La Argentina no es un país pobre, es un país injusto. Dotado de riquezas naturales, de la tercera reserva de agua potable del planeta con la cada vez mayor importancia que la misma tiene, gran productor de alimentos y forrajes, se autoabastece energéticamente y se convierte en exportador, posee litio y minerales raros, etc. etc. El puerto de Rosario, con sus 31 terminales en 70 kilómetros que van desde Arroyo Seco al sur y Timbúes al norte de la ciudad, es el principal puerto de exportaciones agro y agro industriales del mundo con más de 120 millones de toneladas de ventas declaradas. Paralelamente, la población argentina tiene en general un aceptable nivel de instrucción y con capacidad de adquirir conocimiento.
Sin embargo, más del 50% de nuestro pueblo es pobre, midamos la pobreza por cualquier indicador. Oficialmente el INDEC presenta la Canasta Básica Total que necesita por ejemplo una familia compuesta por 4 miembros que, al mes de diciembre 2023, requería de ingresos netos por $ 495.798.-[1]. La inflación de enero 2024 y la que se espera para el resto del año, en que se retroalimentan la devaluación de nuestra moneda con el proceso inflacionario y, por ende, con nuevos deterioros del poder adquisitivo de la población, nos permiten prever nuevas camadas de pobres.
Es lacerante, pero hay un 30 -35% de la población que es pobre estructuralmente, son pobres crónicos, es decir, de varias generaciones, están en la informalidad o en los programas sociales, en espacios urbanos de mucha marginalidad y exclusión, pero tenés otra parte, que es entre el 15 y 20% de nuevos pobres, y lo son no tanto por sus condiciones de infraestructura residencial o capital humano educativo, sino básicamente porque lo que perciben por su trabajo no les alcanza para vivir y pagar el alquiler de la vivienda (corren el riesgo de ir de un departamento a una pieza, y de la pieza a la calle).
Y en lugar de usar la producción de alimentos y de energía con la que la Argentina cuenta para desarrollar un fuerte mercado interno y, generar fuentes de trabajo de mano de obra intensiva, como puede ser la construcción y especialmente en vivienda ante el déficit habitacional imperante, actividad en que no se debe importar nada porque todos los insumos se producen en la Argentina[2]. El medio financiero existe y son los encajes remunerados (ahora fundamentalmente constituido por “pases pasivos” que son depósitos captados por los bancos que le prestan al BCRA a una tasa del 100% nominal anual y en un plazo de uno a seis días) y que suman en febrero 2024, 27,9 billones de pesos (es en pesos pero equivalente a 30 mil millones de dólares), y no se hace ese trabajo y esa producción, para de esa manera aumentar las exportaciones de alimentos, energía, e insumos.
Se priva a nuestro pueblo de trabajo, de una vida digna para su familia (para los hijos que son los hombres del mañana), para que consuman lo menos posible para, de esa manera, aumentar las exportaciones. Lo dice claramente Javier Milei: Se prohíbe no exportar[3] y si se quiere consumir en el mercado argentino, que se pague a precio internacional (cuando los salarios son de los más bajos de América Latina).
El gobierno de Cambiemos implementó un modelo de endeudamiento y de venta de los recursos a como dé lugar, modelo que continuó el gobierno del Frente de Todos y que, exacerba el actual con maldad manifiesta.
Como es posible que en nuestro país cuatro millones y medio de personas deban concurrir a comedores o merenderos comunitarios, la mayor parte niños y ancianos, para recibir algún tipo de asistencia alimentaria.
En esa situación, el gobierno de Alberto Fernández había logrado conformar un censo y un registro (RENACOM: Registro Nacional de comedores y merenderos Comunitarios) y con ello una red de contención, financiada por el BID (Banco Interamericano de Desarrollo) bajo el “Plan Argentina contra el Hambre” que se inició el 28 de septiembre 2021, por un monto de 200 millones de dólares[4].
El plan se distribuía en 34.782 comedores y merenderos populares en todo el país, asistido por 134.449 personas (la mayoría cocineras), que perciben por su labor el plan potenciar trabajo, cuya remuneración mensual a febrero 2024 es de 78.000.- pesos (la mitad del salario mínimo, vital y móvil que es desde diciembre 2023 de 156.000.- pesos por mes) quienes, con sensibilidad social, dedicación y esmero distribuían 10.000.000 de raciones de comida por día.
Sin embargo, no bien llegó al gobierno Javier Milei entró a retacear la entrega de alimentos, con el pretexto de que “No hay plata” (sin decir que es un crédito del BID), pero no es que no hay recursos, sino que la Ministra de Capital Humano, Sandra Petovello y el Secretario Nacional de Niñez, Adolescencia y Familia, Pablo de la Torre, prefieren desarmar lo que se había conformado y que es realmente valioso, por acuerdos institucionales con la Organización de Iglesias Evangélicas, a los que en el día 5 de febrero 2024 le dieron 177.500.000 pesos para que cumplan dicha labor. Así como también a la Fundación Cooperadora Nutrición Infantil (CONIN), presidida por Abel Albino[5], con el pretexto de que había filiación política en los comedores y merenderos comunitarios.
