado que Milei. Para ellos el Estado existe y el punto es hacia dónde gestionarlo. En Milei esa concepción es mucho más básica y rústica, tomada de los libros y los manuales académicos liberales. En algún momento va a toparse con la realidad y ahí habrá que ver qué hace. Ahí estará Macri», añade Vommaro. «Milei fue el peón de Macri para esmerilar al peronismo y el peón de Massa para destruir a JxC, y, sin embargo, el ganador de esta disputa finalmente fue el propio Milei, que además dice estar dispuesto a llevar adelante su proyecto económico. La pregunta es: ¿tendrá viabilidad política ese programa?», agrega el sociólogo.

Cuestión de votos

Milei ganó contra todo el aparato estatal del peronismo –que venía de dar vuelta una elección primaria en la que llegó tercero– y con buena parte de los colectivos sociales y políticos en contra. Las organizaciones de trabajadores desocupados se habían pronunciado en favor de Massa, el candidato del oficialismo, del mismo modo que los científicos, los colectivos de actrices y actores, las centrales sindicales, las organizaciones de pequeñas y medianas industrias, partidos políticos como la UCR, sectores de la izquierda derrotada en primera vuelta, la liga de gobernadores peronistas, los cercanos al peronismo y los organismos de derechos humanos. Parecía una lista imbatible de actores sociales. Pero los votos se cuentan de a uno.

Según datos previos a la elección recogidos por la consultora Prosumia, el voto a Massa fue un rompecabezas compuesto en gran medida por docentes y personal ligado al área de la educación, trabajadores formales, jubilados y pensionados. El grueso del voto a Milei radica en cuentapropistas, personal doméstico, fuerzas de seguridad, transportistas, sectores industriales, desempleados y jóvenes de hasta 35 años. Una mirada partidaria indica que el apoyo al ultraliberal de la casi totalidad de los 6 millones de votantes de Patricia Bullrich fue decisivo. Pero también lo votaron afiliados a la UCR y al peronismo y, en Córdoba, los votantes del gobernador peronista disidente Juan Schiaretti, que vio sus ambiciones presidenciales derrotadas en primera vuelta.

Milei ganó en todo el país menos en Formosa, Santiago del Estero y la provincia de Buenos Aires, donde el gobernador Axel Kicillof pasó a convertirse en lo único que queda en pie del oficialismo. Incluso aquellas provincias de signo peronista decidieron votar al economista. Todos los analistas coinciden en que Milei llegó al poder para resetear un sistema de representación política que tartamudea cuando se dirige a los votantes, sin escucharlos.

Gabinete ultra

Además del ya confirmado Ferraro y los sonados Bullrich y Caputo, el presidente electo ya tiene prácticamente confirmados a cuatro ministros y un jefe de Gabinete provenientes de su entorno. El gabinete pasará de 18 a ocho ministerios, como parte del «plan motosierra» de recorte al gasto público: Justicia, Relaciones Exteriores, Capital Humano, Interior, Infraestructura, Defensa, Economía, Seguridad.

Mariano Cúneo Libarona, el abogado mediático que se hizo famoso en los años noventa con el «caso Cóppola», será el ministro de Justicia. Fue sospechoso de matar a su exesposa –secretaria privada de Emir Yoma, un embajador sin cartera de Menem–, arrojándola por la ventana del edificio donde vivía.

Diana Mondino, una economista liberal con varias maestrías internacionales, irá a Relaciones Exteriores. Mondino aparece como la directora de una orquesta completada con funcionarios del macrismo, especialmente el excanciller Jorge Faurie, el exembajador argentino ante Singapur Federico Bartfeld y los equipos de Fulvio Pompeo, el hombre que condujo los equipos de Relaciones Exteriores de Mauricio Macri desde que fue jefe de Gobierno porteño en 2007. En el frente externo Milei ya anunció un alineamiento total con Estados Unidos e Israel, prescindiendo de las políticas de bloques. Israel será el primer destino oficial de Milei al asumir, según se confirmó este jueves.

Guillermo Francos, un exdiputado menemista y exdirector ejecutivo del Banco Interamericano de Desarrollo, será el ministro del Interior (que en Argentina se encarga del relacionamiento entre el gobierno federal y las autoridades provinciales). Tiene excelentes relaciones con el peronismo, el radicalismo y el macrismo, y viene de Aeropuertos Argentina 2000, la empresa de Eduardo Eurnekián en la que trabajó Milei.

Sandra Pettovello, una licenciada en Ciencias de la Familia por la Universidad Austral, suena como ministra de Capital Humano, tal el nombre del nuevo ministerio que absorberá las carteras de Salud, Desarrollo Social, Educación y Trabajo, que pasarán a tener rango de secretarías.

Nicolás Posse, también exempleado de Eurnekián, será el jefe de Gabinete.

Todavía resta definir quién será el responsable del Ministerio de Defensa. Tanto esa cartera como seguridad son áreas «responsabilidad de Victoria», apuntó Milei en una entrevista reciente. Se trata, claro, de Victoria Villarruel, la vicepresidenta electa, de inmejorable llegada al universo militar y policial, de modo que los servicios de inteligencia estarán bajo su órbita a la hora de elegir a los responsables. Histórica defensora de militares condenados por delitos de lesa humanidad cometidos durante la dictadura civil-militar de 1976, Villarruel apunta a bajar la edad de imputabilidad a 14 años en el Código Penal, cerrar los juicios contra los militares genocidas y sostener el aparato represivo que desde el Estado garantice el cumplimiento del programa económico. «La sociedad votó ajuste», recuerda Milei ante las cámaras de televisión mientras señala que la pobreza ya trepó a 40 por ciento, según datos oficiales. «Milei y Villarruel confirman la larga tradición de la derecha local que termina aliada con ajuste liberal y represión militar. No es nuevo», señala Vommaro

 

Corresponsal del semanario uruguayo Brecha en Buenos Aires.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *