La pérdida del poder adquisitivo de los salarios incidió tanto en los segmentos de los trabajadores formales e informales. Así como la inflación pega más fuerte entre los deciles más vulnerables de la sociedad, ocurre el mismo proceso en cuanto a la caída real de los ingresos laborales. Entre enero y septiembre de este año, la pérdida real de recursos rondó el 1% en la mitad más rica de la población, aunque fue del 3% en promedio en la mitad más vulnerable. Así se desprende de un informe de Ecolatina en base a la Encuesta Permanente de Hogares y la Encuesta Nacional de Gastos de los Hogares, ambos informes publicados periódicamente por el Indec.

“La composición de la canasta de consumo difiere entre los hogares de mayor y menor ingreso, la inflación puede tornarse más o menos regresiva de lo que ya es. Los sectores de menores recursos se ven más afectados por la dinámica de los precios de alimentos, bebidas, vestimenta y servicios públicos que el resto de la sociedad, en tanto destinan una mayor porción de su ingreso a satisfacer estos consumos básicos”, puede leerse en el trabajo de Ecolatina.

Entre enero y septiembre, los precios de los alimentos subieron por encima del nivel general de inflación. El rubro de alimentos y bebidas trepó un 69,5%, superando por en 3,4 puntos porcentuales al promedio (66,1%). Esta dinámica tuvo su correlato, asimismo, en el valor de las canastas básicas, que en el mismo período crecieron un 72% (CBA) y 68% (CBT). Esta tendencia quedó más clara en octubre, con un IPC que aumentó un 6,3% mientras que las CBA Y CBT lo hicieron en un 9%. La canasta que mide los umbrales de indigencia ya registró una suba interanual del 100 por ciento. Para la Universidad Torcuato Di Tella, los niveles de pobreza ya llegan al 40% de la población.

Además de la variación de los precios de los productores que se consumen por decil, también incide la estructura del empleo en cada uno de los sectores. Quienes cuentan con paritarias quedan en una mejor posición ante aquellos que no están bajo un esquema de contratación formal. Dentro del decil más vulnerable, el 90% de las personas es cuentapropista. “Esta estructura laboral potencial el efecto redistributivo regresivo del proceso inflacionario actual”, agregó Ecolatina.

Otro dato interesante tiene que ver con los ingresos totales por sector. Los deciles más bajos mostraron mejor performance en relación al resto de los deciles en el primer semestre, tendencia que podría explicarse por la política de ingresos desplegada por el Estado nacional, como por ejemplo los bonos para jubilados y beneficiarios de la Asignación Universal por Hijo, los incrementos en los distintos programas como la Tarjeta alimentar o la suba del salario mínimo. Es decir, hubo una mejora nominal de ingresos pero que perdieron efecto en función del impacto regresivo de la inflación.

De ahí que la principal discusión política hacia el interior del Frente de Todos siga siendo cómo mejorar dichos ingresos para que pueda recuperarse el poder adquisitivo perdido. Para el Centro de Economía Política Argentina (CEPA), la clave radicaría en otorgar una suma fija a todo el universo laboral de 40.000 pesos para llevar el poder adquisitivo de los salarios a los niveles registrados sobre el cierre de 2015.