Genocidio en Gaza: ¿Hay libertad de prensa en Europa?

El medio digital Red.media ha denunciado sufrir ‘una represión cada vez más intensa’ que atribuyen a ‘una ofensiva coordinada, liderada por el gobierno alemán, respaldada por la Unión Europea y ejecutada por medios de comunicación’  

 Red.media, medio de izquierdas y propalestino, forzado al cierre por los ataques de la prensa alemana

Red.media, un medio independiente de alcance internacional con un fuerte compromiso político progresista, denuncia haber sufrido una larga campaña de desprestigio y represión por parte del gobierno alemán y los medios afines a su agenda prosionista. Tras reiteradas acusaciones de ser propaganda rusa, con sus cuentas en YouTube, Instagram y PayPal bloqueadas y su director, Hüseyin Dogru, encarando prisión por criticar a un periodista proisraelí, el medio ha anunciado su cierre próximo después de recibir “amenazas directas contra la seguridad de nuestro equipo, incluidas amenazas a su vida”.

La imagen mediática de Putin y Rusia ha evolucionado rápidamente desde el inicio de la guerra en Ucrania. En sólo tres años el país del este ha pasado de ser débil, estar al borde de la derrota y de la descomposición, a ser la mayor amenaza para el mundo libre. Un cambio de relato convenientemente ejecutado cuando el objetivo ya no es apoyar a Ucrania sino rearmar Europa, y también cuando más nombres se repiten entre los accionistas de los conglomerados mediáticos y de las industrias armamentísticas.

La consigna de “la amenaza rusa” aparece cada vez que se habla de aumentar el gasto en Defensa en perjuicio del presupuesto social. Los medios españoles se han limitado hasta el momento a señalar un enemigo externo que justifique el gasto militar, sin embargo, la prensa alemana ha demostrado que el relato bélico también sirve para disciplinar la opinión pública, ya sea mediante el miedo o mediante el señalamiento de enemigos internos.

En 2022 la Comisión Europea tomó la polémica decisión de censurar los medios rusos RT y Sputnik en todo el territorio comunitario tachándolos de ser “parte de la maquinaria de guerra de Rusia». La prohibición afectó al medio digital Redfish, afincado en Berlín, que recibía financiación de empresas mediáticas rusas. Parte de su plantilla pasó a formar parte de un nuevo proyecto, red.media, fundado en 2023 con un claro compromiso antimperialista, anticapitalista y progresista en general. Desde entonces el medio ha producido un extenso catálogo de artículos, documentales y contenido audiovisual de los movimientos populares en todo el globo, desde Perú hasta India, así como denunciado injusticias desde la República Democrática del Congo hasta Gaza.

Su extensa cobertura no pasó por alto el arresto y encarcelamiento de Boris Kagarlitsky, sociólogo marxista ruso hecho preso político en su país bajo el silencio cómplice de los medios europeos, que han preferido resaltar figuras como la del ultranacionalista Navalny. Red.media tampoco ha vacilado en denunciar el papel de Rusia en la guerra considerándola “una potencia imperialista que persigue sus propios intereses geopolíticos, al igual que Estados Unidos, China, la UE y la OTAN”. En su último comunicado, explicaban: “Que quede claro: tomamos posición en esta guerra. Apoyamos a todas las voces que claman por el fin de la violencia. […] Estamos con quienes pagan el precio: las personas de la clase trabajadora en Ucrania, en Rusia y en todo el mundo”.

Pese a todo, el periódico germano Tagesspiegel difundió en junio de 2024 una exclusiva que, sin más fundamentos que la mencionada transferencia de empleados de un medio al otro, acusaba a red.media de estar en la nómina del Kremlin y aprovechaba esa supuesta conexión para argumentar que las protestas propalestinas que el medio había cubierto ese verano habían sido orquestadas desde Moscú. El por entonces Secretario de Estado de los EE. UU. Anthony Blinken recogió esa información y la replicó sin verificarla, lo cual sirvió para que Youtube, Meta y PayPal suspendieran las cuentas de red.media. “Luego, Tagesspiegel cubrió eufóricamente la declaración de Blinken; su afirmación original sin fundamento había sido recogida y reciclada como ‘hecho’ por el simple acto de ser pronunciada por uno de los políticos más poderosos del mundo”, explica el medio difamado.

El contexto mediático alemán en torno a Israel se ha vuelto extremadamente parcial, así lo han denunciado múltiples voces, tales como Reporteros sin Fronteras en un informe sobre la libertad de prensa en Alemania: “Las declaraciones de fuentes palestinas y de organizaciones de derechos humanos como Amnistía Internacional, Human Rights Watch o las Naciones Unidas (ONU) son cuestionadas de raíz, a diferencia de las del ejército israelí”. Otro ejemplo, desde el diario Taz, autodefinido progresista, se ha negado explícitamente que exista un genocidio,  tachado la resistencia palestina de ser “el mayor progromo antisemita desde la Soah” y justificado la matanza de periodistas por parte del ejército israelí argumentando que distinguirlos de terroristas “a veces es difícil”.

 

Una manifestante propalestina detenida en la Universidad Humboldt de Berlín - Jonas Gehring / Zuma Press / ContactoPhoto

Una manifestante propalestina detenida en la Universidad Humboldt de Berlín – Jonas Gehring / Zuma Press / ContactoPhoto

 

El editor jefe de este medio, Nicholas Potter, autor de dos de los citados artículos, contribuyó especialmente a extender las acusaciones de vínculos con Rusia para desacreditar a la vez las manifestaciones propalestinas y a los medios que las cubrían, entre los que se encuentran, ademásotros como MintPress o The Grayzone. Por ello, red.media respondió con una publicación en X en la que expuso su trayectoria profesional y su inclinación claramente sionista, que le ha llevado a fichar recientemente por The Jerusalem Post.

Durante la última ocupación de la Universidad Humboldt de Berlín en abril por activistas propalestinos se descubrieron folletos con fotografías de varios periodistas sionistas, entre ellos la de Potter. Desde entonces el editor de Taz ha denunciado una campaña de acoso, amenazas y desprestigio contra él que, de nuevo, estaría orquestada por red.media, y Rusia, a cuyo director, Hüseyin Dogru, ha denunciado por difamaciones, delito por el que podrían sentenciarle a tres años de prisión.

La imputación de su director, las acusaciones de ser propaganda rusa, la suspensión de varias redes sociales y vías de financiación, el descrédito constante e infundado por parte de la prensa alemana y las denunciadas amenazas a la seguridad de la plantilla han llevado a este medio al cierre. El caso, denuncian, no es aislado: “Hoy el objetivo somos nosotros. Mañana serás tú”. En Alemania ya se ha empezado a descalificar la disidencia política como intentos del Kremlin de desestabilizar la democracia occidental. Tal y como explica Dogru para MintPress, el mensaje del gobierno alemán es: “sigue las normas o págalo caro” (“fall in line, or be crushed”).

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