El 18 de enero pasado el Ministro de Economía Sergio Massa anunció la recompra de títulos de deuda externa por 1.000 millones de dólares. El economista Horacio Rovelli analiza lo anunciado y advierte que si bien el fin es loable, son varios los interrogantes que quedan y se irán dilucidando en el transcurso de la semana cuando se comience a instrumentar la operación.
El Ministro Sergio Massa anunció el 18 de enero de 2023 que el Tesoro de la Nación va a recomprar títulos de deuda externa por no menos de 1.000 millones de dólares. En primer lugar, no dijo de dónde va a detraer esa suma en dólares. Sí dio a entender que eran dólares que la Administración Nacional tenía previsto comprar en su presupuesto del corriente año 2023 para pagar la compra de gas, gas licuado y otros combustibles en el invierno, que ese gasto se va a ver reducido por la producción de Vaca Muerta que va a permitir sustituir importaciones por ese monto.
Paralelamente el BCRA elevó la tasa pasiva a 1 día de 70% anual a 72% anual, y mantiene la tasa de referencia en 75% anual, cuando sostiene que la inflación va a ser en el año 2023 del 60%, todo para que los agentes económicos se queden en pesos y no se pasen a dólar.
En el año 2023 se debe cancelar deuda en torno de los 9.000 millones de dólares. De los cuales 4.000 millones son vencimientos con el Fondo Monetario Internacional[1], unos 2.000 millones con los bonistas (tenedores privados de títulos de deuda externa Argentina), 1.500 millones de deuda de las provincias y, 1.500 millones de deuda externa de empresas del sector privado que el BCRA le vende los dólares al tipo de cambio oficial para ese fin.
Sin embargo, debe incrementar en este año esos vencimientos con los más de 1.000 millones de dólares referidos para la recompra de títulos de deuda que vencen en otros ejercicios.
El Ministro incluso sostuvo que en la recompra de títulos va a priorizar los bonos globales de corto vencimiento, esencialmente AL 2029 y GD 2030, para mejorar el perfil de la deuda, cuando son los dos bonos que más emplean los financistas locales para hacer la operatoria de compra y venta que se traduce en los dólares MEP y Contado con Liquidación.
Al día miércoles 18 de enero 2023, el dólar oficial tipo vendedor del Banco de la Nación Argentina cerró en $ 190.- el CCL (Contado con Liqui) lo hizo en $ 351,82 y, el blue o paralelo en $ 377.- amplia e insostenible brecha cambiaria en el tiempo, máxime en un año de elecciones de cambio de gobierno
El Ministro Massa negó que vaya a utilizar los dólares de las reservas de libre disponibilidad del BCRA (que de por sí son exiguas), y sí sostuvo en la presentación que: Para la compra de los títulos se utilizarán recursos del Tesoro a partir de las disponibilidades que dejó el ejercicio 2022 y en función de la previsión de menores gastos de importación en rubros como el gas natural licuado.
La Secretaría de Hacienda de la Nación cuenta con los datos a través de Sistema Integrado de Información Financiera Internet (SIDIF) y sabe cuáles son los programas que no necesitan en forma inmediata recursos y, con ello, puede saber cuál es el excedente temporal de liquidez, e incluso, sí puede usar esos recursos en forma definitiva, como lo demostró en el año 2022 mediante la Decisión Administrativa 826 que disminuyó el presupuesto vigente en $ 210.000 millones, mientras incrementó el gasto en $ 82.000 millones por erogaciones salariales de la Administración Pública Nacional y empresas estatales[2].
Ese uso de recursos propios del Tesoro evitará al Poder Ejecutivo tener que emitir una letra intransferible al Banco Central (deuda con el BCRA) para conseguir esos dólares y usarlos para la recompra, como hizo para pagarle la diferencia en pesos de $50.- por dólar en septiembre y de $ 70.- a fin del año 2022 a los grandes productores y acopiadores de soja, pero debería hacerse de dólares y solo se los puede comprar al BCRA y/o tomar un crédito en dólares del exterior (aumentaría la deuda externa para recomprar títulos) y/o un préstamo del tipo Repo en divisas de manera directa desde entidades financieras al Tesoro de la Nación.
O comprar en pesos los títulos a recomprar en el mercado local, pero en ese caso, el que se los vende lo hará al precio del CCL (Contado con Liqui). Y después habría que preguntarse, en el caso del que vendió el título en pesos, que hará con esa suma en pesos. Si se queda en pesos sería una cosa, pero si se pasa a dólar, todo lo hecho, no sirve para nada
Recordemos que en operatoria del 8 de agosto y del 10 de noviembre de 2022, el Tesoro de la Nación canjeó títulos de deuda que vencían el año pasado por 1.400 millones de pesos, para transferir los vencimientos a junio, julio y septiembre de 2023 en Bonos Dual, que se ajustan por inflación medida por el IPC del INDEC o dólar linked (tipo de cambio oficial) a decisión del tomador, con lo que si se devalúa nuestra moneda y/o se dispara la inflación la deuda del fisco es mucho mayor.
