Les deseo la mayor fortuna …

Reiniciada una nueva etapa de violencia social y pólítica con el intento de femimagnicidio sobre Cristina Kirchner proseguimos dando a conocer estudios sobre un debate necesario. Este artículo explora la relación Perón y Montoneros entre 1970 y 1972. En primer lugar, analiza el repertorio de nuevos conceptos de Perón desde 1967, con foco en la noción central de socialismo nacional. En segundo lugar, analiza iniciativas y dispositivos culturales elaborados por sectores de la izquierda peronista que contribuyeron a la construcción y difusión de un imaginario que representó a Perón como un líder revolucionario. En tercer lugar, analiza la utilización que Montoneros hizo de esos nuevos conceptos elaborados por Perón y los vínculos reales y simbólicos que entabló la organización con el líder. Finalmente, recupera las críticas que existieron en este período al interior de la militancia montonera respecto de esas imágenes construidas sobre el líder.


Montoneros y Perón ¿un diálogo de sordos? Apostillas sobre el socialismo nacional (1967/1972)

Rocío Otero

Introducción

1 Los dieciocho que duró el exilio de Juan Domingo Perón revisten una densidad histórica propia y pueden dividirse en dos grandes fases. En la primera, entre 1955 y 1966, su discurso incluyó referencias a la insurrección general, a la resistencia individual y organizada e incluso a la lucha de clases. En buena medida, su discurso estuvo dirigido a contrarrestar las imágenes negativas sobre su figura, a analizar las causas de su derrocamiento y a destacar los alcances de sus políticas de gobierno.

  • 1 Ver Tortti, María Cristina “Protesta social y nueva izquierda en la Argentina del Gran Acuerdo Naci (…)

2 La segunda fase se inició en 1966, en concomitancia con el ascenso de una nueva dictadura en el país, la autodenominada Revolución Argentina; y con un proceso de modernización cultural y política que incluyó la emergencia de la llamada “nueva izquierda” y novedosas formas de contestación al orden, entre ellas, la lucha armada1. Suele afirmarse que en esa etapa se operó un giro a la izquierda en el pensamiento de Perón en virtud de su claro alineamiento al clima ideológico tercermundista que caracterizó el período a escala global.

  • 2 Ollier, María Matilde (1986), El fenómeno insurreccional y la cultura política (1969-1973), Buenos (…)
  • 3 Plotkin, Mariano, “La ‘ideología’ de Perón”, en Amaral, Samuel y Plotkin, Mariano [Comps.], Perón (…)
  • 4 Sigal, Silvia y Verón, Eliseo, Perón o muerte. Los fundamentos discursivos del fenómeno peronista(…)

3 En su análisis de las relaciones entre Perón y los grupos del peronismo revolucionario (o del más amplio espectro de la izquierda peronista) durante esa etapa, María Matilde Ollier y Germán Gil afirman que la palabra del líder se caracterizó por la ambivalencia ideológica. Por ello, el posterior salto a la acción de los grupos armados habría significado una fuerte presión sobre su liderazgo2. Según Mariano Plotkin el pensamiento de Perón no sufrió reformulaciones ideológicas durante el exilio, y sus constantes referencias al tercer mundo y al socialismo solo habrían sido una adaptación con el fin de ganarse a los sectores de izquierda que veían en el peronismo una salida revolucionaria3. Para Silvia Sigal y Eliseo Verón Perón se aggiornó al nuevo contexto mundial y produjo un discurso ambiguo y dual que habría estimulado la “peronización” de los jóvenes de clase movilizados en pos de la revolución4. Estos trabajos interpretaron las relaciones de Perón con grupos o espacios de la izquierda peronista en general, sin distinguir entre experiencias ni focalizar en el caso específico de Montoneros, salvo (y solo en parte) el trabajo de Sigal y Verón.

4 El presente artículo intenta realizar una contribución en este sentido. Procura reconstruir y elucidar los pronunciamientos de tintes izquierdistas de Perón entre 1967 y 1972 a la luz del contexto internacional y local, y su impacto en el pensamiento de la organización guerrillera Montoneros.

  • 5 Altamirano, Carlos, “Montoneros, en Altamirano, Carlos, Peronismo y cultura de izquierda, Buenos Ai (…)
  • 6 Sigal y Verón, Perón o muerte…, p. 146 y ss.
  • 7 Gillespie, RichardSoldados de Perón. Historia crítica sobre los Montoneros, Buenos Aires, Sudamer (…)
  • 8 Ver por ejemplo Lanusse, Lucas Montoneros. El mito de sus 12 fundadores, Buenos Aires, Vergara, 200 (…)

5Respecto de Montoneros, como sostuvo Carlos Altamirano hace más de veinte años, siguen siendo recurrentes los tópicos de la credibilidad y la impostura al analizar su adhesión al peronismo: ¿Fueron realmente peronistas? ¿Creyeron realmente en Perón? ¿Fueron socialistas?5 Sigal y Verón han optado por una fórmula que intermedia: el peronismo montonero habría sido una “combinación de creencia y mala fe”6. Richard Gillespie no dudó al afirmar que Montoneros creyó sinceramente en el revolucionarismo de Perón y que Perón los usó como estrategia de poder en el país a través de una “juiciosa política fríamente calculada”7. La visión que reduce los pronunciamientos tercermundistas de Perón una mera estrategia de poder es ampliamente compartida8.

  • 9 Pacheco, Julieta, “Montoneros a la luz de su programa”, Revista THEOMAI, Nº 29, s/d, disponible en (…)
  • 10 Salcedo, Javier, “¿Vanguardia socialista y masas peronistas? Montoneros, Temas de Historia Argentin (…)

6 Según Julieta Pacheco entre 1970 y 1976 y a pesar de las alusiones al socialismo nacional, la organización tuvo un programa de carácter reformista de liberación nacional9. Para Javier Salcedo, la impronta marxista existió siempre en Montoneros y no experimentó cambios sustanciales, razón por la que el conflicto con Perón habría estado implícito desde el comienzo de las relaciones mutuas10. En el caso de Pacheco, el análisis busca evaluar el revolucionarismo montonero durante un lapso prolongado de tiempo, lo que conduce a atribuir al pensamiento de la organización una lógica y una coherencia distante del dinamismo que lo caracterizó. Salcedo, por su parte, recupera documentos previos al surgimiento de la organización a los que considera como un germen de su pensamiento, de forma tal que sus conclusiones también imprimen un efecto de coherencia y estabilidad a la cultura política montonera que impide percibir sus múltiples transformaciones.

  • 11 Otero Rocío, Montoneros y la memoria del primer peronismo. Símbolos, líderes y actores, tesis de do (…)

7 Las relaciones de Montoneros con la cultura política peronista han sido analizadas, aunque no en forma exhaustiva y a lo largo de sus años de existencia como grupo. A partir de mi tesis de doctorado, avanzo sobre una línea de investigación que busca mostrar la compleja, robusta y cambiante relación de Montoneros con esta tradición política y las diversas estaciones por las que atravesó. Así, el interrogante sobre la veracidad o no de su identidad peronista es dejado de lado para habilitar otro: ¿qué fue para los Montoneros el peronismo?11.

8 Esta organización realizó notables esfuerzos simbólicos durante todos los años de su existencia para construir imágenes y representaciones sobre el peronismo. Con variaciones según de qué contexto político se tratase, siempre reconoció el liderazgo de Perón, pero también afirmó la existencia de una tendencia revolucionaria del peronismo que lo excedía.

  • 12 Otero, Rocío, “Ante el síndrome de Hamlet: Evita es Montonera”, Estudios Nº 34, 2015, p. 101-118.
  • 13 Otero, Rocío, “Montoneros y la resistencia: identidad política y estrategia de lucha (1970-1980)”, (…)

9 El primer antecedente de esa tendencia habría sido Eva y su (supuesto) proyecto de crear milicias de obreros para defender al gobierno, pergeñado tras el primero intento de derrocar a Perón en 1951. Para llevar adelante ese proyecto Eva habría llegado a disponer la compra de miles de armas, pero posteriormente Perón lo habría desestimado y habría entregado esas armas al Ejército. Al menos simbólicamente, Montoneros siempre sostuvo que la construcción de un ejército popular no podía expresar en ningún caso el abandono de la identificación peronista sino, por el contrario, su profundización, dado que significaba la concreción del proyecto de la líder del peronismo12. El segundo antecedente habría sido la Resistencia Peronista surgida en 1955, que según Montoneros había retomado un camino revolucionario del peronismo neutralizado primero por la muerte prematura de Eva; y luego, por los sectores reaccionarios del movimiento que cercaron a Perón y lo persuadieron de no combatir con las armas a la conspiración que lo derrocó. Según Montoneros, a partir de 1955 la Resistencia había avanzado en la construcción de poder militar, aunque con escasa sofisticación y recursos. Algo que Montoneros venía a remediar13.

