México: Por las 40 horas semanales

Es frecuente observar títulos de la prensa económica latinoamericana que indican que el desempleo mejora gracias a la informalidad. Demuestran una falta de comprensión acerca del problema del empleo latinoamericano, o el desinterés respecto a los segmentos de la población más desfavorecidos, aquéllos que ni siquiera tienen la posibilidad de ser desempleados.

 

México pretende dar un paso importante hacia la modernización de sus condiciones laborales con la propuesta de reducir la jornada laboral máxima desde las actuales 48 horas, una de las más altas del mundo (tabla 1), hasta las 40 horas. Esta es una conquista laboral que Francia, quizás el país que más ha avanzado en esta innovación laboral, concretó hace casi un siglo, en 1936, al reducir la jornada laboral máxima desde 48 a 40 horas. Luego, en 2002, la redujo a 35 horas y actualmente, el debate público transita entre los embates para aumentarla de parte de la patronales y una propuesta de parte de Francia Insumisa para reducirla a 32 horas semanales1. La reforma ya acumula más de 2 décadas de implementada, y si bien ha sido objeto de debate y algunos retrocesos, ha demostrado ser sostenible en términos de productividad.

La propuesta no significa la prohibición de trabajar más de 40 horas semanales, sino que, en caso de hacerlo, el exceso de horas por sobre las 40 serán remuneradas como horas extraordinarias.

Este cambio está en sintonía con las preferencias globales que buscan equilibrar la calidad de vida de los trabajadores, impulsar el empleo y fomentar la productividad. La propuesta está alineada con las tendencias internacionales, incluyendo las recomendaciones de la Organización Internacional del Trabajo que promueve la jornada laboral de 40 horas. El proyecto también está sincronizado con las trayectorias regionales, como es el caso de Chile, que en 2023 redujo de 45 a 40 horas semanales la jornada laboral o con Colombia, que prevé una reducción gradual desde las 48 horas vigentes en 2023 a 42 horas en 2026. La propuesta, además, se inserta en un contexto en el que las innovaciones tecnológicas están transformando la manera en que trabajamos, automatizando tareas repetitivas y mejorando la productividad, lo que permite repensar las horas de trabajo necesarias para mantener o incrementar la producción de la economía.

Estudios globales han mostrado resultados prometedores sobre los efectos de reducir la jornada laboral en sectores industriales y de manufacturas. En las fábricas, jornadas más cortas han mejorado la productividad por hora trabajada, reducido el desgaste físico y mental de los empleados y disminuido la rotación laboral2. Los estudios demuestran que, al tener menos horas de trabajo, los colaboradores tienden a ser más eficientes y productivos, ya que cuentan con más tiempo para descansar y recargar energías o superar el estrés y la ansiedad, mejorando así la salud mental y disminuyendo el ausentismo. La menor carga laboral contribuye a equilibrar la relación entre la vida laboral y familiar, haciendo que los trabajadores estén más motivados y comprometidos con su trabajo, a la vez que pueden aprovechar el tiempo para aumentar su formación, su dedicación a otras actividades no remuneradas pero productivas, todo lo cual, redunda en más productividad en el trabajo y una mayor en calidad de vida y bienestar.

 

Estimación: el impacto de la reforma

La actual Ley Federal de Trabajo indica cómo deben remunerarse las horas extrash3: las primeras 9 horas extras trabajadas semanalmente se pagarán el doble que la hora regular, mientras que las horas trabajadas que excedan las 9 horas extras semanales, se pagarán al triple de su valor regular. Con base en esta normativa, realizamos tres simulaciones utilizando los microdatos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE, II trimestre de 2024) para obtener tres escenarios posibles de resultados en términos de creación de empleos, cambios en la masa salarial y crecimiento económico.

  • Primera Simulación: Sin cambios en la conducta empresarial

En este escenario, se supone que las empresas no modificarán su comportamiento en términos de contratación o tiempos de trabajo. El único cambio sería la aplicación de la nueva normativa en la duración de la jornada laboral, lo que impacta en la remuneración de horas extras. Los trabajadores subordinados y remunerados en el sector formal que trabajan más de 40 horas semanales recibirán:

  • Su salario normal por las primeras 40 horas de trabajo semanal.
  • El doble del salario por hora por las horas trabajadas entre las 41 y 49 horas.
  • El triple del salario por hora por las horas trabajadas que excedan las 49 horas.

Este escenario no considera cambios en el sector informal ni la creación de nuevos empleos, por lo que se espera un aumento en los ingresos de los trabajadores formales con horas extras, pero no se proyectan impactos en el mercado laboral general.

  • Segunda Simulación: Ajuste empresarial con límite de horas extras

Aquí se asume que las empresas adaptarán su comportamiento para minimizar los costos asociados a las horas extras remuneradas al triple. Los trabajadores que laboran entre 41 y 49 horas semanales recibirán una remuneración ajustada al doble del salario por hora según la normativa y las empresas evitarán contratar trabajadores para realizar más de 49 horas semanales (es decir, horas remuneradas al triple). Para cubrir sus necesidades operativas, contratarán nuevos trabajadores provenientes del sector informal, quienes recibirán una remuneración equivalente al salario de un trabajador formal, mientras que sus antiguos puestos en el sector informal serán ocupados por desempleados que pasarán a recibir remuneraciones características del sector informal.

