Vivir en un barrio rico o pobre influyó de manera determinante en el voto por una u otra candidatura en las elecciones generales del 23J. El PP arrasó entre el 1% más rico de España: en concreto, obtuvo el 60% de las papeletas en esas zonas, muy seguido por Vox, con el 16%. La desigualdad de renta se transforma en distancia de voto en el 1% más pobre, donde el PSOE se impone con más del 48% de las papeletas.
Los resultados de Vox y Sumar son opuestos también. El voto urbano a la formación de Yolanda Díaz crece especialmente entre las rentas medias altas a nivel nacional: en las ciudades de Catalunya, Comunitat Valenciana o Madrid o la costa gallega. Sin embargo, se desploma en el 10% más rico.
Pasa al contrario con Vox: consigue mejores resultados entre los barrios y municipios del sur de España, baja entre las rentas medias y se vuelve a disparar entre el 10% más rico.
Este es el resultado del análisis del cruce de los resultados electorales del 23J con los datos de renta por secciones censales publicados por el Instituto Nacional de Estadística (INE) que detallan los ingresos de las declaraciones del IRPF de los residentes de más de 35.000 secciones en el año 2020.
A la hora de analizar los datos, hay que tener en cuenta que la distribución de la renta no es uniforme en todo el territorio. La desigualdad de renta en España (calle a calle) está muy vinculada a la brecha entre campo y ciudad y entre sur y norte. Es decir, las regiones del sur y las zonas rurales están sobrerrepresentadas entre el 30% más pobre de España. Por el contrario, las grandes ciudades y comunidades como Euskadi, Catalunya y Madrid tienen más presencia en el 30% más rico.
El voto de los más ricos al PP es claro en casi todo el territorio. Las papeletas azules son mayoritarias en los grupos que conforman el 10% de secciones censales de mayor renta de cada comunidad autónoma, con excepción de Catalunya y Euskadi.
Su apoyo en el resto de grupos varía según la región. En comunidades como Castilla y León, Baleares, Castilla-La Mancha, Cantabria, La Rioja o Murcia los populares consiguen ganar en todos o casi todos los grupos de renta, con porcentajes similares. En Galicia obtienen incluso mejores resultados en las zonas más pobres. En cambio, en lugares como Andalucía, Asturias, la Comunitat Valenciana, Canarias y especialmente Madrid, sus votos se reducen mucho en las secciones más empobrecidas, donde el PSOE obtiene buenos resultados.
Las mayores subidas para el PP en las zonas ricas se producen en Andalucía, Madrid, Cantabria y Murcia, aunque también se observa en el resto de comunidades. En las secciones censales que conforman el 10% más rico de estas comunidades los populares logran hasta 19 puntos más que en las elecciones de noviembre de 2019. Cosechan la mitad de los votos de estos barrios en Andalucía y casi dos tercios en el caso de la Comunidad de Madrid.
Los únicos barrios ricos donde no sube tanto el porcentaje de voto al PP son los de Euskadi y Catalunya. Hay que mencionar, sin embargo, que el PP venía de cosechar porcentajes más reducidos en estas zonas, donde compite con los partidos regionales. Si nos fijamos en los aumentos porcentuales, y no en puntos, vemos cómo lograron casi duplicar los resultados en las zonas catalanas más enriquecidas tras la desaparición de Ciudadanos.
El mayor aumento de voto para el PSOE es en Catalunya, donde crece en todos los grupos de renta alrededor de 14 puntos (un poco menos en el 10% más rico). Otros territorios donde mejora sus resultados notablemente son en Cantabria (donde el PRC de Revilla renunció a presentarse), Euskadi, Baleares y Canarias (donde crece un poco más en las zonas pobres que en las ricas).
En los siguientes gráficos se muestra el porcentaje de voto por renta a los cuatro partidos mayoritarios en España y a los principales partidos de cada comunidad.
Cómo frenar las mentiras
En la campaña del 23J ha quedado clara la tremenda importancia que tiene la prensa libre, que depende de sus lectores y no le debe nada a nadie más. La inmensa mayoría de los grandes medios son propiedad de bancos, de fondos y grandes grupos de comunicación. La gran mayoría de ellos han blanqueado a los ultras y están bajo el control de la agenda que marca la derecha.