NO! pic.twitter.com/z4p8BSj7OB
— Tute (@Tutehumor) January 28, 2024
El reciente paro nacional con movilización contra las políticas del gobierno neoliberal tuvo una contundencia y extensión absolutamente asombrosa desde la recuperación democrática, para un gobierno que no lleva aún dos meses de asumido.
Fue un paro nacional lanzado en tiempo récord, es verdad, y respecto a la rapidez de convocatoria, nos anticipamos fácilmente a la absurda objeción oficialista, ya que hasta un niño sabe que un paro no se decide por el tiempo que lleva un gobierno, sino por el daño que provoca a los representados de las organizaciones que adhieren.
Siendo así, resulta muy justificada la medida de protesta ya que esta cuarta ola neoliberal, a la destrucción poder adquisitivo de los ingresos familiares vía salarios, jubilaciones, pensiones y otros planes de transferencia de ingresos, se suma la pérdida de empleo galopante, a punto que el índice de desempleo abierto ya perforó ampliamente los dos dígitos y en ascenso.
Se acabaron las changas en los barrios, se detuvo la obra pública y la recesión son un combo de destrucción de empleo conocido y feroz.
Lo señalamos varias veces ya en estas columnas: vamos a una catástrofe social y rápido.
Jubilación Mínima: En mayo del año 2023 con un aumento del 20% (fue el último) y con la nueva fórmula de movilidad aplicable a partir de marzo más un aumento proporcional del bono -que pasaría de $55.000 a $70.000- el gráfico de abajo muestra la evolución de la jubilación mínima. Medida en poder adquisitivo real tomando índice 100 en noviembre de 2015; Macri dejó a la Jubilación Mínima en 77; Alberto Fernández en 82 y El pibe motosierra la bajará a 40. Esto en la mínima, el resto peor. La caída se produce porque el megaproyecto se saltea un mes de movilidad.
En efecto, la Oficina de Presupuesto del Congreso (OPC) reveló que el mega DNU saltea la inflación de enero en el cálculo de la movilidad jubilatoria que empieza a regir desde el 1º de abril.
Al tomar los datos del trimestre octubre diciembre de 2023 para arrancar con la nueva movilidad a partir de abril, parte desde febrero, con lo que la inflación correspondiente a enero no está incluida. Significa que los haberes resignarían entre 20 y 25% por tal omisión. Para evitar el salto, el guarismo resultante debería partir del Índice de Precios al Consumidor de enero y llegar a marzo, es decir, correr un mes hacia atrás el período a ajustar.
Los jubilados no sólo estarían así resignando más de un 20% de acuerdo con esta ponderación, sino que ya traían de arrastre la pérdida de poder adquisitivo del 32,2% para aquellos no encuadrados en la mínima y del 14,1% para los que cobran la mínima, según la estimación de la OPC.
Recién en los haberes de abril donde ya aplicarán la movilidad por inflación, subirán el bono y a partir de entonces congelarán la Jubilación Mínima en su poder adquisitivo real quedando solo atada a la inflación.
El poder adquisitivo real de la Jubilación Mínima será equivalente al 55% del registrado cuando Cristina Kirchner dejó el gobierno en diciembre del año 2015, como se observa en el gráfico.
Recién en los haberes de marzo dicen desde los cuarteles libertarios que aplicarán la movilidad por inflación, subirán el bono y a partir de entonces congelarán la Jubilación Mínima en su poder adquisitivo real, insistimos un 40% del registrado cuando Cristina Kirchner dejó el gobierno en diciembre del año 2015.
Mínimo no imponible: La última canasta de pobreza (CBT) de diciembre para un hogar tipo de cuatro miembros metropolitano ascendió a $495.800. Si adicionalmente sumamos un alquiler de promedio $450.000 se totalizan los $945.800 mensuales.
Recordemos que la CBT es muy estricta en su valorización. Representa el conjunto de bienes y servicios esenciales que una familia promedio necesita para satisfacer sus necesidades básicas. Incluye alimentos esenciales para una dieta elemental, capaz de satisfacer apenas los requerimientos calóricos y proteicos de sobrevida, vivienda, educación, salud, transporte, indumentaria, entre otros. Esta canasta se elabora con base en los hábitos de consumo y costos promedio.
Retomando el análisis, el nuevo piso fijado por el osito mimoso, a partir del cual un trabajador pagará “Impuesto a las Ganancias” será de $1.350.000 bruto, o sea $1.080.000 neto mensuales. Muy poca plata ¿verdad?
En rigor este piso supera la línea de pobreza más el alquiler módico, apenas por el 8,74% del valor y sin embargo, para los míticos criterios del osezno es muy justo que a partir de ese umbral se pague por “ganancias”.
Como se sabe, serán 800.000 trabajadores formales que comenzarán nuevamente a pagar «Impuesto a las ganancias» eliminado por el ministro Sergio Massa, durante su gestión.
Cobra sentido entonces la comentada amenaza de Javier Edgardo: «Los voy a dejar sin plata. Los voy a fundir a todos». Sin embargo, el osito (¡ay!) no a todos no va a fundir.
Este hombre no está en su sano juicio. Las facultades delegadas las quieren aquellos que lo harán responsable de la venta del país, del robo a los jubilados y del caos en que todo va a terminar. No lo estoy exculpando, sino que es evidente que nada decide… pic.twitter.com/T6zJVvta25
— Editor✍ (@Editor_76) January 29, 2024
Ahí se fija una baja general de alícuotas en los próximos años: las tasas, que hoy van desde 0,50 a 1,50 por ciento, pasarían a ser en 2024 de 0,50 a 1,30 por ciento; en 2025 de 0,50 a 1,10 por ciento; en 2026 de 0,50 a 1 por ciento y, en 2027, con una alícuota única de 0,50%.
“Se establece una rebaja de impuestos para patrimonios en el exterior que implica una pérdida de recaudación de cerca del 0,19 % del PBI, beneficiando a cerca de 130.000 contribuyentes de alta capacidad económica”, señaló Guillermo Michel, ex titular de la Dirección General de Aduanas.
Con estos tres ejemplos tan representativos que afectan duramente a jubilaciones mínimas, salarios de pobreza y benefician a los ricachones … ¿observan la justeza y masividad del reciente paro nacional, conocido “hacia dónde vamos” de la mano del mamífero omnívoro?
Sabemos el final de estos experimentos neoliberales desde el año 1976. Mega crisis de las cuales salir demora al menos una década.
La única “novedad” de esta cuarta ola en las últimas cinco décadas, es la personalidad – por señalarlo elegantemente-, algo extravagante del presidente Javier Gerardo Milei.
Por lo demás, vamos mal, muy mal y muy rápido.
Ajuste y risperidona parece ser el cóctel del momento, lo que agrega incertidumbre en el camino emprendido, ya de por sí, largo y sinuoso.