Fuga y restricción externa: ¿Neodesarrollismo o Kirchnerismo?

De la aproximación de esta columna se desprenden una serie de conclusiones que en una apretada síntesis son: la imposición de la valorización financiera por parte de la dictadura militar implicó una modificación cualitativa de la restricción externa porque a partir de allí no está determinada por el saldo de la balanza comercial como ocurría en la segunda etapa de sustitución de importaciones y sostienen actualmente los neodesarrollistas, sino que a dicha variable se le agrega ahora la fuga de capitales locales al exterior como núcleo central de la misma que es menos -o nada- considerarada por el neodesarrollismo y a la que Milei considera sencillamente "heroica".

LA NUEVA COMPOSICIÓN DE LA RESTRICCIÓN EXTERNA EN EL MARCO DE LA IMPOSICIÓN DE LA VALORIZACIÓN FINANCIERA EN 1976

Eduardo Basualdo

L. Althusser (1969) en su reconocido trabajo “Para leer El Capital”, señala muy acertadamente que los diferentes niveles analíticos (tanto lo político, como lo social y
económico) tienen su propios tiempos y cadencia pero lo que comparten es que se referencian con un “todo” específico, que en este caso son los patrones de
acumulación de capital. Como se sabe, toda regla general tiene excepciones y ese es el caso de la interrupción de la segunda etapa de sustitución de importaciones por
parte de la dictadura cívico militar a partir de 1976, porque implicó un giro profundo y simultáneo en el plano económico, social y político que es inédito históricamente. Por supuesto, la composición y evolución de la restricción externa se encuadró dentro de esta situación excepcional y trágica para el pueblo argentino. En efecto, tal como se comprueba en el siguiente Cuadro, tanto la composición como la cadencia de la restricción externo exhiben respeto a su situación anterior un giro copernicano, inédito
hasta ese momento.

Se desplegaron dos transformaciones que son definitorias de esta alteración tan profunda y regresiva de la restricción externa. La primera de ellas, es la fuga de
capitales locales al exterior, que no solamente es decisiva como integrante de la restricción externa, sino también en la conformación del nuevo patrón de acumulación
de la valorización financiera. Aspectos ausentes en el análisis y el debate político y social pese a su incidencia decisiva en la Argentina actual. La segunda transformación
consiste en el momento en que estructuralmente se estaba consolidando la superación de la restricción externa, sobre la base de la obtención de un saldo positivo y creciente de largo plazo en la balanza comercial, ese proceso se interrumpe debido a que el mismo se ve superado por la fuga de capitales locales al exterior, que en nuestros días prácticamente lo duplica en términos del stock acumulado entre 1976 y 2023. Al respecto, cabe señalar que se trata de una estimación de mínima ya que el saldo de la balanza comercial incluye la forma de la fuga de capitales que fue la forma tradicional de remitir recursos dolarizados al exterior que consiste en la sobre y sub facturación según el caso de las operaciones que integran el comercio exterior. Si en vez de analizar el movimiento agregado de las variables en juego, se estima la evolución anual de las dos variables que determinan la trayectoria de la restricción.

 


Conceptualmente, la fuga de capitales ocurre cuando determinada cantidad de recursos se dolarizan y se remiten al exterior o permanecen en cajas de seguridad, en
resumidas cuentas cuando los recursos dolarizados se retiran del circuito económico del país.

En ese contexto general, cabe señalar que básicamente hay dos tipos de fuga siendo la determinante la que realizan los grupos económicos tanto locales como extranjeros e incluso las firmas oligopólicas cuyo capital no pertenece a un grupo económico. Además de esta modalidad que representa aproximadamente el 80% del monto fugado desde 1976 que es equivalente a más de un PBI, está la que realizan las personas físicas dentro de las cuales en términos de monto son determinantes los accionistas y funcionarios de los propios grupos económicos que estimativamente concentran un 10%, mientras que el 10% restante está en manos de sectores medios que adquieren divisas como medio para proteger sus ahorros de los procesos inflacionarios.

“LA NUEVA COMPOSICIÓN DE LA RESTRICCIÓN EXTERNA EN EL MARCO DE LA IMPOSICIÓN DE LA VALORIZACIÓN FINANCIERA EN 1976”

De esta aproximación se desprenden una serie de conclusiones que en una apretada síntesis son: la imposición de la valorización financiera por parte de la dictadura militar implicó una modificación cualitativa de la restricción externa porque a partir de allí no está determinada por el saldo de la balanza comercial como ocurría en la segunda etapa de sustitución de importaciones y sostienen actualmente los neodesarrollistas, sino que a dicha variable se le agrega ahora la fuga de capitales locales al exterior como núcleo central de la misma.

Por otra parte, respecto a esta última es insoslayable recordar que los recursos fugados afectan centralmente a la formación de capital y no al consumo de los sectores de altos ingresos y de esa forma restringen la expansión industrial, el crecimiento y el nivel de empleo. Asimismo, cercena las reservas de divisas, impulsando el notorio endeudamiento estatal para cubrir el faltante de divisas para garantizar esa fuga y el funcionamiento económico. Por otra parte, tiene un efecto negativo muy relevante en las finanzas del sector público porque en una proporción claramente mayoritaria esos recursos evaden sus obligaciones fiscales o dicho de otra impulsan el déficit fiscal.