Este escenario proyecta un aumento en la formalidad laboral y una reducción en el desempleo, impulsados por una redistribución de las horas de trabajo hacia nuevos contratados, pero con implicaciones en la transición entre sectores.

  • Tercera Simulación: Ajuste empresarial con proporcionalidad en horas extras

En este escenario, las empresas modificarían su comportamiento ajustándose a la nueva normativa, pero mantendrían las proporciones actuales de contratación de horas normales y extras. Actualmente, el 6% de las horas trabajadas por trabajadores subordinados y remunerados del sector formal, son horas extra, variando entre un 4% en el sector industrial y un 8% en la construcción y el sector agropecuario. El nuevo límite de 40 horas semanales como jornada normal generará una mayor necesidad de contratar horas extras, pero siguiendo las prácticas actuales, solo contratarán las horas extras más costosas, en la misma proporción de horas que actualmente contratan. Un ejemplo permite aclarar el ejercicio. Si actualmente las empresas de un sector dado contrata el 90% de las horas totales de trabajo a valor de hora normal y un 10% a valor de hora extra, esa proporción seguirá manteniéndose, pero dado que el límite a partir del cual las horas consideradas extras bajaría desde 48 a 40 horas semanales, las horas extra requeridas para satisfacer las demandas operativas se cubrirán contratando nuevos trabajadores provenientes del sector informal, quienes recibirán una remuneración simple equivalente a la de un trabajador formal y los nuevos empleos creados en el sector formal desplazarán trabajadores informales, mientras que sus antiguos puestos en el sector informal serán ocupados por desempleados. Este escenario generaría un impacto significativo en la formalización del empleo y una reducción en el desempleo, manteniendo las proporciones actuales de contratación de horas extras.

Resultados

En primer lugar, las simulaciones realizadas permitieron cuantificar tres escenarios de impacto de la reducción de la jornada laboral sobre la masa salarial, que estimamos variará 6.6% en el primer escenario, 10% en el segundo y 4.7% en el tercero (Tabla 2).

En segundo lugar, el aumento de la masa salarial puede generar dos efectos contrapuestos sobre el crecimiento de las economías. Por un lado, puede estimular el consumo, generando mayor demanda agregada que estimula el crecimiento económico. Por otro lado, como la masa salarial es un costo de la producción, su aumento podría reducir las ganancias empresariales frenando la inversión y, por tanto, la actividad económica. En México, estudios empíricos recientes4 han encontrado que la economía sigue un régimen liderado por salarios, esto es, el aumento de la masa salarial termina estimulado el crecimiento por la vía del consumo.  En este trabajo, tomamos las estimaciones de estos estudios, que indican que, por cada aumento porcentual en la masa salarial, el PIB podría crecer entre 0.09% y 0.12%. Aplicando esta elasticidad, estimamos un impacto positivo en el PIB que podría variar entre 0.4% y 1.2%, dependiendo del alcance de nueva normativa.

Tercero, la elasticidad empleo del producto indica cuánto aumentará el empleo cuando hay crecimiento de la actividad económica. Nuevamente, tomamos estimaciones de estudios recientes5sobre la economía mexicana, que estimaron la elasticidad empleo del producto varía entre 0.8% y 1.3%. Sobre la base de todas estas estimaciones, se calcula que se podrán generar entre 140.000 y 500.000 nuevos puestos de trabajo.

Reflexiones finales

La reducción de la jornada laboral en México a 40 horas semanales constituye un paso importante hacia la adopción de mejores prácticas internacionales. Este avance refleja los logros en productividad e inversión del sector productivo mexicano, que han sentado las bases para mejorar las condiciones laborales y fortalecer la competitividad de la economía. Si bien es probable que las empresas enfrenten un aumento inicial en sus costos operativos, la experiencia internacional demuestra que los beneficios en términos de productividad, bienestar de los trabajadores y crecimiento económico superan ampliamente estas dificultades. Además de alinear a México con los estándares globales, esta reforma tiene el potencial de impulsar la formalidad laboral y fomentar un entorno más equitativo y sostenible para todos los actores económicos.

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Guillermo Oglietti

Dr. en Economía Aplicada (UAB). Sub Director de CELAG (Argentina)

Guillermo Oglietti es doctor en Economía Aplicada por la Universidad Autónoma de Barcelona (UAB), postgraduado del Instituto Torcuato Di Tella de Buenos Aires y licenciado en Economía por la Universidad Nacional de Río Cuarto (UNRC, Argentina). Dirigió el Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Territorio, Economía y Sociedad de la Sede…

Mariana Dondo

Doctora en Ciencias Sociales y Humanas (U.N.Quilmes). Magíster en Ciencias Sociales con orientación en Política y Gestión Pública (U.N.Quilmes). Diplomada en Control y Gestión de Políticas Públicas (FLACSO). Licenciada en Economía (UBA). Docente e investigadora en la Universidad Nacional de Río Negro, Sede Andina, Centro Interdisciplinario de Estudios sobre Territorio,…

 

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