  • 14 Caviasca, Guillermo, “Los Montoneros y el enfrentamiento con Perón”, en Dos caminos. PRT-ERP y Mont (…)
  • 15 Servetto, Alicia, 73/76, el gobierno peronista contra las “provincias montoneras”, Buenos Aires, Si (…)
  • 16 Salcedo, Javier, Los montoneros del barrio, Tres de Febrero, Editorial de la Universidad de Tres de (…)

10 Varios trabajos analizaron la relación entre Montoneros y Perón poniendo el foco en el año 1973, particularmente en el período que va desde la victoria de Héctor Cámpora el 11 de marzo o desde el regreso definitivo de Perón al país el 20 de junio; hasta la ruptura pública entre ambos el 1º de mayo de 1974. El interés suele estar centrado en esclarecer la cadena de acontecimientos que sintomatizó durante ese período el proceso de deterioro de los vínculos mutuos14; en la pérdida de espacios de poder de los sectores vinculados a Montoneros dentro del tercer gobierno peronista15; y en las rupturas que enfrentó la organización debido al impacto que tuvo dentro de la militancia su distanciamiento de Perón16.

11 El presente artículo se enfoca en los años de surgimiento de Montoneros y se extiende hasta el momento en el que accedió al pedido de Perón de participar de la campaña electoral de Cámpora. A partir de entonces comenzó una nueva etapa: las actividades armadas fueron suspendidas frente a la apuesta por la construcción de frentes de masas propios. Montoneros respondió en forma entusiasta al pedido de Perón y asumió un rol protagónico en la campaña, con la expectativa de obtener el beneplácito del líder, destacarse dentro del movimiento y ocupar lugares relevantes en el nuevo gobierno.

12 La hipótesis que organiza este artículo sostiene que la relación entre Montoneros y Perón en el período mencionado se caracterizó por un desentendimiento mutuo que mostró un notable dinamismo y que se cristalizó en dos trayectorias que se fueron bifurcando: mientras que Montoneros fue precisando su concepción del socialismo nacional hasta llegar a definirlo con claridad como la supresión del capitalismo; Perón tomó progresiva distancia de un concepto por él mismo creado y eludió la posibilidad de ser vinculado con un programa político de ribetes socialistas.

13 Las fuentes utilizadas para reconstruir los imaginarios y las representaciones construidas, y las posturas e intercambios entre Perón y Montoneros son variadas. Se analizaron documentos fílmicos, libros de texto, mensajes, artículos publicados en revistas comerciales o políticas, cartas, documentos internos, volantes y panfletos, libros biográficos y testimoniales, y entrevistas a ex militantes. Específicamente, se analizaron las siguientes fuentes: los libros de Perón Latinoamérica ahora o nunca (1967) y La hora de los pueblos (1968); el documental Actualización política y doctrinaria para la toma del poder (1971); notas, comunicados y mensajes de Perón publicados en las revistas Con Todo y Cristianismo y Revolución, y en algunas revistas de tirada comercial; los artículos y entrevistas de Montoneros “Hablan los Montoneros” (1970), “El llanto del enemigo” (1970), “Las armas de la independencia están ahora apuntadas hacia el pueblo” (1971) y “La hora de los duros” (1972); la correspondencia entre Montoneros y Perón en 1971; el documento programático de Montoneros “Línea político militar” (1971); el pronunciamiento disidente conocido como “Documento verde” (1971). Y autobiografías o entrevistas a ex militantes.

Tercermundismo y socialismo nacional en el discurso de Perón

  • 17 Ver Artaraz, Kepa, Cuba y la nueva izquierda. Una relación que marcó los años ’60, Buenos Aires, Ca (…)

14 El concepto de “tercer mundo” fue institucionalizado en 1955 en la conferencia de Bandung en Indonesia, a la que asistieron Estados de Asia y África recientemente independizados y los líderes del panarabismo o “socialismo árabe”. En una primera etapa, esa noción se centró en la defensa de la independencia y la soberanía de los pueblos y fue la síntesis de una aversión al colonialismo capitalista de los Estados Unidos y a la hegemonía de la Unión Soviética. Es decir, a los “dos mundos”, a las dos potencias enfrentadas en el marco de la Guerra Fría. Tras la victoria de la Revolución Cubana en 1959 el concepto de tercer mundo dejó de estar restringido al anticolonialismo para presentarse como una alternativa a la división del mundo entre el Norte y el Sur17.

  • 18 Para el caso argentino ver Manzano, Valeria, La era de la juventud en la Argentina: cultura, políti (…)
  • 19 Hobsbawm, Eric, Historia del Siglo XX, Buenos Aires, Crítica, 2012, p. 37.

15 Experiencias disímiles compartieron el espacio del tercer mundo. El eje común fue la oposición a cualquier forma de imperialismo político y económico, y su vector central fue la idea de liberación, de la cual no se desprendía la constitución de un régimen político en particular sino la finalización de variadas formas de dependencia, directas o indirectas. Con el correr de la década del sesenta el imaginario tercermundista se robusteció a partir de diversas prácticas críticas y contestatarias: el surgimiento del cristianismo liberacionista y la teología de la liberación; la revolución cultural china impulsada por Mao Zedong; la crítica al comunismo soviético; el rechazo internacional a la intervención de Estados Unidos en la guerra de Vietnam; la radicalización de la causa palestina, particularmente tras la Guerra de los Seis Días; la contracultura; el Mayo Francés; y hacia el final de la década, una oleada de rebeldía generalizada encabezada mayormente por los jóvenes y los estudiantes18. Como sostuvo Eric Hobsbawm, el tercer mundo tuvo de común denominador la inestabilidad social y política y la aceptación de la guerra de guerrillas (primero rural, luego urbana) como metodología válida de lucha. Conformaba una zona mundial de revolución realizada, inminente o posible y “se convirtió en la esperanza de cuantos seguían creyendo en la revolución social”19.

  • 20 Sigal y Verón, Perón o muerte…, p. 111 y ss.

16 En ese contexto se desarrolló el exilio de Perón, quien logró, como sostuvieron Sigal y Verón, ejercer un liderazgo político distante único en su género gracias a una red clandestina en el país que permitió la circulación de correspondencia, grabaciones y libros del líder, a pesar de las duras prohibiciones en contra del peronismo y de todo lo que se vinculara con ese movimiento político20. Perón expresó sus ideas sobre este nuevo clima epocal en dos libros.

17 El primero de ellos se publicó en 1967 y se tituló Latinoamérica. Ahora o nunca. Allí, Perón sintetizó su mirada sobre los procesos políticos y sociales que tenían lugar a escala mundial; repasó la concepción justicialista; se refirió a la necesidad de integrar geopolíticamente a la región latinoamericana; criticó duramente la hegemonía económica de Estados Unidos sobre los países subdesarrollados; emparentó al capitalismo y al comunismo bajo el concepto de “imperialismo”; analizó la situación de Europa y Medio Oriente; insistió en el rol protagónico de la juventud; reivindicó las luchas del llamado “tercer mundo”, que las identificó con las del peronismo; y puso a jugar el novedoso concepto de socialismo nacional.

18 La idea de “tercera posición” había sido utilizada por primera vez por Perón en 1945 y fue el vehículo mediante el cual afirmó su distancia ideológica del capitalismo y del comunismo, los dos grandes sistemas sociales vigentes. En el libro mencionado, Perón buscó reactualizar ese concepto y entroncarlo al de tercer mundo. Para ello, advirtió sobre la falsa dicotomía entre capitalismo y comunismo, y reivindicó el aporte específico del cristianismo, al que emparentó con el peronismo:

  • 21 Perón, Juan Domingo, Latinoamérica. Ahora o nunca, Buenos Aires, Ediciones Argentinas, 1973, p. 60.

Existen solo dos filosofías políticas: la cristiana y la marxista, que dan origen a dos ideologías y aunque el mundo evoluciona ideológicamente hacia el socialismo, las formas de ejecución presentan dos variantes: una que obedece al socialismo nacional cristiano y otra al socialismo internacional dogmático (comunismo)21.

  • 22 Ídem, p. 61.

19 Para Perón, la “palestra ideológica” con la que contaba América Latina hacía que se debatiera entre el imperialismo capitalista y el imperialismo comunista, que se encontraban en absoluta decadencia; lo que conducía “a los ensayos y a la aventura política” y ponía en evidencia el “atraso evolutivo” de la región22. Sin embargo, tanto el cristianismo como el justicialismo daban impulso a formas de “socialismo nacional”.

  • 23 Ver Löwy, Michael, Guerra de dioses. Religión y política en América Latina, Madrid, Siglo XXI Edito (…)

20 Este libro se publicó en el contexto de importantes transformaciones en el mundo católico, cuyos dos hechos emblemáticos son el Concilio Vaticano II en 1962 y por la encíclica Populorum Progressio proclamada por el papa Pablo VI el 26 de marzo de 1967. Dicho en forma simplificada, esas transformaciones consistieron en la emergencia dentro del mundo cristiano de un discurso crítico y de denuncia al desequilibrio entre países y a la pobreza estructural del tercer mundo, entendida como una forma de violencia23. El énfasis de Perón en las coincidencias entre justicialismo y cristianismo puede entenderse así como una forma de acercar la idea de tercera posición a la de tercer mundo, que Perón describía así:

  • 24 Perón, Latinoamérica…p. 65-66.

La existencia del “Tercer Mundo” enfrentado a los actuales imperialismos constituye el intento de liberación que gravita hacia una integración histórica que ha de ser simultánea a la integración geopolítica. Durante los diez años del Gobierno Justicialista la República Argentina fue libre y soberana. Nadie metió en ella sus narices sin que llevara su merecido. Pero al cabo de esos diez años, la sinarquía internacional coaligada con el cipayismo vernáculo al servicio del colonialismo nos aplastaron. Ello parece probar que la liberación no puede ser un hecho insular ni aislado, es preciso pensar entonces que el proceso de liberación ha de ser precedido por una integración del Tercer Mundo que, por una acción conjunta, represente una garantía para la liberación permanente que necesitamos24.

