Yanis Varoufakis
El pueblo ha hablado. A diferencia de 2019, cuando el MeRA25 obtuvo nueve escaños en el Parlamento griego, en las elecciones del domingo no superamos la barrera del 3%, por lo que no logramos la elección de ningún diputado. Sin embargo, este Parlamento recién acuñado quedó condenado antes de que tuviera la oportunidad de reunirse. Kyriakos Mitsotakis, el líder del partido conservador, que ganó con holgura, está a punto de disolverlo para asegurarse otras elecciones generales, en menos de un mes, que se celebrarán con un sistema electoral menos proporcional que, según confía, le proporcionará una aplastante mayoría parlamentaria.
Así pues, el MeRA25 vive para luchar un día más. Magullados por un resultado electoral dispar no sólo con todas las encuestas de opinión (que predecían que obtendríamos entre un 50 % y un 80 % más de votos que en 2019), sino también con el entusiasmo que encontramos allá donde fuimos (por ejemplo, con las grandes multitudes que acudieron a nuestros mítines), andamos sacudiéndonos el polvo y preparándonos para salir a hacer campaña una vez más. Está claro que tenemos que llevar a cabo un examen de conciencia, pero sólo después de que hayan pasado las próximas elecciones y hayamos librado una buena batalla para enmendar el fracaso de ayer.
De momento, les dejo con dos reflexiones sobre el panorama general que surgió ayer de las urnas en toda Grecia; un panorama azul y negro que refleja el tsunami ultraderechista que barrió el país.
En primer lugar, hay una maliciosa semejanza entre lo que ocurrió ayer aquí en Grecia y lo acaecido la semana pasada en Turquía. El presidente Erdogan de Turquía había ejercido sus funciones con un pueblo que se hundía rápidamente en la pobreza, unas medidas políticas económicas claramente inadecuadas para su propósito y una debacle logística tras el letal terremoto que costó la vida a miles de personas. Sin embargo, desplegando hábilmente una combinación de ultranacionalismo, conservadurismo social, un programa favorable a las grandes empresas, una red de clientelismo y enormes dosis de autoritarismo, Erdogan ha conseguido reproducir su hegemonía electoral y discursiva. Exactamente lo mismo puede decirse de Mitsotakis: ejerció sus funciones con una disminución constante de los ingresos medios reales, afrontó una terrible pandemia, muchos de nuestros bosques ardieron durante su mandato, se le sorprendió in fraganti espiando a sus oponentes políticos e incluso a sus propios ministros, se comportó de forma escandalosa cuando murieron 57 jóvenes en un accidente ferroviario evitable, etc. Y, sin embargo, al igual que Erdogan, mediante una inteligente combinación de ultranacionalismo, conservadurismo social, un programa favorable a las grandes empresas, una red de clientelismo y grandes dosis de autoritarismo, Mitsotakis ha conseguido reproducir su hegemonía electoral y discursiva.
En segundo lugar, el MeRA25 parece haber sufrido al haber intentado inspirar a nuestra base con verdades contundentes y una llamada a las armas, en lugar de hacerlo con cuentos tranquilizadores que afirmaban falsamente que podíamos cambiar las cosas sin coste alguno para muchos. Por ejemplo, desenmascaramos la mentira de que Grecia había superado la crisis económica, demostrando que, a pesar de las mentiras del sector financiero, el Estado griego y el sector privado griego estaban más en bancarrota que nunca; que la única forma de que la gente recupere parte de sus ingresos reales y el control sobre sus vidas es enfrentándose a una clase dirigente blindada. Ha resultado que los votantes no querían oír malas noticias, ni les interesaban las llamadas a las armas. No es que sean tan ingenuos como para creerse la basura de la llamada “historia de éxito” de Grecia. No se tragan nada de eso. Sin embargo, están cansados de malas noticias; están cansados de luchas, de batallas y gritos de guerra.
Esta es la montaña que el MeRA25 debe ahora escalar: cómo persuadir a los votantes en los márgenes, reacios a las malas noticias, para que vuelvan a votarnos sin atiborrarlos de mentiras tranquilizadoras.
DiEM25.org, 22 de mayo de 2023
En vísperas de las elecciones parlamentarias del 21 de mayo en Grecia, el diario alemán taz entrevistó al cofundador de DiEM25 y secretario general de MeRA25, Yanis Varoufakis, que se refirió a nuestro movimiento paneuropeo, los problemas cruciales que afronta Grecia, sus oponentes políticos y muchas otras cosas.
taz: En febrero de 2016, presentó usted el DiEM25 -un “movimiento paneuropeo y progresista que quiere democratizar la UE antes de que se disuelva” – en el Volksbühne de Berlín. ¿Por qué precisamente allí?