Finalmente, la medida se toma en un marco de excesiva liquidez demostrada por la aceleración de la velocidad del dinero[3] y la existencia de encajes remunerados (pases pasivos, Leliq y Notaliq) en poder de los bancos locales por 10,3 Billones de pesos al 13/01/2023.
EN SINTESIS
Son varios los interrogantes que quedan y se irán dilucidando en el transcurso de la semana cuando se comience a instrumentar la operación. El fin es loable en el sentido que los títulos de deuda del Tesoro de la Nación en promedio se compran a un 30% de su valor nominal (La lámina dice 100 dólares y se compran a 30 dólares). De esa manera, al aparecer el Estado comprando es una señal que va a defender el valor del título, poniéndole de hecho un piso en su cotización.
El problema es cómo se logra, si se toma deuda externa para comprar esos títulos y/o se hace en pesos pero azuzaría el precio de los tipos de cambio paralelo.
Todo este problema nace porque se está pagando una deuda que no se investigó, cuando el Presidente de la Nación dijo en la inauguración de las sesiones ordinarias del 1° de marzo de 2020 que lo haría y, le pidió que hiciera el relevamiento al BCRA, que público con fecha 21 de mayo de 2020 el Informe «Mercado de cambios deuda y formación de activos externos, 2015-2019”, y demuestra que de la deuda tomada por la gestión de Cambiemos, la “fuga de capitales” del período comprendido entre diciembre de 2015 y octubre de 2019 alcanzó los 86.200 millones de dólares.
Ni el BCRA (que armó el listado), ni el gobierno nacional dieron a conocer los nombres de los que compraron las divisas en que se endeudaba el Tesoro de la Nación de la gestión de Cambiemos, pero sí lo hizo El Cohete a la Luna en una nota titulada “Los 100 de Macri”, del 24 de mayo de 2020, firmada por su director Horacio Verbitsky, lista jamás desmentida por los interesados ni por el BCRA. Entre esos grande fugadores están Telefónica Argentina con 1.248,2 millones de dólares y Pampa Energía SA (del grupo Midlin y Josep Lewis) con 903,9 millones de dólares[4]; Monsanto Argentina SA (donde hizo toda su carrera Gustavo Idígoras, actual Presidente de CIARA-CEC y conspicuo miembro del Consejo Agroindustrial Argentino); Grupo Clarín con Directv Argentina S.A. y Telecom Argentina SA; el grupo Techint con Siderar SA, con Transportadora Gas del Norte y con Tecpetrol SA; Hidrovía Paraná SA (que es la empresa que tiene la concesión del dragado del Río Paraná); Aceitera General Deheza, una de las grandes beneficiadas con las privatizaciones y concesiones del menemismo, que posee tres puertos propios (uno de ellos socio con la multinacional Bunge) en los 70 kilómetros del nodo portuario del Gran Rosario-Santa Fe que van desde Arroyo seco al sur hasta Timbués al norte de esa ciudad; y también están Arcor SA de la familia Pagani; el Grupo Galicia de los Braun, Ayerza y Escasanny[5]; y el Banco HSBC; entre otros.
Ninguna de las 100 empresas de la lista de los que compraron 24.679 millones de dólares, puede demostrar en sus estados contables de dónde detrajeron los recursos para poder comprar la cantidad de dólares que realizaron entre los años 2016-2019, lo que supone delito de evasión fiscal y fuga de capitales para los compradores e incumplimiento de las leyes, incluida la ley la ley 25.246 de Encubrimiento y lavado de activos que exige saber fehacientemente el origen de los fondos en operaciones de cambio para los bancos, que le vendieron esos dólares que antes le habían comprado al BCRA y no tomaron los recaudos del origen de los fondos.
Tampoco pueden demostrarlo en sus DDJJ (Declaraciones Juradas) al fisco, las 100 personas que compraron 822,6 millones de dólares, entre ellos Néstor Ick de Santiago del Estero que compró 29 millones de dólares; o el tucumano Emilio Luque que compró 17.800.000 dólares; también los Eskenazis de YPF y del grupo Petersen; Claudio Belocopit del Siwf Medical; los Werthein socio de Blackrock en Pampa Energía; o de Mauricio Filiberti, socio de Vilas y Manzano en EDENOR.
Referencias:
[1] Este año 2023 los pagos de capital al FMI serán mayores a los desembolsos.
[2] Mediante la DA 826/22 redujo los fondos disponibles en $ 50.000 millones para los programas de educación, en $ 10.000 millones para salud, en $ 50.000 millones al programa de viviendas Procrear y $ 100.000 millones en otras obras pública y para desarrollo productivo.
[3] V = (P xT)/M; V: Velocidad de Circulación; P: Nivel general de precios; T: Bienes y servicios producidos y comercializados en el período; y M: Circulación Monetaria
[4] En ambas empresas (Telefónica y Pampa Energía) Larry Fink titular del fondo Blackrock, reconoce que tiene participación en su capital.
[5] Larry Fink reconoce participación en el capital accionario del Grupo Banco Galicia por un 18,8% del total.