21 Perón apelaba así a su derrocamiento para azuzar la unión de los países del tercer mundo en pos de neutralizar al poder imperialista y lograr la liberación.

22 En 1968 se publicó el libro La hora de los pueblos, texto en el que volvió sobre estas ideas y se explayó sobre otras que completaron el repertorio conceptual predilecto por la juventud peronista radicalizada de los años setenta. En este libro Perón vaticinó profundos cambios debido al agotamiento de las sociedades industriales; y el comienzo de “la hora de los pueblos” para los países del tercer mundo:

  • 25 Perón, Juan Domingo, La hora de los pueblos, Buenos Aires, Pleamar, 1973a, p. 119-120.

En lo político, las nuevas formas llevan hacia un socialismo nacional con el apoyo de los grandes movimientos nacionales como los que se pueden ya observar en toda Europa, Asia, Medio Oriente, África, etc. […] En lo económico, casi todo el mundo civilizado ha emprendido ya el camino francamente comunitario. […] y, en lo social, todo se encamina hacia comunidades más acordes con las necesidades de los pueblos y los hombres de hoy. Pero […] lo racional será realizar la evolución en su medida y armoniosamente, porque nada se realiza en la vida de los pueblos en compartimentos estancos, ni al servicio de parcialidades interesadas25.

  • 26 Ídem.

23 Esas expresiones parecerían afirmar la inevitabilidad de un desenlace revolucionario de orientación socialista. Sin embargo, Perón enfatizaba nuevamente que el justicialismo “no es sino un socialismo nacional cristiano” y que “los que se oponen a ello trabajan consciente o inconscientemente por el comunismo”26. Subrayaba así la distinción conceptual entre “socialismo internacional dogmático” (sinónimo de comunismo) y “socialismo nacional cristiano” (sinónimo de comunidad): comunismo y comunitarismo no significaban lo mismo.

24 En ese libro también se refirió a otro concepto al que la juventud radicalizada de la década del setenta apeló recurrentemente para articular la idea de “socialismo nacional” con su propio rol histórico: el “trasvasamiento generacional”. Según el líder, el movimiento peronista sufría una disociación entre dirigentes y masas que implicaba falta de unión y solidaridad:

  • 27 Ídem, p. 123.

El único remedio consiste en la eliminación, por el medio que sea, de los que produzcan el mal, en este caso los dirigentes de conducción que carecen de la grandeza, el desprendimiento o la honestidad indispensables, para lo cual es preciso echar mano en seguida al cambio generacional necesario. La juventud suele ser el mejor instrumento de regeneración y la que tiene el inalienable derecho de hacerlo […] Proceder al cambio no es una opción, sino una obligación que todos tienen si realmente se interesan porque la organización sobreviva27.

25 De esa forma Perón afirmaba que los jóvenes estaban llamados a asumir un rol preponderante en las transformaciones sociales en curso y en el problema específico de las dirigencias al interior del movimiento.

26 Como puede verse, el concepto de “socialismo nacional” presente en esos dos libros encuentra mayores familiaridades con la idea general de liberación, la defensa de la independencia y la soberanía frente al poder imperialista; que con la vía socialista, entendida como la supresión de las relaciones capitalistas y la socialización de los medios de producción.

  • 28 Plotkin, “La ideología de…”, p. 64.

27 Según Mariano Plotkin durante el exilio Perón siguió “pensando en la política según su mentalidad militar. Todos los medios eran válidos para obtener el poder y él probó todos. Su apoyo a la guerrilla y su ‘giro a la izquierda’ deben entenderse en esa clave”28. Interpretaciones como esta, que reducen esos pronunciamientos de Perón a una estrategia para recobrar el poder, parecen quedar atrapados por el conocimiento del desarrollo posterior de los acontecimientos y obturan la posibilidad de comprender las transformaciones y la evolución de su pensamiento a la luz del contexto internacional, regional y local. Al reducir el aggiornamiento de Perón a una deliberada ambigüedad ideológica para lograr el apoyo incondicional de los grupos radicalizados en su propia estrategia para recuperar el poder, se disuelve la posibilidad de analizar su ideas y expresiones, percibir deslizamientos, y analizarlas a la luz de los cambiantes contextos, con independencia de las variadas interpretaciones que le dieron sus receptores.

El peronismo de izquierda como amplificador

  • 29 Esta revista fue el órgano de prensa del peronismo revolucionario y se publicó entre 1968 y 1969 ba (…)

28Desde el espectro ideológico de la izquierda peronista y los grupos del peronismo revolucionario, se dedicaron notables esfuerzos en reproducir y exaltar dichos y expresiones de Perón que alimentaran la idea de su predisposición a acompañar y legitimar un proceso revolucionario, produciendo así un recorte sesgado en el que Perón emergía como un verdadero revolucionario a la altura del “Che” Guevara. La revista Con Todo adoptó un rol activo en este sentido29. En su Nº 3 publicó una nota titulada “Perón habla de Cuba” en la que el líder aparecía reivindicando la lucha armada cubana:

  • 30 Con Todo, Nº 3, diciembre de 1968, p. 7.

El desarrollo de los explotadores sólo podría suprimirse con la liberación. Pero esa liberación, a esta altura de los acontecimientos, solo puede alcanzarse, por lo que venimos viendo, mediante una lucha cruenta, lo que se infiere no solo de la contumacia de las fuerzas del mal sino también del avance de la conquista y la colonización en que está empeñado el imperialismo. El caso de Cuba debe ser suficientemente elocuente para el futuro de los que aspiren a la liberación30.

29 Los conceptos de liberación, colonización y violencia popular cobraban un lugar central pero eran enlazados al foquismo cubano ubicado en un lugar ejemplar y entendido como el método para lograr esa liberación. Esto, en un contexto en el que la muerte del “Che” en octubre de 1967 en Bolivia mientras intentaba expandir la revolución al resto del continente, aún causaba conmoción entre los grupos radicalizados de toda la región.

30 En la tapa del Nº 4 de Con Todo podía leerse: “La violencia en manos del pueblo no es violencia, es justicia. Juan Domingo Perón”. Y una nota titulada “Perón: necesidad de exterminar al enemigo” reproducía un extracto de un reportaje en el que el líder exhortaba a la juventud a defender el futuro y a realizar la liberación:

  • 31 Ídem, Nº 4, enero de 1969, p. 8.

Hoy creo que cometí un grave error. Yo debía haber decretado la movilización, comenzar por fusilar a todos los generales rebeldes y a todos los jefes y oficiales que estaban en la traición y dominar esa revolución violentamente, como violentamente nos querían arrojar del poder. Si en este momento tuviera que hacerlo lo haría; porque ahora se lo que antes no sabía: que esa gente llegó hacer el más grave daño que se pueda haber hecho al país. […] Por eso, después de estos 13 años, hoy me afirmo en la necesidad de haber exterminado al enemigo nuestro: era el enemigo de la República31.

31 Como puede verse, se ponía de relieve un Perón crítico respecto de sus propias decisiones al momento de ser derrocado, dispuesto a avalar la revolución por la vía de la violencia y a extremar posiciones.

  • 32 Esta revista fue medio de difusión de ideas de distintos grupos del peronismo revolucionario. Su di (…)
  • 33 “Mensaje del General Perón”, Cristianismo y Revolución, Nº 8, octubre de 1968, p. 36.
  • 34 Ídem.

32 En octubre de 1968 la revista Cristianismo y Revolución32 reprodujo un mensaje de Perón con un diagnóstico de la situación. El líder señalaba que la lucha por delante sería irregular y fraccionada al principio, razón por la cual “se aconseja que se haga por cuerda separada de la función política del peronismo, si bien con el apoyo efectivo de este, aunque no aparezca inicialmente”33. Es decir, Perón estimulaba la formación de grupos de acción ajenos a las instituciones formales del peronismo. También afirmaba que era consciente de la complejidad ideológica que atravesaba al movimiento pero que no tomaría partido por ningún sector, pues constituiría su peor error como conductor del conjunto34.

33 En mayo de 1969 las características del “Cordobazo”, su masividad y su composición obrera y estudiantil lo transformaron en un verdadero catalizador de las tendencias intransigentes en el conjunto de la nueva izquierda. Los grupos más radicalizados del peronismo revolucionario decidieron que había llegado el momento de iniciar la lucha armada. En ese contexto efervescente, Cristianismo y Revolución reprodujo una carta mecanografiada y firmada por Perón dirigida a Elorrio, evaluando positivamente la revuelta obrera y universitaria ocurrida en 1968 en París conocida como Mayo Francés y comparándola con los sucesos de Córdoba:

  • 35 “Carta de Perón a García Elorrio”, Cristianismo y Revolución, Nº 19, agosto 1969, p. 50.

La revolución que se inicia pondrá en duda no solo la sociedad capitalista sino la sociedad industrial. La sociedad de consumo debe morir de muerte violenta. La sociedad enajenand [sic] debe desaparecer de la historia. Estamos intentando un mundo nuevo y original. La imaginación ha tomado el poder35.