El Volksbühne [literalmente “Teatro del Pueblo”, célebre escenario berlinés con tradición de gran compromiso político] tiene para el movimiento obrero un histórico poder simbólico. Queríamos demostrarlo: la crisis del euro no es un conflicto entre el Norte y el Sur, sino entre la oligarquía y los pueblos de Europa. El DiEM25 es un movimiento de proeuropeos que ya no aceptan que los poderosos de Europa estén destruyendo el continente.
¿Cómo se ha desarrollado el DiEM25?
Tenemos cerca de 130.000 afiliados. Eso no es mucho. Tendría que haber muchos más. Estamos presentes en toda la UE, pero también más allá de sus fronteras. Tenemos grupos de base en Israel, donde judíos y palestinos trabajan juntos, en Serbia, en Turquía, en el Reino Unido.
Antes de que se fundara el DiEM25, formaba usted parte del entonces gobierno de Alexis Tsipras. El otro día, el Frankfurter Allgemeine Zeitung escribió que su antiguo compañero de partido de la Alianza de Izquierda Radical (Syriza) “le despidió como ministro de Finanzas” en el verano de 2015, tras lo cual usted “desapareció de la escena para el resto de Europa”. ¿Tiene usted algo que aclarar?
Es una distorsión de la verdad. Nos separamos amistosamente.
¿Qué quiere decir con eso?
La noche del 5 de julio de 2015, inmediatamente después de conocerse los resultados del referéndum [en el que los griegos rechazaron la continuación del dictado de austeridad de Atenas a instancias de sus prestamistas públicos, la UE, el BCE y el FMI, nota de taz], el entonces jefe de Gobierno, Alexis Tsipras, me dijo sucintamente que convertiría el “no” en un “sí”, es decir, que capitularía. Yo le respondí: “Alexis, no te voy a seguir”.
Dimitió…
Si hubiera firmado esta capitulación, como los demás miembros del Gobierno, probablemente habría seguido en el gobierno. Tsipras me ofreció incluso seguir en él, a pesar de mi “no”. Le respondí: “No quiero formar parte de un gobierno que capitula”. La cuestión es sencilla: Tsipras había roto con nuestra línea y yo no le seguí.
No le perjudicó: en las últimas elecciones parlamentarias en Grecia, usted y el MeRA25 lograron superar la barrera del 3% al primer intento. Ahora vuelve a presentarse a las nuevas elecciones griegas del 21 de mayo. ¿Cuál es su objetivo?
Queremos gobernar.
¿Gobernar o cogobernar?
Gobernar. Hay que mirar al votante a los ojos y decirle: “Cuando sea primer ministro, haré esto y lo otro”. Para que pueda comparar sus opciones.
Desde hace casi cuatro años, el conservador Kyriakos Mitsotakis gobierna solo en Atenas. ¿Una buena época para Grecia?
Una desagradable tragedia, en todos los ámbitos. La deuda nacional griega ha aumentado en unos 50.000 millones de euros durante el mandato de Mitsotakis, y la producción económica se mantiene al nivel de 2019. Con ello se ha profundizado la bancarrota nacional de Grecia. La libertad de prensa, la libertad de expresión, están restringidas. Mitsotakis también se centra en la xenofobia y el racismo: mire usted la valla fronteriza, este muro de la vergüenza, en la frontera con Turquía. O cómo echan para atrás a la genteen el Egeo. Ocurre tan a menudo que se puede hablar en confianza de un asesinato premeditado de nuestros semejantes que se ahogan indefensos en el Mediterráneo.
Mitsotakis sólo hace esto para captar a los radicales de derechas. Nosotros, como europeos, no podemos regodearnos y ridiculizar a Trump, y al mismo tiempo jalear por aquí a Mitsotakis.
¿No resulta exagerado?
En absoluto. En el tema de la migración, Mitsotakis es como Trump. También ha puesto el servicio secreto bajo su control directo y lo ha utilizado para pinchar a políticos, incluso a sus ministros, a periodistas y militares. En otros países de Europa, sólo eso le habría costado el puesto.
¿Puede mencionar asimismo alguna aportación positiva?
La digitalización del Estado. Pero los datos más importantes de un Estado son los de su administración fiscal. Bajo la presión de la “troika” (los acreedores de Grecia: UE, BCE y FMI, nota del editor), disponemos de una supuesta “autoridad fiscal independiente”. Pero no es independiente, la “troika” la controla.
Tsipras siempre había insistido en que quería luchar por una coalición de “todas las fuerzas progresistas”. Ahora le ha excluido a usted y al MeRA25 como posibles socios de coalición poco antes de las elecciones. ¿Qué opina de la actitud de Tsipras?
