La Ciudad de Buenos Aires realiza elecciones concurrentes (sic) este domingo 13 de agosto. Las PASO definen los candidatos que van a competir en las generales del 22 de octubre –tanto a nivel nacional como local–.
Los cargos nacionales se elegirán mediante la tradicional boleta de papel y los cargos locales, jefe de Gobierno, diputados de la Legislatura y miembros de la Junta Comunal, se elegirán mediante la muy cuestionada Boleta Única Electrónica (BUE). Pero el propósito acá no es discutir el opaco sistema de votación de CABA.
Abre la columna un trabajo publicado por la consultora Aresco, que ubica a Leandro Santoro por sobre Martín Lousteau en las PASO del próximo 13 de agosto.
El candidato de Unión por la Patria, según la encuesta, obtendría el 24 por ciento de los votos en las PASO, un punto arriba del exministro de Economía, responsable de la célebre Resolución 125, durante el gobierno de Cristina Kirchner.
Por su parte, Jorge Macri ganaría la interna al exembajador en EE.UU. durante el gobierno de Mauricio Macri, por casi 5 puntos de diferencia: 28,3% a 22,9%.
La pregunta es si los votos del exasesor del Banco Central durante el gobierno de Néstor Kirchner seguirán al intendente de Vicente López (de licencia) en caso de que este gane la interna.
Probablemente sí, pero no todos. Bastará –lo que es muy probable– que solo un 10% de los votos del expresidente del Banco Provincia durante la gestión de Felipe Solá no apoye al primo en primera ronda, y aún más, ni siquiera opte por Leandro Santoro u otras alternativas menores, sino que (como ya es moda) se abstenga de ir a votar, para que se abra la posibilidad de ballottage.
Segunda ronda que en CABA es muy estricta, ya que para evitarla hay que acceder al 50% más uno de los votos.
Una vez en segunda vuelta, la elección es incierta. Los votantes de alternativas menores, simpatizantes de Milei, heridas de la interna, ausentismo creciente, voto en blanco, son un combo cuyo comportamiento es imposible de pronosticar en un ballottage, en CABA y en el país.
Para colmo, los antecedentes de Juntos por el Cambio en CABA no son buenos para evitar el ballottage. Recordemos que la exgobernadora bonaerense María Eugenia Vidal en el año 2021 obtuvo el 47% de los votos, en tanto Leandro Santoro logró captar al 25% del electorado porteño.
Pero la pregunta clave es por qué Leandro Santoro puede ingresar a ballottage, y las respuestas son múltiples.
Tres de ellas:
La falta de autoridad de Larreta, que literalmente entregó su distrito a la presión de Mauricio Macri, aceptando la candidatura del primo, relegando a su verdadero candidato, que es Martín Lousteau, ideando para camuflar esta falta de autoridad un sistema muy extravagante de elecciones.
La solidez programática del candidato opositor, que puede ser consultada en este link.
Su actitud frente a la elección, que recuerda el tono al que la remontada del PSOE impuso Pedro Sánchez en España el pasado domingo 23 de julio que, ante la ofensiva de analistas y medios propios y extraños que sellaban su inexorable destino de derrota, empinado exclusivamente en su visión estratégica y actitud, adelantó los comicios y recorrió la península advirtiendo con convicción: “Vamos a ganar las elecciones”, su consigna central.
Actitud, un bien escaso en la dirigencia política, que mayoritariamente observa cómo el país rueda al abismo, con sus oídos puestos en los porcentajes y consejos de gurúes y demás especímenes de La Patria Consultora.
Finalmente, luego de décadas en que en CABA la oposición asumiera el rol de partenaire del PRO, sin vocación de triunfo, Leandro Santoro hoy se atreve a mostrar la falacia que supone la “muy buena gestión de Larreta”.
Gestión larretiana que, de no ser por los cañonazos de sobres que se disparan desde el “edificio sustentable” de Parque Patricios, debe ser probablemente la peor del país comparando sus “logros” respecto al presupuesto per cápita –$ 700 mil por habitante, mientras que por ejemplo para la provincia de Buenos Aires se reduce a $ 380 mil–.
Así lo sugirió recientemente el gobernador electo por Córdoba, Martín Llaryora, en su alusión a los “pitucos de Recoleta”, en un evidente exabrupto, porque si bien acá pitucos somos todos, no todos vivimos en Recoleta, estimados lectores de PERFIL.
*Director de Consultora Equis.