34 Perón reproducía los marcos de sentido instalados por el “Mayo Francés” (crítica a la sociedad de consumo, reivindicación de la imaginación y la rebeldía como forma de construcción de una nueva sociedad) y afirmaba también que se aproximaba la “Primera Revolución mundial” y que el Mayo francés y el Cordobazo eran prueba de ello. Así, se alimentaba la idea de un inminente desenlace revolucionario y de un Perón decidido a acompañarlo.

  • 36 El “Cine Liberación” dio su primera declaración pública en 1968 con la aparición del filme La hora (…)
  • 37 Existe cierta confusión sobre estos dos documentales en la bibliografía que alude a ellos, ya que s (…)

35 En 1971 Octavio Getino y Fernando Pino Solanas, referentes del grupo “Cine Liberación”, realizaron una contribución que fue concluyente en la construcción de representaciones revolucionarias de Perón36. A partir de un conjunto de entrevistas que mantuvieron con el líder entre julio y octubre en Madrid, produjeron los documentales Perón, la revolución justicialista y Actualización política y doctrinaria para la toma del poder, que permitieron que el líder fuera oído y visto por quienes durante sus gobiernos eran muy jóvenes e incluso no habían nacido 37.

36 El segundo de esos documentales encontró una amplia difusión, tanto en su versión fílmica -se reprodujo clandestinamente en sindicatos, locales y unidades básicas- como en transcripciones que fueron publicadas como folletines o anexos en distintos libros de Perón que se reeditaron en la época. Allí, el líder utilizó de manera constante la noción de tercer mundo y se explayó sobre una multiplicidad de temas. Pero fue interrogado en forma especial acerca del repertorio conceptual que resultaba particularmente atractivo a la izquierda peronista: las ideas de trasvasamiento generacional y socialismo nacional, entendido este como el objetivo político de Perón; y las de guerra integral y guerra de liberación, que apuntaban a conocer los métodos que proponía el líder para alcanzar ese objetivo.

37 Tanto en la versión fílmica como en la escrita, los títulos, epígrafes y resaltados agregados destacaban esas ideas. Sin embargo, en la mayor parte de los pasajes, los resaltados tenían poca relación con el hilo de la entrevista y con las ideas generales que el líder formulaba. Ese desfasaje oficia de síntoma: la juventud peronista radicalizada se encontraba abocada a la tarea de convertir al peronismo en una alternativa revolucionaria, aún a pesar de que no pocas enunciaciones del líder mostraran la persistencia de su proyecto tradicional de sociedad, basado en la alianza entre las clases sociales. Baste un ejemplo extraído del documental, cuando al ser interrogado sobre el concepto de socialismo nacional Perón respondió: “Eso es el justicialismo. Ahora que es socialista, natural que es socialista, porque busca esas formas de convivencia, con gran acento en el aspecto social. Es decir que el hombre sea de la comunidad, pero que la comunidad también sea del hombre”38. Esa definición no encontraba ninguna distancia con el clásico concepto de “comunidad organizada” y mucha con el socialismo entendido como la socialización de los medios de producción. La insistencia en el concepto de tercer mundo posiblemente buscara reafirmar su alineamiento ideológico al clima tercermundista y al mismo tiempo tomar distancia de la vía socialista. Ante reiteradas preguntas sobre qué significaba el socialismo nacional, se expresó con la vaguedad que se percibe en la cita, pero no asumió el costo de clausurar de manera clara y contundente la ambigüedad conceptual encerrada en dicha noción.

  • 39 Ollier, El fenómeno insurreccional…p. 47 y ss.
  • 40 Gil, La izquierda peronista…p. 71.
  • 41 Altamirano, Carlos, “Memoria del 69”, en Altamirano, Peronismo y…, p. 142.

38 Según Ollier, hasta 1969 Perón habría tenido una idea de revolución semejante a la de la izquierda peronista: la violencia era el camino. Sin embargo, las actividades de los grupos del peronismo revolucionario a partir de ese momento habrían buscado que Perón se definiera por ellos e incluso, más aún, ponerlo en un callejón sin salida39. En igual sentido, Gil advierte que la irrupción del Cordobazo habría impedido una discusión necesaria y compleja en el seno de estos grupos respecto del papel del líder carismático, pues se vieron forzados a institucionalizar sus estructuras y lanzarse a la acción. Para el autor la izquierda peronista “no tuvo tiempo de elaborar instrumentos de análisis que les permitieran permanecer dentro del Movimiento Peronista y, al mismo tiempo, estructurar una alternativa revolucionaria independiente de la voluntad omnímoda del Líder”40. En efecto, el Cordobazo produjo una cesura, marcó un cambio, el inicio de una nueva etapa. En palabras de Altamirano “para quienes militaban en la izquierda maximalista de esos años, el Cordobazo se fijó muy pronto en una representación: había sido el esbozo, sin dirección revolucionaria, de la insurrección”41.

Montoneros y Perón

  • 42 Ver Baschetti, Documentos 1970-1973…, p. 49-53.

39 Montoneros se dio a conocer públicamente el 29 de junio de 1970 al anunciar en su primer comunicado el secuestro del Gral. Pedro Eugenio Aramburu, uno de los responsables del derrocamiento de Perón en 1955. En sus primeros cinco comunicados manifestó su adhesión al liderazgo de Perón, llamó a llevar adelante una resistencia armada en contra de la dictadura y comunicó su disposición a dar la vida en la lucha por el regreso del líder42. Esa fue la fórmula política central en los inicios de Montoneros: resistencia contra la dictadura por el regreso de Perón y realización de una patria justa, libre y soberana. Retomaban así las tres bandearas del justicialismo, síntesis del nacionalismo y el antiimperialismo que siempre había caracterizado al peronismo: soberanía política, independencia económica y justicia social. No se aludía al socialismo en esos comunicados.

40 Hacia fines de ese año Cristianismo y Revolución dio difusión a un artículo titulado “Hablan los Montoneros”, en el que la organización profundizó sus definiciones políticas. Se caracterizó a sí misma como “el brazo armado del peronismo”; manifestó su intención de constituir una vanguardia armada que garantizara el acceso de los trabajadores al poder; expresó que Perón representaba las luchas de liberación de los pueblos del tercer mundo; y agregó a la fórmula política inicial el concepto de socialismo nacional:

  • 43 “Hablan los Montoneros”, Cristianismo y Revolución, Nº 26 noviembre-diciembre de 1970, p. 13-14.

…nos trazamos el objetivo de ir constituyendo con otras organizaciones el movimiento armado peronista, que junto a otros grupos armados desarrollará la guerra popular para la toma del poder y la puesta en marcha del socialismo nacional en el que se hagan realidad nuestras tres banderas: Independencia Económica, Justicia Social y Soberanía Política43.

41 Así, el socialismo nacional era presentado como el objetivo político. Una definición similar fue planteada por la misma época en una entrevista que Montoneros dio al periódico cubano Granma. A la pregunta respecto de la ideología del movimiento, respondió:

  • 44 Reproducida bajo el título “El llanto del enemigo” en Cristianismo y Revolución Nº 28, abril de 197 (…)

Somos peronistas aunque provengamos de distintos orígenes y formaciones. El peronismo tiene una doctrina creada en 1945 que se fue reelaborando y actualizando durante los 25 años posteriores. Esta doctrina se sintetiza en las tres banderas del movimiento: Independencia Económica, Justicia Social y Soberanía Política. Estas tres banderas en 1970 se expresan a través de la necesidad de lograr un desarrollo económico independiente y una justa distribución de la riqueza, dentro del marco de un sistema socialista que respete nuestra historia y nuestra cultura nacional. Por otro lado, la doctrina fue definida por su creador, el General Perón, como profundamente nacional, humanista y cristiana, respetuosa de la persona humana sobre todas las cosas44.

42 En este caso parecía ser más clara la definición: las tres banderas peronistas se harían posibles en el marco de un sistema socialista respetuoso de la cultura nacional.

43 A principios de 1971 comenzó un intercambio epistolar entre Montoneros y Perón en el que la organización le transmitió al líder un conjunto de apreciaciones. En la primera de esas misivas, fechada el 9 de febrero de 1971, manifestó que la organización tenía conciencia de que algunos sectores del movimiento aceptaban la utilización de la vía revolucionaria que proponía Montoneros “como factor de presión para reforzar el golpe táctico, o sea las elecciones”, pero que consideraban que si bien eso podía resultar acertado en términos tácticos, mantendrían la vía armada porque era el único método estratégicamente correcto para tomar el poder y instalar el socialismo nacional:

  • 45 Baschetti, Documentos 1970-1973, p. 128.

…tenemos clara una doctrina y clara una teoría de la cual extraemos como conclusión una estrategia también clara: el único camino posible para que el pueblo tome el poder e instaure el socialismo nacional, es la guerra revolucionaria total, nacional y prolongada, que tiene como eje fundamental y motor al peronismo. El método a seguir es la guerra de guerrillas urbana y rural45.

44 De esa forma, la noción de socialismo nacional como objetivo final ganaba peso en el discurso montonero frente a la fórmula política inicial que enarbolaba como objetivo la realización de la patria libre, justa y soberana. Además, aparecía la expresión de “guerra revolucionaria total” como el camino a seguir para la toma del poder; y la guerra de guerrillas como el método.

  • 46 Sarlo, Beatriz (2003), La pasión y la excepción. Eva, Borges y el asesinato de Aramburu, Buenos Air (…)
  • 47 Baschetti, Documentos 1970-1973, p. 123.

