Lo que dice Aronskind sobre CFK y el obstáculo que representa es lo fundamental. Lo que teme el establishment es que ese obstáculo es un “liderazgo de conjunto”. De ahí su potencial peligro para ellos.
Pero, respecto al establishment, cómo compatibilizar esto que dice aquí:
“La semana pasada el establishment argentino, a través de su poder judicial, condenó a Cristina Fernández de Kirchner …” (Aronskind)
Con esto otro:
“Lo que debemos remarcar con fuerza es que esta confluencia de intereses locales y extranjeros refleja la convergencia profunda entre los centros de la globalización y las burguesías latinoamericanas vencidas, rendidas y entregadas económica e ideológicamente al poder de las corporaciones transnacionales.” (Aronskind).
En ambos párrafos Aronskind habla del establishment “argentino” y, al mismo tiempo, de “confluencias de intereses locales y extranjeros” y de “las burguesías latinoamericanas vencidas, rendidas y entregadas económica e ideológicamente al poder de las corporaciones transnacionales.”
Estoy de acuerdo con esto último, no con lo primero.
El establishment no tiene nacionalidad real. Lo vengo sosteniendo hace mucho y las razones teóricas las expuse en mi blog.
Sintéticamente, el imperialismo es incompatible con la nacionalidad real. Porque el primero se basa en el control privado de los resortes y recursos fundamentales (que no son los “medios de producción” ni el Capital a lo Marx) y la segunda se basa en el control de los pueblos, por medio de liderazgos de conducción o de conjunto, de esos resortes y recursos.
El imperialismo da lugar a una fuerza global y los Estados Nacionales dan lugar a poderes soberanos en cooperación.
Por eso, la “vieja” consigna en desuso “oligarquía vs. Pueblo” es muchísimo más acertada que todas las modas que se inventaron (“derecha”, “izquierda”, “conservadores”, “progres”, etc., etc.).
Lo que suele confundir, cuando, por ej., se sostiene que el imperialismo es EE.UU. (antes, Inglaterra) son los orígenes históricos y territoriales de cada imperialismo según la época histórica de que se trate. Pero las oligarquías, que son efecto de la unión de individuos-agentes con los recursos y resortes fundamentales, usan la fuerza que les da ese control, al servicio de su dominación global, no de una nacionalidad en particular.
Las oligarquías son extranjeras en todas partes. Un George Soros, por ej., que es un oligarca más o menos medianito, que financia el trabajo sucio en diversas partes del globo, es un extranjero en la 5a Av. de N. York, en Londres y en su propio país natal Hungría, donde sus padres colaboraron con los nazis para quitarle propiedades a los judíos. Lo mismo pasa con personificaciones de capitales todavía más concentrados y centralizados.
La prueba más palpable de esto que digo es que, desde hace más o menos medio siglo, cuando las oligarquías pudieron empezar a neutralizar las características todavía soberanas de los países, la decadencia material y espiritual empezó a calar en EE.UU. e Inglaterra, aumentando la pobreza y la desigualdad, deteriorándose la infraestructura, etc., etc.
Si los establishment fueran “nacionales” esa decadencia no hubiera ocurrido porque se hubieran preocupado por mejorar las condiciones de vida de sus propias poblaciones. Pero éstas, en lugar de mejorar tendieron a empeorar, cosa que se encubrió con más o menos fortuna con los métodos de especulación financiera y diversos maquillajes que se reflejaron en estadísticas cada vez más divorciadas de la realidad.
A las oligarquías dominantes a nivel mundial solo les interesa reproducir su sistema hegemónico oligárquico, todo lo demás es subalterno. Pueden dar una migaja aquí o allá, pero es incidental.