Por lo tanto, este último no se origina fundamentalmente en el enriquecimiento de la “casta” o integrantes del sistema político, más allá del concepto que se tenga del mismo, como dice el relato esgrimido por el actual gobierno, sino que primordialmente proviene del núcleo central de los sectores dominantes (grupos económicos y el capital financiero), que en esta etapa impulsan como sus representantes políticos a los libertarios, lo cual habla de una situación de una tergiversación y cinismo político inédito.

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4 comentarios

  1. Agregaría a esos gráficos la evolución de los saldos de productos exportables como proporción de la producción medida en volúmenes físicos.

    Lo que se va a revelar es que la parte de la producción exportada es un porcentual cada vez mayor de la producción o, lo que es lo mismo, la parte de la producción física que se destina al exterior es cada vez mayor.

    Es un saqueo de dólares y de productos, disimulado por la toma de deuda pública y/o privada en dólares y por las fases de ingreso de capitales.

    Encima que se van los dólares y los productos exportables, hay que pagar intereses por las deudas.

    Es el precio que hay que pagar por estar insertos en la globalización angloamericana.

    En este contexto, hablar de “restricción externa” o “escasez de dólares” es una humorada, sobre todo cuando esas expresiones connotan que se trata de un límite infranqueable de la naturaleza.

    Es como si a alguien le agujerearan los bolsillos todos los días y se le pierden las monedas y, luego, al final del día, concluye que padece de “restricción de monedas”. Nos parecería cómica tal afirmación.

    Sin embargo, con la economía argentina pasa exactamente lo mismo y a nadie le parece cómico que se diga que hay “escasez de dólares” o “restricción externa”, sino que, al contrario, se toman estas expresiones como algo serio y académico.

  2. Lo paradójico del caso es que la verdadera solución al problema consiste en necesitar cada vez menos los dólares porque cocer los agujeros del bolsillo (“tapar los agujeros del barril”, JDP dixit), por medio de la intervención del Estado, conduce a un proceso que desincentiva el apetito por los dólares a través de las exportaciones, el ingreso de capitales y las deudas.

  3. Señala el problema de la restricción externa sin considerar la lucha de clases produce que se ignore que el pasaje de bienes de una clase a la otra no es automático ni automáticamente la voluntad de una de las partes resulta en redistribución. Al contrario, cuanto más despareja está la distribución de poder, más difícil le resultará al que está en situación de debilidad apropiarse de mayor riqueza.
    Traducido, en el marco del poder alcanzado por oligarquía y gran capital suponer que éstos actuarán contra la lógica capitalista es no entender la realidad.
    Aquí viene el otro error del pensamiento progresista: suponer que la concentración del capital, la globalización y la realización de la acumulación se dan por la existencia de capitalistas “malos” es suponer que puede haber un capitalismo “bueno”. La concentración, la salida de capitales, etc. es el modo automático generado en la globalización y no es restringido por los sectores más concentrados apelando a una política de soberanía porque con aquella práctica cada vez la vida de nuestro país depende más de sus decisiones. Sin “la molestia” de atender las demandas populares.
    Ambos conceptos se encuadran en una visión policial de la lucha de clases: esperar que por la mera vía de la denuncia resolverá una mejor distribución.
    El tercer problema es que se ignora que el que denuncia es el sector más avanzado en lo tecnológico, el que está haciendo la transición desde la preinformática al salto tecnológico que confoman la IA, las nuevas energías, etc. y que eso empodera aún más a estos sectores de clase, incluso hasta permitir que algunas empresas – por ej. Mercadolibre- sean jugadoras de élite a nivel mundial.
    La clase obrera, con su sabiduría colectiva aunque no necesariamente registrada, está mostrando con su conducta un reconocimiento de esta realidad. Pelea por su lugar en la producción pero no se siente convocada por una perspectiva que atrasa unos cincuenta años.
    La convivencia obligada entre el pueblo y el gran capital está muy lejos de desaparecer y sin reconocerlo no hay política realizable.
    No sólo por la resistencia que este gran capital opone a toda propuesta popular, sino también por el rechazo del pueblo, que ve envilecerse su condición de vida sin recibir de sus referencias políticas más que consignas que atienden algo lejano a ese envilecimiento.
    Por caso, lo que sucede desde el 2015 y la fractura creciente entre nosotros y el pueblo. Es lo que explica el triunfo de Milei.
    ¿Por qué es necesario poner el eje en desarrollo y exportación?
    Porque si esto se logra la restricción externa cedería, dejaría de incidir como ahora en inflación y caída de salario ya que las y los trabajadores resultarían necesarias a ese desarrollo, podrían desarrollar mejoras desde su participación en el ingreso y Estado hasta su calificación.
    Por supuesto que estos resultados dependen de la movilización popular, pero también de una política que no proponga batallas perdidas de antemano.
    Hoy por hoy, como a principios de la revolución industrial, la alianza gran capital/ pueblo está más sustentada en la realidad que la alianza pueblo/destructores de máquinas.
    Un ejemplo: el ecologismo bobo. Impedir la extracción minera cuando toda la vida moderna se hace posible por ella. En lugar de buscar las formas menos contaminantes, pero garantizando empleos, materia prima y elaboración, se espera que el pueblo acompañe lo que lo empobrece.
    Marx lo dijo varios veces: la revolución es posible cuando se puede repartir riqueza, no pobreza.
    Esta es una visión peligrosa, por supuesto, pero la contraria no deriva más que en testimonio, sin recibir respaldo popular. Y el rasgo distintivo de nuestro movimiento popular es lograr poder, no hacer profecías.

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