Artemio López
Cuando Máximo Kirchner sostuvo recientemente en Mar del Plata que el principal logro de Néstor Kirchner fue recuperar la auto estima, el deseo comunitario, tan golpeado tras casi 25 años de neoliberalismo, acertó. Dijo Máximo Kirchner:
Yo me acuerdo que cuando Néstor volvía a 2003, 2004, las recorridas donde iba, a él lo que más lo impresionaba era que lo veía quebrado al pueblo, que la veía mal a la gente, que no quería, que no empujaba. Y poquito a poquito fue recuperando eso. Yo creo que lo más grande que hizo esos 12 años no fue ni la Asignatura Universal por Hijo, no fueron las computadoras, no fue el desendeudamiento, fue que logró que nuestra gente volviera a creer en ella misma.
Al respecto, señala el filósofo Diego Tatián:
Hace casi doscientos años, Alexis de Tocqueville señalaba en La democracia en América una paradoja cuya fuerza persiste aún: cuando la desigualdad social es abismalmente grande, se vive como como natural, la imaginación social ni siquiera es capaz de plantearse la posibilidad de su supresión y a nadie se le ocurre intentar transformar el orden establecido.
Cuando, en cambio, esa desigualdad se reduce, los resabios de privilegio son mucho menos tolerados, las diferencias existentes cuestionadas y las jerarquías combatidas. Según esta idea, no es el deseo de igualdad lo que produce igualdad; es el avance de la igualdad lo que produce deseo de igualdad*
Retomando lo señalado por Máximo Kirchner y el señalamiento de Tatián sobre Tocqueville, podemos aproximar una mirada al momento que vive nuestro país frente al ajuste impiadoso que lleva adelante el actual gobierno cuya motosierra selectiva, resulta muy elocuente respecto a su ferocidad.
Las condiciones estrictas del ajuste que no comenzó con el actual gobierno y lleva ya casi una década, operan a nivel objetivo, como vimos en el cuadro anterior, donde en la comparación interanual a noviembre se observa que los recortes presupuestarios no recaen precisamente sobre “la casta”
Sin embargo y tal vez con mayor potencia el ajuste que insistimos lleva casi una década, opera a nivel subjetivo.
Siguiendo esta perspectiva de análisis, recordemos que es habitual recordar que las grandes rebeliones populares no las despliegan, al menos inicialmente, los sectores sociales más vulnerables.
En el Cordobazo de finales de los años sesenta fueron los obreros de la industria metal – mecánica, los mejor remunerados, junto a los estudiantes universitarios, los que encendieron la chispa de la patriada frente a la dictadura de Onganía.
Incluso en la crisis de salida de casi un cuarto de siglo de neoliberalismo, plasmada en el año 2001, fueron los segmentos medios al ver atrapados sus ahorros en los bancos, los que comenzaron la rebelión.
Grandes protestas que culminaron en las jornadas del 19 y 20 de diciembre y la huida, en medio de asesinatos múltiples, del presidente Fernando De la Rúa, muchos de cuyos funcionarios hoy siguen activos tanto en el oficialismo cuanto en la oposición.
En esta perspectiva de análisis, los gobiernos de Juntos por el Cambio y el Frente de Todos contribuyeron de manera decisiva para que las condiciones estructurales agobien a la población de segmentos medios, medios bajos y sectores populares.
Un solo indicador es muy ejemplificador: Cuando Cristina Fernández deja el gobierno, los trabajadores participaban con el 51,8% del ingreso total generado, cuando Mauricio Macri pierde las elecciones en el año 2019, la participación de los trabajadores había caído ya al 46% y al concluir la gestión Alberto Fernández, la distribución seguía idéntica a la heredada de Mauricio Macri, con el agravante de que el del FDT era un gobierno que se suponía peronista.
Estos datos de concentración económica creciente y pérdida en la participación de los trabajadores sobre el ingreso total generado, supuso como se ve en el gráfico anterior y aún durante el gobierno del FDT, una caída vertical de salarios y aumento de la pobreza de más de 20 puntos entre los años 2015 y 2023, empeoramiento récord observado, aún con niveles de desempleo abierto muy bajos, 4,7% para el último trimestre del año 2023, incluso menores a los que dejara Cristina Kirchner, del 5,9% en el último trimestre del año 2015.
Este es tal vez el mayor logro del gobierno neoliberal de Juntos por el Cambio pero, la peor herencia del gobierno del Frente De Todos.
La defraudación que supuso el ajuste estructural que llevaron adelante y especialmente en el caso del gobierno autopercibido como peronista, los efectos subjetivos que promovió, adicionalmente a los cambios estructurales objetivos de notable regresividad.
Transformaciones subjetivas cuya expresión no única pero la que queremos señalar acá, siguiendo lo dicho por Máximo Kirchner y la recuperación de Tocqueville que realiza Tatián, es la pérdida del deseo de igualdad que tras casi una década de ajuste se materializa objetivamente en la caída brutal en la participación de los trabajadores en el ingreso total generado, los valores de pobreza, indigencia, caída del 20% en salarios reales- formales e informales-, jubilaciones y pensiones, etc.
Visto en esta perspectiva cobran más valor las políticas igualitarias desplegadas por el kirchnerismo inaugural de Néstor y Cristina Kirchner que, al igual que el peronismo bautismal de Juan Perón y Eva Perón, promovieron políticas igualitarias las que, finalmente, despertaron el deseo de igualdad en un conjunto amplio de la ciudadanía.
Este deseo igualitario tras una década de maltrato a amplios sectores ciudadanos, se observa hoy muy disminuido y cuyo angostamiento explica en parte la moderación en la reacción social frente al ajuste ciertamente cruel, que lleva adelante el gobierno nacional.
En fin, tal como lo advertía Néstor Kirchner en el año 2003, tras la larga noche neoliberal a la que su voluntad política puso fin, finalizado el gobierno de Cristina Kirchner, nuevamente quebraron a nuestra gente, secuestraron sus deseos.
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* Para una aproximación al tema que debe ser desarrollado, vean LA PARADOJA DE TOCQUEVILLE – POR DIEGO TATIÁN – La Tecl@ Eñe Revista.