“Es la COP más importante desde 2015”, que se propuso poner el calentamiento global debajo de los +2°C y tratar de mantenerlo en +1,5°C, aseguró su presidente, Sultán Al Jaber días antes de la cumbre, y se declaró “prudentemente optimista”.
Sin embargo, el calentamiento global podría rozar los 3°C si no se actúa ya. Hoy, solo hay un 14% de posibilidades de mantener la temperatura media del planeta en los 1,5°C como establece el Acuerdo de París, según el Programa de la ONU para el Medio Ambiente (PNUMA).
Ciertamente, el comité de transición, 24 países que organizaron un fondo de pérdidas y daños climáticos para países vulnerables, avanzaron en resultados. China y Estados Unidos, los dos grandes emisores mundiales, están cooperando y preparan una cumbre específica sobre gas metano.
Según la OCDE, los países más ricos cumplieron su objetivo de llegar a los 100 mil millones de dólares de financiamiento climático, hace notar el delegado del país organizador de la cumbre.
Según un informe reciente, el 1% más rico de la humanidad -77 millones de multimillonarios, millonarios y con ingresos mayores a 140 mil dólares al año, causó el 16% de todas las emisiones de CO2 en 2019, más que el 66% más pobre.
Durante los últimos seis meses, The Guardian ha colaborado en exclusiva con Oxfam, el Instituto de Medio Ambiente de Estocolmo y otros expertos para elaborar una investigación especial, La gran brecha del carbono
“Quiero resultados muy ambiciosos en la COP 28. Y espero que seamos capaces de acordar colectivamente un plan de acción climática concreto. Estamos realizando grandes progresos en materia de energía, finanzas, salud, naturaleza”, afirmó Al Jaber.
La COP 28 deliberará del 30 de noviembre al 12 de diciembre en Dubái, con un récord de más de 70.000 participantes, incluidos mil directivos de empresas y de organizaciones filantrópicas para una cita que incluirá una cumbre de jefes de Estado y de gobierno, los días 1 y 2 de diciembre.
“Todo el mundo tiene que ser parte de este proceso y todo el mundo debe asumir responsabilidades (…) y rendir cuentas. Eso incluye a todas las industrias y en particular las grandes emisoras de gases, como la aviación, el transporte, el aluminio, el cemento, el acero y los sectores del petróleo y el gas”, enfatizó Al Jaber, jefe de la petrolera estatal Adnoc.
En discusión
Ese primer balance determinó que los objetivos del Acuerdo de París están lejos.
Al Jaber anunció en la previa “cambios de paradigma”, en primer lugar apurar el adiós a los combustibles fósiles, introducir cambios en la financiación. También propone mayor relevancia en el debate a mujeres, pueblos indígenas, comunidades locales y jóvenes.
Sin embargo, organizaciones como Greenpeace se declaran alarmadas por el liderazgo de Emiratos Árabes Unidos, una potencia petrolera que plantea conflicto evidente de intereses. “No hay lugar para la industria de los combustibles fósiles en las negociaciones mundiales sobre el clima”, dijo la emblemática organización.
“Tener a un barón del petróleo dirigiendo las negociaciones mundiales sobre el clima es como poner a un teórico de la conspiración antivacunas a cargo de la respuesta al Covid-19”, graficó Greenpeace.
Al Jaber tratará de exhibir como respuesta el compromiso de triplicar la capacidad mundial de energías renovables hasta 2030, un objetivo central de la presidencia de la COP 28.
Novedades desde París
Cuando se aprobó el Acuerdo de París en la COP21, las políticas económicas de las naciones estaban llevando al mundo hacia una trayectoria de calentamiento climático de +3,5 °C para 2100 en comparación con la era preindustrial: a ese ritmo, eran más inminentes desde catástrofes climáticas en cadena (olas de calor y sequías, y deshielo de polos, glaciares y permafrost).
Hoy, la trayectoria de calentamiento es de +2,5 °C a +2,9 °C para el siglo, según la ONU.
También desde 2015, las emisiones anuales de gases de efecto invernadero (GEI) subieron 9%, menos de lo esperado en 2015. Incluso, el pico de emisiones globales podría alcanzarse en 2024, o este 2023.
Antes del Acuerdo de París, se preveía que las emisiones relacionadas con el sector de la energía (más del 80% del CO2 emitido por la actividad humana) alcanzarían las 43.000 millones de toneladas (Gt) en 2030, pero la agencia acaba de revisar esta cifra a la baja, a 35 Gt.
En comparación con las previsiones de 2015 para 2030, la energía solar fotovoltaica debería contribuir a reducir las emisiones en casi 3 Gt, lo que equivale aproximadamente a las emisiones anuales del tráfico automotor mundial, según la OCDE.
La energía solar fotovoltaica y la eólica avanzan en el reemplazo de centrales de carbón, petróleo y gas. Ahora se estima que representarán 15% de la producción eléctrica mundial en 2030, o 3 y 7 veces más en esa fecha de lo que preveían los expertos en 2015.
Más de un tercio de los nuevos automóviles para esa fecha habrán cambiado el motor de explosión por uno eléctrico.
El rol de América Latina
América Latina y el Caribe es la segunda región del mundo más propensa a los desastres, detrás de Asia. Como pasó en Argentina en 2022-23 con una sequía que restó 3% al PIB, los fenómenos extremos provocan graves daños económicos y también sociales.
Según especialistas, la región necesita más de 18 mil millones de dólares adicionales cada año para financiar su adaptación al cambio climático.
El Grupo de Financiamiento Climático para América Latina y el Caribe (GFLAC) estimó que, en 2022, los 20 países más contaminantes de la región recibieron 15 veces más ingresos en actividades intensivas en carbono que en inversiones para combatir el cambio climático.
La Agencia Internacional de Energía (AIE) considera que la región podría impulsar la transición energética a nivel nacional y global, por sus abundantes recursos naturales y los éxitos de la energía renovable.
Los combustibles fósiles representan dos tercios de la combinación energética de América Latina –el promedio mundial es 80%– y el 60% de su electricidad proviene de energías renovables, lo que le da una “ventaja” en el impulso hacia un sistema energético más limpio.
América Latina posee un tercio de las reservas mundiales de cobre y litio, claves en la transición energética global, y un “enorme” potencial para el despliegue de energía solar y eólica.
El presidente brasileño, Luiz Inácio Lula da Silva, propondrá en la COP 28 la creación de un fondo para preservar selvas en unos 80 países, “un mecanismo de pago por selva en pie, por hectárea.
Lula ha dicho repetidas veces que los países industrializados deben responsabilizarse por su contaminación y deforestación contribuyendo financieramente a la conservación de las selvas y bosques.
Otra de las propuestas que Brasil llevará a la COP28 consiste en un programa para recuperar áreas cultivables deterioradas e improductivas.
Hay casi 160 millones de has en áreas de pasturas, y de ellas 40 millones en áreas de pasturas degradadas, aptas para la agricultura.
Brasil anunció recientemente una caída del 22,3% en la destrucción en la Amazonia en 12 meses hasta julio, el mejor resultado en cuatro años.
Estoy de acuerdo con el sultán: si no se da mayor relevancia en el debate a mujeres, pueblos indígenas, comunidades locales y jóvenes, habría que dejar de intentar y dejar que todo se vaya al demonio.