45 Como ha afirmado Beatriz Sarlo, esta carta fue el comienzo de una presión militarizadora sobre la conducción de Perón, en la medida en que Montoneros se arrogó el derecho de definir la estrategia política adecuada ante el líder46. En efecto, la organización solicitaba a Perón entablar comunicaciones personales y le hacía conocer a través de esa primera carta “algunas consideraciones nuestras sobre hechos claves que determinan los pasos a dar por el Movimiento, tanto en el futuro inmediato, es decir, tácticamente, como en el futuro a largo plazo, es decir, dentro de la concepción estratégica”47.

  • 48 Ídem, p. 129.

46 Días después, Perón remitió una respuesta a Montoneros en la que aclaró que no creía que el asesinato de Aramburu pudiera estropear sus planes tácticos y expresó “total acuerdo con la mayoría de las cosas expresadas”48. Asimismo, mencionó que él tampoco creía en la salida electoral pero que esa opción debía formar parte de la lucha integral y que compartía la lectura respecto de estar ante una “guerra revolucionaria”. También afirmó que entendía que dadas las características específicas de la guerra de guerrillas, era natural que no pudiera mantenerse una conducción centralizada y que los Montoneros “en su importantísima función guerrera” tuvieran comandos propios y coordinados a cargo de las acciones. Sin embargo, aclaraba:

  • 49 Ídem, p. 132.

…como ustedes dicen con gran propiedad, cuando no se dispone de la potencia y en cambio se puede echar mano a la movilidad, la guerra de guerrillas es lo que se impone en la ciudad o en el campo. Pero, en este caso es necesario comprender que se hace una lucha de desgaste como preparación para buscar la decisión tan pronto como el enemigo se haya debilitado lo suficiente. Por eso la guerra de guerrillas no es un fin en sí misma sino solamente un medio y hay que pensar también en preparar el dispositivo general que aun no interviniendo en la lucha de guerrillas, debe ser factor de decisión en el momento y en el lugar en que tal decisión debe producirse49.

  • 50 Ídem, p. 131.

47 Perón comunicaba que avalaba la guerra de guerrillas como método pero que de eso no se derivaban mecánicamente objetivos políticos, y que valoraba la intervención de Montoneros en términos de desgaste del enemigo. Sobre el único tema que no se refirió ni una sola vez fue el socialismo nacional. En cambio, señalaba que el portador de la carta podría explayarse en su nombre y que “sería largo poder explicar en una comunicación todo el aspecto de la conducción” pero que esperaba que “en un futuro cercano, se llegue a un entendimiento completo” para dar continuidad al “esfuerzo revolucionario”50.

  • 51 Perdía, Roberto, Montoneros. El peronismo combatiente en primera persona, Buenos Aires, Planeta, p. (…)
  • 52 Baschetti, Documentos 1970-1973, p. 250.

48 A fines de ese año se conoció el documento programático de Montoneros “Línea político militar”, que según Perdía fue una de las primeras y principales síntesis alcanzadas dentro de la organización y sirvió de guía de acción al menos hasta el regreso de Perón51. Allí Montoneros reivindicaba nuevamente las tres banderas del peronismo como parte de sus objetivos; criticaba la hegemonía de los Estados Unidos y a la Unión Soviética; apelaba al concepto de tercer mundo para caracterizar a la Argentina; describía la revolución liderada por Mao en China como un “proceso de liberación nacional”; y remitía a la Revolución Cubana como ejemplo, para combinar la noción de “liberación nacional” con el método de la lucha armada: “A partir de la Revolución Cubana surgen en el continente los movimientos de liberación nacional que toman como vía de acceso al poder la lucha armada”52. Sin embargo, se proponía una distinción conceptual entre proceso de liberación y socialismo, y se afirmaba que en la Argentina la tarea por delante sería posible solo mediante la construcción del socialismo, que en este caso era definido con claridad como la supresión de las relaciones capitalistas:

  • 53 Ídem, p. 256.

…el general Perón y el Movimiento determinan hoy como objetivos la liberación nacional y la construcción del socialismo. La liberación nacional significa liberarse del dominio imperialista, y el socialismo significa la supresión de la propiedad privada de los medios de producción y la planificación de la economía de acuerdo a las particularidades de la estructura productiva nacional. Estos objetivos se encuadran como lo ha dicho el general Perón en la perspectiva de la liberación de Latinoamérica y en términos más amplios, en la liberación de los países del Tercer Mundo53.

  • 54 Pacheco, “Montoneros a la luz…”, s/d

49 Cabe aquí disentir con Pacheco, para quien las expresiones de este documento no son suficientes para afirmar que Montoneros tuvo un objetivo socialista, dado que la presencia de las tres banderas peronistas en la lista de objetivos probaría que la organización no estaba haciendo referencia al socialismo revolucionario sino a su concepción de lo que debía ser una patria libre. Según la autora, Montoneros habría tenido un planteo de revolución por etapas en el que la liberación a través de la toma del poder y la construcción Estado peronista sería la etapa previa a la edificación de un socialismo por el que en los hechos, nunca hicieron nada: “A partir de esta clarificación es posible comprender la relación entre Montoneros y Perón, y encontrar una coherencia entre sus objetivos políticos y su intervención práctica concreta para alcanzarlos”54. A contramano de esta afirmación, la resistencia de Perón para explicitar su noción de socialismo nacional mostraría que no tuvo objetivos análogos a los de Montoneros.

50 Asimismo, la línea político militar no es el único documento en el que Montoneros precisó y profundizó su concepción acerca del socialismo. También a fines de 1971 en un artículo que se publicó en Cristianismo y Revolución afirmó que al fragor de la lucha se iba constituyendo un Ejército popular que haría posible

  • 55 “Las armas de la independencia hoy están apuntadas hacia el pueblo”, Cristianismo y Revolución, sep (…)

… la nacionalización de la economía, el control obrero de la producción y la expropiación sin compensación de la oligarquía terrateniente y los monopolios internacionales […] es una guerra de liberación del dominio extranjero y de la explotación oligarca, y porque supone la destrucción del poder liberal capitalista y la construcción simultánea de poder popular55.

51 Las definiciones parecían adquirir mayor espesura al incluir entre los objetivos políticos medidas de nacionalización y expropiación. Expresiones similares aparecieron en un documento publicado en Primera Plana en enero de 1972 titulado “La Hora de los duros”. Allí afirmaban que si Perón obtenía el poder a través de elecciones sería posible llevar adelante un

  • 56 Cit. en Ollier, El fenómeno insurreccional…, p. 69.

…programa para un gobierno nacionalista revolucionario que asegure la nacionalización de todos los sectores claves de la economía; la expropiación de la oligarquía, terrateniente, la burguesía industrial y los monopolios internacionales; la planificación integral de la economía por el Estado revolucionario, el control de la producción”56.

52 Montoneros continuaba profundizando sus definiciones en torno al objetivo socialista y procuraba clarificar las formas concretas en las que se construiría: nacionalización, expropiación, planificación centralizada de la economía. Algo sobre lo que sin dudas Perón nunca se expresó.

53 Respecto a la discusión sobre el revolucionarismo montonero, cabe recuperar un texto clásico de marxismo, Principios de Comunismo (un proyecto de programa escrito por Friedrich Engels en 1847 a pedido de la Liga de los Comunistas) en el que se afirmaba que era imposible suprimir de un golpe la propiedad privada y que la transformación de la sociedad capitalista sería paulatina y mediante medidas que “atentasen directamente contra la propiedad privada y asegurasen la existencia del proletariado”, entre ellas, el impuesto a las herencias, la expropiación gradual de los propietarios (en parte con la ayuda de la competencia por parte de la industria estatal) y la centralización de los créditos57. Así, las definiciones presentes en los documentos citados respecto a las medidas de nacionalización no deberían ser desdeñadas a la hora de intentar comprender la concepción montonera del socialismo en esta etapa. Es posible adherir a la afirmación de Javier Salcedo, para quien “la construcción nacional del socialismo era para Montoneros uno de los mil Viet Nam del Che, adaptado a las condiciones propias de Argentina”, mientras que “el socialismo nacional para Perón era, en cambio, el peronismo”58. No obstante, resulta relevante matizar las conclusiones de este autor, que afirman que las líneas conceptuales que llevaron a la ruptura entre Perón y Montoneros existieron siempre. Como he intentado mostrar, Montoneros fue precisando la definición de lo que entendía por socialismo nacional.

  • 59 Cit. en Plotkin, “La ‘ideología’…”, p. 313-314.

54 En paralelo a este crescendo en las definiciones montoneras, Perón enfatizaba públicamente que apoyaba a las organizaciones armadas porque colaboraban al desgaste de la dictadura; mientras que desaparecía de su discurso la noción de socialismo nacional. En junio de 1971 se conoció una entrevista publicada en la revista Panorama, en la que el líder sostuvo: “Cada vez que los muchachos dan un golpe patean para nuestro lado la mesa de negociaciones y fortalecen la posición de los que buscan una salida electoral limpia y clara”59. De esa manera, mientras que Perón reafirmaba sus intenciones de lograr una salida electoral y el rol de desgaste que le atribuía a Montoneros; Montoneros lo desoía y proyectaba una imagen de sí mismos como vanguardia armada de un movimiento de liberación basado en el peronismo e insistía en el objetivo socialista.