Desde el principio, Tsipras sólo quería formar coalición con el PASOK socialdemócrata. Ahora está claro que el MeRA25 volverá a entrar en el Parlamento. Ambos partidos, Nea Dimokratia (ND) de Mitsotakis y Syriza de Tsipras, han entrado en pánico, por diferentes razones. Si el MeRA25 vuelve al Parlamento, será más difícil para ND seguir gobernando en solitario. Syriza, a su vez, tendría que hablar con nosotros.
¿Tiene Tsipras algo personal contra usted? ¿Siguen ustedes hablándose?
No, no nos hablamos, ¿qué tendríamos que decirnos? Pero no me lo tomo como algo personal. El problema de Tsipras conmigo es que fui el único ministro de Finanzas griego que leyó detenidamente todos los paquetes de leyes sobre austeridad y no firmó ninguno de ellos.
El oligarca griego Giannis Alafouzos, armador y propietario del canal progubernamental Skai TV, ha denunciado a uno de sus diputados, Kleon Grigoriadis. Grigoriadis había criticado en el Parlamento la flota de Alafouzos por transportar petróleo ruso, según los medios de comunicación, y al mismo tiempo había insultado a través de los comentaristas de Skai a supuestos amigos de Putin en Grecia. taz también informó de ello.
Condenamos la invasión de Putin de Ucrania en los términos más enérgicos posibles, pero tampoco queremos una escalada bélica. He escuchado tantas cosas desde 2015 que ya no pueden molestarme, así que acciones como las de Alafouzos son un juego de niños.
Hablando de escalada: bajo presión de los Estados Unidos y Alemania, podría haber pronto un acuerdo entre Grecia y su archienemiga Turquía, un “Acuerdo del Egeo”, para resolver la disputa sobre las fronteras marítimas.
No debería haber conversaciones bilaterales con Turquía. En su lugar, somos partidarios de una conferencia regional con los países ribereños del Mediterráneo, como Líbano, Israel, Palestina, Libia y Chipre. Todos pueden plasmar en un mapa sus deseos sobre las fronteras marítimas. Este mapa se someterá a la decisión del Tribunal Internacional de Justicia de La Haya. De este modo, habría fronteras marítimas vinculantes para todos.
También hay conflictos por las fronteras nacionales: Chipre lleva casi 50 años dividida de facto tras la invasión turca del norte de la isla. Turquía exige una solución de dos estados. La República de Chipre, miembro de la UE, en cambio, un solo Estado. ¿Y usted?
Queremos un solo Estado de Chipre. Igual que quieren nuestros camaradas turcochipriotas del norte de la isla. Ellos son los que más sufren la división de la isla. Son víctimas por partida doble: de la división y de la ocupación del ejército turco.
Se dice que en el Mediterráneo oriental hay grandes yacimientos de gas natural y petróleo. Esto provoca una y otra vez tensiones entre Atenas y Ankara, que casi desembocan en una guerra en el verano de 2020. ¿Deben explotarse estos yacimientos? [¿Con Turquía?]
Somos un partido ecologista. No queremos ninguna explotación de los combustibles fósiles del Mediterráneo, ni por nuestra parte ni por parte de otros. En su lugar, pedimos la construcción y expansión masivas de centrales eólicas marítimas móviles para generar energía.
La izquierda está en crisis en toda Europa. ¿Cómo podrían recuperar el apoyo de los votantes, volver a crecer?
En 2019, habíamos elaborado un concepto de 150 páginas sobre un “Pacto Verde” para Europa junto con el Podemos español, Die Linke en Alemania y los comunistas franceses. Esa sería una base estupenda para la cooperación entre las izquierdas del continente.
¿Por qué está tan fragmentado el espectro de la izquierda en Europa?
En la izquierda nos estamos destrozando unos a otros. Es el mal de todos los que quieren cambiar el mundo.
¿Cómo tendría que ser Grecia para que se acomodara usted y dijese: “Esta es la Grecia que quiero”?
Para que eso ocurra, tienen que pasar dos cosas: primero, Grecia tiene que dejar de ser una cárcel de deudores. La deuda nacional y la de los hogares es una prisión. Es necesario un recorte de la deuda, tanto para el pueblo como para el Estado. En segundo lugar, no debemos perdernos la revolución industrial verde. Me gustaría ver turbinas eólicas marítimas móviles por todo el Mediterráneo para que nuestro país pueda tener un excedente de energía, convertirlo en hidrógeno verde y exportarlo al resto de Europa. Sería esa la sostenibilidad que Grecia necesita.
taz, 18 de mayo de 2023
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Fuente:
Giro electoral claro a la derecha en España. En línea europea y en la estela de Trump. Da igual la corrupción, carecer de programa, no hablar de los problemas locales, defender a las inmobiliarias en vez de a los inquilinos, despreciar el calentamiento global, a las mujeres y al…
— Juan Carlos Monedero (@MonederoJC) May 28, 2023