Una organización que no se ha percibido en la justicia ni siquiera durante la dictadura

Por Carlos Rozanski
@CarlosRozanski
— “Seguir el dinero” siempre fue la clave para investigar crímenes de magnitud como el que intentó asesinar a Cristina Fernández de Kirchner. Los millones que el grupo Caputo pagó a Revolución Federal sin dudas están en ese camino. En el mismo sentido el financiamiento del vuelo privado de ida y vuelta a la estancia de Lago Escondido del amigo de Macri, Joe Lewis (foto) puede ser la clave para armar el rompecabezas o mejor dicho, el balas-cabeza.
En esos vuelos, y a esa reunión secreta, viajó el juez Ercolini que indagó y persiguió a Cristina por imputación de Ignacio Mahiques. Se trata del mismo juez que tiene a su cargo la causa Stornelli-Dalessio por orden de Pablo Bertuzzi. El padre del fiscal Mahiques, Carlos, juez de la Casación Federal, tuvo su asiento en el viaje y reunión.

El hermano, Juan Bautista Mahiques, sicario de Macri en el Consejo e la Magistratura y actual jefe de fiscales de CABA, fue igualmente parte del vuelo y la reunión. El ministro actual de justicia de CABA así como ex servicios de inteligencia, y más jueces, completaron el Formulario del vuelo 26917, aeronave LVGCK, que salió de San Fernando con destino a Bariloche, el 13/10/22. Dentro del Poder Judicial argentino, opera una organización criminal de Lawfare que, junto a otros integrantes del grupo mafioso que lidera Mauricio Macri, han llevado adelante la persecución de opositores políticos, empresarios y funcionarios señalados por la dirigencia delictiva.

El resto de jueces y fiscales -que son decentes- no tienen espacio de movilidad para tomar distancia de esa realidad criminal que los tiene atrapados.
Es un panorama cuya organización no se ha percibido en la justicia ni siquiera durante la dictadura genocida. Hoy la complicidad desde el interior del Poder Judicial se exterioriza y exhibe de manera obscena.
Es parte de la estrategia de manipulación de una derecha extrema que es imprescindible desactivar. Su peligrosidad aumenta con nuestra ineptitud para frenarla.

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