Como cada 7 de agosto, hoy la Iglesia Católica celebra a San Cayetano de Thiene, sacerdote italiano que fundó la Orden de Clérigos Regulares Teatinos, y que es conocido por sus devotos como el patrono del pan y del trabajo.
San Cayetano es muy querido en Argentina. Por eso, desde 1970, miles de devotos celebran su fiesta en el Santuario de Liniers, Buenos Aires. Ese día, los peregrinos suelen cambiar las tradicionales velas y flores que adornan la iglesia por alimentos y ropa, para que sean distribuidos en las regiones más necesitadas del país.
El Papa Francisco, cuando era Arzobispo de Buenos Aires, presidió la Misa central de la fiesta litúrgica de San Cayetano durante varios años. Sin embargo, el volumen político de San Cayetano y las marchas populares a su templo, crecieron exponencialmente durante la última dictadura y tuvo un actor principal: Saúl Eldover Ubaldini, al que hoy, en el día de San Cayetano, queremos recordar.
Recordamos aquel 7 de noviembre de 1981, cuando la manifestación por las calles del barrio de Liniers culminó con un acto de más de 10.000 personas frente a la iglesia de San Cayetano, y se constituyó en la primera manifestación masiva en contra de la dictadura. El punto de mayor volumen político de aquellas marchas de resistencia y lucha fue el 30 de marzo de 1982, cuando, junto a la muy tardía aparición de la «multipartidaria», Ubaldini fue principal protagonista de la manifestación a Plaza de Mayo, duramente reprimida, que sin embargo abrió las compuertas del derrumbe definitivo del régimen militar.
Lo «llenó de paros» a Alfonsín, le metió trece y una docena al menos con toda razón, en el más recordado le sugirió «escuchar el tango Acquaforte», en especial aquella estrofa ya memorable: «Un viejo verde que gasta su dinero, emborrachando a Lulú con su champagne, hoy le negó el aumento a un pobre obrero, que le pidió un pedazo más de pan”. Pero, no dudó en ponerle el pecho a las balas del intento desestabilizador de Semana Santa y apoyó al presidente, cuando Aldo Rico, se alzaba en armas en campo de mayo, exigiendo una «solución política», o sea, un indulto generalizado para los asesinos del proceso militar, que el radical Alfonsín no concedió y sí decretó luego el peronista Menem.
Recordamos a Ubaldini aquella tarde de intentos golpistas, al bajar del coche que lo trasladó de la CGT a casa de gobierno a bancar al presidente constitucional, apoyado en los hombros del negro Pedraza que sostenía al gran Saúl, que ahí estaba, al pie del cañón, como siempre estuvo.
¡Saúl querido, el pueblo está contigo!
Saúl , un Grande de las luchas nacionales y populares.
Después de esa marcha histórica de 1982, el proceso militar caminó en pocos dias hacia la locura político-militar, emprendiendo una aventura pseudo-nacionalista (la guerra que no se podía ganar ) que se constituyó en la Entrega irreversible del futuro soberano, al menos para nuestra generación. La democracia nació así condicionada : por la Deuda, la Entrega y la Derrota.
Hoy podemos ver a un inmenso héroe latinoamericano, otro obrero metalúrgico y sindicalista :
Luiz Inácio Lula da Silva ha borrado a Brasil del Mapa del Hambre por segunda vez.
No hay un Nobel allí ?