Los senderos se bifurcan

55 En su autobiografía, el jefe montonero Roberto Perdía brinda algunos elementos que sirven para comprender la visión que Montoneros había elaborado de Perón en aquellos primeros años de la década. Recuerda la importancia del documental Actualización doctrinaria…

  • 60 Perdía, Roberto, La otra historia. Testimonio de un jefe montonero, Buenos Aires, Grupo Agora, 1997 (…)

…como un recurso para el debate y la formación. En la “Actualización…” Perón planteaba tres conceptos sobre los se que construyó el pensamiento en el que fuimos formados los jóvenes militantes de esa época. Esos conceptos son: el socialismo nacional, la guerra integral y el trasvasamiento generacional. Este era el marco del debate político y de nuestras relaciones con Perón en esa época. Además las discusiones giraban alrededor de otros tres grandes temas: El pueblo (las masas), Perón (el Líder) y nosotros (autodefinidos como la vanguardia). […] Sobre la base de las definiciones políticas que hemos señalado nuestra propuesta era ir produciendo una simbiosis con Perón, en la conducción60.

56Según Perdía, Montoneros habría especulado con la llegada de un momento en el que ocuparía el lugar de conducción estratégica del proceso revolucionario.

  • 61 Jauretche, Ernesto, Violencia y política en los 70. No dejés que te la cuenten, Buenos Aires, Edici (…)

57 Ernesto Jauretche, otro protagonista de la experiencia montonera, también ha señalado la importancia de ese documental para sumar a las capas medias y a la intelectualidad en el proyecto peronista, dado que “dotó de fundamento teórico a esa convergencia social, con miras únicamente a orientar su práctica política hacia la toma del poder”61. Es decir que Montoneros tenía un proyecto de poder propio, al cual habrían estado supeditadas sus relaciones con Perón. En igual sentido se expresó el filósofo y militante José Pablo Feinnman, quien afirmó que los jóvenes de los años setenta solían desdeñar los textos clásicos del peronismo como “basura del pasado” pues el peronismo, ahora, había ido más allá:

  • 62 Feinmann, José Pablo, Peronismo. Filosofía política de una persistencia argentina. Tomo II. Del pri (…)

¿Qué había que leer? Lo sabemos de sobra. Los textos de actualización doctrinaria. Ninguno de esos textos había sido obra del peronismo. […] Para la etapa de aggiornamiento del peronismo no había textos. […] Pino Solanas y Octavio Getino marchan a Madrid para que Perón produzca uno. Con resultado frustrante: Perón permanece fiel a sí mismo y es poco lo que concede a sus fragorosos jóvenes62.

58Esta afirmación no es del todo exacta, pues sí existían textos. Aunque, es cierto, el dispositivo cultural que en general se recuerda es ese documental.

  • 63 Perdía, La otra historia…, p. 136.

59 En sus memorias, Perdía relata un encuentro que mantuvo Perón en Madrid con Carlos Hobert y Alberto Molinas, responsables de las regionales de la Juventud Peronista de Buenos Aires y Cuyo, de tendencia montonera, a principios de 1972. En esa reunión Perón habría expresado su convicción de que la dictadura se encontraba agotada y habría intentado persuadirlos de que la salida electoral y la victoria del peronismo eran inexorables, y que había llegado la hora de dejar las armas. Según Perdía recién entonces Perón comenzó a ser claro con los Montoneros respecto de sus objetivos políticos y del rol que les otorgaba63.

  • 64 Este documento fue el puntapié inicial de la primera disidencia de Montoneros, que creó “Montoneros (…)
  • 65 “Documento Verde”, Lucha Armada en la Argentina, Año 2, Nº 6, 2006, p. 3.

60 Al interior de la militancia montonera existieron voces disonantes que intentaron advertir sobre el error de considerar a Perón como un líder socialista. En julio de 1972 se conoció el “Documento Verde”, síntesis de un debate autocrítico iniciado tiempo antes en una prisión de la provincia de Córdoba por un grupo de militantes64. En ese documento se afirmaba que Montoneros tenía una tendencia al “movimientismo” producto de una idealización del líder y del movimiento, es decir, una exaltación de los rasgos que se consideraban positivos y con los que se identificaban; pero, al mismo tiempo, una negación de aquellos en los que se manifestaban las diferencias. Para estos militantes, Perón llevaba adelante una estrategia defensiva recurriendo a “aquellas personas que son leales en un sentido más personal que político”, pero la organización cometía el error de sobrevalorar la autoridad del líder caracterizándola como “una ‘conducción estratégica’ y minimizando el papel que cumple la burocracia”65; es decir, ignorando el rol del resto de los actores del movimiento, que también eran avalados por Perón. De allí que se dejara en sus manos la definición de lo que era el socialismo nacional. Así, se preguntaban:

  • 66 Ídem, p. 30-31.

…Este dotar al General de caracteres mesiánicos, ¿no es en el fondo una desconfianza en nuestra propia política hacia las bases? ¿no es buscar un aval de nuestra propuesta en la cúspide como si fuere condición de su inserción en las bases? Creemos que el rol de Perón, su papel en una estrategia revolucionaria, solo puede comprenderse a partir de la realidad misma del Movimiento. […]. Es, precisamente, la realidad del peronismo como “gigante invertebrado y miope”, capaz de jaquear al régimen pero no de reemplazarlo, la determinante esencial del papel que cumple el Líder en el Movimiento. […] Perón no es el estratega de las fuerzas revolucionarias, ni la vanguardia que marcha a la cabeza del proceso. […] La tarea que él ha desempeñado es permitir el desarrollo del peronismo revolucionario desde abajo hacia arriba, asumiendo con sincronía posiciones radicalizantes siempre al lado del Pueblo66.

  • 67 Lanusse, Montoneros. El mito…, p. 252 y ss.

61 Así, la primera crisis interna de Montoneros apuntó precisamente a la imagen distorsionada que se tenía de Perón. Y, en efecto, a partir de la decisión de Perón de apostar por la vía electoral, entre los grupos que debatían la potencialidad revolucionaria del peronismo se delinearon tres posturas: los movimientistas, que creían en el carácter revolucionario del peronismo y de Perón, por lo que relegaron las diferencias internas; los tendencistas, que hacían hincapié en la existencia de objetivos irreconciliables al interior del movimiento; y los alternativistas, que mantenían la identidad peronista pero descartaban la posibilidad de compartir un espacio político con las burocracias sindicales. Montoneros optó por el movimientismo y en esa dirección inició una transformación de sus estructuras con el propósito de hegemonizar el movimiento desde dentro67.

62 El dirigente montonero Fernando Vaca Narvaja recuerda otro proceso crítico alrededor de la conceptualización que hacía Montoneros de Perón. Luego del llamado al “Gran Acuerdo Nacional” y tras la cláusula de residencia impuesta por la dictadura para obstaculizar la candidatura directa de Perón, tuvo lugar un debate entre presos peronistas en la cárcel de Rawson en el sur del país, que se plasmó en un documento conocido como “El balido de Rawson” que permanece desatendido por la bibliografía. Según Vaca Narvaja:

  • 68 Entrevista a Fernando Vaca Narvaja, Agencia Paco Urondo, 2012, Parte I, disponible en https://www.y (…)

En ese debate caracterizamos a Perón como uno de los líderes latinoamericanos más importantes dentro del continente, y como un líder popular, gestor de un movimiento nacional y cabeza de lo que llamamos el nacionalismo popular revolucionario. La diferencia estaba, en ese momento, la discusión interna, es que no lo caracterizábamos como un líder revolucionario, lo caracterizábamos como un líder popular, porque en ese momento la organización tenía como concepción que la fusión entre la vanguardia, la estructura juvenil, y el líder de masas, generaba la conducción estratégica de la Argentina. Entonces, al decir que era un líder popular, quedó como un gran debate abierto por parte de los compañeros que estaban en ese momento en la cárcel, con los compañeros de las organizaciones que estaban afuera. Luego ese debate no se sigue dando. Viene el “luche y vuelve” del año ’72, viene todo un proceso muy álgido y muy importante, en donde prácticamente eso queda como una materia pendiente que recién se va a reiniciar fundamentalmente a partir de los hechos de Ezeiza68.

  • 69 Perdía, La otra historia…,p. 143-144.
  • 70 Ver, Otero, “Ante el Síndrome…”.

63 En efecto, en su estadía en el país en noviembre de 1972, Perón logró comprometer a Montoneros en la campaña electoral del candidato del peronismo, quedando en segundo plano la cuestión de la definición socialista. Según Perdía, en una reunión que tuvo lugar en Europa tras la victoria de Cámpora y antes de su asunción, Perón insistió en la necesidad de que Montoneros se reconvirtiera en el nuevo período democrático y los invitó a ocupar el rol de Eva y a reeditar la Fundación Eva Perón69, posiblemente apelando a la veneración que siempre había mostrado la organización por ella. Perón parecía desconocer que Montoneros reivindicaba a Eva no por sus actividades en materia de asistencia social, sino por haber representado la faceta más radical del peronismo, algo que había quedado sintetizado en su intento de crear milicias de obreros. El recuerdo y la reivindicación de ese proyecto de Eva ocupará un lugar central en el discurso montonero en los años siguientes y fue un tópico recurrente hasta el fin de su existencia como grupo70. De hecho, la decisión de Perón de remover a Rodolfo Galimberti de su cargo institucional en el peronismo por su exhortación pública a organizar las milicias de obreros poco después de la victoria de Cámpora, suele ser recordada como el primer indicio público del enfrentamiento entre Montoneros y Perón.