El miércoles 7 de febrero 2024, centenares de coordinadoras y cocineras de comedores populares que han tenido que reducir al mínimo o interrumpir su actividad por falta de entregas de alimentos, se concentraron frente al edificio en que funcionaba el Ministerio de Desarrollo Social, en medio de la Av. 9 de Julio (a 7 cuadras del obelisco de Buenos Aires) en la CABA, en reclamo por la entrega de alimentos.
Por cada comedor popular que cierra, familias enteras dejan de recibir un plato de comida. Niños y niñas quedan sin meriendas[6].
La misma Iglesia Católica, más allá del acuerdo firmado el 7 de febrero 2024 entre Cáritas y el Ministerio de Capital Humano, publicó al día siguiente: “Hoy nadie puede asumir la cantidad y complejidad del trabajo social de manera individual, y es por eso que insistimos en integrar a todos aquellos que con enorme sensibilidad atienden a los más pobres y en que también se les dé la ayuda necesaria para que puedan seguir haciéndolo”.
EL AJUSTE SOBRE LAS PROVINCIAS
Las provincias se constituyeron antes que la Nación Argentina, éramos Provincias Unidas del Río de la Plata. Al promulgarse la Constitución Nacional sancionada en 1853, se incluyó la denominación República Argentina entre los nombres oficiales destinados a la designación del gobierno y del territorio de la Nación. Y dicha Constitución en su Art.1º: La Nación Argentina adopta para su gobierno la forma representativa republicana federal, según la establece la presente Constitución.
Y en su Preámbulo dice: “…reunidos en Congreso General Constituyente por voluntad y elección de las provincias que la componen, en cumplimiento de pactos preexistentes, con el objeto de constituir la unión nacional, afianzar la justicia, consolidar la paz interior, proveer a la defensa común, promover el bienestar general, y asegurar los beneficios de la libertad, para nosotros, para nuestra posteridad, y para todos los hombres del mundo que quieran habitar en el suelo argentino”
Sin embargo el actual gobierno, no solo no respeta le república y su carácter federal, si no que poniéndose por encima de los gobernadores, que también fueron elegidos por su pueblo, limita, suspende y hasta elimina derechos de la población.
Las provincias no habían terminado de resolver con el gobierno anterior, la disminución de sus ingresos al elevarse en octubre 2023 el Mínimo No Imponible de la IV Categoría (Remuneraciones al trabajo) del Impuesto a las Ganancias (que se coparticipa en su totalidad), pero con este gobierno la situación se fue de todo control:
Según el gobernador Maximiliano Pullaro de Santa Fe, el “fondo” significaba un aporte a la provincia de $ 1.500 millones por mes (en el año, es en pesos pero equivalente a18 millones de dólares). En Tucumán el boleto de colectivo el 9 de diciembre de 2023 era de $ 230.- con la eliminación del “fondo” rondará los $ 1.000.- por viaje Un trabajador debe destinar $ 44.000 para ir y venir de su labor, en una provincia donde el salario mínimo vital y móvil (de $ 156.000.- por mes) es operativo[7].
EN SINTESIS
Todas las medidas tomadas por el gobierno de Javier Milei, como los dos mamotretos de DNU 70/23 y el malogrado proyecto de ley de “Bases y Puntos de Partida para la Libertad de los Argentinos”, perjudican seria e irreversiblemente a la población, que una parte importante lo votó, sin saber lo que hacían. Ahora le corresponde principalmente a los representantes de los trabajadores ocupados y desocupados, a los gobiernos de las provincias y, a las distintas organizaciones sociales y políticas, poner freno a una administración cuyo único fin es garantizar altas tasas de ganancia al poder económico (sea local o extranjero), sin importarle el costo ambiental, social, cultural y de derechos de nuestro pueblo.
Debe ponerse fin a esta estafa al pueblo que lo votó y nuestra Constitución Nacional tiene los mecanismos para hacerlo mediante el Juicio Político por manifiesta incapacidad para ejercer el cargo.
El mal desempeño de las funciones y la comisión de delitos por atentar contra la alimentación y la salud de la población.
Vale como antecedente el juicio político a Javier Milei solicitado por el Dr. Ramón Torres Molina[8]: “El presidente actual se encuentra incurso en la causal de juicio político prevista por el artículo 53 de la Constitución por mal desempeño de sus funciones al atribuirse funciones legislativas propias del Congreso y pretender el ejercicio de facultades extraordinarias y la suma del poder público”.