Reflexiones finales

64 Resulta indudable que originalmente Perón alentó el accionar armado de Montoneros y pospuso la exposición pública de las diferencias ideológicas entre el proyecto socialista y el suyo propio. No obstante, esas diferencias se profundizaban no solo porque Perón hacía “oídos sordos”, sino porque, al mismo tiempo, Montoneros daba mayor precisión a su concepción del socialismo nacional.

65 La irrupción del Cordobazo había marcado un cambio en la dinámica histórica: el salto a la acción de los grupos del peronismo revolucionario y el debilitamiento de la dictadura. Así, ante la presión de Montoneros, el líder eligió primero ignorar las reiteradas alusiones al proyecto socialista presentes en el discurso de la organización; para luego intentar encauzar y re direccionar su accionar una vez que se materializó la posibilidad de volver a ocupar el gobierno. Por su parte, Montoneros eligió no atender a los numerosos pronunciamientos de Perón que indicaban la vigencia de su doctrina clásica, la que según afirman muchos testimonios les resultaba ciertamente desconocida; y posponer el debate interno sobre el rol de Perón en el proceso revolucionario que motorizaban.

66 El 20 de junio 1973 Perón regresó definitivamente al país. Ese día, una multitudinaria manifestación organizada en Ezeiza para recibirlo concluyó en severos incidentes que incluyeron muertos y heridos. Este episodio suele ser considerado como el inicio del enfrentamiento violento entre sectores del peronismo. Al día siguiente, Perón dirigió un discurso por cadena nacional. Resulta ir en contra de los hechos preguntarse cuál hubiera sido el contenido de ese mensaje de no haber tenido lugar los episodios de violencia del día anterior. Lo cierto es que en ese mensaje, en el que Perón dejaba de ser definitivamente una figura ausente, reafirmó los valores del justicialismo, se distanció categóricamente de los imperialismos dominantes y llamó a defender la paz y la democracia. De esa forma, clausuró la ambigüedad ideológica e inauguró una nueva etapa en la que tomó distancia de los sectores de la izquierda y amplió los márgenes de maniobra de los sectores ortodoxos.

67 En este artículo me propuse exponer algunos elementos que sirven para comprender una realidad que con el regreso de Perón al país en 1973 y su victoria en las elecciones presidenciales de septiembre de ese año se volvió dramática: la distancia entre los objetivos del líder del peronismo y los de Montoneros. Para ello, reconstruí algunos elementos que sirven para reflexionar sobre las representaciones construidas respecto de Perón como un líder revolucionario dispuesto a instaurar el socialismo, proceso en el que, como he intentado mostrar, también colaboró el propio Perón. Este artículo se detiene en el último tramo del año 1972, cuando se volvió un hecho la posibilidad de una salida electoral. Montoneros tuvo un rol central en la campaña que condujo al peronismo nuevamente al poder. Si bien inicialmente Montoneros había objetado la salida electoral, a fines de 1972 decidió acompañar a Perón en ese objetivo. Sin embargo, una vez obtenida la victoria, Montoneros manifestó que no abandonaría las armas ni el sesgo socialista, y se ubicó como guardián y garante de la hegemonía proletaria en el gobierno y en su programa económico.

68 Una vez que Perón recuperó la presidencia de la Nación tras la prematura renuncia de Cámpora, las diferencias ideológicas con Montoneros se transformaron en una confrontación abierta. Perón denunció una “infiltración marxista” en el movimiento y llamó a combatirla. Montoneros, por su parte, denunció los intentos de Perón de desarticular su proyecto político. Asimismo, distintos sectores de la izquierda peronista asumieron públicamente que la categoría de tercer mundo, eje principal de la confluencia entre estos sectores y Perón, era abstracta e incluso inútil.

69 El análisis del devenir de los intercambios entre Perón y Montoneros hasta fines de 1972, y los usos y sentidos distintos que le dieron a la noción de socialismo nacional muestra que ese trayecto del vínculo se desenvolvió a la luz de contextos políticos cambiantes, en el marco de un prolongado exilio que facilitó una idealización de Perón por parte de los jóvenes, y en medio una vorágine política local e internacional. En esa dinámica histórica, pocos parecían percibir que Perón tomaba clara distancia de un concepto que él mismo había acuñado, mientras que Montoneros daba mayor consistencia y espesura a sus planteos socialistas. De allí que la relación entre Montoneros y Perón en ese período se pareció a un diálogo de sordos. Pero no de mudos.

Notas

1 Ver Tortti, María Cristina “Protesta social y nueva izquierda en la Argentina del Gran Acuerdo Nacional”, Taller. Revista de Sociedad, Cultura y Política, vol. 3, Nº 6, 1998, p. 205-235.

2 Ollier, María Matilde (1986), El fenómeno insurreccional y la cultura política (1969-1973), Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1986 y Gil, Germán, La izquierda peronista (1955-1974), Buenos Aires, Centro Editor de América Latina, 1989

3 Plotkin, Mariano, “La ‘ideología’ de Perón”, en Amaral, Samuel y Plotkin, Mariano [Comps.], Perón Perón del exilio al poder, Buenos Aires, Cántaro, 1993, p. 45-67.

4 Sigal, Silvia y Verón, Eliseo, Perón o muerte. Los fundamentos discursivos del fenómeno peronista, Buenos Aires, EUDEBA, 2008.

5 Altamirano, Carlos, “Montoneros, en Altamirano, Carlos, Peronismo y cultura de izquierda, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2011, p. 147-169.

6 Sigal y Verón, Perón o muerte…, p. 146 y ss.

7 Gillespie, RichardSoldados de Perón. Historia crítica sobre los Montoneros, Buenos Aires, Sudamericana, 2008, p. 76.

8 Ver por ejemplo Lanusse, Lucas Montoneros. El mito de sus 12 fundadores, Buenos Aires, Vergara, 2005 y Frascini, Mariano, El brazo izquierdo de Perón. Ideólogos y actores de la izquierda peronista (1955-1974), Buenos Aires, Alvarez Castillo Editor, 2012.

9 Pacheco, Julieta, “Montoneros a la luz de su programa”, Revista THEOMAI, Nº 29, s/d, disponible en http://revista-theomai.unq.edu.ar/NUMERO%2029/11-JulietaPacheco.pdf.

10 Salcedo, Javier, “¿Vanguardia socialista y masas peronistas? Montoneros, Temas de Historia Argentina y Americana, Nº 29, 2013, p. 174-201, disponible en http://bibliotecadigital.uca.edu.ar/repositorio/revistas/vanguardia-socialista-masas-peronistas.pdf.

11 Otero Rocío, Montoneros y la memoria del primer peronismo. Símbolos, líderes y actores, tesis de doctorado, FSOC/UBA, 2016.

12 Otero, Rocío, “Ante el síndrome de Hamlet: Evita es Montonera”, Estudios Nº 34, 2015, p. 101-118.

13 Otero, Rocío, “Montoneros y la resistencia: identidad política y estrategia de lucha (1970-1980)”, Quinto Sol, Vol. 23, Nº 1, 2019 (en prensa).

14 Caviasca, Guillermo, “Los Montoneros y el enfrentamiento con Perón”, en Dos caminos. PRT-ERP y Montoneros. La guerrilla argentina en una encrucijada, La Plata, De la Campana, 2013, p. 207-226.

15 Servetto, Alicia, 73/76, el gobierno peronista contra las “provincias montoneras”, Buenos Aires, Siglo XXI Editores, 2010.

16 Salcedo, Javier, Los montoneros del barrio, Tres de Febrero, Editorial de la Universidad de Tres de Febrero, 2011 y Duzdevich, Aldo, Raffoul Norberto y Beltramini, Rodolfo, Los montoneros que se quedaron con Perón, Buenos Aires, Sudamericana, 2017.

17 Ver Artaraz, Kepa, Cuba y la nueva izquierda. Una relación que marcó los años ’60, Buenos Aires, Capital Intelectual, 2011 p. 79 y ss.

18 Para el caso argentino ver Manzano, Valeria, La era de la juventud en la Argentina: cultura, política y sexualidad desde Perón hasta Videla, Buenos Aires, FCE, 2017.

19 Hobsbawm, Eric, Historia del Siglo XX, Buenos Aires, Crítica, 2012, p. 37.

20 Sigal y Verón, Perón o muerte…, p. 111 y ss.

21 Perón, Juan Domingo, Latinoamérica. Ahora o nunca, Buenos Aires, Ediciones Argentinas, 1973, p. 60.

22 Ídem, p. 61.

23 Ver Löwy, Michael, Guerra de dioses. Religión y política en América Latina, Madrid, Siglo XXI Editores, 1999.

24 Perón, Latinoamérica…p. 65-66.

25 Perón, Juan Domingo, La hora de los pueblos, Buenos Aires, Pleamar, 1973a, p. 119-120.

26 Ídem.

27 Ídem, p. 123.

28 Plotkin, “La ideología de…”, p. 64.

29 Esta revista fue el órgano de prensa del peronismo revolucionario y se publicó entre 1968 y 1969 bajo la dirección del mayor Bernardo Alberte, edecán de Perón en 1954 y su delegado personal entre 1967 y 1968.

30 Con Todo, Nº 3, diciembre de 1968, p. 7.

31 Ídem, Nº 4, enero de 1969, p. 8.

32 Esta revista fue medio de difusión de ideas de distintos grupos del peronismo revolucionario. Su director fue el seminarista Juan Elorrio, quien también organizó el comando de acción Camilio Torres, ámbito en el que iniciaron su trayectoria política muchos de los miembros fundadores de Montoneros. Ver Campos, Esteban, Cristianismo y Revolución. El origen de los Montoneros. Violencia, política y religión en los 60, Buenos Aires, Edhasa, 2016 y Slipak, Daniela, Las revistas montoneras. Cómo la organización construyó su identidad a través de sus publicaciones, Buenos Aires, Siglo XXI, 2015.

33 “Mensaje del General Perón”, Cristianismo y Revolución, Nº 8, octubre de 1968, p. 36.

34 Ídem.

35 “Carta de Perón a García Elorrio”, Cristianismo y Revolución, Nº 19, agosto 1969, p. 50.

36 El “Cine Liberación” dio su primera declaración pública en 1968 con la aparición del filme La hora de los hornosVer Metsman, Mariano, “La exhibición del cine militante. Teoría y práctica en el grupo cine liberación”, en Sel, Susana [Comp.], La comunicación mediatizada: hegemonías, alternatividades, soberanías, Buenos Aires, CLACSO, 2009, p. 123-137.

37 Existe cierta confusión sobre estos dos documentales en la bibliografía que alude a ellos, ya que se afirma que fue solo uno, titulado Actualización… En mayo de 2007 el programa “Filmoteca, temas de cine” de Canal Siete reprodujo Actualización…Tras la proyección, la producción del programa recibió una copia de Perón, la revolución… por parte de un televidente. Hasta ese momento, incluso Getino y Solanas consideraban que el material estaba perdido. De esa forma, puede atribuirse el desconocimiento de la existencia de dos documentales, tanto al mayor impacto que tuvo en la época Actualización…como al hecho de que no existieran copias de La revolución

38 Documental disponible en https://www.youtube.com/watch?v=K5qj3y9D1EM.

39 Ollier, El fenómeno insurreccional…p. 47 y ss.

40 Gil, La izquierda peronista…p. 71.

41 Altamirano, Carlos, “Memoria del 69”, en Altamirano, Peronismo y…, p. 142.

42 Ver Baschetti, Documentos 1970-1973…, p. 49-53.

43 “Hablan los Montoneros”, Cristianismo y Revolución, Nº 26 noviembre-diciembre de 1970, p. 13-14.

44 Reproducida bajo el título “El llanto del enemigo” en Cristianismo y Revolución Nº 28, abril de 1971, p. 71.

45 Baschetti, Documentos 1970-1973, p. 128.

46 Sarlo, Beatriz (2003), La pasión y la excepción. Eva, Borges y el asesinato de Aramburu, Buenos Aires, Siglo XXI, 2003, p. 159.

47 Baschetti, Documentos 1970-1973, p. 123.

48 Ídem, p. 129.

49 Ídem, p. 132.

50 Ídem, p. 131.

51 Perdía, Roberto, Montoneros. El peronismo combatiente en primera persona, Buenos Aires, Planeta, p. 155.

52 Baschetti, Documentos 1970-1973, p. 250.

53 Ídem, p. 256.

54 Pacheco, “Montoneros a la luz…”, s/d

55 “Las armas de la independencia hoy están apuntadas hacia el pueblo”, Cristianismo y Revolución, septiembre de 1971, p. 15.

56 Cit. en Ollier, El fenómeno insurreccional…, p. 69.

57 En https://www.marxists.org/espanol/m-e/1840s/47-princi.htm

58 Salcedo, “¿Vanduardia socialista y masas peronistas?…”, p. 200.

59 Cit. en Plotkin, “La ‘ideología’…”, p. 313-314.

60 Perdía, Roberto, La otra historia. Testimonio de un jefe montonero, Buenos Aires, Grupo Agora, 1997, p. 139.

61 Jauretche, Ernesto, Violencia y política en los 70. No dejés que te la cuenten, Buenos Aires, Ediciones del Pensamiento Nacional, 1997, p. 39.

62 Feinmann, José Pablo, Peronismo. Filosofía política de una persistencia argentina. Tomo II. Del primer regreso de Perón al golpe militar de 1976, Buenos Aires, Planeta, 2011, p. 62

63 Perdía, La otra historia…, p. 136.

64 Este documento fue el puntapié inicial de la primera disidencia de Montoneros, que creó “Montoneros José Sabino Navarro”. Ver Seminara, Lucía, Bajo la sombra del ombú. Montoneros Sabino Navarro, historia de una disidencia, Buenos Aires, Imago Mundi, 2015.

65 “Documento Verde”, Lucha Armada en la Argentina, Año 2, Nº 6, 2006, p. 3.

66 Ídem, p. 30-31.

67 Lanusse, Montoneros. El mito…, p. 252 y ss.

68 Entrevista a Fernando Vaca Narvaja, Agencia Paco Urondo, 2012, Parte I, disponible en https://www.youtube.com/watch?v=sP7OPk259MA.

69 Perdía, La otra historia…,p. 143-144.

70 Ver, Otero, “Ante el Síndrome…”.

Inicio de página

Para citar este artículo

Referencia electrónica

Rocío Otero«Montoneros y Perón ¿un diálogo de sordos? Apostillas sobre el socialismo nacional (1967/1972)»Nuevo Mundo Mundos Nuevos [En línea], Cuestiones del tiempo presente, Publicado el 10 diciembre 2018, consultado el 02 septiembre 2024URL: http://journals.openedition.org/nuevomundo/73994; DOI: https://doi.org/10.4000/nuevomundo.73994

Inicio de página

Autor

Rocío Otero

UBA – UMET – CONICET
rociootero3000@hotmail.com

3 comentarios

  1. No sirve citar a JDP fuera de contexto. Hay que seguir con sumo detenimiento, casi día por día, cómo evolucionan sus posiciones frente a las distintas coyunturas.

    Por ej., después que es detenido en Brasil a fines del ’64 y se frustró su ingreso a la Argentina, dijo barbaridades. Esto es una cosa humana y bastante obvia. Enseguida a los pocos días ya vuelve a su eje.

    El problema de la mayoría de los analistas es que no pueden identificar ese eje.

    Los trabajos académicos casi no sirven ninguno porque ninguno se propone comprender el pensamiento de JDP, sus ideas de fondo, que no pertenecen a ideología alguna a priori. Esto es natural para JDP porque él siempre pensó que cada problema requiere una solución creativa. No se aplican fórmulas apriorísticas.

    La única manera de entender es identificarse con su pensamiento, con su método de razonar. Tratar de reexperimentar su pensamiento.

    Esto es una tarea subjetiva, no se puede hacer por encargo académico, ni por ninguna razón ajena a la intención de descifrar una manera de concebir y ejecutar única, subjetiva y creativa.

    Por eso dije en algún comentario anterior que no se puede hacer el balance necesario para volver al camino de la reconstrucción y liberación del país, si no se producen ideas nuevas en el presente que puedan arrojar otra luz sobre el pasado.

    A esto agrego que no solamente son imprescindibles ideas nuevas sino también una pasión muy arraigada y motivada exclusivamente en clarificar el presente y el pasado a fin de que las nuevas generaciones encuentren lo más rápido posible el camino de la liberación del país y su pueblo.

  2. El eje del que Perón nunca salió es este:

    1) En el poder llegando por elecciones el cambio de estructuras se da por evolución.

    2) En el llano, a) si el régimen es dictatorial con perspectivas represivas a ultranza, el camino es insurrección al; b) si el régimen es dictatorial con perspectivas de salida institucional, el camino es institucional.

    3) la dinámica entre a) y b) es compleja porque siempre está la amenaza de denegar la salida o que la salida sea tramposa. Por eso Perón insta a mantener la disposición insurrección al en modo de espera, según qué dinámica predomine (a o b).

    Esto nada tiene que ver con “fases o etapas” del discurso de Perón. Tiene que ver con el desciframiento de cada coyuntura intrínseca.

    Cuando quiso volver pero no pudo en 1964 dijo exactamente lo mismo que cuando pudo volver en 1972 y 1973.

    Esto solo demuestra que no hay etapas o fases oportunistas en el discurso.

    En 1964 Perón evaluó mal las relaciones de fuerza entre el gobierno pseudo constitucional y el partido militar, creyendo que Illia tenía cierto poder de decisión, cuando no lo tenía. En Brasil se curó de espanto.

    Pocos saben, pero Perón pronosticó el golpe del ’76. Él pensaba (los hechos posteriores le dieron razón post morten) que si el gobierno de emergencia que él encabezaba se equivocaba en el camino a tomar y no gestionaba al ritmo y precisión necesaria podía fracasar y volver una dictadura peor.

  3. La izquierda peronista desde el ’64 sabía que Perón pensaba que si había normalización institucional la lucha violenta se terminaba.

    O sea que en 1971/2, hacía por lo menos 7 años que Perón pensaba de esa forma.

    Si no lo comprendieron así es porque el fanatismo de muchos no les dejó comprender o por mala fe de algunos.

Deja un comentario

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *